¡Hola muy buenas noches!
Os paso unas notas biográficas sobre un joven oficial de 30 años, mallorquín de nacimiento y que murió en su buque el 12 de diciembre de 1936, en un acto de guerra. Este era el Alférez de Navío D. Antonio Arbona Pastor, comandante del submarino republicano C3, sin duda un hombre que llevaba el mar en la sangre.
D. Antonio Arbona Pastor (*1906 +1936).
Todo y la nave que mandaba, el submarino republicano C3, hundido el 12 de diciembre de 1936 mientras navegaba frente a las costas de Málaga, poco o casi nada se sabe de su comandante, un joven alférez de navío, de 30 años, natural de Sóller (Baleares), llamado Antonio Arbona Pastor.
D. Antonio Arbona Pastor, había nacido en Sóller, (Baleares), el 5 de septiembre de 1906. Provenía de una familia de marinos mayormente mercantes y Antonio, todo y que sus intenciones de niño, mientras vivió durante 4 años en Fornaltux, eran las de ser rector de la parroquia de esa población, heredó de su abuelo la atracción que sentía por el mar, cosa que le llevó a presentarse con 19 años a las pruebas de ingreso en la Escuela naval de Cádiz, cosa que consiguió, convirtiéndose en el primer oficial submarinista de la Armada que era natural de Sóller
Ingresó en la Armada, mediante oposición, el 15 de julio de 1925, habiéndose presentado también como Aspirante de Artillería de la Armada, según publicó “La Correspondencia Militar” del 1 de julio de 1925. Una semana después, aprobaba el exámen de Geometría y, el 15 de julio el de Trigonometría. Una vez conocidos los resultados de los exámenes de ingreso y habiendo aprobado los mismos, debía de presentarse en la Escuela naval, el 1 de agosto de 1925. Tras permanecer en la misma durante cinco años y una vez superó el plan de estudios y prácticas establecidas en la Escuela, obtuvo el empleo de Alférez de Navío el 20 de agosto de 1930, mediante un decreto firmado por S.M. el Rey D. Alfonso XIII, (fecha que publicaba la prensa su ascenso de Alférez de Fragata a Navío, cosa que induciría a pensar, que se le otorgaría con antigüedad de 1 de agosto).
Sobre su carácter, un sobrino de él, el farmacéutico D. Juan Alcover Arbona, explicaba que cuando llegaba su tío de permiso a Sóller vestido con su uniforme de marino, muchos vecinos salían a verle pasar por la calle. Era descrito como castizo, elegante, con una simpatía arrolladora.
En los albores del estallido de la guerra civil, simpatizaba al parecer con las ideas falangistas de José Antonio Primo de Rivera, siendo de convicciones conservadoras, cosa que sabían en el pueblo, pero aún y así, D. Antonio Arbona, se metía en la Casa del Pueblo de los socialistas o en la sede de los anarquistas de Sóller y como comenta su sobrino, “se los metía en el bolsillo”. Aún y sus tendencias políticas, se mantuvo fiel a la República todo y que al parecer, simpatizaba con el bando sublevado. Este hecho, motivó que al estallar el movimiento del 18 de julio de 1936, que el Capitán de Corbeta D. Fernández de Bobadilla, le lanzara las siguientes palabras al “no cambiar de lado”:
“…Arbona, tú que presumías de falangista no te has unido a nosotros por cobarde. Asco me da dirigirme a ti. Si lo hago es para que toda la dotación conozca que eres un cobarde, y lo mismo que has sido cobarde una vez lo serás mil veces…”
Fue gracias al carácter, simpatía, respeto a sus subordinados y buen trato, lo que le evitó correr a Arbona, la suerte de buena parte de la oficialidad de la Armada y compañeros de él y ser fusilados por desafectos.
Contrajo matrimonio en La Seu (Mallorca), con doña Carmen Ana Salicrup, una mujer descrita como guapísima natural de Puerto rico pero de familia sollerica, emparentada con la familia de Can Pereta. Al parecer, este enlace fue muy sonado y casi, cinematográfico.
Cuando estalló el golpe de estado del 18 de julio de 1936, D. Antonio Arbona, su esposa, que se hallaba en avanzado estado de gestación de su segunda hija ya que al matrimonio, había tenido otra anteriormente, de corta edad, llamada Catalina María, estaban en la base de submarinos de Cartagena, lugar en que se quedó doña Carmen Ana, mientras su marido navegaba hasta la fatídica fecha del 12 de diciembre de 1936, en que fallecía a bordo del C3, D. Antonio como consecuencia del impacto de un torpedo del submarino alemán U34, mandado por Harald Grosse, involucrados en la operación “Úrsula”.
