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El 14 de febrero de 1797 es una fecha de triste recuerdo para la Armada española. Tuvo lugar el combate naval de San Vicente entre la escuadra española del teniente general José de Córdoba y la inglesa del almirante Jervis, en el que la española sufrió una dura derrota, a pesar de la superioridad numérica. Esta derrota se produjo a consecuencia de la precaria situación por la que pasaba la Armada, pues era deficitaria en mantenimientos, logística, dotaciones, adiestramiento, repuestos, tácticas, sentido estratégico…

La segunda mitad del siglo XVIII fue testigo de varias alianzas entre España y Francia contra Inglaterra; el objetivo, sobre todo por parte de Francia, era la invasión del territorio británico. España aspiraba a recuperar los territorios perdidos por el tratado de Utrech, sobre todo Gibraltar.

En agosto de 1796 ambos países firmaron el tratado de San Ildefonso, por el que la monarquía española y la república francesa renovaban los compromisos de los viejos Pactos de Familia.

En la segunda mitad de dicho año se encontraban operando en el Mediterráneo la escuadra combinada de Lángara, y la flota británica de John Jervis. Al tener Lángara conocimiento de que Inglaterra había ordenado el apresamiento de cualquier barco español que se encontrara en sus aguas, sin mediar declaración de guerra, adoptó la misma postura, y apresó algún barco inglés. Ante la gran amenaza de la combinada, Man tenía que incorporar sus fuerzas a las de Jervis, pero prefirió salir al Atlántico dejando a Jervis solo, que quedaba en evidente inferioridad numérica. Por otra parte, los éxitos de Napoleón en el Mediterráneo habían dejado prácticamente sin bases en dicho mar a los ingleses. Por eso, cuando en octubre España se junta con las repúblicas francesa y holandesa, aportando sus 79 buques de línea, Jervis recibió orden de abandonar el Mediterráneo lo antes posible, y se retiró de su escuadra del bloqueo que había mantenido contra Tolón hasta su caída.

Lángara se encontraba bastante cerca, incluso el 15 de octubre avistó algunos barcos exploradores ingleses cerca de Córcega, y en vez de atacar a la escuadra enemiga con fuerzas muy superiores, se dirigió a Tolón de acuerdo a las instrucciones recibidas, donde entró a comienzos de noviembre.

Jervis aceleró los preparativos para partir hacia el Atlántico en cuanto se le incorporara Nelson, destacado con un navío y varias fragatas. Nelson llegó el 2 de noviembre, y poco después la escuadra inglesa, formada por 15 navíos, varias fragatas y otros buques, partió hacia el estrecho y llegó a Gibraltar el 1 de diciembre. Inglaterra perdía el dominio naval del Mediterráneo…

Mientras tanto, la escuadra de Lángara había zarpado de Tolón el 30 de noviembre para dar ecolta a una división francesa mandada por Villeneneuve, que se dirigía a Brest. En diciembre fondeó en Cartagena, donde Lángara fue relevado por el teniente general José de Córdoba y Ramos, izando su insignia en el Santísima Trinidad, igual que había hecho Lángara, manteniendo como capitán al brigadier Rafael Orozco.

A finales de 1796 los franceses habían intentado la invasión de Inglaterra llevando a cabo un desembarco en las costas irlandesas, que por la niebla y los temporales acabó en fracaso, con grandes pérdidas. También los ingleses perdieron barcos en el Canal de la Mancha por los mismos temporales. Mientras, en el sur, Jervis perdió en poco tiempo 3 navíos por temporales en el estrecho, poco después perdió otro en viaje hacia Lisboa (viaje emprendido el 16 de diciembre ante la amenaza de la flota aliada), y por último, otro navío de 3 puentes encalló en el estuario del Tajo, por lo que sólo le quedaban 10 navíos. Solicitó refuerzos de inmediato a su gobierno.

En París, el Directorio había dispuesto que la flota española saliera de Cartagena para, en cortas escalas, unirse a la flota francesa de Brest y cubrir la invasión de Inglaterra.

El gobierno de Madrid conocía los problemas de Jervis, y decidió trasladar la fuerza de Cartagena a Cádiz sin prestar atención a las faltas de personal, pertrechos y refuerzos que padecían los barcos, al considerar que en tan corto trayecto no eran necesarios, y que en aquellos momentos la escuadra británica no representaba una seria amenaza. El 1 de febrero, Córdoba salió de Cartagena con su insignia en el Santísima Trinidad, al mando de una escuadra de 27 navíos.

