Crucero Acorazado Vizcaya



<<Decidles, que yo respondo que jefes, oficiales, maquinistas, contramaestres, clases de tropa y marinería, desde capitán a paje; cuando llegue el día del peligro les bastará dirigir sus miradas a esta bandera, para que antes de arriarla sirvan sus pliegues de sudario de nuestros mutilados cadáveres>>. Del comandante del Vizcaya al Diputado Vizcaíno Sr. Olascoaga en la ceremonia de entrega de la bandera de combate.

Dos años, tres meses y 3 días después, un 3 de julio de 1898, jirones de la bandera de combate del Vizcaya servían de improvisados vendajes y de sudario para el cuerpo destrozado del condestable D. Francisco Zaragoza.


(Tercer condestable D. Francisco Zaragoza)

El origen del Vizcaya y de sus gemelos Infanta María Teresa y Almirante Oquendo se remonta a un Real Decreto de 13 de octubre de 1887, que vino a modificar sustancialmente la composición del programa de construcciones navales del almirante D. Rafael Rodríguez Arias, aprobado por Ley de 12 de enero de 1887, ya que sustituía uno de los cruceros de 4.500 toneladas y los ocho de 3.200 contemplados en la Ley citada, por seis cruceros acorazados de 6.500 a 7.000 toneladas; de ellos, tres se construirían en los arsenales del Estado, mientras que los tres restantes se sacarían a concurso público entre casas nacionales y extranjeras, pero con la obligación de construirlos en España. Al citado concurso se presentaron un total de nueve ofertas, varias de ellas de sociedades constituidas sólo sobre el papel, poniéndose en juego todo tipo de presiones para hacerse con el contrato, que se adjudicaría finalmente en medio de una gran polémica nacional a la recién creada Sociedad Astilleros del Nervión, propiedad del financiero bilbaíno D. José Martínez de las Rivas, que contaba con la asistencia técnica del ingeniero Charles M. Palmers, muy vinculado a diversas empresas británicas del sector de la construcción naval. El contrato, por importe de 45 millones de pesetas, se firmó el 1 de junio de 1889, fijándose los plazos de entrega de los tres buques a los 24, 30 y 36 meses, contados desde dicha fecha.

El proyecto elegido, era una versión agrandada y más potentemente artillada de los cruceros acorazados británicos de la clase “Orlando” –compuesta por siete unidades autorizadas entre 1885 y 1886-, que respondía perfectamente a las necesidades coloniales de la Marina española, gracias a su gran autonomía y velocidad, así como poderoso armamento, combinación de factores que les hacían muy superiores a los cruceros protegidos de la época, que eran los enemigos previsibles por entonces.

La quilla del Vizcaya se coloco sobre las gradas del nuevo astillero levantado al efecto en Sestao el día 7 de octubre de 1889 (la quilla del Teresa se coloco el 24 de julio y la del Oquendo el 16 de noviembre de ese mismo año). La caída al agua del Vizcaya, tendría lugar el 8 de julio de 1891, con bastante retraso sobre los plazos contratados, evidenciando los problemas financieros que comenzaban a enturbiar la andadura del ambicioso astillero creado por Martínez Rivas.

1891

Botado el 8 de julio de 1891, la ceremonia de la botadura atrajo a una gran multitud, sin llegar en todo caso al imponente espectáculo de la botadura del Infanta María Teresa. A las cuatro en punto de la tarde, la madre del industrial bilbaíno Martínez Rivas, acompañada del general Carranza y de otras personalidades cortó la cinta del Vizcaya, que se deslizo rápidamente cayendo en las aguas de la ría de Bilbao.

A consecuencia de la velocidad de salida, el Vizcaya rompió las cadenas y el chicote que lo amarraban, y atravesando la ría, fue a dar contra una caseta de madera de la orilla opuesta. El codaste penetro en tierra y partió la caseta, quedando el buque embarrancado. Los espectadores de ese lado de la ría recibieron un tremendo susto, y por un momento se pensó que el buque había sufrido averías a causa de la violencia del choque.

Inmediatamente acudieron al lugar cinco remolcadores, que a costa de no pocos esfuerzos, consiguieron poner a flote al Vizcaya, cuyo casco no había sufrido ningún desperfecto.

<<La Ilustración Española y Americana, Madrid 22 de julio de 1891.

La botadura del crucero Vizcaya.

A los diez meses de haber sido lanzado a las aguas del Nervión, en Bilbao, el crucero Infanta María Teresa, se ha efectuado con toda felicidad, en la tarde del 8 del corriente, la botadura del crucero Vizcaya, segundo de los que se construye para la Marina española de guerra la casa Martínez de las Rivas-Palmer, de aquella capital.

El crucero Vizcaya es de iguales dimensiones y circunstancias que el Infanta María Teresa, botado al agua el 30 de agosto del año anterior, y que el Almirante Oquendo, el cual será botado en octubre próximo.

Eslora total 110,949; eslora entre perpendiculares, 103,632; manga extrema, 19,081; desplazamiento, 7.000 toneladas; su casco es de acero dulce, y a pesar de las dimensiones del buque y del armamento formidable que tiene que resistir, su estructura nada deja que desear; y la subdivisión en departamentos estancos, el doble fondo y la cubierta protectora de acero le ponen en inmejorables condiciones.

Estará dotado de dos máquinas verticales de triple expansión y hélice, capaces de desarrollar 13.000 caballos de fuerza con tiro forzado, que darán al buque una velocidad de 20 nudos por hora, y tendrá seis calderas, cuatro con hornos en los dos extremos y dos con hornos sólo por un lado, llegando la superficie de las seis calderas a 25.220 pies cuadrados.

