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Cuando se firmó el pacto de familia, la musa popular había ya captado la situación de España, cantándose la siguiente letra:





Pero los británicos no veían con buenos ojos el tratado de San Ildefonso, por ello se dedicaron a hacer todo lo posible para atacar a España, así no se dejaban posibles enemigos a la espalda y por ello surgió la provocación.


La ocasión propicia se presentó; Bustamante al mando de cuatro fragatas de guerra, pero utilizadas como trasportes por estar en Paz con el Reino Unido, zarpando de Monteviedo el día nueve de agosto del año de 1804, trasportando ciudadanos y unos caudales que ascendían a 4.733.153 pesos de plata, con mercancías de productos muy valiosos procedentes de aquellas tierras; su división la formaban las Medea, de cuarenta y dos cañones, comandante, don Francisco Piédrola; Fama (a) Santa Victoria, de treinta y cuatro, comandante, don Miguel Zapiaín; Ntra. Señora de las Mercedes, de treinta y cuatro, comandante, don José Goicoa y Santa Clara, de treinta y cuatro, comandante, don Diego Alesón, con rumbo a la bahía de Cádiz,
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Su navegación era la clásica de fila, pues no había nada que temer, pero el día cinco de octubre del año de 1804, en las cercanías del cabo de Santa María, fueron avistadas otras cuatro fragatas de guerra con el pabellón del Reino Unido, siendo éstas de mayor porte que las españolas y con toda su artillería, al contrario que las españolas, que para poder dar cabida a bordo de todo lo que transportaban, se les habían desmontado algunos cañones.


En el parte de Bustamante se puede leer: « La navegación ha sido feliz; sólo experimentamos en la fragata Medea ciertas calenturas epidémicas, dimanadas tal vez del calor y humedades de los chubascos de La Línea »


Las fragatas británicas, al darle alcance, muy sutilmente se fueron colocando cada una abarloada a una de las españolas. Eran la Indefatigable, insignia un navío rebajado, con veintiséis cañones de á 24, dieciséis carronadas de á 42 y cuatro obuses de á 12, capitán Graham Moore; la Lively, con veintiocho de á 18, dieciocho carronadas de á 32 y cuatro obuses de á 9, capitán Graham Eden Hamond; la Amphion, con veintiséis de á 18, dieciocho carronadas de á 32 y dos obuses de á 9, capitán Samuel Sutton y la Meduse, con veintiséis de á 18, doce carronadas de á 32 y cuatro obuses de á 9, capitán John Gore.


De la que era la insignia de la británicas, se le preguntó a la española « de que puertos de salida procedía y cuáles eran los de llegada », a lo que se les respondió, que de los de América y con destino a Cádiz.
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Por lo que regresamos al parte de Bustamante, para mejor que nadie dar una idea de lo acontecido y la forma en que se le obligaba a combatí o sucumbir, pues no hay mejor pluma para ello, que de quién ha vivido la experiencia:


« No puedo, señor Excmo., explicar a V. E. la admiración que causó a todos el decirme este oficial cuando subió a bordo que aunque no estaba declarada la guerra y habían reconocido y dejado libres varias embarcaciones españolas, tenía orden particular el comodoro de su Majestad Británica para detener la división de mi mando y conducirla a los puertos de la Gran Bretaña, aunque para ello hubiese de emplear las superiores fuerzas con que se hallaba y que no con otro objeto se le había confiado tres semanas antes, entrando en un reñido combate »


Ante la perplejidad del jefe de la división española, ordenó consejo de oficiales, en él se acordó el presentar combate y por ello enviar a un oficial, para así ganar tiempo e ir preparando a los buques españoles para él, encargado de decirle al oficial británico, que permanecía a bordo, que los buques españoles estaban preparados para defender el pabellón español, por lo que inmediatamente se hicieron señales al resto de la división, para que se alistaran lo más rápidamente posible, así como en el propio buque, se corrió la voz para que los civiles se pudieran a cubierto y la dotación en sus puestos.


Al ser notificado el oficial británico: « A esto, el oficial inglés salió al alcázar, hizo cierta señal con un pañuelo blanco a sus buques, y diciendo al intérprete que volvería por la respuesta o decisión del consejo de guerra, se retiró con su bote »
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Los españoles entre tanto hicieron señales a sus buques, para que estos se reunieran y formaran la línea de combate, pues al estar al pairo, la marea los había esparcido y por ello se habían quedado separados los unos de los otros.


