Cuando alguna vez hablamos de un determinado buque de guerra, o mercante se ha de hacer un esfuerzo de abstracción y buscar en nuestra memoria para saber a qué barco nos referimos.


Esto suele ocurrir cuando a lo largo de su vida, el barco en cuestión ha tenido más de un nombre y la gente solo lo conoce por el nombre que recibía en el momento histórico al que se está refiriendo.


También ocurre que el estudio de sus imágenes en fotografías, a veces no ayuda a relacionarlas con dicho barco, ya que debido a obras y modernizaciones su imagen y su aspecto suelen sufrir grandes cambios.


Por eso, bastantes saben que hasta mediados del siglo pasado la Armada tenía un crucero llamado Navarra.


Otros recuerdan que en la segunda década de dicho siglo hubo otro crucero bautizado Reina Victoria Eugenia.


Y algunos pueden que piensen y sepan que en la época de la Segunda República, la Armada contaba con un crucero denominado República.


Y así fue. Los tres barcos existieron, pero fueron el mismo crucero, que cambió de nombre de acuerdo con los vaivenes de la política y de la situación del momento, ya que el protagonista de este post empezó llamándose Reina Victoria Eugenia, con el advenimiento de la República fue rebautizado República, y como durante la Guerra Civil quedó en manos de los nacionales pasó a llamarse Navarra, nombre que mantuvo hasta su baja.


Y a lo largo de su vida sufrió diversos cambios que modificaron drásticamente su silueta.

Fue en el año 1914, cuando el vicealmirante Augusto Miranda, Ministro de Marina, presentó un programa naval que preveía la construcción de un barco, que en principio iba a ser un acorazado de 20.000 toneladas, y quedó en un crucero para llevar a cabo misiones de exploración y apoyo, y al mismo tiempo mostrar el pabellón y actuar de buque de representación.


Con esta nueva construcción, Miranda trataba de mantener el nivel tecnológico alcanzado tras la obtención de las unidades de la ley Ferrándiz, que ya estaban finalizando, y al mismo tiempo mantener el nivel de actividad de los astilleros para evitar los problemas sociales que la falta de trabajo podría acarrear.


El programa para construir el crucero fue aprobado por un presupuesto de 15 millones de pesetas, y el 31 de marzo de 1915 se puso su quilla.


Por Real Orden de 25 de junio de dicho año, fue bautizado Reina Victoria Eugenia, en honor a la Reina de España esposa de Alfonso XIII.


Su botadura tuvo lugar el 21 de abril de 1920, con cierto retraso debido a las dificultades de suministro de materiales a causa de la Primera Guerra Mundial, siendo apadrinado en nombre de la Reina por la señora Andrea Larrondo de Enrique


Se completo el 6 de julio de 1922, realizando las pruebas de mar a finales del mismo mes.


En noviembre de dicho año efectuó un viaje de pruebas a Vigo.


Y su entrega a la Armada tuvo lugar en Ferrol a mediados de enero de 1923.







Desplazamiento: 4.860 toneladas de desplazamiento en lastre y 6.454 toneladas de desplazamiento máximo.

Eslora: 140,8 m de eslora total.

Manga: 15,2 metros de manga fuera forros.

Puntal: 7,6 metros.

Calado: 5,6 metros de calado máximo.

Armamento: 9 cañones de 152/50 mm "Vickers" en montajes simples // 4 cañones antiaéreos de 47 mm "Vickers" // 4 ametralladoras de 7 mm // 1 cañón "Armstrong" de desembarco de 76,2 mm // 2 montajes dobles de torpedos de 533 mm.

Dotación: Oficiales, Suboficiales y Marinería, 404

Protección: lateral consistía en una faja de acero níquel desde más abajo de la flotación hasta la primera línea de portillos, de unos 50 mm al centro, que se reducía a 44 mm a proa y 31 mm a popa.

La cubierta protectora era de 38 mm, y también contaba con blindajes en los ascensores de munición, cañones de 152,4 mm, y pañoles de cubierta.

Propulsión: era por dos grupos de turbinas "Parsons", 12 calderas Varrow" (6 para carbón y 6 para petróleo) repartidas en tres cámaras a 2 hélices de 2,89 m de diámetro,

Potencia: 25.000 caballos de potencia.

