Construido: SECN de Cartagena

Quilla:19 de julio de 1923

Botadura:31 de marzo de 1927

Entrega: 18 de julio de 1928

Baja:30 de enero de 1950







Desplazamiento en superficie: 925 Tm.


Desplazamiento en inmersión: 1.444Tm.


Eslora:73,30 m.


Manga:6,33 m.


Calado:4,12 m.


Puntal:5,70 m.


Cota inmersión:90 m.


Propulsión: 2 motores diesel Vickers // 2 motores eléctricos // 2 hélices.


Potencia en superficie: 1.000 Cv.


Potencia en inmersión: 375 Cv.


Vb máx: en superficie: 16,5 nudos


Vb inmersión: 8,5 nudos


Autonomía:6.800 millas a 10 nudos ó 3.200 millas a 16 nudos en superficie // 150 millas a 4,5 nudos en inmersión.


Combustible: gasóleo


Capacidad: 42 Tm


Armamento: 6 TLT de 533 mm., cuatro a proa y dos a popa // 10torpedos Whitehead W-250, modelo 1926 // un cañón Vickers de 76/45 mm.


Dotación:40

Fue el único de la serie C, en recibir un nombre, a parte de su numeral, Isaac Peral, al causar baja en 1930 el de su mismo nombre de la clase Holland. R.O. del 26 de agosto de 1930.


En el año de su entrega en 1928, efectuó una prueba de inmersión, de más de 80 metros, que era su máxima cota calculada.


El 8 de agosto de 1928, en el puerto de Santander, recibió la visita de los Reyes Don Alfonso XII y su esposa Victoria Eugenia, en donde embarcaron para una inmersión de 29 metros en la bahía santanderina.


El 17 de julio de 1936, el C-1 se encontraba atracado, como el resto de sus gemelos, en la base de Cartagena.


Tras alcanzar la base los rumores del Alzamiento, el día 18, a las 10:00 se ordena la salida de, entre otros submarinos, el C-1, que era el insignia del jefe de la flotilla, capitán de fragata Francisco Guimerá Bosch, y llevaba como oficial de órdenes al teniente de navío Vicente Ramírez Togores.


El comandante del C-1 era el capitán de corbeta José Lara Dorda y tenía como segundo comandante al teniente de navío Jesús Lasheras y Mercadal y como oficial al alférez de navío Javier Sánchez Gómez.


La misión del C-1 era interceptar los transportes con tropas que desde el norte de África pudieran llegar a la Península a través del Estrecho.


Para ello, el jefe de la flotilla estableció una orden de operaciones que espaciaba a las unidades por toda la costa del Estrecho.


Se sabe que parte de las cabezas de guerra de los torpedos fueron saboteadas por los propios comandantes, todos ellos favorables a la sublevación, como lo era el jefe de la flotilla, por lo que se esperaba no tener que hacer frente a buque alguno.


El C-1 se desplegó en el centro de un arco de 9 millas en torno a Melilla, principal puerto sublevado. Posteriormente, el C-1 fue enviado a las aguas próximas a Málaga.

El 21, tras recibirse un radiograma del ministerio autorizando a amotinarse contra los comandantes que no cumplieran sus órdenes, la situación en el C-1 estaba a punto de estallar.


El oficial de órdenes de la flotilla estaba, mientras tanto, en conversaciones con el torpedista auxiliar Gaspar Guerrero García y el electricista del submarino, auxiliar Diego Ros Andreu.


Poco después, mientras los oficiales conferenciaban en su cámara, se presentaron en ella varios tripulantes encabezados por el auxiliar José Fernández, que les amenazaron con el motín si no se cumplían las órdenes del gobierno.


El jefe de la flotilla y el comandante del submarino renunciaron al mando, por lo que aquél fue asumido por el teniente de navío Ramírez Togores.


Éste, como jefe de la flotilla, ordenó al 2° comandante del C-1 hacerse cargo del C-4, transbordándolo en las proximidades de Málaga.


El nuevo jefe de la flotilla comunicó al ministro desde Málaga la nueva situación, cosa que aquel aprobó, manteniendo nominalmente en su puesto de comandante del C-1 al capitán de corbeta Lara.


Lara fue controlado de cerca por el comité de abordo, pero, claramente proclive al Alzamiento, hizo todo lo posible por no entrar en combate.


El C-1 tomó como base' Málaga para patrullar el Estrecho.


El 30 de julio intentó detener a un buque mercante italiano, lo que pr-vocó una respuesta diplomática de Italia que amenazó a la flotilla de submarinos con atacar a cualquiera de ellos que detuviera a un buque italiano fuera de aguas españolas.


El 31 de julio se encontraba fondeado en Tánger junto con el C-2 y C-4, y a primeros de agosto Lara cesó en su puesto de comandante, ocupándolo el capitán de la Marina Mercante Ignacio Ibarzábal Eguía, cuya primera misión con el C-1 fue dirigirse al puerto de Melilla para efectuar una patrulla de seis días con el fin de bloquear cualquier posible salida desde allí.