NAVIO................................CAÑONES.......................COMANDANTES.....................................GENERALES
Santísima Trinidad..........................130................Brigadier don Rafael Orozco.....................Teniente General don José de Córdoba
Concepción (tres puentes)...............112................Brigadier don José Escaño....................Teniente General don Francisco Javier Morales de los Ríos
Príncipe (tres puentes)....................112................Brigadier don Antonio Escaño................Teniente General don Juan J. Moreno
San José (tres puentes)...................112...............Brigadier don Pedro Pineda....................Jefe de Escuadra don Francisco J. Winthuysen
Conde de Regla (tres puentes).........112...............Brigadier don Jerónimo Bravo................Jefe de Escuadra Conde de Amblimont
Mejicano (tres puentes)...................112...............Brigadier don Francisco Herrera.............Jefe de Escuadra don Pedro de Cárdenas
Salvador (tres puentes)...................112...............Brigadier don Antonio Yepes
San Nicolás (dos puentes).................80................Brigadier don Tomás Geraldino
Soberano (dos puentes)....................74................Brigadier don Juan V. Yáñez
San Pablo (dos puentes)...................74................Brigadier don Baltasar Hidalgo de Cisneros
San Isidro (dos puentes)...................74...............Capitán de Navío don Teodoro Argumosa
Oriente (dos puentes).......................74................Capitán de Navío don Juan Suárez
Paula (dos puentes)..........................74................Capitán de Navío don José U. de Guimbarda
San Ildefonso (dos puentes)..............74................Capitán de Navío don Rafael Maestre
Nepomuceno (dos puentes)...............74................Capitán de Navío don Antonio Boneo
San Jenaro (dos puentes)..................74................Capitán de Navío don Agustín Villavicencio
Atlante (dos puentes) .......................74................Capitán de Navío don Gonzalo Vallejo
Glorioso (dos puentes)......................74................Capitán de Navío don Juan Aguirre
San Fermín (dos puentes)..................74................Capitán de Navío don José de Torres
Conquistador (dos puentes)...............74................Capitán de Navío don José Butler
San Antonio (dos puentes).................74...............Capitán de Navío don Salvador Medina
Firme (dos puentes)..........................74................Capitán de Navío don Bruno Ayala
Pelayo (dos puentes).........................74................Capitán de Navío don Cayetano Valdés
Santo Domingo (dos puentes).............68................Capitán de Navío don Manuel de Torres
Matilde (fragata)................................34................Capitán de Fragata don Manuel Vitoria
Ceres (fragata).................................34................Capitán de Fragata don Ignacio Olaeta
Atocha (fragata)................................34................Capitán de Fragata don Antonio Pareja
Paz (fragata).....................................34................Capitán de Fragata don Santiago Irizarri
Perla (fragata)...................................34................Capitán de Fragata don Francisco de Moyua
Mercedes (fragata).............................34................Capitán de Fragata don José Varés
Diana (fragata)..................................34.................Capitán de Fragata don Juan J. Varela
Brígida (fragata)................................34.................Capitán de Fragata don José González Ortiz
Asunción (urca).................................28.................Teniente de Navío don Manuel D. de Herrera
Santa Justa (urca).............................18.................Teniente de Navío don Florencio Scals
Santa Balbina (urca)..........................20.................Teniente de Navío don Diego Ochandia
Santa Paula (urca).............................20.................Teniente de Navío don José Elexaga
Vigilante (bergantín)...........................12................Teniente de Navío don José de Córdoba

28 lanchas cañoneras y bombarderas, más los navíos Bahama, Neptuno y Terrible.

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Al pasar cerca de Málaga se unió un convoy de mercantes con destino a Cádiz. La escuadra navegó con buen tiempo y llegó al estrecho el 5 de febrero. A la altura de Algeciras Córdoba dejó las lanchas con 3 navíos (Bahama, Neptuno y Terrible) y continuó hacia Cádiz donde entró el convoy de mercantes. Pero se produjo un brusco cambio de tiempo, saltó levante fuerte, y mientras los mercantes entraban en puerto, la escuadra de Córdoba se sotaventó y fue arrastrada hacia el oeste.

Nelson, a bordo de la fragata Minerve, había salido el 29 de enero de Elba escoltando un convoy durante un tiempo hsata dejarlos en seguridad y regresó hacia la costa francesa pero acercándose a Cartagena, donde pudo comprobar que los buques de guerra españoles ya no estaban allí. Entonces se dirigió a Gibraltar,donde capeó el temporal y el 11 de febrero salió en busca de Jervis para unirse a su escuadra.

Jervis, que conocía los movimientos de la escuadra española, esperaba en la mar, en las inmediaciones del cabo de San Vicente, con insignia en el Victory. En los últimos días había recibido refuerzos, 5 navíos de las escuadras del canal (dos de 98 cañones y tres de 74), que no era mucho, pero el gobierno inglés no podía enviar más barcos ante la amenaza de nuevos intentos de desembarco francés en sus costas o en las irlandesas. Los refuerzos se incorporaron el día 6 de febrero, con lo que la escuadra pasó a estar formada por los siguientes navíos:

NAVIO.........................CAÑONES.....................COMANDANTES.....................................GENERALES
Victory.................................100..............................Robert Calder............................Almirante John Jervis
Britannia.............................100..............................Thomas Foley............................Vicealmirante Charles Thompson
Barfleur..............................98..............................Richard Daeres..........................Vicealmirante Wm. Waldegrave
Prince George......................98..............................John Irwin..................................Contralmirante Wm. Parker
Blenheim.............................98..............................Thomas Lenox
Namur.................................90...............................James H. Witshed
Captain................................74..............................Ralph Willet Miller........................Comodoro Horacio Nelson
Goliath.................................74..............................Charles H. Knowles
Excellent..............................74..............................Cuthbert Collingwood
Orion...................................74..............................James Saumarez
Colossus..............................74..............................George Murray
Egmont................................74..............................John Sutton
Culloden..............................74..............................Thomas Troubridge
Irresistible...........................74..............................George Martin
Diadem...............................64..............................George H. Towry
Minerve (fragata).................38..............................George Cockburn
Lively (fragata)....................32..............................Lord Garlies
Niger (fragata)....................32..............................Edward J. Foote
Southampton (fragata)........38..................James Macnamara
B. Citoyenne (corbeta)........18..................Charles Lindsay
Raven (corbeta)..................38..................William Prowse
Fox (balandra)....................12...................John Gibson

El temporal continuó zarandeando a la flota española durante varios días, y la empujó cada vez más cerca de San Vicente, donde llegó totalmente desorganizada el 13 de febrero. Por la tarde, con viento rolando al sudoeste, y Córdoba intentando poner orden y arrumbar a Cádiz, sus buques exploradores señalaron la presencia de velas hacia el oeste, pero no le preocupó excesivamente, consciente de su superioridad ante la flota inglesa (la fuerza de Jervis era mucho mayor de lo que Córdoba creía, pues estaba convencido de que no pasaba de 10 navíos, tal y como le habían informado desde Madrid y le había confirmado algún barco neutral durante su navegación de Cartagena a Cádiz). Por un exceso de confianza no trató de reunir a sus barcos en formación de combate cuando aún estaba a tiempo. Por el contrario, los barcos se mantenían esparcidos y entretenidos en dar caza a mercantes que avistaban, de los que se habían apresado cuatro.

