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 Rafael de Cárdenas González 
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Nuevo mensaje Rafael de Cárdenas González
Al hilo de este tema, me tomo la licencia de escribir a continuación el historial de uno de los militares cuyas acciones en los territorios españoles en Africa, le supondrían la concesión de la Medalla del Ejército con caracter individual, siendo el único militar vivo aunque retirado, que la posee en la actualidad.

Según el Real decreto 1040/2003, de 1 de agosto (BOD número 177).
Por el que se aprueba el Reglamento general de recompensas militares.

Artículo 19. Ámbito objetivo de las recompensas.
1. Las Medallas del Ejército, Naval y Aérea, cuya concesión se producirá de forma muy excepcional, tienen por objeto recompensar a quienes, con virtudes militares y profesionales sobresalientes, lle ven a cabo acciones o hechos distinguidos durante la prestación de los servicios que, ordinaria o extraordinariamente, sean encomendados al las Fuerzas Armadas, siempre que la acción o el hecho se realice en situaciones distintas a las que se desarrollan en el transcurso de los conflictos armados o de operaciones militares que impliquen o puedan implicar el uso de fuerza armada.
A estos efectos, tendrá la consideración de acción distinguida aquella que, siendo equiparable al valor exigido para la concesión de la Medalla Militar, según se define en el artículo 7.1 de este reglamento, se acredita fuera del marco de los conflictos armados o de las operaciones militares que impliquen o puedan implicar el uso de fuerza armada.
Igualmente, la acción o hecho realizado ha de ser consecuencia inmediata y directa de las misiones propias de las Fuerzas Armadas, suponer un riesgo extraordinario y ser claramente demostrativo de la consideración requerida en el párrafo anterior y de las virtudes militares y profesionales a que se refiere el párrafo primero de este apartado.
2. Las Medallas del Ejército, Naval y Aérea se otorgarán cuando, por razón de la persona, del lugar en el que se realice la acción o el hecho, o por la propia naturaleza de éste, exista una vinculación directa entre el interesado y el Ejército de Tierra, la Armada o el Ejército del Aire.

EXCMO. SR. GENERAL DE BRIGADA D. RAFAEL DE CÁRDENAS GONZÁLEZ

En el devenir de los pueblos existen acontecimientos que de no ser contados por sus protagonistas el tiempo se encarga de
borrarlos como si nunca hubieran existido, esos protagonistas de la Historia son personajes singulares que albergan en su memoria las claves de un pasado que sólo ellos conocen, que sólo ellos pueden narrar con el detalle de las propias vivencias.

Uno de esos hombres es Rafael de Cárdenas, general de Infantería, protagonista de unos hechos que lo sitúan entre los grandes de nuestra reciente historia colonial africana.

Medalla del Ejército, la más alta condecoración que se concede a un militar en tiempo de paz, el general Cárdenas presenta una impresionante hoja de servicios. Ha mandado diferentes unidades de La Legión, Policía Territorial de Guinea y del Sahara, y finalmente, como broche de su carrera, la Guardia de S. M. el Rey.

Nace en la localidad gaditana de San Roque, aunque su infancia y adolescencia se desarrollaron en Larache, donde se hallaba destinado su padre, un excelente militar. De allí es de donde guarda los primeros recuerdos, recuerdos siempre relacionados
con el Ejército: toques de corneta, desfiles, soldados… Un mundo muy especial proyectado en la propia casa.

La figura de su padre influye en él como ejemplo, en ningún caso como imposición. Si padre fue un gran militar, cabe señalar que fue el primer oficial del Arma de Caballería destinado a La Legión, al entonces recién creado Escuadrón de Lanceros del Tercio de Extranjeros. Años más tarde mandó la Guardia Mora del Generalísimo.

Por otra parte, su madre, andaluza de sangre escocesa, era nieta de un teniente coronel del Ejército británico, jefe del Regimiento y gobernador adjunto de Gibraltar. Como puede observarse, lo militar le viene de lejos. Desde niño tiene muy claro cual sería su dedicación.

Y lo consiguió cuando en 1958 ingresó en la Academia General. Después de cursar el bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas de Larache, se presentó a ingreso en la Academia, diríase que logró el primer paso hacia lo que había sido su objetivo.

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Segundo de Seguridad Interior del crucero: Emperador Carlos V R. O. del 21 de febrero de 2011.

