Mahón Isla Pinto



Con la reciente incorporación de la patrullera a nuestra Armada Isla Pinto P-84, antes de escribir sobre ella, creo que es conveniente colocar la historia de dicha isla.

En la Mar, tenemos un refrán, “Junio, Julio y Mahón, los mejores puertos del Mediterráneo son”

Un servidor se crio hasta los 12 años en Menorca, ya que mi padre, estaba destinado en un 38 en la Mola de Mahón.

Mi abuela paterna vivía por entonces en la calle Isabel II, y la parte posterior de la vivienda, daba al puerto de Mahón, justo enfrente de la Estación Naval como se llamaba en esa época, por lo que se tenía una excepcional vista de ella y sobre la Isla Pinto

El puerto natural de Mahón (ría), como lugar para resguardar todo tipo de embarcaciones y navíos, provisto de agua dulce y bien protegido, fue un elemento esencial en las estrategias de las potencias inglesas, francesas y españolas en el Mediterráneo.

El islote que hoy conocemos cómo Isla Pinto, en la Estación Naval de Mahón, originalmente era una gran roca cercana a la ribera norte del puerto, denominada isla del Gegant; posteriormente fue alquilada a una familia de comerciantes mahoneses de apellido Subirats apodados Pinta o Pintot, que, castellanizándose, ha derivado en el actual nombre oficial.

A mediados del siglo XVIII, los ingleses, que habían iniciado la construcción de un arsenal en la ribera norte del puerto, ampliaron el islote y procedieron a rebajar el nivel de la roca y agrandar su perímetro, el cual convirtieron en muelles de atraque para embarcaciones.

En 1719 el almirante Byng sugirió que se construyeran en la isla Pinto depósitos y polvorines, así como los edificios que fueran necesarios.

En 1724 se empezó a dar forma al proyecto de la construcción de un arsenal.

Fue, no obstante, en la segunda dominación inglesa cuando la isla Pinto se habilitó como centro de operaciones y astillero.

Para ello, en 1766, se allanó la primigenia isla rocosa, y se rodeó su perímetro con ocho muelles que son los que le confirieron la forma octogonal que aún se puede ver en la actualidad; además de estas obras, la conectaron con la ribera norte del puerto, mediante la construcción de un puente.

En 1774 se terminó la construcción de los almacenes y edificios de alojamientos de la isla Pinto.

En lo que se llama la columna vertebral de los edificios, destaca una torre con un reloj, todo ello, ejemplo de un conjunto colonial.

Mahón se convertía así, en el mejor arsenal británico de ultramar.

Ya bajo la dominación española, entre 1782 y 1798, el arsenal de Mahón gozó de un breve tiempo de apogeo en el que se benefició de la tecnología y personal de constructores navales, siendo utilizado tanto como base de aprovisionamiento como para la construcción y reparación de buques.

Entre 1825 y 1830, las instalaciones fueron arrendadas a la escuadra norteamericana.

A finales del siglo XIX, al convertirse sus instalaciones en sede de una brigada torpedista, se construyó el actual varadero cubierto y parte de las edificaciones del nordeste del islote.

El resto son construcciones y remodelaciones de diversos momentos del siglo XX.

Hacia 1900 el arsenal quedó en un estado lamentable y de abandono para, quince años más tarde, tras el estallido de la primera guerra mundial, resurgir de nuevo con un proyecto para «sumergibles».

En 1916 se iniciaron las obras de ampliación, abarcando terrenos de los predios de Sant Antoni y Binissermenya, donde se construyeron nuevos edificios en tierra firme, y, ya en 1930, se mejoraron las instalaciones con la incorporación de un dique flotante.

Actualmente la isla Pinto pertenece a la Armada Española, y ha sido transferida a la Fundación Museo Naval para la creación de un museo.

En el verano de 2006 se suscribió un contrato de un año de duración con la Armada, por el cual Amics de la Mar Port-Maó asumía su mantenimiento, el cual se ha ido renovando hasta el día de hoy.

Durante este tiempo la asociación ha trasladado la mayor parte de su infraestructura: oficina y sala de juntas, taller, almacenes, etc.

Tremenda historia, dan ganas de jugar a identificar los buques de algunas de las fotos, lástima que se vean tan pequeños.

¡Salud!

Me encanta la historia, compartida con la geografía, de lugares dignos de conocer. Y si esta historia va acompañada de tan abundante información gráfica, miel sobre hojuelas.

Muchas gracias Manuel.

Pues me alegro que a sus Señorías les guste, después vendrá la de patrullero de su nombre.

Abrazos