El mismo día 13 de febrero, el comodoro Nelson se incorporó con la fragata Minerve procedente del Mediterráneo, que tras haber efectuado un reconocimiento de la fuerza española, informó a Jervis sobre su situación y movimientos. Había contado los barcos, que navegaban en desorden, y creía que era una buena oportunidad de capturar alguno. Nelson tenía un pobre concepto de la Armada española por su penuria de medios y la escasez de personal, desorganización y falta de adiestramiento (tanto es así que dejó escrito: “… los españoles construyen los más hermosos navíos, pero no tienen la misma habilidad para formar hombres de mar para tripularlos”.), y al almirante Jervis le pareció buena idea, por lo que organizó sus navíos en dos columnas cerradas, adoptó una formación compacta para la noche con órdenes estrictas a los barcos de conservar los puestos, y arrumbó hacia el sur de San Vicente con las fragatas en vanguardia.

Durante la noche del 13 escucharon los sonidos de las señales al cañón de la flota española, envuelta en la niebla, que de ese modo avisaba a los otros buques de su proximidad. A ls 02:50 de la madrugada del 14 se notificó que la flota española estaba a 15 millas de distancia.

El 14 de febrero amaneció con niebla, poca visibilidad, vientos del oeste cuarta al sudoeste, y con la escuadra española hacia el suroeste de San Vicente y 24 millas. La fuerza inglesa, que había mantenido el orden del día anterior, continuó navegando a rumbos de componente sur, mientras las fragatas avanzadas Lively y Niger señalaban la presencia de navíos españoles, confirmada más tarde por el Culloden en cabeza de la formación. El número de barcos españoles aumentaba conforme despejaba la niebla y disminuía la distancia.

Sobre las 07:30 la escuadra española continuaba dispersa, y Córdoba trató de reagruparla ordenando por señales a los barcos formar en 3 columnas y navegar al este sudeste, rumbo a Cádiz. Media hora después envió al Pelayo y al San Pablo a reconocer unas velas que aparecían en el horizonte. Con sus barcos muy desordenados, sobre las 09:00 los españoles empezaron a ver velas sospechosas al norte noroeste, y al poco tiempo Córdoba repitió las órdenes de adoptar la formación. A las 09:20 Jervis dio la orden de comenzar la caza y formó a sus barcos en línea de batalla mura a estribor, sin tener en cuenta el orden de numerales, ocupando el Victory un puesto central.

Cuando disipó la niebla apareció ante los españoles la escuadra inglesa en su totalidad a unas 3 ó 4 millas, perfectamente formada en línea de batalla y navegando hacia el sur con todo el aparejo dado.

La escuadra española se encontraba en esos momentos dividida en 3 grupos (sin tener en cuenta las urcas y las presas). Un grupo de 17 navíos componía el centro y retaguardia en la marcha a Cádiz, incluyendo al Santísima Trinidad; este grupo estaba hacia poniente y por ello a barlovento, con los barcos apelotonados en grupos de 2, 3 y 4, navegando hacia levante. Otro grupo de 5 navíos, la vanguardia, estaba a levante y a sotavento, adelantado en su movimiento hacia Cádiz. Y al sur se encontraban los dos navíos que Córdoba había destacado por la mañana. El San Juan Nepomuceno, sotaventeado e incapaz de alcanzar la formación principal, viró de bordo rumbo a Cádiz y no intervino en la batalla.

Jervis para entonces ya había adoptado una sola columna con los 15 navíos muy próximos entre sí navegando a toda vela, y se dirigió resueltamente hacia el hueco de los dos grandes grupos de barcos españoles, para impedir que se reunieran y obtuvieran una superioridad numérica decisiva.

Córdoba, en el grupo de poniente, comprende que no le dará tiempo a pasar ya que Jervis está muy cerca, y manda formar rápidamente línea de combate mura a babor sin sujeción a puestos, y ordena virar simultáneamente e invertir el rumbo para mantenerse a barlovento, pensando que los ingleses atacarían a la otra formación española, más reducida y a sotavento. En la maniobra, el Conde de Regla, Príncipe de Asturias y Oriente pasaron ante la línea inglesa y viraron, pero cuando ya estaban a sotavento de dicha línea.

Jervis decidió caer con su columna a estribor, hacia poniente, para perseguir al grupo más numeroso, que navegaba a rumbo noroeste y apelotonado, olvidándose del grupo menor (si hubiese dirigido su fuerza contra los barcos de sotavento, que ahora eran 8, para acabar con ellos, los navíos de sotavento representarían una gran amenaza, pues podrían echarse encima y coger a los ingleses entre dos fuegos). Los 3 españoles que habían rebasado la línea inglesa también viraron con el resto de su columna, y se encontraron con la parte central de la línea inglesa que aún no había virado, y recibieron el fuego de los enemigos que desfilaban ante ellos, con el Victory, el Egmont, el Goliath y el resto del centro y retaguardia inglesa; como no pudieron continuar la maniobra para unirse a su grupo se alejaron por sotavento para acercarse más tarde. Mientras tanto, la vanguardia inglesa empezó a intercambiar fuego con la cola española.