El blindaje consistirá en una faja de acero, de 0,309 metros de espesor y anchura de 0,458 sobre la línea de flotación, y 1,219 metros bajo dicha línea; una cubierta protectora de proa a popa, que estará en línea con la faja blindada en su extremo superior, y un poco inclinada a los extremos para mejor protegerla; y sobre la cámara de máquinas una cubierta protectora y portas de 0,512, destinada a defender eficazmente la parte superior de los blindajes.

Su poderoso armamento ha de constar de:

Dos cañones sistema González Hontoria, de 28 centímetros, colocados en barbetas con blindaje de 0,267, y 10 del mismo sistema y de 14 centímetros sobre la cubierta superior colocados, cuatro en reductos reducidos con un campo de tiro de 160 grados, y seis a los costados y en el centro del buque con un campo de tiro de 120 grados.

Ocho de tiro rápido de 57 milímetros, sistema Nordenfelt, situados en la cubierta principal, dos a popa, cuatro en el centro y dos a los costados, con un campo de tiro de 120 grados.

Ocho de tiro rápido de 37 milímetros, sistema Hotchkiss, también situados en la cubierta principal y con un campo de tiro de 60 grados a cada lado del bao, y además se colocarán otros en las cofas militares y botes, así como para desembarco.

Ocho tubos lanzatorpedos, seis sobre la línea de flotación y dos bajo de ella, situados cuatro a los costados, dos a proa y dos a popa, siendo éstos fijos, y los situados sobre la cubierta protectora tendrán un campo de tiro de 80 grados.


A las diez de la mañana se efectuó la bendición del buque, y todo estaba dispuesto para el acto solemne de la botadura: un bello templete, adornado con escudos de armas de España y Bilbao, banderas, guirnaldas de flores y arcos de ramaje, se alzaba frente a la proa del crucero, y éste, apoyándose todavía en recios y acuñados puntales, enlazábase con aquel templete por medio de cintas de seda, de los colores nacionales.

A las cuatro de la tarde habíanse reunido en el templete el capitán general del departamento del Ferrol, Sr. Carranza; el Gobernador civil y el Gobernador militar de la provincia; los Sres. Martínez de las Rivas y Mr. Wilson; el Sr. Urquijo (hijo político de D. José Martínez de las Rivas) y su bella y elegante esposa, y otras autoridades y personas notables; en medio de ellas aparecía la anciana y respetable madre de los mencionados Sres. Martínez de las Rivas, vestida con sencillo traje de lana negra y cubierta su cabeza con el negro manto de viuda; en las inmediaciones del templete se veía a la numerosa familia de esa venerable anciana, desde sus hijos hasta sus biznietos, que presenciaban regocijados el solemne acto; en las tribunas cercanas, en las gradas, en los muelles, en las orillas de la ría se había reunido innumerable muchedumbre, no sólo de Bilbao, sino de Portugalete, Castro-Úrdales y otros pueblos, y los buques fondeados en la dársena, las casas de las cercanías y los talleres de los astilleros estaban engalanados con vistosas colgaduras, banderas y gallardetes, guirnaldas y follaje, presentando magnífico y animadísimo golpe de vista.

Hecha la señal, a las cuatro en punto de la tarde, el Sr. Martínez de las Rivas (D. José) presentó a su madre unas tijeras de oro y tomándolas con temblorosa mano la respetable anciana, pálida de emoción, cortó la cinta que simulaba amarrar al crucero, mientras los obreros echaban al suelo los últimos puntales en que se apoyaba el casco.

En medio de los acordes de la Marcha Real, de vivas al Rey y a España, de un nutrido aplauso que revelaba el entusiasmo de la muchedumbre, el crucero Vizcaya se deslizó rápidamente hasta el Nervión.

Saludaron la botadura del majestuoso buque un hurra general de la multitud, vítores y aplausos, silbidos de los buques de la ría y de las máquinas de vapor de los astilleros, cohetes y otros fuegos de artificio.

Acto continuo se celebró un espléndido refresco en el taller de cañones, departamento de artillería de los astilleros, brindando con elocuentes discursos el vicealmirante Sr. Carranza, el Sr. Martínez de las Rivas (D. José), el Sr. Albarrán y otros, y en nombre de la prensa el Sr. Gutiérrez Abascal>>.

El 30 de agosto, el periódico El Imparcial informaba sobre el artillado del crucero, que se compondría de esta manera: <<dos cañones González Hontoria de 28 centímetros, modelo 83; diez cañones de 14 centímetros, del mismo sistema y modelo; 8 cañones de tiro rápido de 57 milímetros, sistema Nordenfelt; 2 ametralladoras de 11 milímetros, de igual sistema; 8 cañones revolvers de 37 milímetros, sistema Hotthkiss. Para las embarcaciones menores se ha dispuesto el siguiente armamento: Dos cañones de 7 centímetros y uno de 9 centímetros, sistema González Hontoria, modelo 79>>.


(Cubierta de proa del Vizcaya. Se puede apreciar claramente la torre barbeta que aloja el cañón Hontoria de 28 centímetros y a parte de la tripulación del buque realizando ejercicios. Desconozco el origen de la fotografía y la fecha en que se realizo la misma)

El 6 de octubre se reúne el Consejo superior de Marina, presidido por el general Rodríguez Arias, a fin de estudiar las pruebas de cañón realizadas en Inglaterra, sobre las placas de blindaje Camell destinadas a los cruceros Vizcaya e Infanta María Teresa.