Delante esta situación de desamparo en que se encontró la esposa de D. Antonio Arbona, viuda y con dos hijas, siendo una de ellas un bebé de 3 meses, decidió marchar de Cartagena a casa de su familia en Mallorca. Al tener doble nacionalidad ya que al ser puertorriqueña, automáticamente, tenía nacionalidad norteamericana, pudo abandonar la zona república y vía Marsella por mar, arribar a Mallorca.
Después de la guerra, al ser viuda de un oficial de la Armada republicana, y al considerar el régimen franquista que los oficiales de Marina republicanos, muertos durante la contienda, no debían de ser rehabilitados, doña Carmen Ana salicrup, quedó sin pensión de viudedad. Una vez finalizado el franquismo, pudo la viuda cobrar de forma retroactiva como viuda de guerra todos los haberes económicos que hubiera recibido en el caso de que el Alférez de Navío D. Antonio Arbona Pastor, hubiera sido rehabilitado en la Armada. Doña Carmen Ana Salicrup, falleció a los 85 años, habiendo vivido en una casa de la familia ubicada en la calle Sa Lluna de Sóller núm. 132.
Al desatarse la guerra civil de 1936, la flota de submarinos que se hallaba en Cartagena, se hizo a la mar. En el submarino C3, sus oficiales eran el Capitán de Corbeta D. Javier de Salas Pinto que se hallaba en Madrid, motivo por el cual no zarpó con su nave, quedando la nave al mando del Segundo, el Teniente de Navío D. Rafael Viniegra González y como oficiales, los Alféreces de Navío D. Luís Jaudénes Junco y D. Antonio Arbona Pastor que provenía del submarino B5.
La oficialidad del C3, fue detenida, por la tripulación, el 20 de julio de 1936, acusada de desafecta a la República y encerrada bajo vigilancia en la camareta del comandante. Se hizo cargo del mando del submarino, el Alférez de Navío D. Antonio Arbona, nombrado por el Comité que se había formado a bordo ya que le consideraba un marino leal y la tripulación le tenía catalogado de buena persona. El nuevo jefe de la flotilla Ramírez Togores y el Ministro de marina, le ratificaron en el cargo de comandante del C3, a la mañana siguiente de los hechos, es decir el 21 de julio de 1936.
Ya como comandante del submarino C3, el 15 de agosto de 1936, parte hacia el mar Cantábrico junto con otro sumergible, el C6, debiendo de regresar a Cartagena por averías. De nuevo parte después de haber sido reparado el 25 de ese mismo mes, esta vez junto a los submarinos C4 y C5, con la misión de localizar y hundir al acorazado “España” y al crucero “Almirante Cervera” ambos del bando sublevado y que operaban en aquellas aguas. Días más tarde, se les uniría el submarino C6. Ese viaje, fue aprovechado para transportar a Bilbao numeroso armamento portátil y municiones.
El 12 de diciembre de 1936, al mediodía, mientras navegaba por el Mediterráneo, frente a las costas de Málaga, en servicio de patrulla y en superficie fue avistado por el submarino alemán U-34, cuyo comandante era Harald Grosse, el cual de regreso en inmersión a su base, después de haber finalizado una operación llamada “Úrsula” junto con otro sumergible, el U-33, ausente del lugar en el momento de los hechos, avistó por el periscopio al C3 que surcaba las aguas sin prisa alguna. Presa tentadora para el comandante germano así que ordenó cargar y disparar, siendo el torpedo avistado ya que su estela le había delatado, por D. Arsenio Lidón, marinero superviviente del C3, que atravesó el costado de babor del sumergible republicano, no estallando pero causando daños suficientes para mandar al mismo a 70 metros de profundidad. En cubierta en esos momentos, se hallaban los marineros D. Arsenio Lidón Jiménez, Isidoro de la Orden Ibáñez, en servicio de vigilancia y probablemente de mal humor por retrasarse el relevo de su guardia, cosa que les salvó la vida a ambos, D. Francisco Fuentes Quesada, enfermero de abordo y en servicio de vigía en el puente del submarino, que falleció al hundirse el mismo, el capitán de la Marina Mercante D. Agustín García Viñas, enrolado como Oficial de Derrota, que sobrevivió al naufragio y, el comandante D. Antonio Arbona Pastor, joven Alférez de Navío de 30 años que pereció en el hundimiento ya que al parecer, las verdaderas causas de su muerte, no fueron el impacto del torpedo germano sino el lastre que supuso la cazadora que llevaba puesta mientras charlaba en el puente con el capitán García Viñas. El resto de la tripulación, feneció toda, excepto el Marinero D. José Miguel Gómez y el Fogonero D. José López, y el capitán de la Marina Mercante D. Manuel Sanz, adscrito como García Viñas, que se hallaban de permiso en tierra.