Los 8 buques españoles de la división este estaban indecisos sobre la maniobrar más conveniente; juntarse a la división principal suponía cruzar la proa de los navíos ingleses que se les venían encima disparando por ambas bandas. Optaron por revirar sobre estribor rumbo nordeste, alejándose del peligro, tal vez con la intención de, una vez pasada la vanguardia y el centro inglés, caer a babor sobre la retaguardia inglesa, menos numerosa.

Tan pronto como la línea inglesa llegó a la altura del último buque español del grupo menor se dio la señal desde el Victory de virar en redondo sobre estribor para situarse a popa de la división principal española. Esto les llevó su tiempo, y los 16 buques españoles aproados al norte sostenían el fuego en paralelo contra el centro inglés.

La división española del este, el grupo menor, viró a su vez a babor con intención de cortar la línea inglesa en el punto donde los británicos cambiaban el rumbo. El Orion, mandado por Saumarez, cuarto navío inglés de la vanguardia, y que estaba virando en seguimiento de los otros, vio que toda la escuadra menor española se echaba encima del Colossus, quinto buque inglés de su línea, recibiendo un fuego terrible que le desarboló del trinquete y del mesana, quedando a merced del enemigo. El Orion se revolvió en ayuda de su compañero y atacó, dando tiempo a la llegada del Britannia, Victory y demás buques que les seguían, haciendo huir a los 8 navíos españoles, que se retiraron con graves pérdidas y no volvieron a participar en el combate. Por su parte, el Colossus quedó muy dañado y casi inhabilitado para luchar.

El Victory llegó en ese momento al punto donde se había intentado cortar la línea inglesa, pero lo hizo a demasiada velocidad y el cabeza de línea español, probablemente el Oriente o el Guerrero, quedó a su lado, cañoneándose borda con borda a bocajarro.

Córdoba ordena a su grupo virar por estribor y arrumbar en línea hacia el este, a sotavento, para enfrentarse de vuelta encontrada en igualdad de condiciones con la línea de Jervis, coger la retaguardia inglesa entre dos fuegos, tratar de unirse al otro grupo y lograr la superioridad de fuerzas. Era una buena idea, pero no salió bien, hubo desorden, malos entendidos, el humo de los cañonazos no permitió ver las señales, y mientras unos barcos reaccionaron con prontitud otros no lo hicieron. El Santísima Trinidad, en la zona más avanzada, hizo la virada seguido por los barcos más cercanos, hasta formar un grupo de 7 navíos que completaron la caída (Santísima Trinidad, San Nicolás, San José, Salvador del Mundo, Mejicano, San Isidro y Soberano), pero los barcos del centro, mandados por el general Morales de los Ríos con insignia en el Concepción, siguieron a rumbo hasta que se dieron cuenta de la maniobra y reaccionaron, en algún caso con mucho retraso.

Nelson se percató de la maniobra de Córdoba y salió de la formación con el Captain, tercero por la cola inglesa sin haber iniciado el viraje a estribor. Reviró de vuelta encontrada entre los dos barcos que le seguían por popa, el Diadem y el Excellent, arrumbó directo a cortar la amura de la cabeza española e informó de su maniobra al Diadem y al Excellent. Al mediodía el Captain se enfrentó a los barcos de proa, entre ellos al San Nicolás y al Santísima Trinidad, al que atacó con furia. Córdoba frenó su andar creyendo que en aquella zona le esperaba una oposición mayor de la que realmente había. El Trinidad, pesado y poco maniobrero, cayó hacia su propia retaguardia y respondió con un vivo fuego que causó grandes destrozos en el Captain. En ayuda de Nelson acudieron el Culloden y el Blenheim, ambos de la vanguardia inglesa, cayeron a sotavento y sacaron al Captain del apuro, cañoneando intensamente a los buques de la cabeza española, apoyados por el Excellent de Collingwood, que había ido directamente desde la cola inglesa a la zona de acción.

Al poco tiempo entraron por barlovento otros barcos ingleses (Victory, Britannia, Barfleur, Namur y Diadem), que terminaron de envolver al grupo de 7 navíos españoles. Los ingleses se acercaron abriendo un intenso fuego, con la seguridad de que si no hacían blanco en un barco lo hacían en el vecino.

El Salvador, con su comandante Antonio Yepes muerto, y el San Isidro, con su comandante herido, fueron rendidos, al igual que el San José y el San Nicolás. Todos ellos acabaron con las cubiertas llenas de heridos y cadáveres. El Excellent de Collingwood, cuando acudió en ayuda de Nelson, atacó al Salvador del Mundo durante algunos minutos y pasó a continuación sobre el siguiente en la fila, el San Isidro, que tenía los tres mástiles caídos y se hallaba muy maltrecho. Le atacó muy de cerca y al poco tiempo, tras heroica defensa, arrió su pabellón. Inmediatamente después volvió a atacar al Salvador ayudado por el Diadem, uno por babor y otro por estribor. Medio desarbolado, y con el Victory acercándose, sin esperanza ninguna, se rindió.