Capacidad total de carga de combustible: era de unas 1.300 toneladas, entre carbón petróleo.

Velocidad máxima: 26 nudos.

Autonomía: a 13 nudos 4.500 millas.

Su largo período de construcción, y los avances técnicos producidos en otras potencias mientras el barco estaba en astilleros, hicieron que a la botadura el Reina Victoria Eugenia fuese anticuado, con inferior artillería, menor tonelaje, menor velocidad, y blindaje más reducido que sus hermanos de otros países.


El sistema mixto de propulsión carbón-petróleo fue una continua fuente de problemas, que obligó a frecuentes limpiezas de calderas.


En cuanto a su silueta, hubo comentarios para todos los gustos desde los que decían que era un barco muy elegante hasta los que le tachaban de verdadero engendro.



Tenía un largo castillo de proa que se unía con la superestructura del combés, y contaba con dos mástiles altos con ligera inclinación a popa, entre los que mostraba tres chimeneas más altas que el puente, que también tenían una pequeña inclinación a popa.


Como curiosidades, se puede apuntar que fue el primer barco de la Armada que montó artillería específicamente antiaérea, y también el primero que para su propulsión contó con turbinas.

Al poco tiempo de su entrega comenzó a participar en operaciones y comisiones de todo tipo.


En julio de 1923 se encontraba en Santander, donde el día 14 fue visitado por los Reyes de España, y a continuación se trasladó a Bilbao con el rey Alfonso XIII a bordo.


Más adelante visitó Lisboa, y continuó hacia Cartagena, donde estuvo presente en la inauguración del monumento a los héroes de Cuba y Filipinas.


En noviembre se trasladó a Valencia, de donde zarpó el día 16 integrado en la escuadra que acompañó a los Reyes en su visita a Italia, en la que también se encontraban los acorazados Jaime I, donde embarcaron los Reyes, y Alfonso XIII, 2 destructores y 4 submarinos.


Tras hacer escalas en La Spezia y en Nápoles, la escuadra salió a la mar el día 28, entró en Barcelona el 1 de diciembre, y a continuación el Victoria Eugenia pasó a tener base en Baleares.


Cuando se produjo la escalada de tensión con Marruecos, se creó la Agrupación de Fuerzas Navales del Norte de África, y en abril de 1924, el Reina Victoria Eugenia fue nombrado su buque insignia.


En septiembre de dicho año realizó un crucero de instrucción con alféreces de fragata, entre los que se encontraba el Príncipe de Asturias, y durante el cual recibió la visita de la reina Victoria Eugenia.

En mayo de 1925 se reunió en Cartagena con el resto de la escuadra que iba a operar en África, en la que también se encontraban los acorazados Alfonso XIII y Jaime I, el crucero Méndez Núñez, 2 destructores, varios cañoneros y otras unidades menores.


Más adelante, la agrupación se trasladó a Ceuta, de donde el Reina Victoria Eugenia zarpó en 6 de septiembre con las fuerzas de desembarco, acompañado por el Extremadura y los cañoneros Recalde y Laya, y se dirigió a la playa de La Cebadilla, al oeste de Alhucemas, donde la fuerza desembarcó el día 8.


Durante el desembarco y en la posterior progresión por tierra, las tropas contaron con el fuego naval de apoyo proporcionado por el Victoria Eugenia y el Jaime I.


El día 11, el crucero llevó a cabo una maniobra de diversión en Uad Lau, que con otros buques repitió en días sucesivos.


Durante las operaciones en Alhucemas llegó a disparar casi 1.750 proyectiles.


El 17 de septiembre resultó alcanzado en dos ocasiones por el fuego enemigo.


Una vez tomadas las posiciones de insurrección rifeña, el Victoria Eugenia permaneció en la zona efectuando vigilancias y proporcionando apoyos eventuales a las tropas en tierra.


En el año 1926 se trasladó a Santander, donde en febrero recibió de manos de la Reina la bandera de combate, contando con la presencia del Rey, el Príncipe de Asturias y el Infante don Jaime.


Dicha bandera, de 8,5 m de largo, con un bello escudo bordado en oro y plata, iba guardada en una vitrina de caoba con una placa de plata que decía: "Recuerdo al crucero de su nombre. Victoria Eugenia".


