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 La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe 
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Notas


(25).- Revista de Historia Naval, año 1984, nº 4, Eulogio Zudaire Huarte, “Don Manuel de Guirior, teniente general de la Armada”, página 52.

(26).- Antonio de Béthencourt, op.cit., página 579.

(27).- Escuadra británica al mando de Edward Vernon en Jamaica.

Navío Princess Amelia 80 Capitán John Hemmington
“ Boyne 80 Capitán Charles Colby
“ Russell 80 Capitán Harry Norris
“ Torbay 80 Capitán Gascoigne
“ Chichester 80 Capitán Isaac Townsend
“ Norfolk 80 Capitán Thomas Graves
“ Shrewsbury 80
“ Princess Caroline 80 Capitán Thomas Watson
“ Burford 70
“ Hampton Court 70 Capitán Digby Dent
“ Prince Frederick 70 Capitán Lord Aubrey Beauclerck
“ Orford 70 Capitán August Fitzroy
“ Weymouth 70 Capitán Charles Knowles
“ Defiance 70 Capitán Daniel Hore
“ Suffolk 70 Capitán Thomas Davers
“ Augusta 60 Capitán Dennison
“ Deptford 60 Capitán Mostyn
“ Dunkirk 60 Capitán Cooper
“ Advice 50 Capitán Christopher Oates
“ Jersey 60 Capitán Peter Lawrence
“ Princess Louisa 60 Capitán
“ Lion 60 Capitán Cotterel
“ Montagu 60 Capitán Chambers
“ Rippon 60 Capitán Thomas Jolly
“ Strafford 60
“ Tilbury 60 Capitán Robert Long
“ Windsor Castle 60
“ Worcester 60 Capitán William Cleland
“ York 60 Capitán Gates
“ Norwich 50
“ Falmouth 50 Capitán William Douglas
“ Litchfield 50 Capitán James Causack
Fragata Anglesea 40
“ Ludlow Castle 40
“ Torrington 40
“ Experiment 20 Capitán James Rentone
“ Diamond 40
“ Seahorse 20 Capitán Thomas Limeburner
“ Shoreham 20 Capitán Edward Boscawen
Thomas Brodrick (marzo 1741)
“ Sheerness 20 Capitán Robert Maynard
“ Squirrell 20
Paquebote Astrea 24
Hospital Princess Royal 18
“ Scarborought 18
Brulote Etna 8
“ Cumberland 8
“ Eleanor 10
“ Firebrand 8
“ Phaeton 8
“ Strombolo 8
“ Success 8
“ Vesuvius 8
“ Vulcan 8
“ Alderney 8
“ Terrible 8
Balandra Spy 8
Goleta Wolf 10 Capitán William Danbridge




(28).- Antonio de Béthecourt, op.cit., página 581.

(29).- En los arsenales españoles se estaban armado veinte navíos, que unidos a los quinte que los franceses tenían en Tolón, eran suficientes para enfrentarse a la escuadra británica del Mediterráneo.


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29 Mar 2008 21:33
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Guantánamo (Cuba). 1741


El servicio en aguas tropicales y las bajas por combate y enfermedades habían pasado factura a la escuadra británica. Ordena Vernon que parte de su escuadra zarpe rumbo a Inglaterra al mando de Richard Lestock,. Son once navíos y cinco buques menores (Hampton Court, Burford, Windsor Castle, Princess Carolina, Princess Amelia, Russell, Norfolk, Shrewsbury, Torbay, Chichester, Falmouth, Cumberland, Success, Eleanor, Terrible y Goodley). Vernon pasa su insigna al navío Boyne. A primeros de junio de 1741 se celebra un consejo de guerra para determinar las futuras operaciones. Vernon estaba decidido a hacer olvidar su anterior fracaso en Cartagena de Indias y quiso dar un golpe donde menos se esperaran los españoles. El objetivo elegido era Santiago de Cuba, puerto de gran importancia para la seguridad del comercio británico. Todos estuvieron de acuerdo excepto el gobernador Trelawny, para el que era más importante seguir con los antiguos objetivos de dañar el comercio atacando el istmo de Panamá. Pero la conquista de Cuba sería el lanzamiento definitivo de Vernon, y Santiago estaría menos defendida que La Habana, cuyo puerto era el preferido por el gobierno británico para lanzar un ataque, pero allí se encontraba la escuadra de Torres, y Vernon decide atacar por la plaza menos defendida de Santiago de Cuba.



La invasión de la isla Cuba fracasó antes de comenzar, había demasiados intereses personales, políticos y económicos que enturbiaron las operaciones militares. El gobernador de Jamaica, Trelawny, que hablaba en nombre de los plantadores de su isla, no deseaba nuevas colonias azucareras que compitieran con ellos, por lo que trató de evitar la invasión de Cuba. Por otro lado estaban los británicos de las Trece Colonias que codiciaban nuevas tierras. El gobernador de Massachussets, Shirley, estaba ofreciendo tierras cubanas a fututos colonizadores. Por último, el nulo entendimiento entre Vernon y Wentworth no presagiaba que la empresa llegara a feliz término.



A primeros de julio zarpa de Port Royal el navío Rippon, al mando del capitán James Rentone, que había sustituido a Jolly por fallecimiento de éste en el mes de mayo. Su misión era reconocer las defensas españolas. Cinco días después, el 11 de julio, zarpa de Port Royal la escuadra de Vernon con nueve navíos (Boyne, Cumberland, Grafton, Kent, Worcester, Tilbury, Chester, Montagu y Tyger), tres fragatas (Shoreham, Experiment y Sheerness), tres brulotes, una bombarda, dos balandras, dos buques hospital y un tender. Había embarcado en cuarenta transportes pertrechos y unos 4.000 hombres al mando del general Wentworth, presentándose el 18 de julio en la bahía de Guatánamo, que Vernon cambió por el nombre de Cumberland Harbour. En Port Royal quedaron al mando del capitán Thomas Davers los navíos Suffolk, Strafford, Dunkirk, Bristol, Litchfield y el brulote Vulcan para proteger el tráfico. Otros tres navíos, York, Augusta y Deptford, estaban en puerto abasteciéndose, con órdenes de Vernon para que se le unieran lo antes posible. Después de desembarco, dispuso el general Wentworth la marcha hacia Santiago de Cuba, distante unos 140 kilómetros. Durante su marcha fueron continuamente hostilizados, primero por pequeñas partidas, después por tropas veteranas llegadas en mayor número desde Santiago y mandadas por el coronel don Cagigal de la Vega y otros lugares como Bayazo, Puerto Príncipe y otras poblaciones. Después de haber perdido a la mitad de sus hombres, sobre todo por las enfermedades, el general Wentworth ordenó la retirada y que reembarcaran las tropas, que se produjo a finales de noviembre. Los transportes regresaron a Jamaica, mientras Vernon queda en alta mar en espera de la llegada de un convoy con 2.000 hombres de refuerzo.