Durante esta operación apresó algunos pesqueros y sufrió un par de ataques por parte de la aviación nacional sin consecuencias.


A mediados de agosto, tras hacer escala en Málaga, acompañó al Jaime I hasta Cartagena, donde estuvo hasta el 18 de agosto, regresando después a Málaga, donde entró el 22 del mismo mes.


El 26, el C-1 se hallaba de nuevo en Tánger, junto al C-2 y C-5, donde los tres submarinos recibieron la orden de ir al Cantábrico, pero al zarpar resultó abordado por el C-5, que le causó importantes daños en la zona de popa, lo que obligó a llevar al buque a Cartagena para su reparación.


De vuelta a Málaga, el 15 de agosto, estando fondeado en el puerto, recibió muy de cerca el impacto de una bomba de aviación que le destrozó los timones de buceo de la popa, obligándole a regresar a Cartagena, donde pasaría seis meses antes de volver a hacerse a la mar.


No sería hasta el 29 de marzo de 1937 cuando el submarino C-1 volvió a estar operativo.


Una vez reparado, volvió a salir de puerto el 4 de abril; esta vez, su misión era realizar una patrulla de vigilancia de la zona Palma-Cabo de Gata.


Durante cuatro días patrullaron la zona sin contacto alguno reseñable, regresando a su base cartagenera para reaprovisionarse.


Fue seleccionado de inmediato para ser trasladado al Cantábrico, donde la situación de la flota republicana era angustiosa.


El 7 de abril se recibió la orden de mandar al C-1 y al C-4 para el norte junto a un destructor.


La salida inicial estaba prevista para la media noche del día 12 de abril, aunque se demoró cuatro días, hasta el 16 de abril, pero entonces, una avería del C-1 a la entrada del Estrecho le hizo regresar al puerto murciano.

Entre el 19 y 20 de mayo, la flota republicana preparó una operación para traer a dos mercantes procedentes del Bósforo, que debían ser recogidos en la costa argelina para escoltarlos hasta Cartagena.


Gran parte de la flota se hizo a la mar, y entre ella estaba el submarino C-1, cuya misión en la misma fue montar una barrera de vigilancia a unas diez millas al norte de Argel con el fin de atacar cualquier buque enemigo que pudiera entrometerse en la operación.


La vigilancia no tuvo consecuencia ninguna y tras acabar la misma, el submarino regresó a su base de Cartagena.


A finales de ese mismo mes, los días 29 y 30, el C-1 se hizo de nuevo a la mar, esta vez para montar otra barrera de vigilancia al sur de la isla balear de Formentera, sin que durante dicha vigilancia se produjera ningún hecho reseñable.


Posteriormente a esta patrulla, se cree que el submarino acompañó a la flota a recoger al trasatlántico Magallanes al norte de Argel, regresando a la base sin novedad.


En su próxima misión, el submarino iba a quedar destacado en otra base distinta de la de Cartagena.


Se le seleccionó para que, junto a los destructores Gravina y Almirante Antequera, se trasladase los días 23 y 29 de junio a Valencia donde deberían quedar a las órdenes del Jefe del Estado Mayor de la Armada.


En el puerto valenciano permanecería, al menos, hasta la segunda semana del mes de julio.


Desde dicho puerto llevó a cabo varias patrullas en el golfo de Valencia, principalmente nocturnas.


Pocos datos más se tienen de la actividad del C-1 durante el resto del año 1937.

La actitud pro-nacional de su comandante, alférez de navío José Martínez Montero, es citada por diversos autores como la causa de tan nula actividad durante todo su mandato.


Se sabe que el submarino llevó a cabo un crucero de guerra entre los días 29 de noviembre y 3 de diciembre, patrullando toda la zona del mar de Alborán y Estrecho de Gibraltar desde Ceuta hasta Melilla, de nuevo sin resultado positivo alguno.


Dos días después, el 5 de diciembre, el C-1 se haría de nuevo a la mar, sobre las 19:00, para dirigirse a Mahón, adonde llegó el día 7 a las 15:00.


El objetivo de este viaje fue el traslado del Inspector de Máquinas de la Flota.


Al día siguiente, el submarino regresó a Cartagena.


El 10 de diciembre se hizo de nuevo rápidamente a la mar al recibir el mensaje de que los cruceros nacionales habían bombardeado la ciudad y el puerto de Alicante.


En la madrugada del día siguiente, el submarino detectó tres barcos por la proa, realizando inmediatamente inmersión, pero, de nuevo, su comandante no hizo nada por atacarlos.


El submarino regresó a su base en torno a las 07:30 del día 11.


Es de destacar que el C-1 era en ese momento el único submarino en activo de la flota republicana, pues todos los clase B se encontraban hundidos o seriamente averiados, y de los tres clase C que quedaban a flote, dos de ellos estaban refugiados en Francia.


El día 16 de diciembre zarpó el buque para un nuevo crucero por el Mediterráneo.


Se recorrió la costa levantina desde Palos hasta Peñíscola, de nuevo sin resultado alguno.


