Otro miembro de la tripulación del submarino C3, aquel fatídico 12 de diciembre de 1936, era un joven Cabo electricista, D. Joaquín Ruíz Baena, hijo de un humilde guardia civil, que desde muy niño, había sentido la llamada de la mar. Joaquín, presentió su muerte aquella mañana e hizo partícipe a su compañero de guardia. No se equivocaría ya que hacia las 14:30 horas, el submarino con la casi totalidad de su tripulación, yacía a 70 metros de profundidad frente a las costas de Málaga. Esta, es la pequeña biografía de dicho Cabo:
Cabo electricista Joaquin Ruíz Baena. (*sobre 1911 +1936).
Hijo de un Guardia Civil, había nacido sobre el año 1911, en Cabezo de Torres. Era, el 4º hijo vivo del matrimonio, ya que durante los cuatro años anteriores, habían perdido a tres hijos de pocos meses de vida. En Cabezo de Torres, vivió durante cuatro años, hasta que su progenitor, fue destinado a Fuente Álamo, donde pasó tres años más de su vida, viendo nacer a su hermana Rita y perdiendo a su otra hermana Trinidad a consecuencia de unas fiebres. Apenas pasó poco tiempo, que el padre, recibe una nueva orden de traslado, esta vez al Cuartel de Santa Lucía en Cartagena. Fue aquí, donde Joaquín Ruíz, paseando por los espigones, escapándose una y otra vez para sentir la inmensidad de la mar, quedó prendado de ella. Mientras tanto, su hermano mayor Antonio que ya con 18 años, había ingresado en la Guárdia Civil, marchaba destinado a Barcelona.
La familia vivía en la Casa Cuartel, en un hogar donde imperaba el decoro de la pobreza, constitído el mismo por una sala-comedor, una pequeña cocina y dos habitaciones, siendo el patio central y los aseos, zona comunitaria. De esta forma, influyó en Joaquín la vida castrense, entre los cuarteles y la mar, decidiendo dedicar su vida a esta. Mientras, su padre, intentó que el niño fuera zapatero y como aprendiz, lo colocó al lado de un artesano, el cual, todo y reconociendo las habilidades e interés del niño, le manifestó al padre que se llevara a su hijo, que la verdadera pasión del pequeño, era la mar.
Joaquin, logró con poco más de 12 años, ingresar en la Escuela de Marinería de Ferrol en Coruña, como hijo pobre de Guardia Civil. La suerte, iba a estar de su lado. Una mañana su hermanita Rita, salió a recoger carbonilla para los braseros y la cocina y se encontró una peseta. Regresó al cuartel y se lo dijo llena de gozo a su madre. Esta, informándola que a la mañana siguiente, había una rifa en la cual, si tocaba el premio, este consistía en 100 pesetas y que había que comprar la papeleta y que en caso de tocarla, podría escribir a los Reyes Magos a los efectos de pedirle una muñeca de porcelana que tanto deseaba la niña. Y la rifa, ¡les tocó!, pero en vez de comprar la muñeca, la madre dedicó el dinero a pagar el viaje de su hijo Joaquin a la Escuela de Marinería de Ferrol.
Ya en Ferrol, siendo casi ya un adolescente, Joaquín, empezó a navegar y a sentir la mar. Cuando fue de visita a ver a sus padres la primera vez, a Cartagena, les contaba durante horas, los penosos trabajos de la instrucción y sus cortas travesías, pero lo narraba iluminándosele la cara, observándose claramente que era un enamorado del mar. Sus expediente académico, era ejemplar y sus notas intachables. Su progreso digno de admirar, como el tesón y el sentido de la responsabilidad que sus padres le habían inculcado con su ejemplo y su visión de una vida de honor.
Tras una noche de sueños inciertos, el 12 de diciembre de 1936, se despertó triste, con la sensación de tener el corazón pesado. Tomó café y esperando la hora para relevar a sus compañeros, se encontró con su compañero Enrique Mas, que había de acompañarle en la guardia, al cual hizo partícipe de sus angustías y este, le contó que tenía una novia llamada Solita, y que había soñado con ella, siendo ese sueño recíproco. También, le contó Enrique, que había soñado con su madre y que esta, mientras lloraba, iba tejiendo un sudario. Una vez terminado el desayuno, se incorporaron a la guardia.
El 12 de diciembre de 1936, tras haber comido a bordo del submarino, caldo gallego y huevos fritos con tomate, sobre las 14:00 horas, un torpedo impactó contra el C3, hundiéndose este rápidamente y con él, el Cabo electricista D. Joaquín Ruíz Baena.
Fuentes:
1). “Los sueños perdidos. Crónica de una marino español. Capítulo 1º”. De Rita Campillo, en la web “Submarino C•3”, homenaje a los valientes marineros que dejaron su vida en la defensa de la ciudad y habitantes de Málaga”, en Internet.
2).”Submarino C3” en Internet.
3). Fotografía cabo D. Joaquín Ruíz baena, a través de buscador de imágenes de Google en Internet, Fue al parecer efectuada en Tánger a finales de julio de 1936, tras dar escolta al petrolero “Ophir”, el 2º por la izquierda es el cabo electricista D. Joaquín Ruíz Baena, junto a otros miembros del submarino C3.
4). “Acusub”, núm. 64, abril de 2008.
5). Fotografía del Cabo electricista D. Joaquin Ruíz Baena (3º por la izquierda), en la sala de torpedos del submarino “C3”, obtenida a través del buscador de imágenes de Google.
(Hans Nicolás i Hungerbühler, 28 de diciembre de 2010).
¡Un cordial saludo!
Hannes Hunger