El 27 de octubre, en una editorial tremendamente critica con la gestión del ministro de Marina Sr. Beránger, el periódico El Imparcial señala ente otras cosas lo siguiente:

<<Se declara a “cencerros tapados” (¿?) admisible un blindaje adquirido en Inglaterra por la sociedad de los astilleros del Nervión para los cruceros que la misma construye, el cual blindaje ha sido declarado inadmisible por la comisión receptora, después de tres pruebas de fuego con lamentables resultados.>>

El 7 de noviembre, reunido el Consejo superior de Marina, y presidido por el presidente del Consejo de ministros Sr. Cánovas del Castillo (ministro de Marina interino tras la dimisión del contralmirante Beránger), se acuerda nombrar una ponencia compuesta de ingenieros navales y jefes del cuerpo de artillería de la armada para informar acerca del artillado que han de llevar los cruceros del Nervión.

1892

Durante el mes de febrero una comisión técnica inspecciono los trabajos de los astilleros del Nervión. A primeros de marzo un extracto del informe elaborado por dicha comisión fue publicado por la prensa bilbaína y por el periódico El Imparcial. Por su interés lo reproduzco en su totalidad:

<<Artillería.- Máquinas, personal e instalaciones.

Talleres, bien provistos; emplazamiento de las baterías de prueba, excelente; personal, inteligente.

La instalación para la prueba del cañón de 14 centímetros de tiro rápido y de sus proyectiles no podrá estar lista hasta dentro de un mes, y en la prueba solo se podrán emplear proyectiles …………, ínterin no se despeje la entrada del ……..

Estado de las obras y adquisiciones.

Crucero Infanta María Teresa.- De equipo, estado construido.

El artillado de este buque podrá quedar listo con la terminación de la instalación de los montajes hidráulicos de las torres, o sea en el plazo de diez meses desde la aprobación de los planos de estos.

Crucero Vizcaya.- El artillado de este buque puede quedar listo al terminar la instalación de sus torres, o sea catorces meses después de aprobar los planos la superioridad.

Crucero Almirante Oquendo.- El artillado de este buque podrá estar terminado al concluirse sus cañones de 28 centímetros e instalarlos en las torres, o sea en un plazo de dieciséis meses.

Observaciones generales.

El retraso principal en la entrega del artillado depende de la terminación de los cañones de 28 centímetros.

La entrega del artillado del primer crucero se retrasará igualmente en unos cuantos meses, a causa del atraso en la construcción de las barbetas y montajes hidráulicos.

Este atraso cree la comisión que ha dependido principalmente de la voluntad de los contratistas.

Los cañones y montajes de 14 centímetros han sufrido pequeño retraso, debido a modificaciones introducidas.

Ingenieros.

Los puntos de carácter puramente técnico sobre los que debía emitir informe la comisión, son:

1º. Estado de adelanto de las obras en los tres cruceros, tanto a flote como en tierra.

2º. Recursos industriales de que se dispone para ejecutar los trabajos emprendidos.

Sobre estos puntos no se atreve la comisión a precisar detalles por la multiplicidad de servicios y de obras y la falta de tiempo que tuvo para examinarlos.

Estado de las obras en construcción de los cruceros.

Infanta María Teresa.- Se procede con una lentitud incompatible con la premura que era de suponer después de haberse rebasado por los contratistas, con exceso, la fecha de la terminación del buque.

Están terminados, o a punto de concluirse, la mayor parte de las obras de más consideración y bulto; pero la suma total de las del detalle, la instalación de gran número de aparatos auxiliares, representa todavía considerable gasto de tiempo y trabajo.

Entre las obras no ejecutadas hay que contar la instalación de la faja blindada y la casi completa construcción de las torres con sus servicios.

Vizcaya y Oquendo.- Más desagradable es el efecto que produce un examen de estos cruceros. Desde que están en el agua se han paralizado las obras a flote casi en absoluto y los cascos se encuentran en el más deplorable abandono.

Toda la obra de acero, con ligeras excepciones, está al descubierto, sin pintura ni precaución alguna que la proteja. El tablado de las cubiertas se ha efectuado con el mayor descuido, la madera no es toda escogida, las costuras no están bien protegidas y el agua se filtra hasta la cara baja de la tablazón. Toda la obra interior de aceró está oxidada. La comisión acusa de incuria a los contratistas.

Esto en cuanto a las obras a flote; en los talleres no sucede lo mismo, pues se está trabajando con alguna actividad.

Las máquinas principales se hallan en un estado de adelanto superior al de los cascos y sus instalaciones.

Estado de la obra viva exterior de los cruceros.

Nada puede manifestar la comisión sobre este punto, pues para recoger datos exactos se necesitaba un reconocimiento en dique, operación hoy impracticable.

Recursos industriales de que se dispone en los astilleros.

De lo expuesto en este párrafo resulta que en los astilleros del Nervión se está muy lejos de trabajar con la actividad que la abundancia de recursos metálicos promete, y que de continuar las cosas en el mismo estado de atonía que se observa, se aplazará la entrega de los cruceros indefinidamente.

Nada justifica tal conducta, pues aún admitiendo explicada la paralización de los trabajos en el Infanta María Teresa, por la falta de los blindajes u otras causas más o menos legítimas, no podrían alegarse las mismas razones para que no se activen las obras en el Vizcaya y en el Oquendo, cuyos cascos se hallan en el día absolutamente olvidados.

La comisión atribuye este estado de cosas a la crisis económica que atraviesa la Sociedad.

Estado económico y garantía para el Estado.

Esta parte del informe fue lo único adelantado por La Correspondencia de España, reproducido por nosotros (El Imparcial), y que conocen, por lo tanto, nuestros lectores.

El achique.

Los periódicos oficiosos daban anteayer una noticia, al parecer insignificante, la que se había ordenado el achique de dos de los cruceros en construcción en Bilbao, y sabido es que al achique se recurre cuando los barcos hacen agua.