Mientras tanto, Nelson seguía luchando borda con borda con el San Nicolás, cuando el Excellent pasó a menos de 3 metros por estribor del San Nicolás y le descerrajó una brutal andanada a bocajarro. En poco tiempo, el San Nicolás y el San José, muy próximos entre sí, se tocaron y enredaron sus maniobras, quedando desmantelados, con los aparejos y velas caídos por los costados y delante de las baterías, y tuvieron que suspender el fuego. El Captain abordó al San Nicolás, y tras dura lucha cuerpo a cuerpo, muerto su comandante el brigadier Tomás Geraldino, el barco español fue apresado y utilizado como plataforma para pasar al San José, donde el general Winthuysen había sido despedazado por una bala de cañón. Nelson recogió su espada y personalmente, con una carta manuscrita, la hizo llegar a su familia, honrando el valeroso comportamiento del caído. El San José también fue apresado.

El Santísima Trinidad fue atacado insistentemente por diferentes barcos ingleses, y en algún momento se vio rodeado y cañoneado por el Blenheim, el Orion, el Irresistible y el Captain. Tras casi 5 horas de combate, totalmente desarbolado y destrozado, Córdoba informó a los otros buques que se iba a rendir, ya que no podía aguantar más, y arrió la bandera. Estuvo a punto de ser apresado, pero fue rescatado en el último momento por la decisiva intervención del Pelayo y del San Pablo, que se incorporaban al combate procedentes del sur; al poco tiempo se les unió el Príncipe de Asturias, Conde de Regla, Paula y San Fermín, conducidos por el general Moreno con insignia en el Príncipe. El primero en llegar fue el Pelayo del gran Cayetano Valdés, que encañonó al Trinidad y le instó a izar de nuevo el pabellón español si no quería ser tomado por enemigo y atacado como tal (genio y figura don Cayetano), lo que juntamente con la llegada de los demás barcos obligó a los británicos a abandonar su presa, y el Santísima Trinidad volvió al combate.

La llegada de estos barcos marcó el momento para que los enemigos iniciaran la retirada. Además, el grupo de sotavento y el grupo del centro españoles se acercaban peligrosamente y amenazaban caer sobre Jervis, que dio por finalizado el combate cuando algunos de sus barcos se habían quedado sin municiones. Los ingleses tomaron a remolque cuatro presas (San Nicolás, San José, Salvador y San Isidro), pero otros cuatro suyos estaban muy dañados (Captain, Culloden, Excellent y Blenheim). Los españoles hicieron lo mismo, pasando Córdoba su insignia a la fragata Diana, y enviando a puerto al Trinidad con aparejo de fortuna; llevó a cabo un rápido reconocimiento de los restantes barcos, comprobando que el Mejicano y el Soberano, pertenecientes al grupo de los 7 más castigados, estaban muy averiados.

Al amanecer del día 15 ambas escuadras estaban formadas en línea de batalla a la vista una de la otra, con la española a barlovento con 19 navíos. Se conservaba la superioridad numérica, por lo que parecía una muy buena ocasión para atacar a los ingleses de nuevo, que estaban escasos de munición, tratar de recobrar alguna presa (ante lo cual Jervis había previsto su destrucción) y apresar algún barco enemigo. Córdoba preguntó por señales a sus barcos si consideraban conveniente atacar, y sólo tres dijeron que sí, Príncipe, Pelayo y Conquistador. En vista de ello desestimó el ataque y se dirigió hacia Cádiz, donde fondeó el 3 de marzo.

Jervis desembarcó el 16 en Lagos unos 3.000 prisioneros y continuó hacia Lisboa tras haber enviado varios barcos a la búsqueda del Trinidad, que fue avistado por la fragata Terpsícore el 28. Sobre las 22:00 abrió fuego sobre su popa, pero el español respondió con el acertado fuego de los 4 cañones de guardatimones de 36 y 24 libras, rechazó a la fragata y llegó a puerto el 3 de marzo.

El resultado fue adverso para la flota española, que perdió 4 buques, otros quedaron en mal estado, y tuvo 1.284 bajas, 404 muertos y 880 heridos, todos ellos en 14 nqvíos incluidos los apresados. Según los ingleses, sus bajas fueron 400, 73 muertos y 327 heridos. De los 24 navíos españoles, sólo 17 fueron capaces de formar en línea de batalla, muchos no llegaron a abrir fuego, algunos lucharon a intervalos, y sólo los 7 del grupo de Córdoba llevaron todo el peso del combate y la peor parte.

La superioridad española era abrumadora (24 navíos con 2.060 cañones contra 15 navíos con 1.240 cañones), y algunos buques españoles eran más rápidos que los británicos, a los que también superaban en tonelaje y en peso de andanada. Pero al final, sufrimos un descalabro tremendo resultado de la falta de medios, escasez de personal, improvisación, descoordinación, falta de adiestramiento, exceso de confianza y falta de iniciativa.

En cuanto a las responsabilidades personales, la despreocupación inicial de Córdoba y su exceso de confianza determinaron el resultado final. Cuando se dio cuenta era demasiado tarde. Su intento de enfrentarse de vuelta encontrada con Jervis mientras se aproximaba el resto de la escuadra, fue unamaniobra acertada, que fracasó por varias causas: falta de entendimiento de las señales, apelotonamiento de los barcos, ineficacia artillera, y la decisiva acción de Nelson. Por último, la postura de Córdoba al día siguiente, cuando rehusó reiniciar el combate, fue una clara muestra de falta de empuje.