"....Infantería valiente que si en guerra ha de morir,
preferible es estar muerto que ser cobarde y vivir
."


17 Feb 2011 13:13
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Nuevo mensaje Re: 13-1-1975 - El último soldado español abandona el Sahara
Al cabo de cinco años reglamentarios de estudio ascendió a teniente formando parte de la XVIII promoción. Ahora venía de
verdad el ejercicio de la profesión.

De su hoja de servicios se deduce un marcado interés por las tierras africanas, condicionado de alguna manera por sus vivencias en al antiguo protectorado.

Su primer destino hubiera querido que fuese el Sahara, pero por falta de vacantes solicitó Ceuta, concretamente el Regimiento de Infantería Ceuta número 54; allí permaneció un año, hasta que pasó al Batallón Independiente de la Palma. Por fin en 1965 obtuvo vacante en el Sahara, el Batallón de Instrucción número 1. Su siguiente objetivo sería pertenecer a La Legión y en 1967 tuvo la inmensa satisfacción de pasar destinado al Tercio Don Juan de Austria, de guarnición en El Aaiún.

En lo profesional no podía encontrar destino más apropiado a sus aspiraciones, La Legión es una magnífica escuela de soldados. Para él supuso además pertenecer a un mundo donde el espíritu aventurero de un joven oficial se veía
resaltado por el marco geográfico del desierto. Las vivencias personales en el Sahara le han acompañado durante toda la vida.

La vocación africana del teniente Cárdenas no se limitó a las arenas del desierto. España poseía otro territorio en el mismo continente, mucho más al sur y completamente distinto al Sahara, la Guinea Ecuatorial; allí se le encuentra en los tiempos de la independencia.

Sus ganas de viajar, de conocer lugares desconocidos, le llevaron a solicitar una vacante de teniente en la Guardia Territorial de Guinea. Curiosamente su incorporación al nuevo destino la hizo acompañado de su esposa. Acababan de casarse y el viaje de novios lo realizaron a bordo del vapor «Ciudad de Pamplona». Zarparon desde Tenerife rumbo a Santa Isabel de Fernando Poo, hoy Malabo, haciendo escala en Monrovia y Lagos. En la colonia existía como fuerza militar española la Guardia Territorial, inicialmente llamada Policía Indígena y Guardia Colonial. A él le destinaron sucesivamente a los destacamentos de Acurenam, Mongomo de Guadalupe y Evineyong, en el interior del continente, en plena selva y a cientos de kilómetros de Bata.

La Guardia estaba formada por cinco compañías. La 1ª tenía su cabecera en Santa Isabel con secciones en esa plaza y San Carlos, ambas en la isla de Fernando Poo. La 2ª, en Bata y dos secciones más en Benito y Cogo. La 3ª tenía su cabecera en Ebebiying y secciones en Mongomo de Guadalupe y Nsork. La 4ª residía en Sevilla de Niefang, con secciones en Niefang, Evinayong y Acurenam. Finalmente, la 5ª con cabecera en Micomeseng y las dos secciones restantes en Afanening y Valladolid de los Bimbiles. Además de este despliegue, existían dos compañías móviles de la Guardia Civil, una en Santa Isabel y otra en Bata.

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Nuevo mensaje Re: 13-1-1975 - El último soldado español abandona el Sahara
En estos destacamentos, el oficial que los mandaba era la máxima autoridad, ejercía funciones de comandante militar, delegado gubernamental, juez de distrito…, todo sobre una población de quince o veinte mil habitantes. Esta experiencia es la más rica en conocimientos humanos que cabe imaginarse, cosa que le ha dejado un recuerdo imborrable.

En 1967 existía un censo total de 250.000 personas, de ellas 7.000 españoles, funcionarios, comerciantes, agricultores, empresarios, sanitarios, etcétera. Generalmente residían en los dos núcleos urbanos más importantes: Santa Isabel y Bata.

Las relaciones entre españoles y nativos eran excelentes, nunca hubo problemas. Ha de tenerse en cuenta que en aquella época Guinea contaba con una asistencia sanitaria de lo mejor del continente, e igualmente la enseñanza en sus áreas de primaria y bachillerato. Por otra parte, los niveles de ocupación de la población eran similares a los de la metrópoli, tanto en salarios como tipos de trabajo.

Sólo en los últimos meses, anteriores y posteriores a la independencia, surgieron algunos grupos radicales antiespañoles, un fenómeno, por lo demás, muy similar a otros localizados en los nuevos países de África.