Con esto basta.

El Consejo Superior de Marina.

Una noticia nueva podemos añadir a lo anteriormente copiado.

Parece ser que la ponencia nombrada por el Consejo Superior de la Marina (que reside en Madrid) no está conforme con lo dictaminado por la comisión inspectora que fue a Bilbao a ver los cruceros y estudiar el estado del establecimiento industrial; pero no dice en que funda su disconformidad.

(Publicado por El Imparcial en fecha 3 de marzo de 1892)>>

De manera incomprensible el Consejo Superior de Marina, presidido por el nuevo ministro de Marina Sr. Beránger, que vuelve a ocupar el cargo (el ministro Montojo ha dimitido), reunido el 26 de marzo, examina las bases de la ponencia y formula un dictamen considerando “suficientemente garantizados” los intereses del Estado.

El 21 de abril reunido el Consejo Superior de Marina, presidido por el ministro Beránger, se examinaron las pruebas verificadas en Inglaterra con uno de los lotes de placas de blindaje con destino a los cruceros del Nervión, disponiendo que los astilleros adquirieran otro lote de placas de blindaje “Brow”, pues con el que se han realizado las pruebas ha acusado deficiencias, motivo por el cual ha sido desechado por él Consejo. Asimismo se decidió el número de torpedos con que deberían dotarse los buques.

El 25, la dirección de la Sociedad Astilleros del Nervión pone carteles en los talleres anunciando que se suspenden los trabajos en general hasta nueva orden. Unos dos mil operarios quedan en paro. El 29 el gobierno recibe comunicación la comunicación oficial acerca de la quiebra de la Sociedad Astilleros del Nervión.

El 11 de junio el director de los Astilleros del Nervión (capitán de navío D. Pascual Cervera) telegrafía al ministerio de Marina comunicando que el Vizcaya está a punto para entrar en el dique. Esté mismo día el crucero embarca dos de las cuatro calderas grandes. El 14, Cervera informa que no ha sido posible que el Vizcaya entre en el dique, dado que “al dar agua al dique salto la puerta, produciéndose en ella una ligera avería, que pronto estará reparada. El buzo reconoce el dique y si, como espero, no hay daño entrara mañana el Vizcaya”.

El 6 de julio se declaro un pequeño incendio en el crucero, a bordo del cual se encontraba trabajando varios operarios con una fragua portátil, de la cual cayeron carbones que incendiaron el pavimento embreado. Fueron los propios operarios quienes apagaron el fuego, quemándose tan solo 20 tablones y las bases de madera de los motillones de la parte de babor de proa.

El 20 de agosto se reunió el Consejo Superior de Marina bajo la presidencia del ministro Sr. Beránger, estudiando y resolviendo las formas más convenientes para la disminución de peso del tubo montacargas de los cruceros, con objeto de aumentar mayor cantidad de combustible. También se acordó la instalación de bombas de inyección a vapor para los montajes de 28 centímetros.

A primeros de septiembre el Vizcaya sale del dique. El 5 del mismo mes el director de los astilleros informa que el crucero tiene ya todas sus calderas a bordo.

El 23 de diciembre de 1892 el ministerio de marina ordena la adquisición de fusiles Máuser de 7 milímetros para las dotaciones de los cruceros del Nervión.

1893

Pocas son las noticias que he encontrado sobre nuestro buque en este año. Las más sobresalientes son las que siguen a continuación.

• El 3 de enero de 1893, reunido el Consejo Superior de Marina, bajo la presidencia del vicealmirante Butler, aprueba el trazado de los aros de forzamiento de los proyectiles para cañón de 14 centímetros con destino a los cruceros del Nervión.

• El 14 de enero el Ministerio de Marina ordena telegráficamente al director de los astilleros del Nervión, se construya en aquellos las jarras de cobre para los cañones de 28 centímetros que han de montar los cruceros de Bilbao.

• El 25 de enero, S.M. la Reina firma un decreto nombrando comandante del Vizcaya al capitán de navío D. Enrique Santaló.

• El 27 de enero el Ministerio de Marina dispone nombrar un oficial de artillería de la Armada para que inspeccione en Berlín la fabricación de los fusiles Máuser, con destino a los cruceros de Bilbao.

• El 4 de febrero se dispone que se suprima de los cruceros del Nervión el artillado de 9 centímetros, modelo 1879, así como todo su material.

• El 10 de febrero el Ministerio de Marina informa que en el presupuesto venidero, el Vizcaya figurara armado y formando parte de la escuadra de instrucción, junto con el Pelayo, Infanta María Teresa, Reina Regente, Alfonso XII, Reina Mercedes y Conde de Venadito.

• El 14 de julio, reunido el Consejo Superior de Marina, aprobaba esté los planos de repartimiento de cámaras del Vizcaya y el contrato hecho con la casa Levi-Kochertaler, representantes de la casa Máuser, para la entrega de 975 fusiles con cartuchería con destino a las dotaciones de los cruceros del Nervión.

• El 12 de diciembre una representación de industriales catalanes, bilbaínos y de la prensa, embarcan en el vapor Rodas para dirigirse a los astilleros del Nervión, donde visitaran los talleres y el estado de las obras del Vizcaya, que se encontraba en el dique.

De esta manera tan anodina transcurría el año 1893 para nuestro Vizcaya. Con un más que notable retraso en sus obras y en las del Almirante Oquendo, con el Infanta María Teresa haciendo pruebas y artillándose, y mientras tanto, humildes barcos como el Alfonso XII, Reina Mercedes, Isla de Luzón, Temerario, Cuervo y otros, se “batían el cobre” en la campaña del Rif.