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29 Mar 2008 21:44
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Mientras las tropas intentaban llegar a Santiago y después a La Habana, Vernon fue con su escuadra a bloquear el puerto de Santiago de Cuba para impedir la llegada de refuerzos por mar, mientras otra parte de la escuadra vigilaba la posible salida de la escuadra de Torres. Pero la escuadra española surta en La Habana, aprovechó la ocasión para realizar travesía hasta Santander con caudales, regresando a La Habana sin novedad. Las noticias de este nuevo fracaso preocupó en las altas esferas británicas, que no comprendían cómo se había decidido atacar la insignificante plaza de Santiago de Cuba en vez de neutralizar y destruir la escuadra española atacando La Habana, corazón de la isla de Cuba. Era lógica la preocupación e indignación del gabinete británico. En las fracasadas operaciones de Vernon se habían perdido entre 15.000 y 20.000 hombres y los reclutamientos en la metrópoli eran continuos, sin olvidar que el comercio había disminuido considerablemente por la acción de los corsarios españoles y no se había conquistado ningún territorio que cambiara esta balanza negativa.




Portobelo. 1742


A finales de enero de 1742 un convoy de tropas, con dos mil hombres, llegó a Jamaica desde puertos británicos, escoltado por los navíos de 50 cañones Greenwich, capitán Allen, y St. Albans, capitán Knight, y la fragata Fox, artillada con 20 cañones. Con estos nuevos refuerzos se determinó dirigirse de nuevo a Portobelo, con la firme determinación de cruzar el istmo de Darien y atacar la ciudad de Panamá. Para ello contaban con el teniente Lowther, conocedor de aquellas tierras por haber sido un antiguo bucanero.



Hasta finales de marzo las tropas para esta expedición no embarcaron. Mientras tanto el teniente Lowther es enviado a la costa de los Mosquitos en la balandra Triton, escoltada por la fragata Experiment, al mando del capitán Henry Denis. Debía recopilar información sobre la costa y contactar con los nativos. Mientras tanto, Vernon, impaciente por el retraso de los preparativos, realiza patrullas por la costa de Cartagena para averiguar el estado de defensa de la plaza y conocer si han realizado nuevos defensas.



La escuadra, con 10 navíos (Boyne, Cumberland, Kent, Orford, Worcester, Defiance, York, Montagu, St. Albans y Greenwich), tres brulotes y dos buques hospital, zarpa de Port Royal y llega a Portobelo el 10 de abril, ocupando la ciudad sin la oposición española, indefensa desde su destrucción en 1739. Las tropas, 3000 soldados regulares, 500 negros y 400 indios mosquitos, habían llegado a bordo de 40 transportes, estando presente como coronel el gobernador de Jamaica Trelawny. Dos días después, habiendo desembarcados todas las tropas, celebran un consejo de guerra. Les había llegado información por la cual la ciudad de Panamá había sido muy reforzada y disponía de más tropas de las previstas, mientras que la escuadra de Anson había fracasado en su objetivo de atacar Panamá. Después de muchas disputas y controversias entre los mandos de la marina y el ejército, las tropas británicas embarcan de nuevo a mediados de abril, llegando a Jamaica a finales de mayo (30). Además de esta operación, se había previsto que el Montagu, al mando del capitán William Chambers, se reuniera con el Experiment y el Triton para realizar un desembarco en la bahía de San Blas, siendo esta operación también abortada.


Notas


(30).- Isaac Schomberg, “Naval Chronology”, Londres, 1802, Tomo I, páginas 188-189.


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29 Mar 2008 21:52
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Otras operaciones navales en 1742



En el mes de agosto, Vernon despachó desde Jamaica a un pequeño destacamento de tropas con el navío Litchfield y la goleta Bonetta, mandados por los capitanes James Causack y William Lee. Debían ocupar la isla de Roatán, en la bahía de Honduras. Esta fue la única operación realizada con éxito por los británicos durante todo el año.



La enemistad entre Vernon y el general Wentworth llegó hasta tal punto que se hizo evidente que había que zanjarla para que no interfiriera negativamente en el desarrollo de las operaciones. En el mes de septiembre llegó a Port Royal la fragata Gibraltar, al mando del capitán Thorpe Fowke. Traía órdenes para que el vicealmirante y el general regresaran a Europa. Vernon zarpó en el Boyne a primeros de noviembre. Poco después salió el general rumbo a Europa con parte de sus tropas en los navíos Defiance y Worcester. El contralmirante Chaloner Ogle era el nuevo responsable de la escuadra británica y de las operaciones en el Caribe a partir de febrero de 1743.



El navío británico de 50 cañones Tyger, al mando del capitán Edward Herbert, encalló en uno de los cayos cerca de la isla de Tortuga, salvándose la tripulación. En tierra montaron una batería con 20 cañones y se prepararon para la defensa. Con sus botes consiguen abordar y capturar una balandra y una goleta españolas, consiguiendo regresar a Jamaica dos meses después. Desde La Habana se había enviado al navío Fuerte para capturarlos, pero tuvo que regresar a puerto para reparar los daños ocasionados por una turbonada (31).