Nada más arribó el bote del oficial al costado de contrafuego de sus buques, estos rompieron el fuego, siendo iniciado por el buques insignia británico, con un disparo con bala, al que le siguió el de la fragata que estaba casi abarloada a la Mercedes, con dos descargas cerradas de fusilería y la de artillería, con esto se comenzó el combate y se generalizó.


Sobre media hora después, parece ser que una bala enemiga logró llegar a algún lugar donde se hallaba la pólvora en la Mercedes, por lo que resultó de pronto volada con la sorpresa de los españoles y no mucha menos por los británicos.


Por lo que dos de las británicas rodearon con gran ventaja para sus fuegos a la Medea: « dos fragatas más poderosas de artillería del 18 y 24, con carronadas del 32 y 42, servidas con llaves y por una marinería escogida »
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Con esta ventaja no es de extrañar, que dos horas y media después de comenzado el combate, éste estuviera ya prácticamente decidido.


La fragata del comodoro; « era un navío rebajado, que en otro tiempo había batido y hecho varar a otro francés de 74 cañones »


Pero por lo decidido en el consejo de guerra, cada comandante quedaba libre de actuar a su mejor forma de hacer y entender, por ello la Clara, fue la última que se rindió, pues ya estaba rodeada por las dos británicas Indefatigable y Amphion; mientras que la Fama, intentando huir basándose en su velocidad, casi se había perdido de vista desde el cuerpo principal del combate, pero era seguida por las Lively y Meduse.


De los restos de la Mercedes, fueron rescatadas unas cincuenta personas, pues estaban flotando utilizando los desperdigados restos del buque, que para ello les servía, entre los que se pudo recuperar estaba el segundo comandante de ella, el teniente de navío don Pedro Afau. En esta explosión fallecieron entre otros muchos, casi todos los hijos y esposa de don Diego Alvear, capitán de navío y mayor general de la división, que aprovechando la paz intentaba ponerles a salvo en España, pero este fue su trágico fin.
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Al final la Fama fue también apresada, pero en el diario de Alvear dice: « . . al rendirse la Medea, estaba enteramente desmantelada y sin gobierno, y lo que es más, toda su gente abatida y llena de consternación por el reciente é infeliz suceso de la Mercedes; no pocos heridos, y aun muertos, retirados muchos más, y sobre 40, á título de convalecientes, en la enfermería, y las baterías, finalmente, desamparadas, de que se habían quejado repetidas veces los oficiales que las mandaban »


Se formó un conjunto entre británicas y españolas, arrumbando a la isla arribando la Fama el día diecisiete a Portsmouth, la Medea y Clara el día diecinueve a Plymouth, donde al llegar y por haber sido abordadas con las tripulaciones británicas para marinarlas, como en las españolas ya se había declarado un principio de epidemia, pasaron a estar en cuarentena todos.


Al ser canjeados y regresar a España, Bustamante pidió a S. M. se viera su conducta en consejo de guerra. Por ello se reunió la junta de generales en Cádiz, oyeron al implicado y a casi todos los que pudieron acudir, pero la sentencia, para juzgar tanto la derrota efectuada, como sus decisiones en el combate que era lo pedido por el brigadier, se le dictó de la siguiente forma: « procedió con todo el pulso que se requería » y que « se batió hasta donde lo permitieron las circunstancias contra fuerzas tan superiores como eran cuatro fragatas contra tres », terminando de explicar que « declarándolo libre de todo cargo y apto para ser empleado en los mandos y comisiones que Su Majestad tuviese por conveniente conferirle »


Nota: Aclarar que el número de piezas de artillería dado en las fragatas españolas, es el máximo en combate, pero al ser tiempos de Paz es más que probable que no llegaran al cincuenta por ciento de su armamento.



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Excelente aportación. Aqui dejo otra, aunque las fuentes son distintas el fondo es el mismo, aunque cambien algunos nombres, graduaciones o hechos. Queda al criterio del lector...

En los primeros meses del año 1804 arribaron al puerto de Montevideo procedentes del Callao las fragatas Clara y Mercedes, incorporándose a ellas la Medea, destinada en el apostadero y la Fama, habiendo terminando sus reparaciones tras su llegada a Montevideo procedente de Manila.