Sobre la maniobra de Nelson, el comandante del Victory, Calder, comentó a Jervis que si la acción de Nelson y Collingwood no era desobediencia, almenos había sido una actuación contraria a las órdenes recibidas, a lo que Jervis contestó: “Desde luego que lo fue, y si alguna vez desobedece usted unas órdenes de esta forma, también a usted le perdonaré”.

La noticia de la victoria fue recibida en Londres con gran alegría. A Jervis le fue concedida una pensión vitalicia de 3.000 libras esterlinas al año, y el rey le otorgó los títulos de Par del Reino y Conde de San Vicente. Otros generales y jefes también fueron recompensados.

En España, hubo un consejo de guerra presidido por el capitán general Antonio Valdés, siendo fiscal el jefe de escuadra Manuel Núñez Gaona. Algunos generales y comandantes, segundos comandantes y oficiales fueron condenados a pérdidas o suspensiones temporales de empleo; otros quedaron libres de todo cargo. José de Córdoba, “por su insuficiencia y desacierto en las maniobras y disposiciones de ataque”, fue condenado a quedar “privado de su empleo, sin que pueda obtener en tiempo alguno otro mando militar, prohibiéndole asimismo que resida ni se presente en la Corte ni en las capitales de los departamentos de Marina”, lo que cayó muy bien en la opinión pública, que achacó el desastre a los errores del general. En 1806 fue rehabilitado y restablecido en su puesto de teniente general.

Pero sin dejar de lado las responsabilidades individuales, hay que tener en cuenta las penurias de la época, que eran muchas y muy graves. Cuando la escuadra zarpó de Cartagena a los barcos les faltaba mucha dotación, entre 3.000 y 4.000 hombres. Como promedio, en cada navío iban embarcados 80 verdaderos marinos, cuando el reglamento de dotaciones para un navío de 112 cañones las fijaba en 878 hombres en tiempo depaz y 1.018 en tiempo de guerra. En marineros de oficio con experiencia cada navío llevaba sólo 30 ó 40,los demás eran de leva y sin adiestramiento alguno. La falta de artilleros navales se había intentado remediar con artilleros del Ejército, habiendo embarcado en Cartagena cerca de 1.000 inexpertos en el empleo de cañones navales, y muchos miembros de las dotaciones nunca habían disparado un cañón, por lo que no extraña su ineficacia, comentada por oficiales británicos tras el combate, al decir que habían observado cómo en alguos casos su ritmo de fuego era muy superior al de los españoles. Incluso después de capturar el San José, los ingleses se encontraron con que alguno de sus cañones tenían puestos los tapones de las bocas…

El objetivo inglés se consiguió, los barcos españoles no pudieron reunirse en Brest con la flota francesa y la invasión se postergó.

En San Vicente se podían habre aprendido algunas lecciones, y pudo haber servido de aviso para solucionar muchos problemas en la Armada. Desgraciadamente no fue así, y 8 años más tarde vendría el descalabro de Trafalgar.

Bajas españolas (datos obtenidos del informe de Córdoba de 27/02/1797 y de los publicados por los ingleses):

NAVÍO..........................MUERTOS.................HERIDOS............... TOTAL
Santísima Trinidad.............69............................233.....................302
Concepción........................8..............................21.......................29
Príncipe de Asturias............10............................19........................29
Mejicano............................25............................88.......................113
Conde de Regla...................9............................44........................53
Soberano..........................25............................79........................104
Oriente...............................8............................20..........................28
Firme..................................2.............................1...........................3
Pelayo................................4.............................4............................8
Atlante...............................6.............................5..........................11
San José...........................48...........................101.......................149
Salvador del Mundo.............9...........................127.......................136
San Nicolás.......................148..........................67........................215
San Isidro..........................33..........................71........................104
TOTALES......................404.........................80........................1.284

Bajas inglesas:

NAVÍO............................MUERTOS.............HERIDOS............TOTAL
Culloden..............................10.......................47....................57
Blenheim..............................12......................49....................61
Prince George........................8........................7.....................15
Orion.....................................0.......................9......................9
Colossus................................0.......................5......................5
Irresistible.............................5......................14.....................19
Victory...................................1.......................5......................6
Egmont..................................0.......................0......................0
Goliath...................................0.......................8.....................8
Barfleur..................................0.......................7.....................7
Britannia.................................0.......................1.....................1
Namur.....................................2......................5.....................7
Captain..................................24....................56....................80
Diadem...................................0......................2......................2
Excellent..................................11..................12.....................23
TOTALES................................73...................227....................300

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Subo estos planos del combate de San Vicente.




Es una supuesta primera posición.





Una segunda posición


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Acompañamos más planos.






Ésta es la última posición para un autor.





Ésta es la primera posición para otro autor.

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Más planos, para acompañar.





Ésta es la segunda posición del autor anterior.





Ésta es la tercera posición del mismo autor.






Ésta es la misma posición que la anterior pero vista por otro autor.


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Y éstas son las últimas







Ésta es la cuarta posición del segundo autor.






Ésta es la misma posición pero vista por el tercer autor.






Ésta es la última posición y quinta del segundo autor.






Ésta es la tercera posición y también la última, vista por el tercer autor.



Espero os aclareís con tanta posición y autor.


Un afectuoso saludo a todos.


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Ésta es la disposición de la escuadra española en aquel trágico día y va como sigue:



Primera columna, central:



1. . . . Santísima Trinidad. . . . . .130. . .Teniente general don José de Córdova. Mayor general, capitán de fragata don Ciriaco Cevallos; Comandante, brigadier don Rafael Orozco.

2. . . . Mejicano. . . . . . . . . . . . . . 112. . . .Jefe de escuadra don Pedro de Cárdenas; Comandante, brigadier don Francisco Herrera.