A continuación, el barco regresó al norte de África, donde a partir del 4 de mayo atacó los últimos reductos de los rebeldes en Uad Lau y Uad Targa, del 8 al 20 de mayo apoyó a las tropas en tierra, y en agostó efectuó una visita de buena voluntad a Rabat.


Al finalizar el conflicto de Marruecos, el crucero abandonó la Agrupación Naval del Norte de África, y en diciembre de 1926 pasó a formar parte de la División de Cruceros con el Méndez Núñez y el Blas de Lezo, que, integrados en la Escuadra de Instrucción, en junio y julio de 1927 realizaron ejercicios en aguas de Galicia y a continuación visitaron Santander y Bilbao.


A finales de septiembre formó parte de una agrupación en la que también se encontraban los acorazados Jaime I y Alfonso XIII, el crucero Méndez Núñez y otros barcos, y con los Reyes a bordo del Jaime I visitaron Ferrol, Coruña, Villagarcía y Vigo, donde desembarcaron los Reyes.


La escuadra continuó viaje hacia Algeciras, de donde salió el 3 de octubre para acompañar al rey Alfonso XIII en un viaje de inspección a la zona pacificada de Marruecos, regresando a Málaga el día 9 de dicho mes.

Poco después, el barco entró en un largo período de obras y reparaciones, entre ellas un profundo recorrido de máquinas, por lo que no pudo participar en las maniobras de 1928 y 1929.


En este último año pasó a estar agregado a la Escuela Naval de San Fernando, y en 1930 tomó parte en los ejercicios realizados por la Escuadra en aguas del Cantábrico.


Con la llegada de la República en 1931, por Orden Ministerial del 17 de abril de dicho año su nombre fue cambiado por el de República, y su actividad se vio muy reducida.







En 1932 pasó a depender del comandante general de la base de Cádiz. En 1933 fue designado buque conductor de la flotilla de destructores.


A partir de mediados de abril de 1934, participó en las grandes maniobras realizadas por la Escuadra en el Mediterráneo, formando parte del "bando azul" en el que también se encontraba el acorazado Jaime I, el portaeronaves Dédalo, 4 destructores y 8 submarinos; la maniobras finalizaron el 11 de junio con una revista naval en Mallorca.


En octubre viajó en compañía de otros barcos de Cartagena a Barcelona.


En febrero de 1935 participó con otras unidades, entre ellas hidros, destructores y submarinos, en unas maniobras realizadas entre Málaga y Cabo Palos para adiestrar a alumnos del curso de Guerra Naval.


En abril estuvo presente en la exhibición naval celebrada en Cartagena.


En mayo y junio tomó parte en las maniobras de la Escuadra.


En agosto participó en la semana naval de Cádiz, y el 14 de dicho mes pasó a La Carraca, donde quedó inmovilizado a la espera de entrar en obras.


El 12 de junio de 1936 comenzó las obras atracado en la factoría de Matagorda, pero a la vista de la complicada y difícil situación laboral en dicha factoría, con grandes huelgas, fue llevado a La Carraca y fondeó en los caños.

En los sucesos del 18 de julio, el República, continuaba inmovilizado y fondeado en los caños de La Carraca con sus máquinas y calderas totalmente inoperativas.


Estaba al mando del Capitán de Navio Juan Benavente García de la Vega.


El comité que se había establecido entre la tripulación del República era bastante activo, y sus avisos a Madrid fueron en gran medida los que alertaron de la sublevación en ciernes en los buques y bases de la Marina.


Ante estos avisos, las autoridades de Cádiz detuvieron, entre otros, al segundo comandante del buque, el Capitán de Fragata Tomás Azcárate y García de Lomas.


El día 18 por la tarde, en la base de Cádiz se ordenó pasar a la situación «C», en la cual estaba previsto que varias compañías formadas con las tripulaciones de los buques surtos en la base salieran a controlar los alrededores de la misma y los objetivos previamente designados en la propia ciudad de Cádiz.


Mientras que la mayoría del arsenal y de los buques allí fondeados se adhirieron a la sublevación, la situación en el República no estuvo tan clara.


En la tarde del día 21 se dispuso que el crucero, que se hallaba fondeado en Sancti Petri para su reparación, fuera remolcado hasta Cádiz para que pudiera servir de batería flotante y contar con la cobertura antiaérea de sus cañones.