Una vez elegidas las mencionadas fragatas y alistadas, se procedió al embarque de su carga valorada en cuatro millones de pesos repartidos entre el erario español, con un millón y medio de pesos y el comercio y particulares, en su mayoría de Cádiz, con un valor de dos millones y medio de pesos.

Las fragatas de porte entre 40 y 44 cañones estaban mandadas por el capitán de navío don Francisco de Piedrola (Medea), capitán de navío don Miguel Zapiain (Fama), capitán de fragata don Diego Aleson (Clara) y por ultimo el capitán de fragata don N. Goicoa (Mercedes). A estos últimos algunas fuentes los califican como capitanes de navío.

La fragata Mercedes además de su valiosa carga llevaba abordo el pasaje que marchaba a España, tras largo tiempo en tierras americanas. Entre el pasaje figuraba uno muy especial, el capitán de navío don Diego Alvear (1) desempeñando funciones de mayor general de esta división al mando del jefe de escuadra don José Bustamante y Guerra

La escuadra dio la vela el 9 de agosto de 1804 transcurriendo el cruce del atlántico con la mas absoluta tranquilidad, solo alterada por los continuos acortes de vela para compensar el poco andar de la fragata Mercedes. Don José Bustamante, siguiendo su criterio decidió tocar las islas Canarias para recabar información de las últimas noticias acerca de la paz que reinaba entre Inglaterra y España.

Pero un acontecimiento inesperado cambiaría la suerte de la escuadra y de pensar del jefe de ella. El 30 de septiembre se avisto un bergantín de guerra ingles y se dio orden de darle caza con la intención de obtener noticias, el bergantín rehusó acercarse a la escuadra maniobrando para alejarse de ella, pero la insistencia de la fragata cazadora acabo por ponerla al pairo. El encuentro fue de lo mas cordial, obteniendo Bustamante las noticias que quería oír acerca del mantenimiento de la paz, contando para ello con las ultimas gacetas de Madrid que llevaba a bordo de hacia apenas ocho días (2).

Este encuentro hizo desistir a Bustamante de tocar las Canarias aunque paso a la vista del puerto de Tenerife no comunicando con tierra. Tras varios días de navegación el 4 de octubre dio orden para alistar la escuadra para entrar en Cádiz en los días sucesivos, lo que llevo a los pasajeros a un estado de nerviosismo por arribar a puerto tras 57 días de navegación desde que dejaron Montevideo.

Al amanecer del 5 de octubre la escuadra se encontraba a la altura del cabo de Santa Maria a 23 leguas de Cádiz, la madrugada rompía cubierta de una densa niebla que empezó a disiparse conforme el sol comenzaba a despuntar. Cuando la niebla lo permito se diviso por la proa cuatro grandes velas que conforme se acercaban y el efecto óptico que producía la niebla permitió con seguridad identificar a 4 fragatas de guerra con pabellón ingles.

Conforme se aproximaban el comandante de la escuadra empezó a sospechar de la actitud de las maniobras que estos realizaban toco a zafarrancho de combate, no por los movimientos que realizaban sino por observar lo que mandaban las ordenanzas cuando se avistaban buques de guerra. Las fragatas inglesas buscaron el costado de una española poniéndose en facha al llegar a su altura, poniéndose las nuestras en facha también obedeciendo las señales ordenadas por Bustamante. Las 8 fragatas quedaron inmóviles a tiro de pistola.

El espectáculo no era ventajoso para las embarcaciones españolas, los inglese presentaban más oportunidades que nosotros. Las embarcaciones inglesas eran la fragata Indefatigable, izando su insignia el comodoro Moore, la Amphion, la Lively y la Medusa.

La situación era la siguiente, la Indefatigable presentaba su costado a la Medea, la Amphion a la Mercedes, la Lively a la Fama y por ultimo la Medusa a la Clara. El orden de combate fue de marcha, la Medea a vanguardia, a retaguardia y en línea la Clara y a la izquierda la Mercedes, quedando la Fama a retaguardia

Un pequeño pasajero de corta edad fue testigo directo del combate y cautiverio posterior quedando bajo la protección de Bustamante hasta su separación en Madrid al regreso de España. Ocupando orgulloso, aunque por su corta edad no le correspondía, el puesto que designaba las ordenanzas de marina a los pasajeros durante el zafarrancho de combate

Vio partir de la Indefatigable un bote con un oficial que atraco al costado de su fragata (Medea). Con el ofrecimiento de que arriase el pabellón y siguiese las aguas de las fragatas inglesas, con la excusa de que los caudales que transportaban iban a pasar a napoleón quien se encontraba en guerra con ellos. Lo que Bustamante respondió que la escuadra de su mando no arriaría su pabellón nacional sin efusión de sangre.