El 12 de febrero de 1742 zarpan de Pasajes varios buques de la Compañía Guipuzcoana de Caracas para llevar pertrechos y tropas a Cuba y a Cartagena de Indias, al mando del capitán de fragata de la Armada don José de Iturriaga, que era además director de la Compañía. La flotilla estaba compuesta por los navíos Nuestra Señora del Coro y San Ignacio de Loyola, que podían estar armados con 50 ó 60 cañones, pero sólo llevaba 40 y de pequeño calibre, al igual que las fragatas San Sebastián y San Joaquín, con 30 cañones, y la fragata San Antonio, armada con 12 cañones. Las tropas embarcadas eran 520 hombres del regimiento de dragones Almansa, al mando del coronel don Alonso de Arcos y Moreno y otros 600 soldados pertenecientes a seis compañías del regimiento de infantería Portugal, al mando de don Francisco Villavicencio (32). En el navío Coro iba embarcado el nuevo gobernador de Cartagena de Indias don Joaquín de Aranda. Debido a una tormenta y a la sobrecarga (33), naufraga en la isla Anegada el navío San Ignacio, ahogándose el comandante Villavicencio, varios oficiales y unos 200 hombres. El resto de los buques del convoy se reunió de nuevo, excepto el San Antonio al que se le dio por perdido. El 24 de abril, a la altura de las islas Vírgenes, son sorprendidos por las fragatas británicas Eltham y Lively, de 40 y 20 cañones, a las órdenes de los comandantes Edward Smith y Henry Stewart. El combate que siguió se prolongó por unas nueve horas, hasta bien entrada la noche. El comandante del convoy tuvo la intención de rendirse, pues a las bajas del combate se unían los daños y bajas causadas por el temporal. Varios oficiales impidieron la rendición, consiguiendo finalmente entrar en Puerto Rico. Las bajas totales sumaron 600 a 700 hombres, incluido el gobernador Aranda, que murió al comienzo del combate.


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29 Mar 2008 21:58
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El 1º de octubre de 1742 se perdió el navío de 60 cañones Tilbury en la costa de Santo Domingo, estando al mando del capitán Peter Lawrence. La causa fue un pavoroso incendio provocado por una pelea entre borrachos que causó más de cien muertos.



Hubo otros muchos sucesos relevantes, como los relacionados con la escuadra española en La Habana, que ni mucho menos estuvo ociosa. Mantuvo las comunicaciones libres entre Veracruz y La Habana y destacó a muchas embarcaciones para batir a los británicos, sobre todo a los corsarios. Uno de los marinos más destacados fue el capitán de fragata don Luis Vicente de Velasco. Al mando de una fragata de 30 cañones (34) navegaba en junio de 1742 de La Habana a Matanzas, encontrándose con una fragata británica y un bergantín más alejado. Velasco decide atacar a la fragata enemiga antes de que llegara el bergantín para prestarla apoyo. Durante dos horas se estuvieron cañoneando las dos fragatas y Velasco y sus hombres la rindieron al tomarla en abordaje. La fragata de Velasco había recibido pocos daños y fue a la caza del bergantín, que se rindió al recibir dos cañonazos en la línea de flotación y comenzaba a hundirse, izando la bandera de auxilio. Las lanchas españolas salvaron a la tripulación, mientras otros hombres reparaban los daños del bergantín, siendo los dos buques llevados a remolque a La Habana.



También es de destacar las acciones del teniente de navío don Luis Gijón, que en el canal de Bahama hundió a dos fragatas y a un bergantín británico, o a don Pedro de Garaicoechea, que al mando de la fragata Galga consiguió muchas capturas.



Notas


(31).- Varios autores británicos y demasiados españoles dicen que el navío Fuerte tuvo la misma suerte que el navío británico al acercarse a los cayos, siendo mencionado en los listados de pérdidas españolas en la guerra. Pero este navío estuvo en servicio hasta 1759, quince años después de este suceso. Isaac Schomberg, op.cit, página 190.

(32).- Gerardo Vivas Pineda, op.cit., página 364.

(33).- Llevaba a bordo 760 hombres, 600 soldados y 160 tripulantes. Llevaba además 2.600 balas de cañón de diferentes calibres, 900 granadas, 220 bombas, 120 quintales de pólvora, 29 quintales de hierro y plomo, 273 barriles de harina y 240 fusiles con su munición. A esta carga había que añadir los víveres y provisiones para la tropa y dotación del navío y los efectos navales del buque. La sobrecarga era evidente.

(34).- Fernando Gómez de Olea y de la Peña, “Un héroe montañés: el capitán de navío de la Real Armada D. Luis Vicente de Velasco e Isla (1711-1762)”. Santander, 2006, página 42. Ni éste ni ningún otro autor mencionan el nombre de la fragata que mandaba Velasco, otra de las muchas incógnitas de nuestra historia naval.


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29 Mar 2008 22:03
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La Guaira. Marzo 1743



El contralmirante Ogle decide asestar un duro golpe al comercio español atacando el puerto de La Guaira, deseoso de inaugurar su mandato con éxito. Ordena al comodoro Charles Knowles ponerse al mando de una escuadra compuesta por 5 navíos, 4 fragatas y 12 buques menores (35). El comodoro Knowles se dirige a la isla de Antigua para incorporar a su escuadra más buques y 400 soldados. El 15 de febrero zarpa rumbo a su objetivo y se presenta el 2 de marzo frente a La Guaira. Sus órdenes eran “librar a sus habitantes de la tiranía de la Compañía Española Guipuzcoana”. Si bien todo monopolio tiende a ser tiránico e injusto, no menos tiránico eran los métodos de la Compañía de las Indias británica.



La plaza estaba bien defendida por el comandante de su guarnición, el capitán don Mateo Gual y Pueyo, que tenía dispuestos 94 cañones. A las seis de la mañana del 2 de marzo se hicieron dos disparos desde el baluarte de La Caleta, seguidos por otros de los castillos de Torrequemada, La Venta, La Cumbre, El Castillito y el Fortín de la Puerta de Caracas, anunciado la presencia enemiga. Se organizó a la guarnición (36), milicias, voluntarios y los hombres de la Compañía Guipuzcoana con el capitán de fragata don José de Iturriaga y Aguirre al frente. A las diez de la mañana comenzó el cañoneo contra la plaza, que causó serios destrozos en casas, cuarteles y depósitos del puerto (37). Knowles envió varias lanchas para abordar y capturar o quemar a tres naves españolas que estaban en el puerto. El fuego español causó mucha confusión en las lanchas y tuvieron que desistir de su empeño. Los españoles rompieron el cable del Burford, yéndose sobre el Norwich y la fragata Eltham, que tuvieron que abandonar la línea, siendo arrastrados a sotavento por las corrientes. Esa madrugada llegó el gobernador de la provincia de Caracas, el teniente general don Gabriel José de Zuloaga, con diez compañías. Aunque se había rechazado lo más duro del ataque, siguieron tres días más de bombardeos por ambas partes. Una de las bombas incendiarias cayó en un edificio cuyo almacén tenía depositados cien quintales de pólvora y otras bombas provocaron graves daños en los fuertes, momentos en los que la victoria británica parecía asegurada.