La decisión fue muy mal recibida por los subalternos, que estuvieron a punto de sublevarse contra sus oficiales, obligando al comandante del barco a detenerlos.


Esa noche, la compañía de desembarco del crucero que salía de la base, tuvo que ser desarmada por sus oficiales ante las muestras de apoyo a la República que manifestaron sus componentes, quedando éstos arrestados.


Una vez obtenido por los alzados el control de la base, el buque sería utilizado para recluir a los marineros y subalternos contrarios a la sublevación.


El crucero, en penosa situación, permanecería amarrado en Cádiz en espera de que la necesitada Marina Nacional lo resucitase.


Afínales de julio comenzaron a serle desmontadas las piezas de 152 mm para utilizarlas como baterías costeras.

En octubre, el crucero fue de nuevo remolcado hasta La Carraca, para terminar de retirarle la artillería, quedando definitivamente abandonado en el arsenal.


Sin embargo, la larga duración de la contienda y la necesidad imperiosa de buques para la Marina Nacional, hizo que el Estado Mayor de la Armada pensara en volver a reactivar al buque.


El 10 de abril de 1937, el Teniente Coronel de Ingenieros de la Armada Juan Antonio Suanzes Fernández visitó el buque, informando al Almirante Cervera de la posibilidad de reacondicionarlo, decisión que se tomaría finalmente el 5 de mayo de 1937.


Desde el 15 de septiembre de 1937 mandaba el crucero el Capitán de Fragata Rafael de Las Meras y Mac-Carthy.


Sería la factoría de El Ferrol la que elaboraría una propuesta que sería aprobada por el Estado Mayor, pero hubo que esperar a que los recursos siderúrgicos de Vizcaya cayeran en manos de los sublevados para poder sacar adelante el proyecto.

El 19 de junio el crucero cambiaría de nuevo su nombre por el de Navarra.


El viejo crucero fue remolcado hasta El Ferrol por dos remolcadores italianos (Pluto e Italia), siendo escoltados por varios patrulleros, entre los días 24 y 28 de julio.


Con el barco en Ferrol, las obras comenzaron en los últimos meses de 1937, y el proceso de su recuperación se vio favorecido por la caída del frente del norte, que facilitó el aprovisionamiento de acero y otros materiales.


La cámara de calderas de proa fue sustituida por un tanque de petróleo.


Las calderas se redujeron a 8, todas de petróleo, el casco y las turbinas sufrieron un profundo recorrido, y se recuperó su velocidad hasta un máximo de 25 nudos.


Las tres chimeneas, inclinadas hacia popa, se redujeron a dos verticales y en escalera (más alta la de proa que la de popa).


El puente fue elevado y remodelado.


También fueron remodelados los alojamientos y servicios.


La energía eléctrica aumentó en un generador de emergencia de 50 Kw.


El barco recibió nueva artillería: 6 cañones de 152,4 mm de artillería de costa, dispuestos de proa a popa en la línea de crujía, con mayor alcance que los primitivos; 4 antiaéreos de 88 mm; y 4 ametralladoras de 20 mm.


También recibió una nueva dirección de tiro, y le fueron desmontados los tubos de torpedos.


Se trabajó con rapidez en la puesta a punto del que era prácticamente un nuevo barco, que en poco más de 8 meses estaba listo con un aspecto muy diferente al de sus primeros tiempos, y el 7 de junio de 1938 estaba preparado para el combate, con uno desplazamiento similar al de su botadura.


El 10 de junio, el Navarra salió del Arsenal, y el día 11 fue entregado de nuevo a la Armada, fecha en que la región de Navarra le entregó la nueva bandera de combate.


El día 15 efectuó pruebas de mar y artillería.

El 7 de julio zarpó de Ferrol y se dirigió a Cádiz, donde el día 9 se incorporó a la flota de bloqueo.


Su llegada supuso un soplo de moral para los nacionales, que habían visto como en las primeras horas del día 6 de marzo anterior, el crucero Baleares se había ido al fondo a levante de Cabo Palos con una gran parte de su dotación, tras haber sido torpedeado por los republicanos.


Por cierto que gran parte de los supervivientes de dicho hundimiento fueron los que integraron el núcleo de la dotación del remozado Navarra.