Al regreso del oficial ingles a su buque, se observo como desde el bote antes de llegar, se flameo un pañuelo, lo que hizo que la Indefatigable izara en las tres cofas gallardetes encarnados. Señales que repitieron los demás buques rompiendo el fuego barriendo las fragatas españolas.

Tras el ataque que produjo gran confusión y desorden, en la Clara, donde se encontraba el joven observador, pudo dar fe tiempo después de la violencia del combate. Donde las balas no se perdían, pues la distancia al ser tan corta permitían que todas atravesasen los barcos de parte a parte, inundando la cubierta de tacos inflamados de los cañones ingleses, corriendo un gran peligro de incendio.

Al cuarto de hora de producirse el combate, una fuerte explosión inundo el escenario descubriéndose que la Mercedes había dejado de existir quedando en las aguas reducidos fragmentos y junto a ellos algunos hombres pidiendo auxilio. La explosión fue tan violenta que según testimonios, en la Clara, un perno de hierro grueso cayó en la cubierta matando a dos marineros.

La Amphion pasó al costado de la Clara al quedarse sin objetivo a batir, quedando esta fragata entre dos fuegos. La Medea habiendo apagado sus fuegos causados por la artillería inglesa, a la media hora de combate arrió la bandera. Pasando la inglesa a ponerse al costado de la Fama. Quedando las fuerzas en relación de 2 a 1.

Volviendo a lo que narra el joven testigo de la Clara, en aquella fragata su comandante no paraba de alentar a la dotación para que no se viniesen abajo, pero ido y cegado por las circunstancias no se dio cuenta que sus oficiales, ante tanta masacre y no habiendo posibilidad alguna de frenar aquello, decidieron arriar la bandera sin la orden de su comandante.

De la Amphion se echo al agua un bote con la dotación de presa para tomar el control de la Clara, dándose cuenta el comandante de Clara que su adversario actuaba así porque en su barco se había arriado el pabellón. Echo que lo lleno de furia y sable en mano ordeno al oficial de su custodia que la izase de nuevo rompiendo el fuego. Pero la situación no se alargo mucho, la fragata estaba herida, había perdido el timón y tenia muchos balazos a flor de agua, lo que sin la participación de las bombas se hubiese ido a pique en un instante.

La Clara cuando se rindió había quedado reducida a una boya flotante. De los 290 hombres de tripulación, 115 habían quedado fuera de combate; 40 muertos y 75 heridos.

Mientras en la Fama después de haber combatido valientemente busco la salvación forzando la vela siendo perseguida por sus dos adversarias. Pero los esfuerzos resultaron en vano, acabo siendo apresada y conducida al puerto de Portsmouth. Como muestra de su valor en el combate se supo después que había conseguido desarbolar a una de las dos fragatas.

En el escenario en el que había quedado la Clara, el bote con la dotación de presa de la fragata Amphiom, tomo el mando de la fragata, según nuestro joven testigo. Pasando él y el comandante entre otros a la Amphion. El comandante y oficiales fueron recibidos con demostraciones de atención y respeto, durante su transito a Inglaterra fueron obsequiados el comandante y oficiales con un banquete y se les dijo que no eran considerados prisioneros de guerra, sino retenidos quedando libres a la llegada a suelo ingles.

En la Clara acabaron los supervivientes de la Mercedes recogidos de las aguas, 49 individuos de una tripulación total de 300, siendo el único oficial que se salvo su segundo comandante don Pedro Afan, que embarco en una condición lamentable.