Cuatro días después de comenzar el ataque, Knowles ordena retirarse, llegando a Cucacao el 6 de marzo sin haber doblegado las defensas de La Guaira. Sus daños eran muy graves, el Burford recibió 78 impactos, tuvo 24 muertos, entre los que se encontraba su comandante Lushington, y 50 heridos, el Assistance recibió 41 impactos, tuvo 13 muertos y 71 heridos, el Suffolk otros 34 muertos y 80 heridos, habiendo recibido 97 impactos en el casco, el Advice tuvo 10 impactos, 7 muertos y 15 heridos, el Norwich 7 impactos, 1 muerto y 11 heridos, la fragata Elthan tuvo 70 bajas, 14 muertos, 55 heridos y recibió 44 impactos, la Lively 10 impactos, 7 muertos y 44 heridos, y la fragata Scarborough recibió 3 impactos y sólo 2 heridos. Ante semejantes bajas, unos 600 hombres en total, los británicos no volverían a combatir en este puerto. Los propios británicos admitieron haber perdido a un teniente, 92 muertos y 300 heridos, además del fallecimiento poco después del comandante del Burford a causa de las heridas, mientras que las bajas españolas las estiman en 700 hombres, la ciudad en ruinas y las fortalezas gravemente dañadas, lo que tampoco es de extrañar demasiado al haber arrojado la escuadra británica más de nueve mil bombas.



Notas


(35).-

Navío Burford 70 Capitán Franklin Lushington
“ Suffolk 70 Comodoro Charles Knowles
Capitán Thomas Davers
“ Norwich 50 Capitán Thomas Gregory
“ Assistance 50 Capitán Smith Callis
“ Advice 50 Capitán Elliot Smith
Fragata Eltham 44 Capitán Richard Watkins
“ Lively 20 Capitán Henry Stewart
“ Scarborought 24 Comandante Lachlin Leslie
Corbeta Otter 14 Comandante John Gage
Bombarda Comet 8 Comandante Richard Tyrrell



(36).- En 1740 unos 300 hombre del regimiento de infantería Vitoria, con armas y pertrechos, fueron llevados por el navío Nuestra Señora del Coro y la fragata San Sebastián de la Compañía Guipuzcoana, formando la base para la formación de seis compañías, cuatro se establecieron en La Guaira y dos en Puerto Cabello. En 1742 llegaron más tropas en el convoy de cinco naves de la Compañía, salidos de la península en febrero de ese año.

(37).- Anuario de Estudios Atlánticos, op.cit., páginas 455-457.


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29 Mar 2008 22:10
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Puerto Cabello. Abril 1743



Reparados los daños, y con el refuerzo de 200 voluntarios holandeses, el comodoro Knowles intentó un nuevo ataque, esta vez sobre la plaza de Puerto Cabello. Zarpó de Curacao el 20 de marzo y llegó ante Puerto Cabello el 15 de abril. Este retraso en su llegada es provocado por las corrientes contrarias y por las nuevas tripulaciones holandesas, a las cuales había que adiestrar. A las cinco de la tarde del 26 de abril comenzó el fuego británico. Una bombarda disparó contra la fortaleza de San Felipe, mientras los navíos lo hacían contra los buques de la Compañía Guipuzcoana, el navío Nuestra Señora del Coro y la fragata San Sebastián, que se encontraban desarmados. Además de la artillería apostada en el fuerte de San Felipe se habían instalado varias baterías con otros 52 cañones para la protección de lugares estratégicos.



Al amanecer del 27 de abril bombardearon los británicos el fuerte San Felipe, consiguiendo desmontar varias piezas. Ese mismo día y hasta el anochecer se acercan las fragatas Eltham y Lively para acallar las baterías, desembarcando en la oscuridad, en el paraje llamado Carraca Vieja, entre Punta Brava y Borburata, unos mil doscientos hombres, siendo rechazados por los 10 cañones de la batería de Punta Brava y los hombres al mando del capitán de navío don Martín de Sansinea, de la Compañía Guipuzcoana, los cuales consiguen hacer varios prisioneros. Los británicos se apoderan de las islas de Ratones y Borburata, donde instalan baterías de morteros, cuyos disparos no consiguen daños de consideración, siendo retirados días más tarde, mientras las bombardas castigan las baterías de Guadalupe y La Concepción. El día 29 de abril desembarcan un oficial y cuarenta hombres para hacer trincheras, desde las cuales disparaban a las líneas españolas. Dos lanchas de la Compañía con gente al mando del capitán de infantería don Manuel de Ágreda salieron a reconocer esta nueva posición enemiga. Cumplida la misión de expulsar a los británicos, regresaron a la fragata.



El 2 de mayo reconoció la situación el gobernador don Gabriel de Zuloaga, realizando una navegación dentro de la bahía a bordo del navío Coro. A las dos de la tarde del 5 de mayo comenzó un ataque general británico. Habiendo destruido los días anteriores la mayor parte de las baterías, se acercó la escuadra a tiro de fusil del fuerte San Felipe para forzar la entrada al puerto, dando cobertura a numerosas lanchas y botes que se acercaban para realizar un desembarco. Para evitar la entrada había ordenado Zuloaga hundir al buque La Isabel. Los artilleros españoles consiguen averiar gravemente a dos de los navíos, cesando en ese momento la brisa que hasta ahora había ayudado a los buques enemigos, convirtiéndose en blancos casi seguros. A las ocho y media de la tarde los británicos deciden retirarse con mucho trabajo por falta de viento, momento aprovechado por los artilleros españoles para causarles graves daños, dejando en el agua cadáveres, restos de jarcias y aparejos. El capitán Gregory, que mandaba el Norwich, tuvo que ser destituido por Knowles y sustituido por el capitán Henry Stuart porque se negaba a acercarse a los cañones españoles.