3 . . . .Soberano. . . . . . . . . . . . . . 74. . . .Brigadier don Juan Vicente Yánez.

4. . . . San Nicolás. . . . . . . . . . . . .80. . .Brigadier don Tomás Geraldino.

5. . . . San Isidro. . . . . . . . . . . . . .74. . . Capitán de navío don Teodoro Argumosa.

6. . . . Salvador del Mundo. . . . .112. . . .Brigadier don Antonio Yepes.

7. . . . San Ildefonso. . . . . . . . . . .74. . . Capitán de navío Rafael Maestre.



Segunda columna, a la derecha de la central:




8. . . . Concepción. . . . . . . . . . . . 112. . . .Teniente general, conde Morales de los Ríos; Comandante, brigadier don José Escaño.

9. . . . Santo Domingo. . . . . . . . . . 60. . . . .Capitán de navío don Manuel de Torres.

10. . . Conquistador. . . . . . . . . . . .74. . . Capitán de navío don José Butler.

11. . . San Juan Nepomuceno. . . .74. . . .Capitán de navío don Antonio Boneo.

12. . . San Genaro. . . . . . . . . . . . .74. . . Capitán de navío don Agustín Villavicencio.



Tercera columna, a la izquierda de l a central:



13. . . Glorioso. . . . . . . . . . . . . . .74. . . . . .Capitán de navío don Juan de Aguirre.

14. . . .Atlante. . . . . . . . . . . . . . . 74. . . . . .Capitán de navío don Gonzalo Vallejo.

15. . . .Firme. . . . . . . . . . . . . . . . 74. . . . . .Capitán de navío don Bruno Ayala.

16. . . San José. . . . . . . . . . . . .112. . . . .Jefe de escuadra don francisco Javier Winthuysen; brigadier, don Pedro de Pineda.





A sotavento y vanguardia del cuerpo fuerte de la escuadra.




19. . . Príncipe de Asturias. . . . . . .112. . . . .Teniente general don Juan Joaquín Moreno; comandante, brigadier Antonio de Escaño.

18. . . .Conde de Regla. . . . . . . . . .112. . . . . .Jefe de escuadra, conde de Amblimont; comandante, brigadier, don Jerónimo Bravo.

21. . . .San Fermín. . . . . . . . . . . . . .74. . . .Capitán de navío don José de Torres.

17. . . .San Antonio. . . . . . . . . . . . . 74. . . .Capitán de navío don Salvador Medina.

20. . . .San Francisco de Paula. . . .74. . . .Capitán de navío don José Ussel de Guimbarda.

22. . . Oriente. . . . . . . . . . . . . . . . . 74. . . . Capitán de navío don Juan Suárez.



A barlovento y retaguardia del cuerpo fuerte de la escuadra:




23. . . Infante don Pelayo. . . . . . . . 74. . .Capitán de navío don Cayetano Valdés.

24. . . .San Pablo. . . . . . . . . . . . . . .74. . . Brigadier, don Baltasar Hidalgo de Cisneros.

25. . . Fragata Santa Matilde. . . . . 34. . . .Capitán de fragata don Manuel Vitoria.



Más las fragatas sueltas, con las urcas y demás buques del convoy: Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Señora de Atocha, Mercedes, Perla, Santa Brígida, Diana y Ceres; bergantín, Vigilante; urcas, Santa Paula, Santa Balbina, Santa Justa y La Anunciación.


Estos números corresponden con la colección de los cinco planos, que se me había olvidado volcar, que es la única que los lleva a todos.


Perdonen el despiste compañeros.


Un saludo de Antonio Luis.

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Estimados Compañeros:



Esto es como el epitafio al combate del cabo de San Vicente narrado por nuestro compañero De la Rocha. Como se verá corresponde a una cosa hecha por mi, motivada por la siempre aguda y diseccionadora, visión de la historia de nuestro compañero espaldar, pero que siempre es muy educadora, pues te hace pensar y esto a veces cuesta, pero a su vez se extraen de las entrañas de la propia historia, lecciones que lo gratificante sería que no se volvieran a repetir, por el bien de los españoles y de España.



Todo sucedió porque yo en otro foro volqué este mismo combate, al que espaldar realizo un análisis, que en esta ocasión volcaré yo por él, pidiéndole disculpas por ello y después viene mi aportación. Viene al caso porque en el foro de nuestro compañero todoababor, él a puesto en su web éste combate y mi análisis de él, el cual incluso me había olvidado, pero al verlo en su web me lo ha recordado y por ello lo añado, a la relación del combate hecha por el actual Mayor General de éste navío señor De la Rocha.



Si él ha considerado que mi explicación era buena para estar en su Web, yo a su vez me ha parecido de honrada justicia el traerlo a nuestro foro, porque a su vez fue provocada por nuestro compañero espaldar, que fue quién me obligo a devanarme los sesos para contestarle debidamente, en una larga explicación de mi forma de ver la historia, pues por todo lo leído y consultado, a veces se hacen o dicen cosas, que causan verdadera impotencia a quién medianamente está un poco al tanto de la historia naval de España, pero que en justicia es una injusticia, el hacer recaer en una sola persona por ser la responsable de su escuadra, las decisiones que como comandantes tienen los de los buques que con él la forman.



Por todo ello paso a poner en primer lugar la exposición del compañero espaldar y a continuación la mía. Lo único que se ha cambiado en mi nombre, al que espaldar hace referencia por no ser el mismo que tengo aquí, tratando así de evitar que no lleve a confusión a quién lo pueda leer.