El 11 de julio comenzó sus operaciones, primero con el crucero Cervantes y el minador Vulcano, a los que más tarde se unieron el crucero Canarias, destructor Velasco y minador Júpiter.


Desde el principio se vio que a causa de sus viejas turbinas, su marcha iba a ser bastante lenta y fatigosa, y sus actividades fueron muy reducidas en comparación con las de los de los otros cruceros nacionales, Canarias y Cervera, mucho más rápidos y fiables.


Su alto espíritu, frenado por su baja velocidad, le valió el sobrenombre de "Sigamos a la flota", en alusión a una película que alcanzó popularidad en los años 30 del siglo pasado.


Tomó parte en patrullas entre Cerdeña y Malta.


A finales de agosto intervino en el intento de interceptación del destructor republicano José Luis Diez, que terminó refugiándose en Gibraltar. Y más adelante realizó diversas misiones en aguas del Estrecho y Mediterráneo.


A finales de enero de 1939 dio remolque al patrullero republicano Monturiol, que había encontrado abandonado a la deriva en el Mediterráneo, pero el remolque faltó y el patrullero terminó por hundirse a unas 13 millas de Sóller.


El día 21 sufrió un fuerte ataque de la aviación republicana.


El 9 de febrero participó en la toma de Menorca, y el día 22 intervino en el desfile naval realizado en Salou (Tarragona), con la participación de los cruceros Canarias, Cervera y Navarra. 4 destructores Ceuta, Melilla, Huesca y Teruel, 3 minadores (Marte, Júpiter y Vulcano, 2 submarinos Mola y Sanjurjó, 3 cañoneros Cánovas, Canalejas y Dato y 6 cruceros auxiliares.


A continuación se dirigió a La Carraca, donde entró en dique el día 27 de febrero con problemas en una hélice.


El 7 de marzo salió de dique y se dirigió a operar, zarpó hacia Ceuta para petrolear, dirigiéndose después a Málaga.


Desde allí formaría parte del dispositivo para atacar Cartagena, pero sin llegar a participar.


Posteriormente se dirigiría con el Canarias a la búsqueda del Castillo de Olíte, sin éxito, salida que repetirían otra vez infructuosamente el 15, para regresar el 17 de nuevo a Palma.


El 29 de marzo saldría de nuevo con el Canarias para cooperar en la ocupación de las costas de Levante, entrando el 1 de abril en Cartagena.


Tres días más tarde zarpó para reunirse con los buques internados en Bizerta, amarrando posteriormente en Palma.


Acto seguido el crucero se trasladó a Cádiz, donde permanecerá hasta el 25 de mayo. Una vez acabada la guerra participó en actos y celebraciones por distintos puertos de España.

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Finalizada la contienda, el Navarra permaneció integrado en la División de Cruceros y su actividad fue muy escasa.


En la primera mitad de 1940, participó con otros barcos de la Escuadra en un viaje en el que tocó puertos españoles, entró en Lisboa, y recibió diversos homenajes.


En el año 1941 fue basado en Vigo, donde quedó asignado a la Escuela de Electricidad y Comunicaciones.


Junto con otros barcos, en verano de 1943 participó en Marín en los actos de inauguración de la Escuela Naval Militar. Y durante cierto tiempo estuvo atracado a su costado el submarino alemán U-760, que el 8 de septiembre de 1943 había entrado en Vigo con averías.


Dado que sus problemas y achaques eran muy grandes, sobre todo los de propulsión, se empezó a pensar en someterlo a unas nuevas obras de modernización.


En 1946 se desarrolló un proyecto para transformarlo en crucero antiaéreo, que no se llevó a cabo por deficiencias presupuestarias, y por la vejez del barco que no aconsejaba su realización.


En mayo de 1947 dejó de navegar, y en noviembre de 1951 quedó inmovilizado.


Su desarme se ordenó en 1954, y en diciembre del año siguiente tuvo lugar su baja en la Armada.


Una vez desmantelado, su casco fue remolcado a Avilés donde se desguazó.



Fuentes, 50 Barcos Españoles del C.N Don Marcelino González, edita Fundación Alvargonzález, Buques de la Guerra Civil Acorazados y Cruceros, de Dionisio García, editorial Almena.