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29 Mar 2008 22:18
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Al amanecer del día 6 continuaba la escuadra a la vista pero fuera de tiro de la fortaleza. A las nueve de la mañana se movió de la escuadra a barlovento, a excepción de uno de los navíos que se sotaventó hasta estar al alcance de los cañones, y estando inmóvil e imposibilitado se le acercaron muchas lanchas y botes que lo remolcaron. Esa misma tarde se incorporó a la escuadra el navío Advice, que se había separado tres días después de zarpar de Curacao. El 7 de abril, al abrigo de la isla de Ratones, bombardeó la escuadra a los buques españoles que estaban en el puerto entre las ocho y las diez de la mañana. Poco después se acercó un bote con bandera blanca a Punta Brava para tratar el canje de prisioneros, manteniendo las conversaciones hasta el día 10. Dos días después desaparece la escuadra del comodoro Knowles, que pone rumbo a Jamaica. Según don Gabriel de Zuloaga, las bajas británicas fueron 2.000, cifra excesiva y abultada, siendo más segura la cifra de 200, mientras las españolas fueron de 30 muertos y 60 heridos, entre ellos los oficiales de la Compañía Guipuzcoana don Antonio de Ébora, don José de Ugalde, don Pedro Guruchaga y don Jerónimo Martituvaris, muriendo los tres primeros a causa de las heridas. Los dos buques de la Compañía, Nuestra Señora del Coro y San Sebastián, quedaron tan mal parados por los bombardeos que tuvieron que ser desguazados.



Aunque se sale del límite geográfico que me he marcado, merece recordar la defensa que hizo una población española ante un ataque británico al otro lado del Atlántico. El 30 de mayo de 1743 aparecen varias velas en la isla de la Gomera. Al tener pabellón francés entran en el puerto y fondean el 31 de mayo. Arrían la francesa y arbolan pabellón británico, pues se trataba de los navíos Monmouth, de 64 cañones al mando del capitán Charles Windham, Medway, de 60 cañones y al mando del capitán Cockburn, y una fragata de 20 cañones. Comienzan a disparan cañonazos sobre la ciudad de San Sebastián de la Gomera y sus fuertes desde las dos de la tarde hasta el anochecer. Al día siguiente 1º de junio, reanuda el bombardeo desde el amanecer hasta las diez de la mañana, momento en que el capitán Windham manda en un bote una carta para el capitán de las milicias de la ciudad, que era el capitán don Diego Bueno de Acosta. En esa carta le pide que entregue los fuertes y abastezca a su escuadra con agua y víveres. Si no lo hacía, el británico amenazaba con reducir la ciudad a cenizas. Con la negativa del capitán de milicias, los británicos preparan los botes para realizar un desembarco. Las tropas no consiguen pasar de la playa y tienen que regresar a sus buques ante la furiosa defensa de las milicias y voluntarios de la isla. Windham opta por hacerse a la mar.



Buscando en las fuentes los datos más exactos de lo ocurrido es curioso que en ninguno de habla inglesa menciona ninguna derrota, simplemente dicen que se hizo a la mar al desestimar la ocupación de la plaza por parecerle a Windham impracticable (no mencionan el por qué), después de arrasar sus fuertes y destruir gran parte de la población, sin olvidar que durante su crucero posterior capturo algunos corsarios españoles. Por el contrario, fuentes españolas, la mayoría basadas en la Gaceta de Madrid, mencionan el relato ya expuesto, que los 5.000 disparos efectuados por el enemigo dañaron los fuertes, causaron sólo tres muertos, sin mencionar los heridos y que los daños a los buques fueron mínimos por el escaso calibre de los cañones españoles (38). Según lo escrito ¿Quién tiene más credibilidad?. Parece que los británicos sólo fueron a realizar una operación de castigo, pero no puede obviarse que la isla Gomera y su puerto de San Sebastián fue codiciado durante siglos por su situación estratégica, siendo atacado por los piratas Jean Capdevila en 1571, derrotados Francis Drake en 1585 y Pieter Van der Does en 1599, y en 1618 atacado por Tabac Arráez.



Notas


(38).- José de Vieira y Clavijo, “Noticias de la historia general de las islas Canarias”, Tomo III, páginas 71-72.


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29 Mar 2008 22:24
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La guerra en Florida y Georgia



En esta guerra hubo también rivalidades territoriales entre las dos naciones, principalmente por la Florida. Aunque fue un escenario menor para los británicos pues la causa principal de la guerra era la libertad de navegación, para los españoles era una cuestión primordial. Los británicos habían intentado varios siglos antes ocupar la costa, sobre todo San Agustín, en posesión española desde 1565. Esta posesión garantizaba el control de la navegación del canal de Bahama, vital para la llegada de las flotas a la Península. Las continuas luchas entre ingleses y españoles durante años favoreció finalmente a los primeros cuando se establecieron definitivamente en Charlestown en 1670. Ese mismo año se firmó un tratado donde España reconocía ese establecimiento inglés, pero no acabó con las pretensiones inglesas, que siguieron haciendo incursiones aprovechando la debilidad española, llegando a fundar una nueva colonia en 1732, Georgia.



El gobernador James Oglethorpe potenció la agresividad contra los españoles desde la nueva colonia. Desde su creación hasta 1739, Oglethorpe construyó innumerables fortificaciones, muchas de ellas donde antes existían misiones franciscanas. Muchos de los puestos se encontraban fuera de los límites de Georgia establecidos en 1732, pero las protestas españolas en Londres sólo obtienen promesas que luego no se cumplían.



La situación cambió con la llegada de José Patiño cuando en septiembre de 1735 ordena averiguar los verdaderos límites de Georgia y se toma desde entonces una actitud más beligerante ante los atropellos cometidos por los británicos. Incluso se realizan planes ilusorios para atacarla colonia desde Florida, sabiendo que carecen de las tropas y armas necesarias para ello. El gobernador de Florida don Francisco Moral Sánchez comienza en septiembre de 1736 unas conversaciones con el gobernador Oglethorpe. Aprueban que los británicos se retiren del fuerte construido en la isla de San Juan, llamado St. George, y la frontera se establece en el río San Juan. El gobernador es desautorizado desde Madrid, y España, ante la crisis y la nueva guerra que se avecina, se muestra beligerante. Pero sobre el terreno, el gobernador Moral y su sucesor Manuel de Montiano sabían que una guerra en Florida estaba irremisiblemente perdida si no se recibían refuerzos, mucho menos se podría realizar un ataque a Georgia. Se había ordenado al gobernador de La Habana preparar una expedición, pero Montiano recomienda suspender los preparativos de ese ataque y que se fortalezcan las defensas de San Agustín y su fortaleza de San Marcos de Apalache.