1894
El 7 de marzo se indicaba como segundo comandante del Vizcaya al capitán de fragata D. Justo Aréjula. El 14, S.M. la Reina firmaba una resolución de Marina disponiendo que del departamento del Ferrol salieran con toda urgencia para Bilbao, con objeto de embarcar en el Vizcaya, un capitán de fragata, un contador, un médico, dos primeros maquinistas, un practicante, un obrero torpedista y un armero. Ese mismo día, fondeaba en el puerto de Bilbao, procedente del Ferrol, el vapor Cabo de Rodas llevando a bordo un contramaestre, dos cabos de mar, dos artilleros, cuatro fogoneros y ocho marineros, todos ellos destinados también al crucero.

El siete de abril el director del astillero del Nervión, telegrafía al Ministro de Marina en estos términos: <<Ha salido sin novedad del dique el crucero Vizcaya, para hacer pruebas de mar sobre amarras>>.

El 9 de abril se publican los datos de la tripulación del crucero mientras este permaneciera en tercera situación. La dotación sería la siguiente:

• Un capitán de navío, un capitán de fragata, un teniente de navío de primera clase, seis tenientes de navío, cinco alféreces de navío, un teniente de artillería, un teniente de infantería de marina, un contador de navío, un primer médico, un segundo médico, un primer capellán y diez guardiamarinas.

• Maquinistas.- Un maquinista mayor de primera, un maquinista mayor de segunda, cuatro primeros maquinistas, cuatro segundos maquinistas, ocho terceros maquinistas y doce aprendices.

• Contramaestres.- Un primer contramaestre, cuatro segundos contramaestres y cuatro terceros contramaestres.

• Condestables.- Un primer condestable, seis segundos condestables y once terceros condestables.

• Practicantes.- Un primer practicante y un segundo practicante.

• Maestranza.- Un primer carpintero, un segundo carpintero calafate, un primer armero, un buzo, dos obreros torpedistas y dos escribientes.

• Infantería de marina.- Dos sargentos segundos, tres cabos primeros, tres cabos segundos, veinte soldados para escolta de banderas, 20 soldados para patrullas y centinelas y diez soldados para el servicio de la artillería.

• Marinería.- Dieciocho cabos de mar de primera, veinticuatro cabos de mar de segunda, cincuenta y ocho artilleros de mar, dos marineros carpinteros, un marinero calafate, dos marineros armeros, dos marineros escribientes, un marinero mozo de despensa, un marinero cocinero de equipaje, un marinero panadero, dos marineros cornetas, noventa marineros de primera, treinta y ocho marineros de segunda, cuarenta fogoneros de primera y sesenta fogoneros de segunda.

Para un total de:

• Plana Mayor.- 30.
• Maquinistas.- 30.
• Contramaestres.- 9.
• Condestables.- 18.
• Practicantes.- 2.
• Maestranza.- 8.
• Infantería de marina.- 58.
• Marinería.- 340.

TOTAL.- 495 hombres.

El 13 se informa que las pruebas de maquinas han sido un completo éxito, el buque está prácticamente terminado, faltando solo algunos detalles del casco y el armamento. Las pruebas de velocidad se harán a primeros de julio y se iniciaran gestiones para que las mismas se realicen en Bilbao en vez de hacerlas en el Ferrol.

El 18, el director de los astilleros del Nervión telegrafía al ministro de Marina, comunicándole que las pruebas de maquinas sobre amarras del Vizcaya continúan con muy buenos resultados, se espera terminarlas esa misma tarde (día 18).

El 26 de abril de 1894 es nombrado comandante, con carácter interino, del crucero Vizcaya el teniente de navío de primera clase D. Álvaro Blanco, y el 4 de mayo, S.M. la Reina Regente firma el nombramiento como comandante del buque, del capitán de navío D. Juan José de la Matta.

El 6 de julio se dispuso que las pruebas del crucero serian efectuadas en el mes de agosto en Bilbao, aprovechando las mayores mareas para la salida del buque de la ría. Se procedería a la medida de la base milla con arreglo a lo preceptuado en el pliego de condiciones del contrato y se participaría al director gerente de la Sociedad anónima de los Astilleros del Nervión, con la debida anticipación y en la misma forma que se hizo en las pruebas del Infanta María Teresa, esto es, por medio de acta notarial el día que se verifiquen las pruebas.

El 13 de julio llegan a Bilbao cuatro oficiales y ciento cincuenta marineros que formaran parte de la dotación del Vizcaya. El referido personal, procedente del Ferrol, ayudara en las pruebas que el buque realizara a primeros de agosto, al teniente de navío Sr. Goitia que se encuentra en Plencia midiendo la base para las pruebas.

El 31 de julio El Imparcial dedica un artículo al crucero. Dice lo siguiente:

<<El 2 del próximo agosto se hará a la mar en Bilbao, para verificar sus pruebas, el crucero Vizcaya, pasando después a aguas de San Sebastián, en donde será visitado por la familia real.

El crucero Vizcaya tiene las siguientes dimensiones:

Eslora entre perpendiculares.- 103 metros 63 centímetros.
Eslora entre el extremo de popa y vértice del espolón.- 110,94.
Manga de fuera a fuera tomada en el puente.- 19,08.
Manga de fuera a fuera tomada en la cubierta.- 18,81.
Puntal.- 18,97.
Calado a popa.- 6,78.
Calado a proa.- 6,32.
Calado medio.- 6,55.
Diferencia de calado.- 0,45.
Área de la parte sumergida de la cuaderna maestra en el calado medio.- 112 metros cuadrados 45 centímetros.
Desplazamiento total.- 7.000 toneladas métricas.