La nave regresaría a su base en la mañana del día 23.

El C-1 se encontraba al comenzar el año 1938 reparando averías en el Arsenal de Cartagena, y no volvería a salir de allí hasta el 22 de enero para efectuar unas pruebas de mar en las que alcanzó los 75 metros de profundidad, con el fin de comprobar la estanqueidad del buque.


Cuatro días más tarde, el 26 de enero, realizó otra salida para una patrulla sobre la costa mallorquina que se prolongó hasta el día 2 de febrero, regresando posteriormente a la base.


De allí ya no saldría hasta el 17 de marzo, pues se quedaría realizando una serie de reparaciones.


Todo parece indicar que todas estas "averías" fueron en gran parte fingidas por el comandante y el 2° de abordo.


El 18 de marzo, yendo de Barcelona a Cartagena, el C-1 avistó al submarino nacional General Sanjurjo.


Inmediatamente, el C-1 hizo inmersión y trató de atacar al submarino enemigo, quien también estaba maniobrando para ello.


Poco después perdió el contacto, y tras hacer superficie y no ver al contrario continuó su marcha.


Durante los meses de marzo y abril de 1938, el C-1 realizaría al menos cuatro breves cruceros por la zona de Levante.


El 23 de marzo salía nuevamente de Barcelona para bajar hasta la altura de Vinaróz.


El 23 entró en Castellón, donde permaneció tres días hasta su próxima salida, el 26, para arribar finalmente a la ciudad condal el 27.

El 12 de abril, siempre teniendo como base Barcelona, se trasladó hasta Mahón, donde permaneció dos días, regresando a Barcelona el 16 de abril.


Desde Barcelona, el 1 de mayo participaría, junto a varios destructores, en la escolta del mercante Poeta Arólas, regresando el 3.


Entre el 14 y el 19 de mayo llevó a cabo un crucero de vigilancia en la zona del golfo de Valencia, sin novedad alguna.


La protección de dos buques de transporte fue la razón del crucero efectuado entre el 22 y el 24 de ese mes de mayo.


Otro crucero de protección de tres transportes sería llevado a cabo el 3 de junio, regresando de nuevo a su base barcelonesa el 5.


Finalmente, el crucero llevado a cabo en las proximidades de Mallorca entre los días 12 y 17 de junio, de nuevo sin novedad, concluiría definitivamente con el regreso del submarino a su base de Cartagena.


En septiembre de ese año 1938, el C-1 estuvo realizando en las cercanías de la base unas pruebas de inmersión los días 12 y 14.


El día 15 tuvo problemas con la inmersión realizada, al resultarle difícil controlar la inclinación y la profundidad, delectándose fallos en la bomba de nivelación y en la estanqueidad del buque, que llegó a bajar hasta los 67 metros; tras este cuasi accidente, el C-1 se dirigió a Almería, volviendo a Cartagena a las 09:00 del 16 de septiembre.


El 28 de ese mismo mes volvió a repetir las pruebas de inmersión.


El 3 de octubre, el C-1 volvió a efectuar una patrulla en las costas de Sagunto y Vinaróz, en donde estuvo de vigilancia hasta el día 7, dirigiéndose posteriormente a Barcelona, adonde llegó al día siguiente, quedando a las órdenes del jefe del Estado Mayor de la Marina.


Esa primera noche, el submarino resultó alcanzado por una bomba de aviación que hundió al buque en el puerto de Barcelona.


Tras una rápida inspección y el taponamiento de la grieta de su casco, el 15 de noviembre fue de nuevo puesto a flote, pero los daños causados por la explosión y el hundimiento imposibilitaron que pudiese volver a navegar durante el resto de la contienda.


Los nacionales lo encontraron de esta manera en el puerto cuando ocuparon la ciudad condal el 26 de enero de 1939.

CC Francisco Regalado Rodríguez 18.07.1928 a 09.08.1930

CC Virgilio Pérez Pérez 09.08.1930 a 15.09.1931

CC Pablo Suances Jáudenes 15.09.1931 a 19.08.1933

CC Virgilio Pérez Pérez 19.08.1933 a 17.02.1934

CC Rafael Cervera Cabello 17.02.1934 a 18.02.1936

CC José Lara Dorda 18.02.1936 a 25.08.1936

Oficial ruso Burmistrov 25.08.1936 a 29.03.1937

Oficial ruso I. V. Graiez (Carlos Murato) 29.03.1937 a 03.06.1937

TN José Martínez Moreno 03.06.1937 a 24.04.1938

Oficial ruso I. V. Graiez (Carlos Murato) 24.04.1938 a 09.10.1938




Fuentes:

-Buques de la Guerra Civil Española, Submarinos de Dionisio García Flórez.

-Buques de la Armada Española del siglo XX, se Alejandro Anca.

-Buques de Guerra Españoles 1885-1971, de Alfredo Aguilera

-Murcia Digital, colección Casaús

-Libro de OBRAS. S.E. 1922 y 1923