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29 Mar 2008 22:29
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Cuando comenzó la guerra, el general Oglethorpe, sabiendo los apuros defensivos y de organización de San Agustín, decide lanzar un ataque contra los españoles en Florida antes de que pudieran organizarse. Consultó con la Asamble General de Carolina para buscarse apoyos y organizó su fuerza en base a 600 soldados regulares del 42º regimiento de infantería, 400 colonos y 1.200 indios alachuas. El comandante del apostadero de Carolina del Sur, el comodoro Vincent Pearce, debía acudir con su flotilla a San Agustín para evitar que llegaran refuerzos españoles por mar (39). Las operaciones debían de haber comenzado en enero de 1740, pero hasta el mes de abril no estuvo lista la flotilla de Pierce, siendo enviada la fragata Squirrel a San Agustín. Se encontró con seis pequeñas embarcaciones, las cuales aprovechando las calmas y los vientos flojos introducían géneros en la plaza, sin que la fragata pudiera hacer nada por evitarlo. A primeros de mayo llegó la goleta Wolf para apoyar a la fragata, la cual consigue capturar una balandra del presidio de San Agustín armada con ocho cañones y cargada con seis mil pesos el 9 de mayo. Durante este mes llegaron la fragata Hector y la goleta Spence, mientras que la fragata Flamborough, insignia de Pierce, apoyaba desde el mar la marcha del ejército hacia el sur.



Durante el avance británico cayeron varios fuertes defendidos por pequeños destacamentos. Uno de ellos, el Mose (40), situado a tres kilómetros al norte de San Agustín, estaba defendido por 100 reclutas negros, la mayoría esclavos huidos de las plantaciones británicas. Algunos escaparon y dieron la alarma en San Agustín, donde el gobernador de Florida, don Manuel de Montiano, preparó la defensa basándose en la fortaleza de San Marcos, contando para su defensa con sólo mil hombres. Mientras tanto, en la plaza de San Agustín, la flotilla británica preparó el asalto a la isla de Anastasia, ocupada por 200 soldados y marineros apoyados por las goletas Wolf y Spence.



Enterado Montiano de la toma del fuerte Mose, acudió con sus tropas y en una noche recuperó el fuerte, defendido por sólo cien soldados británicos. En el ataque murió el coronel John Palmer, que en 1727 había supervisado el ataque británico a San Agustín. Con este duro golpe para la moral de Oglethorpe y sus hombres, se mantuvieron en lo sucesivo bombardeando la plaza desde la isla ocupada, manteniendo un bloqueo por may y tierra, a la espera de rendirla por el hambre. Durante más de un mes que duro el sitio, las tropas españolas recibieron refuerzos continuos, siendo la flotilla británica incapaz de cortar esos suministros. Oglethorpe tuvo entonces noticias de la llegada de una flotilla española desde La Habana. Ante la imposibilidad de ocupar San Agustín, decide replegarse a Georgia para preparar la defensa ante el posible contraataque español. El 20 de julio los británicos realizaron el último disparo contra San Agustín.


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29 Mar 2008 22:33
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A partir de entonces comenzó la ofensiva española. Los corsarios españoles comenzaron a intensificar sus actividades en la costa norteamericana, atacando varios puertos de las Trece Colonias, capturando y destruyendo muchos buques. Estos ataques no parecieron suficientes, y el gobernador de Cuba organizó una expedición desde La Habana con embarcaciones que pudo alistar de particulares, de la Armada de Barlovento y de la Compañía Guipuzcoana. Con esta fuerza de unas treinta embarcaciones (41) se acudió en mayo de 1742 a la defensa de San Agustín, que de nuevo había sido atacada por los británicos. El gobernador Montiano toma la iniciativa y ocupa la isla de San Simón, apoderándose del fuerte Frederika. A partir de entonces comenzaron varios combates en donde ninguno de los dos contendientes obtenía una victoria clara. Así estuvieron hasta la llegada de la paz en 1748, cuando la cuestión de las fronteras volvió al punto en que estaban en 1739.




La guerra cambia de rumbo con la muerte del rey austriaco Carlos VI sin descendencia. Gran Bretaña se puso a favor de su hija María Teresa, mientras España, Francia y otras naciones pretendían mediante derechos de sangre parte del Imperio, pasando la guerra a ser Europea, mientras América sería un escenario secundario. Hasta el final de la guerra en 1748 no hubo campañas importantes en el Caribe. Los británicos, aunque seguían siendo los dueños del mar, no realizaron operaciones de envergadura, si exceptuamos las continuas patrullas para controlar el comercio y, sobre todo, a los corsarios españoles que hasta el final de la guerra continuaron capturando mercantes británicos. Acabada ya la guerra, tuvo lugar el combate de La Habana, entre las escuadras de Knowles y Reggio, por lo que su resultado no decidió nada.



Notas


(39).-

Fragata Hector 44 Capitán Yelverton Peyton
“ Flamborough 20 Capitán Vincent Pierce
“ Tartar 22 Capitán George Townshend
“ Phoenix 20 Capitán Charles Fanshaw
“ Squirrell 20 Capitán Meter Warren
Goleta Spence 16 Capitán William Laws
“ Hawk 10
“ Wolf 8 Comandante William Danbridge
Balandra 8

(40).- Fue la primera población libre de esclavos de los actuales Estados Unidos, llamada Gracia Real de Santa Teresa de Mose, establecida por el gobernador Montiano en 1738 para acoger a los esclavos huidos.

(41).- Cesáreo Fernández Duro, op.cit., Tomo VI, página 282. Escoltados por una fragata de guerra al mando de don Antonio Castañeda, el convoy estaba compuesto por balandras y goletas, un paquebote y una galeota.


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29 Mar 2008 22:39
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
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Uno de los hechos narrados por mí tiene varios errores. Se trata de la travesía del convoy de la Compañía Guipuzcoana de Caracas de Pasajes a Cuba y Puerto Cabello en 1742, donde relato el combate con dos fragatas británicas y el naufragio del navío San Ignacio. A la vista de nuevas fuentes, la situación ha cambiado. En el anterior relato me basé principalmente en fuentes británicas para relatar el combate, grave error, parece mentira que a estas alturas me fie de algunos. La nueva narración de los hechos, a la vista de las nuevas fuentes, las dadas por el propio capitán Iturriaga y otros oficiales de la Compañía, es la que sigue:


La Armada Real española, ante la falta de buques de guerra y las muchas comisiones a las que atender, tuvo que echar mano de lo que pudo, utilizando en muchas ocasiones a buques mercantes como escoltas de convoyes, y nada mejor para ello que la Compañía Guipuzcoana de Caracas. En varias ocasiones fueron sus buques y hombres los utilizados para llevar tropas y pertrechos allí donde se necesitaban. Después de rechazar a la escuadra de Vernon, la plaza de Cartagena de Indias debía ser reforzada con tropas y diverso material militar. La Compañía firmó un asiento con la corona para el traslado de tropas y pertrechos a Cartagena con cuatro buques, el navío San Ignacio de Loyola, de 50 cañones, las fragatas San Joaquín y San Sebastián, de 30 y la fragata San Antonio, armada con 12 cañones.