El blindaje corre por ambos costados, formando una faja de 303 milímetros.

Las maquinas son de triple expansión; desarrollan una fuerza colectiva de 9.500 caballos con tiro natural, y 13.000 con tiro forzado, capaz de imprimir al buque un andar de 18 millas con tiro natural y 21 millas con tiro forzado.

Tendrá 10 calderas, dos aparatos destiladores, una lancha exploradora, dos botes de vapor, uno salvavidas, cuatro botes y tres canoas, y una despensa con cabida para 20.000 raciones>>.

El 2 de agosto de 1894, El Imparcial informaba de las próximas pruebas a realizar por nuestro crucero:

<<Mañana (la noticia era del día 1, por tanto se refiere al 2), a las tres de la tarde, saldrá de la ría el crucero Vizcaya.

Pasado mañana (día 3) hará entre los cabos Villano y Machichaco pruebas de velocidad y consumo de carbón.

Las pruebas de tiro forzado las iniciará, pero no las terminará pasado mañana.

Para hacer las pruebas de velocidad y tiro natural, recorrerá cuatro veces la base medida, dos en un sentido y dos en otro.

Luego se registrará el número de revoluciones durante seis horas de navegación a toda velocidad.

Para determinar el número de revoluciones de la hélice que corresponden a cada milla, el Vizcaya volverá a recorrer la base cuatro veces; se tomará el promedio de las primeras cifras registradas, y dividiendo por el número de revoluciones efectuadas durante seis horas, el cociente indicará el número de millas que se recorren en el indicado tiempo, para deducir así la velocidad del buque.

Según las condiciones del contrato, el crucero Vizcaya debe andar diez y ocho millas. El María Teresa resultó con una velocidad de diez y ocho y media.

El consumo de carbón debe ser de sesenta y tres centésimas de kilogramo por caballo y hora.

Otras de las pruebas del Vizcaya consistirán en navegar con una sola hélice, debiendo andar doce millas; en cambiar la máquina dando hacía atrás cuando el buque marche a toda velocidad; en el andar mínimo, en achicar y otras.>>

Desde las primeras horas de la tarde del 2 de agosto, la animación era indescriptible en ambas orillas de la ría de Bilbao. Los muelles de las Arenas y Portugalete y hoteles próximos estaban atestados de gente. La ría era cruzada por una multitud de embarcaciones engalanadas con banderolas y los remolcadores estaban llenos de curiosos. A las dos de la tarde el Vizcaya comenzó a hacer en la dársena de Axpe los preparativos de marcha soltando amarras. El crucero era remolcado a popa y proa por los vapores Bilbao y Rodas.

A bordo del Vizcaya iban un almirante (me ha sido imposible identificarlo), el comandante de marina de Vizcaya, Sr. Terry, que a su vez era el presidente de la comisión receptora del buque, y los vocales Sres. Carriles, teniente coronel de artillería; Goitia, jefe de ingenieros navales; Salgado, comisario de administración naval; D. Juan José de la Matta, comandante del crucero; segundo comandante D. Álvaro Blanco, y secretario, teniente de navío D. Germán Suances. También embarcaba en el buque la comisión técnica de los astilleros, formada por D. Benito Alzola, teniente de navío D. Miguel Goitia, comandantes de artillería Sres. Navarrete y González, capitán Aguilar, comisario Sr. Alemán, contador Sr. Suarez, directores técnicos de maquinaria y construcción de los astilleros, ingeniero electricista Sr. Salvy y otro personal facultativo de la factoría.


(El Vizcaya a su paso por la ría del Nervión durante su remolque hasta el abra. Fotografía tomada el 2 de agosto de 1894)

Formaban la Plana Mayor del buque (la tripulación estaba reducida a una tercera parte):

Comandante.- Capitán de navío D. Juan José de la Matta.
Teniente de navío de primera D. Álvaro Blanco.
Teniente de navío D. Germán Suances.
Alféreces de navío D. Narciso Díez, D. Francisco Llopis, D. Rafael Guitian, D. Eduardo Verdía.
Contador de navío D. Juan Soler.
Primer médico D. Luciano Rajal.
Maquinista mayor de primera D. Ramón Leira.
Maquinista mayor de segunda D. José Canoura.


(Vista por la aleta de estribor del Vizcaya. Desconozco la fecha en que se tomo esta instantánea y el lugar en la que se realizó)

Bajo el mando del práctico Sr. San José, el Vizcaya cruzo la barra, calando 6,25 metros y quedando por debajo de su quilla 65 centímetros de agua. Separado ya de los remolcadores comenzó a maniobrar dando giros de nordeste a sudeste. Por la noche el crucero quedaría fondeado en el Abra, a la espera de las pruebas que habrían de realizarse al día siguiente.

El 6 de agosto, a las once de la mañana, el Vizcaya salió de Bilbao, con tiro natural, en dirección a San Sebastián con objeto de que la Reina pudiera verlo. A la una y media se hallaba a la vista, acercándose a la embocadura de la bahía, virando después para Pasajes. La familia real saludo al crucero con pañuelos, contestando este con la bandera, para a continuación poner rumbo nuevamente a Bilbao. En el transcurso de este viaje se verificaron pruebas de velocidad, recorriendo el buque seis veces la milla medida, dando una velocidad de 18,30 millas. El viaje de vuelta a San Sebastián (llego más allá del monte Igueldo) se hizo en dos horas y cuatro minutos, lo que dio a la ida una velocidad de 19,3 millas y al regreso 18,69, resultando un promedio de tiro natural de 19 millas. Las máquinas del buque funcionaron a la perfección. A las nueve de la noche fondeaba en Bilbao.