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Aportación de espaldar.



En este foro contamos con la fortuna de poder disfrutar con los grandes conocimientos que adornan a una buena parte de su dotación, como (entre muchos otros) de nuestro querido amigo Ensenada. No está de más dar las gracias, que hago extensivas a todos los participantes.


Muchas de las cuestiones sacadas a relucir, son dignas de pararse y analizar más sus detalles y consecuencias. A veces, el ritmo rápido del foro, vigoroso en contribuciones, nos impide poder remachar bien algunos aspectos.


En este sentido, cuando buscamos el por qué de Trafalgar, hemos de hacer un examen retrospectivo que llegue a explicarnos satisfactoriamente los hechos. En Octubre de 1805, la debilidad de la Marina Española es ya una cosa hecha. Pero en San Vicente, la cuestión es muy diferente.


Sin embargo, el combate de San Vicente casi pasa sin pena ni gloria en la bibliografía, comparado con los ríos de tinta vertidos por Trafalgar. Como dice nuestro buen amigo, allí se vio la flota más poderosa de todo el XVIII español. Una flota, que había gastado un siglo luchando casi siempre con elementos muy inferiores y sacando pese a ello un buen partido. Los ingleses acababan de perder la posibilidad de asomarse siquiera al Mediterráneo. ¿Qué pasó entonces en tan poco tiempo? ¿Quién tuvo la responsabilidad?.


San Vicente ¿Fue un error de Córdova? ¿Fue este el único culpable?.


Jervis parece una figura inglesa con mucha más importancia de la que se le da. Discípulos suyos son Nelson y Colligwood entre muchos otros. Posiblemente a él se debe el continuo entrenamiento de la marina inglesa en la mar. Nelson ha pasado como el mítico héroe, después incluso de episodios francamente lamentables, perdiendo más hombres en Tenerife que en el Nilo, o como su actuación en el Mediterráneo a finales del XVIII, que se omiten y perdonan. Pero la preparación inglesa en Trafalgar es más obra del Almirantazgo y de Jervis.


Por ello, en San Vicente, ¿cómo estaba la diferencia del nivel de las flotas? ¿Era superior en maniobra y potencia de fuego la inglesa? ¿Había ya diferencias de preparación entre el común de la oficialidad inglesa y la española? ¿Dónde estaban los fallos de la española? ¿Qué elementos podemos sacar del posterior consejo de guerra?.


El desenlace de Trafalgar estaba escrito años antes (todos los oficiales pensaban que iban al desastre, quizá por primera vez en la historia de una batalla) y San Vicente tiene muchas de las claves.


Un saludo

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Estimado espaldar.



En primer lugar darte las gracias, por tú siempre agradable apoyo, ha nadie le amarga un dulce, a no ser que sea diabético o alérgico.



En segundo lugar y también como siempre tus pensamientos, escritos, son de profundidad, técnica, moral y humana, lo que dice mucho de ti, de ahí el adjetivar de “agradable” tus intervenciones, porque en el mundo en el vivimos, estas apreciaciones se dan en contadas ocasiones, porque sólo importa el dinero y el “bienestar”, cuando a lo mejor un bocadillo de atún, te sienta mucho mejor al comértelo con hambre, que un buen caviar con salmón ruso, sin ella, por lo tanto hay tantas cosas importantes, pero que nos son tan cotidianas o próximas, que sólo reaccionamos cuando las perdemos y muy pocas veces las valoramos en lo que valen por ellas mismas, mientras de ellas disfrutamos.



Hecha esta apertura al conocimiento, que sólo se obtiene por la meditación y el análisis (de ahí la sabiduría encerrada en los monasterios desde antiguo) de aquello que nos ha invadido la mente o en ciertos momentos de nuestra vida nos preocupa profundamente.



El que esto escribe, (como siempre digo), no pretendo dar ninguna lección a nada ni a nadie, simplemente son mis pensamientos, dados a conocer desde lo más profundo de mi forma de ser, experiencia acumulada, por haber sido meditada y en definitiva, vida vivida, que a lo mejor para algunos es pedante o engreída y para otros interesante o simplemente se puede leer, pero dejo que cada uno saque sus conclusiones, porque nunca se le ha podido quitar el pensamiento a alguien, aunque si la vida, pero mande quien mande, esto es lo que nos diferencia de los animales, aunque en ocasiones nuestro comportamiento sea incluso peor que el de ellos.



Lo ocurrido en San Vicente, es un cúmulo de circunstancias asombroso, pero inevitable: Córdova el primer culpable, porque el día anterior, ya se habían divisado a tres fragatas británicas y no ordenó formar la línea; atenuantes: acababan de pasar un temporal, que desde Gibraltar lo había arrojado hasta el cabo de San Vicente, por lo tanto las tripulaciones y los oficiales, deberían estar muy cansados, por el trabajo extra que se crea en estas circunstancias y el no poder descansar lo suficiente, y su duración fue de ocho días, lo cual acaba con las fuerzas de cualquiera. Bien es cierto que la bruma no dejaba ver las señales, con las banderas desde el buque insignia, donde izó la señal 252 <<Empéñese al combate cada uno cuando pueda>> señal que para más pena, sólo pudo enarbolar en el palo mesana, el único de que disponía, justo el que menos se veía por los buques que iban a su proa y que eran la mayoría, ¿pero pregunto yo, era necesario ver una señal, cuando ya la retaguardia de la flota estaba en pleno combate, en que pensaban los comandante de los navíos?, pero además, ¿para que estaban las fragatas?.

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