En el contrato se estipulaba que debían llegar hasta La Guaira, y el transporte hasta Cartagena de Indias sería realizado por otros cinco buques que saldrían desde El Ferrol para tal efecto. En caso de que estas naves no llegaran a tiempo o fuesen capturadas, la Compañía tendría dispuestas varias naves para realizar este traslado. Posteriormente se añadió al convoy el navío de 50 cañones Nuestra Señora del Coro, para cargar más material y víveres y servir de escolta al convoy, puesto que este navío sí que realizaría la travesía completa hasta Cartagena de Indias. Las tropas embarcadas correspondían al regimiento de dragones de Almansa, 520 hombres al mando del coronel don Alonso de Arcos y Moreno y 600 hombres de seis compañías del regimiento de infantería de Portugal al mando de don Francisco Villavicencio. Según esta nueva fuente el total de tropas era de sólo mil hombres.


A finales de noviembre de 1741 estaba todo listo en Pasajes, pero debido a retrasos y a los temporales, el convoy no pudo zarpar hasta la noche del 12 de febrero de 1742. El convoy estaba al mando del capitán de fragata don José de Iturriaga. Nuevos temporales en el mar Cantábrico obligan a entrar en Guetaria el 16 de febrero al navío Coro y a la fragata San Joaquín, y dos días después a la fragata San Sebastián, mientras la San Antonio se refugia en el puerto de Pasajes. En cambio, el navío San Ignacio, al mando del capitán don Julián Bautista de Goicoechea, desobedece las órdenes y continúa su travesía a América en solitario. Reunidos los cuatro buques del convoy, zarpan de Guetaria el 23 de febrero. La fragata San Antonio se separa del convoy el día 28 y no se vuelve a saber de ella hasta su llegada a América. A cierta altura de la navegación, los comandantes abren los pliegos donde se les ordena cambiar la ruta. Debían dirigirse a la isla de Cuba, donde había peligro de invasión del enemigo. A ocho leguas de la isla Anegada es avistado el convoy el 12 de abril por tres buques británicos, dos fragatas y una balandra. Al acercarse los enemigos, los españoles observaron que se trataba de una fragata de 50 cañones y otra de 30. Eran las fragatas británicas Eltham, armada con 44 cañones, y Lively, al mando de los comandantes Edward Smith y Henry Stewart. A bordo del navío Coro se realizó una junta, donde se decide combatir al no poder abandonar a la fragata San Sebastián, el buque más lento y menos velero del convoy. Comenzó el cañoneo a las nueve de la mañana hasta que los británicos se retiraron al mediodía, manteniéndose a barlovento y a gran distancia. A las tres de la tarde se acercaron y reanudaron el combate, retirándose de nuevo a las siete y media ante la defensa tenaz de los tres buques españoles. En el combate quedó herido de gravedad el mariscal de campo don Joaquín de Aranda, gobernador electo de Cartagena de Indias, al llevarse un brazo una bala de cañón, muriendo una hora después a bordo del Coro. Hubo otros dos muertos y siete heridos, desconociéndose las bajas británicas en los dos combates. Al día siguiente amaneció con las dos fragatas enemigas a barlovento y a distancia de dos tiros de cañón, pero ya no reanudarían el combate, sin duda escarmentados del castigo del día anterior.


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08 May 2008 16:08
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
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El 16 de abril llegaron a San Juan de Puerto Rico. El primero en entrar en puerto fue el navío Nuestra Señora del Coro y después la fragata San Joaquín, con gran dificultad por los fuertes vientos. Cuando iba a hacerlo la fragata San Sebastián calmaron los vientos, y las olas y corrientes la arrastraron a tierra. Los botes y lanchas de los otros buques la liberaron y metieron en puerto. Perecieron un teniente, trece soldados y dos marineros al lanzarse al agua. Ya en puerto, reciben la noticia de la pérdida el 30 de marzo en isla Anegada del navío San Ignacio. Había naufragado por las fuertes corrientes, la sobrecarga y la impericia de su comandante, provocando la pérdida de unos 200 hombres, incluidos varios oficiales y el comandante Villavicencio. El resto del convoy tuvo que auxiliar a los náufragos que habían quedado en isla Anegada, recogiendo a 89 tripulantes, mientras que otros cayeron prisioneros de los británicos.



Poco antes de entrar en San Juan de Puerto Rico, el convoy de la Compañía captura un paquebote británico de 200 toneladas cargado con pertrechos navales, entre ellos palos y tablas, que son empleados en las reparaciones de las tres naves. Reparados y abastecidos, los buques del capitán Iturriaga zarpan el 20 de julio y llegan a Santiago de Cuba el día 27, donde se reúnen con la fragata San Antonio. Desembarcadas las tropas, municiones y pertrechos que llevaban para la plaza, se hacen a la vela el día 6 de septiembre y entran en La Habana el 20. Después de realizar nuevas reparaciones y algunas comisiones, zarpan el 22 de octubre rumbo a Puerto Rico. Habiendo realizado otras comisiones en estas aguas zarpan rumbo al sur y entran en Puerto Cabello el 7 de diciembre. Habían llegado con cinco buques, pues se les había unido el paquebote británico capturado, armado como fragata de 16 cañones y bautizada San Francisco Javier, alias La Presa pasando a realizar servicios para la Compañía. Los pertrechos y tropas destinados a Cartagena de Indias son trasbordados a una goleta y a una balandra de la Armada que, escoltados por la fragata Santa Teresa de la Compañía, llegan a Cartagena días después. Varias fuentes británicas mencionan este combate, pero ninguno da una cifra de bajas británicas, aunque Beatson dice que fueron severas. También menciona este historiador que las dos fragatas británicas no pudieron capturar al convoy español por la llegada de la noche. El capitán de fragata Iturriaga estuvo varias veces a punto de rendirse, siendo evitado por un oficial irlandés de infantería y estima las bajas españolas del combate entre 600 y 700 muertos y heridos. Yo me pregunto qué oficial irlandés era, pues Beatson no cita el nombre, y que autoridad podía tener sobre el resto de oficiales de la Armada en una supuesta junta de oficiales para tratar de la rendición. También es curioso el abultado número de bajas en combate. Los tres buques del convoy llevaban a bordo entre 800 y 1000 hombres, entre dotación y tropas embarcadas. De ser cierto, sería el mayor porcentaje de bajas en combate en la historia naval.