Sobre el torpedeamiento del submarino C3, el rotativo madrileño ABc, del 14 de diciembre de 1936 en su edición matutina y bajo el título “…Como fue el torpedeo del C3…”, publicó lo siguiente (textual):
“…Málaga 13. El corresponsal de Febus fue una de las primeras personas que se enteró ayer en Málaga del hundimiento del submarino “C-3”; pero por causas ajenas a su voluntad, no pudo dar entonces como era su propósito, la correspondiente información. Ahora, debidamente autorizado, puede hacer el siguiente relato de los hechos:
El submarino “C-3” se hallaba a las dos y media de la tarde de ayer, 12 de diciembre, prestando servicio de vigilancia en la costa, a unas diez millas de Málaga. Toda la tripulación se hallaba trabajando en los diversos puestos del barco. El capitán del mismo, alférez de navío Antonio Arbona, se hallaba en la torreta, en unión del capitán de la Marina mercante Agustín García Viñas, afecto al servicio de la Marina de guerra. Con ellos estaba el marinero Isidoro de la Orden, el fogonero Asensio Lirón (Arsenio Lidón), el cabo enfermero Francisco Fuentes. Cada uno de ellos observaba un punto distinto en el horizonte para descubrir la presencia de cualquier buque faccioso que pudiera presentarse o alguna unidad leal a la que pudiera prestar protección. Sintieron de pronto una tremenda conmoción en el buque, que se hundió rápidamente. El submarino acababa de ser torpedeado. Los cinco hombres citados se hundieron hasta unos treinta metros de profundidad.
El capitán mercante García Viñas y los marinos La Orden y Asensio (Arsenio), buenos nadadores lograron subir a la superficie, no así el comandante del buque ni el cabo Fuentes, que se hundieron, al igual que el resto de la tripulación.
El submarino se hundió de proa.la presión del agua impidió abrir las compuertas de la escotilla. Por ello ninguno de los hombres del buque pudo salvarse.
El capitán García Viñas y los marineros La Orden y Asensio Lirón (Arsenio Lidón) estuvieron nadando hasta este puerto durante una hora y media, tiempo que tardaron en ser recogidos por varias embarcaciones que salieron de Málaga al observar que algo anormal había ocurrido en el submarino.
A Málaga llegaron extenuados. Tuvieron que guardar cama a bordo del buque hospital “Artabro”. La tripulación del submarino la componían 45 hombres. Además de los tres citados, se han salvado el capitán de la Marina mercante Manuel Sanz, que como García Viñas, estaba adscrito al submarino. El marinero José Miguel Gómez, el fogonero José López, que se encontraban como este capitán con permiso en tierra. Asi, pues, los desaparecidos son treinta y nueve. El lugar en que se hundió el buque tiene unas noventa brazas de profundidad. Durante toda la tarde varios barcos han estado explorando el sitio del suceso, sin encontrar los cadáveres. El capitán García Viñas, es natural de Luarca (Asturias); el marinero La Orden de Cabo de Palos (Huelva), y el fogonero Asensio (Arsenio) de Orihuela. Los tres son solteros.Febus…”
Sobre este ataque, al parecer, hubo una nota que ensombreció el hecho y fue el que el submarino C3, había solicitado permiso para recalar en el puerto de Málaga, cosa que le fue denegada por el Teniente de Navío D. Remigio Verdía y Jolí, jefe de la flotilla de submarinos republicanos.
Uno de los supervivientes, D. Arsenio Lidón, siempre había sospechado que el Teniente de Navío Remigio Verdía era partidario del régimen franquista ya que fue interrogado por el mismo mientras se recuperaba y le ordenó, que ocultase el hecho de que había avistado un torpedo. Alegó de que el hundimiento del submarino fue a causa de una explosión fortuita a bordo, por hallarse alguien fumando un pitillo en una zona peligrosa del buque.
Notas:
Algunos historiadores apuntan que se mantuvo al Alférez de Navío D. Antonio Arbona Pastor al frente del submarino C3, el cual a pesar de sus ideales nacionales, era marino competente.
Sobre el hundimiento, también corrió el rumor de sabotaje.
Fuentes:
“Una oscura historia de guerra”. El mallorquín Antonio Arbona Pastor falleció tras el ataque de un submarino alemán que hundió su embarcación. Publicado por el Diario de Mallorca, el 17 de diciembre de 2006.
“ABC” Madrid, lunes 14 de diciembre de 1936.
“Submarino C3, un panteón en las profunidades” de Ocean Project en Internet.
“La Correspondencia Militar”, Madrid 1 de julio de 1925.
¡Un cordial saludo!
Hannes Hunger
