Contralmirante D. Valentín de Fuentes

El Marino Geógrafo.



Valentín de Fuentes López nació en Huesca el 26 de febrero de 1882, en el seno de una familia de abolengo. Su padre, Luís de Fuentes Mallafré, había venido destinado como jefe de la Sección de Fomento, y su madre, Carmen López Allué, pertenecía a una hacendada familia de raíces en el Somontano.

Cursó el Bachillerato en Huesca e ingresó en la Escuela Militar Flotante “Fragata Asturias” de El Ferrol, por concurso, en 1899, con el número 1 de su promoción. En esta decisión influyó su vocación por la carrera, como también la inspiración de su padre, funcionario del Ministerio de Ultramar. En 1901 era promovido a guardiamarina; en 1903 a alférez de fragata; en 1904 a alférez de navío; en 1912 a teniente de navío; en 1922 a capitán de corbeta, por lo que pasaba de la escala de oficiales a la de jefes de la Armada, en tanto se dedicaba al estudio y publicación de trabajos navales: tradujo del inglés la obra “Importancia del Domino Político Marítimo en las campañas terrestres desde Waterloo” (en Madrid, 1901), por lo que fue galardonado dada la profusión de su contenido histórico y aleccionador. Escribió la monografía “La Marina en Alhucemas”, en las que hace unas reflexiones del histórico desembarco de 1925 para la pacificación de Marruecos en la que él participaba.

Durante su vida activa en la Armada Española formó parte de las tripulaciones de barcos de moderna construcción al suceder a aquellos perdidos por España en los desastres navales de 1898, guerras de las Antillas y Pacífico. Su vida marinera como alumno transcurrió en la fragata Asturias, la corbeta Nautilus, en el acorazado guardacostas Victoria, acorazado Pelayo, crucero Lepanto, contratorpedero Destructor, cruceros Extremadura y Emperador Carlos V, contratorpedero Osado, cruceros Princesa de Asturias y Cataluña, cañonero Don Álvaro de Bazán, torpederos números 9 y 12, buque escuela Galatea (en el que fue profesor) y en el remolcador Cíclope. Todas estas naves de nombres gloriosos son históricos recuerdos en los anales de la Marina Española durante el siglo XX, en misiones de paz o en acciones de guerra. Algunas cambiarían sus nombres en la Segunda República, a cuyo servicio activo continuaría afecto: crucero República, flotilla de destructores con base en Cartagena y finalmente en el torpedero número 3, a bordo del cual partía del puerto de Gijón al concluirse la campaña del Norte durante la Guerra Civil española.

Hombre curtido en la disciplina castrense, fiel a las ordenanzas cumplidas con recta conducta, estudioso y experimentado, conocía multitud de aconteceres del pasado, muchos para tenerlos en cuenta en sus decisiones más críticas. Ostentó la titulación académica de ingeniero y geógrafo, a la que accedió mediante concurso en 1906, y por lo tanto a la Administración Civil del Estado incorporándose en el Instituto Geográfico y Catastral, donde finalmente alcanzaba la categoría de jefe superior de Administración Civil en 1935.

Experto en Planimetría y estudios geográficos desempeño esta carrera en su sede de Madrid, en tanto que en la militar quedaba en situación de supernumerario.

En la primavera de 1936, reincorporado a la Marina, participó en unas maniobras navales de la flota en el archipiélago canario y semanas más tarde se ve envuelto en los acontecimientos de julio, hallándose destinado en la flotilla de destructores de la base naval de Cartagena, siendo el capitán jefe del Lepanto, cuyo cometido es historia por la participación que tuvo este buque al inicio de la Guerra Civil española en el estrecho de Gibraltar al alzamiento militar en el Protectorado de Marruecos: por orden del Ministerio de Marina se hizo a la mar con instrucciones de cañonear las plazas sublevadas y atacar los convoyes que embarcaran tropas procedentes de las mismas, acción que Fuentes trató de evitar (según referencias suyas) debido a las víctimas civiles que podía ocasionar. No obstante, fue atacado el Lepanto por la aviación nacional, fondeó en Gibraltar para dejar un cadáver, las autoridades inglesas le conminaron para que levara anclas y penetró en el puerto de Almería, plaza que había abortado la sublevación y cuyos prisioneros fueron embarcados al mismo buque para ser trasladados a Cartagena, “con tal género de respetos y consideraciones al vencido que constituyó la más alta ejecutoria de de hidalguía”, según anotaba tiempo después.

Queda al servicio de las fuerzas gubernamentales de la República Española, cuya Marina se hallaba en compás de espera al haber quedado fragmentada desde el 18 de julio. De aquí que a lo largo del período de luchas (1936-1939) desempeña distintos mandos desde que fue promovido a capitán de navío en noviembre de 1936; contralmirante en diciembre de 1937 y ser, en este grado, jefe del Estado Mayor de la Armada; subsecretario de Marina; vocal en la Gerencia Oficial de la Flota Mercante Española; presidente de la Asociación Benéfica de Huérfanos de la Armada; secretario canciller de la Orden de la Liberación de España; innumerables distinciones militares y civiles nacionales y extrajeras, entre ellas la Gran Cruz de San Hermenegildo, propia de las hojas de servicio de limpia ejecutoria.

Finalizada la Guerra Civil, después de haber participado en las operaciones del Mediterráneo y el Cantábrico, salió hacia París, donde permanecería dignamente hasta su fallecimiento el 6 de junio de 1975. Liberal, fiel a sus principios, humanista y estudioso, políglota y científico de sus propias especialidades, también era, como todos los suyos, un oscense vocacional. Sus restos mortales descansan ahora en el panteón familiar del cementerio de Huesca.

Valentín de Fuentes es el único marino de la República cuya fotografía (de contralmirante, que reproducimos aquí) cuelga en el Museo Naval de Madrid.

Fuente:

*.- Antonio Baso Andreu (4esquinas/número 145).

Un saludo.

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Esto si es recuperar la Memoria Histórica.


Ya que demuestra, que hubo bandos durante la guerra, pero los que eran buenos de verdad, solo que escogieron uno que fue el que no ganó, hoy está entre lo buenos en el Museo Naval.


Las formas de hacer de unos y de otros. Eh aquí la diferencia.


Gracias Cervera.


Un abrazo.
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