Robert Beatson, "Naval and Military Memoirs", Tomo I, Londres, 1804.

Archivo Histórico Nacional, Consejos, 20202, Exp.1



Un saludo.

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08 May 2008 16:17
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
Excelentísimo Sr. Brigadier, Don Blas:


Acepte V. E. mi más sincero agradecimiento por proporcionarnos tamaño caudal de conocimientos, al tiempo que le comunico que admírome de la valía y sapiencia de Vuestra Merced.


Aprovecho tan magna ocasión para solicitarle, con gran felicidad por parte mía si V. E. lo tiene a bien, de su permiso para recopilar e imprimir todo el artículo, a fin de hacerle un gran sitio en mi pobre biblioteca, asegurando a su grande persona que no más que la humildad y el honor de poseer sabiduría es lo que me inspira a tal atrevimiento.


Pláceme dejar constancia de mi perplejidad al leer las ponzoñosas palabras del Sr. Kamen (y añado de mi cosecha propia que tal calificativo de Sr. trocaríase con más acierto por el de hipócrita) sobre la derrota del almirante Vernon en Cartagena de Indias, tal y como V. E. refleja en la nota (1). Pero, como reza el dicho, "nada nuevo bajo el sol"...


Abusando de su infinita paciencia, le agradecería me aclarase un párrafo cuyo significado no alcanzo a comprender, a buen seguro que no será por causa de V. E., antes bien de mi corto entender: en el capítulo "Despliegue y operaciones navales anteriores a la guerra", refiriéndose a la Armada de Barlovento, dice V. E.: "Esta Armada, cuya principal misión era luchar contra los piratas y contrabandistas, había dejado de existir como tal, dedicándose casi exclusivamente a otras tareas como repartir el situado". Es este último término el que mi persona no alcanza a desentrañar. ¿Pueden ser aclaradas esas otras tareas a las que por entonces se dedicaba la susodicha Armada?


Es gracia que espero de Su Merced, cuya vida Dios guarde muchos años.


B. L. M. de V. E.


Capitán C. de la Rocha, navío San Agustín, a la vela en el puerto de Barcelona, mayo 2008

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09 May 2008 16:00
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
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Amigo de la Rocha


Pues aunque no soy don Blas, que a buen seguro lo aclarara mejor, en aquella época el "situado", es lo mismo que lo que después ha venido a denominarse, como por ejemplo "una persona situada", no se si así lo entiendes mejor, en definitiva.


Por lo que según un viejo diccionario: Situado; Salario, sueldo o renta señalados sobre algunos bienes productivos.


Y en la segunda acepción de Situar; Asignar o determinar fondos para algún pago o inversión.


En fin que no estaría nada mal el estar tod@s los de este foro "situados".


Un abrazo.
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
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En pocas palabras lo has dicho perfectamente, yo me enrollo mucho más. El virrey de Nueva España era el responsable de repartir los salarios de militares como civiles a las diferentes plazas, Puerto Rico, Trinidad, Florida, Tierra Firme etc. De ello se encargada la Armada de Barlovento, que por ser buques de guerra estaban más preparados para reprimir las ánsias de los piratas en robar los caudales. La travesía duraba muchos meses puesto que en muchas ocasiones debían reprimir el contrabando o combatir escuadras enemigas. Casi siempre estuvo a falta de buques y cada vez con más frecuencia sus misiones eran asumidas por unidades de la Armada Real, hasta que es disuelta en 1749.

No hace falta pedir ese permiso, ya lo tienes.


Un saludo y gracias.


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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
Splendid work, yes, indeed, realy splendid.

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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
Muchas gracias por la aclaración, Sr. Intendente y don Blas, da gusto leer vuestras palabras.

Compañero Eusebio, no veas la risotada que he soltado con ese "ácido" comentario en la parla hereje. Genio y figura. s-w-a-

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09 May 2008 22:18
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
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Amigo eusebio


Pues para que yo me pueda reir, si no te importa me lo traduces. Ya sabes de mi ignorancia en este tema y sencillamente no le encuentro la gracia.


Ya se que es una torpeza por mi parte el no conocer tan "bello" idioma, pero me gusta más ser Don Quijote, que su Gracisa Majestad.


Pues para mi leo: Esplendido borde, si, indeseable, real y esplendido. Y claro se me hace incompresible. Me suena a jerga Sioux.


Sin prisa.


Un cordial saludo.
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10 May 2008 09:19
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Nuevo mensaje Re: La guerra de la Oreja de Jenkins. Combates en el Caribe
Buenas.

La traduccion seria: esplendido trabajo, si de verdad, realmente esplendido.

No es tanto lo que significa, si, es un reconocimiento al trabajo del autor del tema, sino la manera de decirlo, al tipico estilo bristish, el del fair play.

No se si habeis leido alguno a Hugo Pratt, su saga de Corto Maltese, donde en un episodio, no el unico, tambien salen en otras historias del autor, como los escorpiones del desierto, en una laguna de america, donde se esta muriendo un oficial britanico de los Artists Rifles, huido tras robar la caja del regimiento se le aparece en sus delirios a su jefe, que le perdona sus mal acto, usando un lenguaje similar al escrito anteriormente, al menos asi consta en la version francesa del comic.

A los que no conocozcan Corto Maltse, aparte de compadecerlos, pues solo me queda recomendarles que lo lean, ya.

Tambien en otras obras salen giros y frases del mismo tipo, pero otra que recomiendo donde se encontraran con lo mismo son los discursos del coronel Bramble, de Andre Maurois.

Tambien son altamente recomendables, sobre todo para los que gusten de beber te.

Saludos.

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10 May 2008 13:34
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com