Con respecto a estas pruebas, el periódico La Dinastía (08-08-1894), de Barcelona, informaba a sus lectores de esta manera:

<<Las pruebas del Vizcaya, verificadas ayer (por el día 6), dieron un magnífico resultado.

El crucero recorrió 1 milla 16 centésimas en 227 segundos, dando el resultado por hora de 18 millas 37 centésimas; después repitió las pruebas corriendo según su tiro natural a razón de 20 millas 46 centésimas y a tiro forzado a razón de 21 millas 21 centésimas, o sea, aproximadamente 40 kilómetros por hora.

Desde cabo Machichaco hasta San Sebastián fue en dos horas cinco minutos; la distancia entre ambos puntos es de 40 millas.

Desde San Sebastián marcho hasta estar a la vista de Santoña regresando al Abra a las nueve de la noche>>.

El 9 de agosto se dieron a conocer las pruebas de consumo y giro del buque. Estas duraron veinte horas, resultando las mismas excelentes. Con marcha económica de diez millas dio un consumo de 0,670 kilos por caballo y hora, 54 revoluciones por minuto. Con una hélice y 80 revoluciones anduvo once millas. Las pruebas de giro también fueron buenas: con veinte grados de cierre, la caña del timón tardó ocho minutos en dar una vuelta redonda con una sola hélice y seis minutos en describir círculos de 850 y 780 metros de diámetro, respectivamente.

El 20 de agosto, el Vizcaya fondeo en San Sebastián, frente a la embocadura que forman Montefrío, Igueldo y la isla de Santa Clara, dando frente al Palacio de Miramar. El buque saludo a S.M. la Reina con 21 cañonazos. Por la tarde y tras haber recibido a bordo diversas visitas oficiales, cambio de fondeadero y se situó al pie del castillo. Durante el tiempo que nuestro crucero permaneció estacionado en aguas de San Sebastián, fue visitado por multitud de personas, que se acercaban al buque en pequeños botes, deseosos de conocer el nuevo crucero. El 22 de agosto, uno de estos botes choco contra el casco del Vizcaya impulsado por el oleaje, el pequeño bote zozobro y sus pasajeros cayeron al agua; varios marineros del crucero se lanzaron al agua consiguiendo rescatar felizmente a todos los pasajeros del bote. Este mes de agosto el Ministerio de Marina dispone que el crucero Vizcaya, al igual que el Infanta María Teresa, quede en cuarta situación en el Ferrol, esto es, en la primera reserva. El 24 el crucero pone rumbo a el Ferrol.

Con fecha 2 de septiembre de 1894, El Imparcial informa de lo siguiente:

<< El Infanta María Teresa y el Vizcaya se encuentran en la dársena del arsenal de Ferrol, y el Oquendo en la ría de Bilbao, donde se han construido los tres en los Astilleros del Nervión. El María Teresa entró en Ferrol en septiembre del 93 para montar su artillería gruesa, y a pesar del año transcurrido no tiene los montajes para ella, que se contrataron, como los del Vizcaya y Oquendo en Inglaterra, sin que se sepa cuando se recibirán, a pesar de haber cumplido con exceso el plazo de construcción. El María Teresa espera que se reformen sus diez cañones de 14 centímetros, que no pueden dispararse más que eléctricamente; los de este calibre del Vizcaya están ya reformados, pero no se ha determinado la clase de pólvora que deben usar, ni está por lo tanto, fabricada su cartuchería metálica, por depender de la pólvora que se emplee la dimensión de la carga.>>

El 5 de octubre el ministerio de Marina acuerda el calafateo de las cubiertas del Vizcaya. Se informa que es posible que las obras sean llevadas a cabo por los astilleros del Nervión.

El 2 de diciembre el periódico “El Heraldo” pública un demoledor artículo titulado “Ni barcos ni dinero”, en el que se critica con extrema dureza la gestión del ministerio de Marina. Entre otras cosas, y refiriéndose a los cruceros del Nervión, el periódico señala que contratados a un precio de 17.700.000 pesetas cada uno, “llevan consumidos la enorme cifra de 11.430.989 de pesetas más del precio convenido, si que aún estén con mucho terminados ni en disposición de prestar servicio”. El día 6, este mismo periódico señala como fecha probable de entrada en servicio del Vizcaya, “los primeros meses de 1895”.

El 22 de diciembre “La Dinastía” informa: <<que el primer juego de los montajes para la artillería del Vizcaya (28 centímetros), será entregado a fín de mes, y el segundo juego probablemente a últimos de enero, de modo que las pruebas de los cañones podrían verificarse en Axúa en febrero próximo. Espérase que estos montajes estén completamente montados a bordo del Vizcaya y listos para pruebas en alta mar en abril, y que por consiguiente, dentro de dicho mes pueda entrar en servicio el crucero>>.

1895

La primera torre barbeta que montaría el Vizcaya llegó a Ferrol el 15 de enero de 1895. El 3 de abril se realizan con excelentes resultados las pruebas del segundo cañón de 28 centímetros del Vizcaya. El cañonero Legazpi (transporte) conducirá los cañones y montajes al Ferrol, con objeto de colocarlos a bordo. El 20 zarparía el Legazpi con rumbo a Ferrol llevando a bordo los cañones. Ese mismo día parte también para Ferrol el comandante del crucero, capitán de navío Do. Juan José de la Matta, que se encontraba en Bilbao presenciando las pruebas de los cañones.

A mediados de junio la prensa especula sobre la posible partida del Vizcaya a aguas cubanas. Se espera que el buque esté listo y armado para el día 19.

En julio, la Diputación de Vizcaya expresa su deseo de regalar la bandera de combate a nuestro buque.