El viaje a Inglaterra se izo eterno por el mal tiempo que atravesaron y las condiciones de los barcos. El 19 de octubre, catorce días después del combate las cuatro fragatas quedaron fondeadas en Plymouth Dock. Las dotaciones españolas creyendo en las promesas lanzadas durante la travesía, tuvieron que hacer frente a una cuarentena que los ingleses no hicieron, a pesar de venir (Gibraltar y Cádiz) de puertos donde se había producido brotes de fiebre amarilla. Lo que levanto la sospecha entre los españoles de que todo atendía a una maniobra para que los capitanes ingleses gestionasen su derecho a la parte de la presa sin la oportuna reclamación española al ataque sufrido. Como así se verifico después esta maniobra inglesa.

El día 1 de noviembre se levanto la cuarentena impuesta a los españoles, las dotaciones fueron llevadas a Plymouth, población distante a tres millas del fondeadero, quedado alojadas en un cuartel. A los jefes y oficiales se les dejo en libertad en Plymouth Dock alojándose por su cuenta.

El gobierno ingles les asigno una pequeña paga semanal a todos ellos para poder hacer frente a la estancia en suelo ingles. Tiempo después los jefes oficiales fueron trasladados a una población comercial y con puerto, Tavistock, distante a catorce millas de Plymouth Dock.

Al final el gobierno ingles accedió a que se embarcasen libremente a los jefes y oficiales para España, fletando a cuenta inglesa un navio neutral que los restituyese a un puerto español. El 17 de mayo de 1805, mas de 30 oficiales se hicieron a la vela en Plymouth en un bergantín sueco, fondeando el 25 de mayo en Vivero (Galicia).

A partir de allí cada oficial tomo destinos distintos, acabando Bustamante en Madrid donde en consejo de guerra se le exculpo de todo, retomando sus obligaciones militares en la guerra contra el ingles.


Fuentes:

La Revista de Buenos Aires. Historia Americana, Literatura, Derecho y Variedades.
Tomo X. 1866

Espadas y Corazones. Pequeñas delicias de héroes y villanos de la historia de la Argentina. Daniel Balmaceda



(1)El capitán de navío don Diego de Alvear y su familia regresaba a España como pasajero en la Mercedes, después de haber permanecido en el virreinato 30 años y casándose en Buenos Aires con doña Maria Josefa Barbastro de 38 años. Pero pocos días antes de hacerse a la vela la escuadra, fue nombrado mayor general de ella pasando a la Medea. Quedando en la Mercedes su mujer y siete de los ocho hijos en compañía de un sobrino y un criado.
El dia del combate al padre lo acompañaba su hijo mayor de 14 años, quien por motivos de comportamiento se había trasladado junto al padre.
Carlos Antonio José Gabino del Ángel de la Guarda, paso a llamarse en recuerdo de su madre Carlos Maria de Alvear. Fue militar como su padre tuvo una destacada actuación en la guerra de la independencia, tomando parte en la defensa de Zaragoza. Pero sus sentimientos quedaban en la otra parte del atlántico.
Seria el padre de Torcuato, popular intendente porteño y abuelo de Marcelo, presidente de la nueva nación argentina.
A pesar de los hechos que vivió en persona el fatídico día, llego a ser un ferviente admirador de los ingleses. Tal vez marcado por su estancia en Inglaterra, pues ingreso en un colegio ingles y su padre se caso por segunda vez con una inglesa que conoció en su cautiverio. Como ejemplo de ello, en 1815 envió una nota al embajador ingles en Rio de Janeiro asegurando que aquellas provincias deseaban pertenecer a Inglaterra, unos sentimientos hacia los asesinos de su familia que no eran los mismos que había defendido la familia.

(2)Mas tarde se supo que dicha fragata habia sido destaca ex profeso para encontrase con los buques españoles e inspirar confianza a su jefe con falsas maniobras y poder avisar a la escuadra inglesa.

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Amigo Martin Alvarez


Esos datos están también en mis fuentes, pues como digo están basados principalmente en el diario de Alvear.


Lo que desconocía eran lo de hijo.


Pero si queréis dar un vistazo a lo que he puesto en la Web: https://www.todoavante.es o en el blog: https://blog.todoavante.es

Veréis algo que no está en tus fuentes y sí en las mías, con una conclusión: que ya veremos que pasa, pues me hizo mucha gracia su conocimiento, está al final de la descripción del combate y en este apartado en los dos sitios. Ya que aquí solo lo leemos nosotros, pero allí, está al alcance de todos, por supuesto que sepan leer español.


Un abrazo y gracias.

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