Sobre los cambios de nombre de este buque apareció publicado en el ABC de Sevilla del 16 de junio de 1937 el siguiente artículo:


Un nombre nefando

Hubo un crucero de la gloriosa Marina de guerra española que se llamó "Reina Victoria Eugenia" hasta el 14 de abril de 1931 en que, al cambiar la forma de gobierno, cambiaron los nombres de las cosas, y cambió tanto la Patria, que en el histerismo frenético de arrumbar la antigua forma quedó arrumada con ella, y ya se ve a través de qué catástrofe, la esencia y la vida misma de España. Entonces se denominó a ese crucero "República". Ya se comprende que la palabra no significaba en este caso un concepto doctrinal y teórico de determinada forma de gobierno, sino la República aquella del 14 de abril, la de la "emoción civil" en lo alto de los camiones abarrotados de meretrices y de asesinos; la de la quema del tesoro artístico e histórico el 11 de mayo; la que, en fin, se inauguraba bajo los designios más inequívocos del crimen y del dolor. Esta "Repúbilca" y no la República en su sentido abstracto de un régimen tan lícito en teoría como otro cualquiera de los que estudia el Derecho político era lo que serviría desde el 14 de abril de insignia y de lema al antiguo crucero "Reina Victoria Eugenia".

Yo he preguntado el otro día en Cádiz qué barco era aquel de esbelta silueta y de traza marinera que allí se repara, en vísperas de llevarlo a unir su proeza a la epopeya gloriosa de los demás barcos de nuestra Armada. Y se me contestó que aquel barco es el... "República". Y yo me quedé perplejo, y vengo hoy a contar mi querella a los lectores de ABC y, singularmente, si ellos me hacen el honor de serlo de estas líneas, a los que pueden decidir sobre esto. ¿Un crucero "República" al servicio de la Cruzada santa que combate contra todo lo que significó en el quinquenio infamante en España ese rótulo y esa forma? ¿Un crucero que enarbola la bandera tradicional y única de España, llevando el nombre de un régimen que desahució esa bandera porque vino a desahuciar a España misma? ¿Unos marinos pundonorosos y honorables, compañeros de los miles de marinos asesinados con ensañamiento por... la República, bajo el pabellón de este nombre, que es perenne evocación de los crímenes de Cartagena, de Alicante, de Valencia, de Málaga...? ¿Un crucero "República"?... No, no, no. Eso no puede ser.

Hay un acorazado de la España nacional que se llama "Rey Jaime I". El reinado de este Rey no es materia susceptible de disputas. Tampoco puede serlo la existencia en nuestra Historia contemporánea de una Reina Victoria Eugenia. Pero si no se quiere volver al nombre de fundación del "Reina Victoria Eugenia" llámesele como se quiera. De cualquier modo menos con un nombre nefando como el que ahora ostenta. El nombre "República" puesto en la proa de un barco que enarbola la bandera de España, que la República arrió, persiguió y escarneció, sería, en todo caso, un contrasentido. En el caso presente es casi un ludibrio. Más valdría ponerle "Verdugos de marinos" en memoria de lo que la Marina de guerra española tiene también que recordar del quinquenio trágico...

SIUL.


Tres días después se firmaba la Orden por la que el crucero "República" pasaba denominarse "Navarra".

Saludos.

P.D. Habría que cambiar el título de este hilo.

Muchas gracias compañero Jorge Juan por la advertencia de Libertad a República, cosas de la mente y los dedos.

Un saludo

Sotacómitre

Plano de perfil del Navarra. Si se necesitan detalles podemos subir ampliaciones.

En los comentarios se dice que la artillería instalada tras la modernización del buque tenía superior alcance que la original; pero según mis datos ambas piezas eran seis pulgadas de 50 calibres, con lo que el problema podrían ser dos:
- Que los tubos se encontrasen muy desgastados. Lo cual no me extrañaría ya que participó activamente en los últimos episodios de la guerra del Rif.
- Que los montajes fuesen más anticuados, los Vickers de 152,4/50 Modelo 1913 Marca U, mientras los nuevos fuesen Marca W, que tenían superior alcance al tener un ángulo de elevación de 35º, mientras que el de los primeros sólo era de 15º. De ser así, supongo que por ese motivo se eliminaron, en las reformas de la postguerra, todos los montajes sencillos de 6".