El 6 de julio el periódico El Imparcial daba cuenta de esta noticia: <<En los últimos días de este mes se verificará en San Sebastián la solemne entrega de la bandera de combate al crucero Vizcaya. Dicho buque, cuyo armamento no ha terminado aún, se hallará en las inmediaciones de la Concha para la indicada fecha. S. M. la Reina hará entrega de la bandera y el crucero la arbolara en presencia de su majestad>>. El 8 de julio el ministerio de Marina da órdenes apremiantes para que se proceda en el Ferrol con la mayor actividad para el alistamiento del Vizcaya; este mismo día el buque entra en el dique para limpiar y pintar fondos.

El 20 de julio El Imparcial informa que el ministro de Marina Sr. Beránger (nuevamente en el ministerio)<<ha telegrafiado al periódico francés Le Temps, para desmentir la noticia publicada por este, en el sentido de que la escuadra española formada por el Pelayo, el Infanta María Teresa y el Marqués de la Ensenada, a la que se agregaría el Vizcaya, se dirija a Tánger desde Inglaterra (la escuadra española está de vuelta de los festejos por la inauguración del canal de Kiel), entre otras razones, porque España no tiene pendiente reclamación alguna con Marruecos>>.

El 30, este mismo periódico publica lo siguiente: <<La bandera de combate del Vizcaya. El acto de entrega de la bandera de combate al crucero Vizcaya se verificará en la primera decena del próximo agosto. Según nuestras noticias, a la expresada ceremonia concurrirá la escuadra española que actualmente visita los puertos de Inglaterra, la que regresará al Ferrol, y desde ese punto, en unión del crucero Vizcaya, irá a San Sebastián. La ceremonia de la entrega la efectuara la reina regente, y a ella concurrirá una representación de la Diputación provincial de Vizcaya, que acaso vaya a bordo del crucero del mismo nombre, para lo que este buque llegara al Abra de Bilbao con objeto de recogerla, juntamente con la bandera. Con motivo de este acto se reunirán en la bahía de la Concha los cruceros Infanta María Teresa y Vizcaya, construidos en los astilleros del Nervión. También se pretendía que fuese el crucero Oquendo, pero no será posible, pues el expresado buque no podrá salir de Bilbao hasta el próximo 25 de agosto>>.

El 8 de agosto el Vizcaya, acompañado del Pelayo, zarpa de Ferrol con destino a Cádiz. El gobierno español ha decidido el envió de la escuadra a aguas de Tánger, para apoyar las reclamaciones que el gobierno británico ha hecho ante el Sultán. Detrás de esta decisión se encuentra el deseo del gobierno español de recibir, en justa reciprocidad, el apoyo moral del gobierno británico, en relación a la política de los EE.UU. con respecto a Cuba. El 10, tras una travesía con excelente tiempo y un andar de doce millas, los dos buques fondean en la bahía de Cádiz, uniéndose al Alfonso XII y al Marqués de la Ensenada. Toma el mando de la escuadra el capitán general del departamento de Cádiz Sr. Montojo, teniendo como jefe de estado mayor al Sr. Vallarino. A las nueve y media de la mañana del día 11, la escuadra zarpa de Cádiz con destino Tánger, puerto donde fondean ese mismo día a las siete y media de la tarde. El 12, el pequeño crucero Isabel II zarpa de Cádiz con rumbo a Tánger para unirse a la escuadra. El 17 la escuadra abandona las aguas de Marruecos y fondea en Algeciras ese mismo día. El 21 parte con dirección a Cádiz, pocos momentos después de la salida el acorazado Pelayo se para por una avería en la bomba de alimentación y los buques ponen rumbo a Puente Mayorga de arribada, parándose allí. Tras una reparación de emergencia en el acorazado, finalmente el Vizcaya y el resto de los buques de la escuadra fondean en Cádiz el día 22.

En este mismo mes de agosto el ministro de Marina envía a la firma de S.M. la Reina, un Real Decreto cambiando el nombre de los cruceros del Nervión por el de acorazados, cuyas condiciones navales y tonelaje (según se dice) son más propias de acorazados que de cruceros.

Con fecha 3 de septiembre el periódico La Correspondencia dice lo siguiente: <<Con informes autorizados podemos asegurar a nuestros lectores que la escuadra compuesta de los acorazados Pelayo, Vizcaya y Almirante Oquendo y el crucero aviso Marqués de la Ensenada, permanecerá en aguas de Cádiz, convenientemente dispuesta a marchar allí donde el gobierno estime oportuno enviarla, teniendo hoy por principal objeto apoyar nuestras gestiones con el gobierno marroquí para el total cumplimiento de los tratados de Wad-Ras y de Marrakech. Si a pesar de las seguridades dadas por el sultán se originasen dificultadas, la escuadra volvería a las aguas de Marruecos, pero el gobierno creé que no será necesario, en razón a las noticias que tiene del estado de nuestros asuntos en aquel país>>.

A mediados de noviembre se comienza a especular con la posible marcha de la escuadra a aguas de Santa Pola, para la realización de ejercicios. Lo cierto es que de momento, esta escuadra no existe. El Vizcaya y el Pelayo se encuentran fondeados en Cádiz, el Almirante Oquendo se termina de alistar en el Ferrol, y también en el Ferrol se encuentra fondeado el Destructor.

El 13 de diciembre la prensa especula con el nombramiento del próximo comandante del Vizcaya, que podría recaer en la figura del capitán de navío D. José de la Puente Basabe. La noticia se confirma con su nombramiento oficial el 14.


(El Vizcaya fondeado posiblemente en Mahón. Desconozco la fecha de realización de esta fotografía)