Los recuerdos son tanto, que cuesta trabajo ordenarlos. Como primeros pasos hacia la independencia ha de recordarse que el 9 de agosto de 1963 las Cortes aprobaron un régimen de autonomía, ratificada el 15 de diciembre.
A partir de aquí, la ONU presionó al Gobierno español para que fuese dando los pasos necesarios a fin de conceder la independencia al territorio. Así, tres años más tarde, concretamente el 22 de diciembre de 1966, nuestro Gobierno convocó una
conferencia para decidir el futuro del territorio; conferencia que se desarrolló en dos sesiones, llevadas a cabo entre octubre y noviembre de 1967, y abril y junio del año siguiente.
Al final se acordó que en octubre, concretamente el día 12, se declarase formalmente la independencia.

Se realizaron elecciones presidenciales, unas elecciones exquisitamente limpias. Los candidatos fueron el expresidente del Gobierno Autónomo, Bonifacio Ondo, persona moderada y proespañol. De otra parte, Francisco Macías, vicepresidente del Gobierno Autónomo, un hombre culto, ameno y de acusada personalidad; había ejercido
durante años como administrativo en las oficinas españolas. En ese momento se mostraba poco favorable a España.
Ganó por muy estrecho margen y fue proclamado presidente.

En esos momentos la Guardia Territorial tomó gran protagonismo. Para los actos solemnes de la firma de la declaración de independencia fue requerida la presencia del teniente Cárdenas en Bata, la capital. Su principal cometido consistía en dar escolta al ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, en todos sus desplazamientos. El día anterior, a falta de otros oficiales, tomó parte activa al mando de su sección en la represión de graves disturbios, tales como saqueos a comercios e industrias con total éxito. En menos de una hora se volvió a la normalidad sin grandes problemas. El mismo día 12 por la tarde recibió la orden del ya presidente de la Nación para hacerse cargo, con plenos poderes, del distrito de Evinayong, cuyos habitantes pertenecían a la misma tribu de su adversario Bonifacio Ondo, temiendo posibles revueltas, que no se produjeron.

A partir del 12 de octubre de 1968, Guinea Ecuatorial era ya un Estado soberano, pero ¿qué ocurrió con la Guardia Territorial y en concreto con los militares españoles que la mandaban?
De momento permanecieron en sus destinos, a la espera de órdenes. Es de reseñar que a mediados de noviembre, con motivo de una visita de Macías al distrito de Evinayong, se alojó en la casa de Cárdenas, para proponerle hacerle jefe supremo de
las futuras Fuerzas Armadas del país, lo que suponía adoptar la nacionalidad guineana; obviamente rechazó esta propuesta.
Ya por entonces las relaciones entre España y Guinea se iban deteriorando a pasos agigantados, las arengas radiofónicas del
Presidente fomentando el odio a España hacían presagiar para nosotros un final cuando menos desagradable.

Mientras tanto en Madrid, a miles de kilómetros, una desastrosa gestión diplomática española, unida al catastrófico estado económico de Guinea, dieron lugar a la ruptura de relaciones entre los dos países. Pero allí seguían ellos, los militares, prestando servicios en una unidad extranjera de un país recién creado, convulso y caótico, sin recibir órdenes de sus mandos naturales ni noticias de su Gobierno.

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17 Feb 2011 13:14
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Nuevo mensaje Re: 13-1-1975 - El último soldado español abandona el Sahara
Esta situación irregular, kafkiana o surrealista duró seis meses. Hasta que el cónsul español en Bata dio la orden de evacuar a
todos los españoles y conducirlos a aquella capital para su repatriación.

Dentro de las dificultades, el teniente Cárdenas pudo llevar a cabo esa misión en su distrito; otros compañeros quedaron retenidos y no pudieron realizarla. A lo largo de 145 kilómetros, por carreteras o más bien caminos en la selva, una caravana de varios vehículos con unas 30 personas tuvieron que atravesar poblados donde vecinos exaltados habían levantado obstáculos con bidones y troncos para impedirles el paso. En la mayoría de ellos, rompieron las barreras con los propios vehículos. En algunos les hicieron fuego, hasta el extremo de que cuando por fin lograron llegar a las inmediaciones de Bata llevaban muchos la carrocería agujereada, la chapa completamente arrugada y sin cristales en los parabrisas.

Durante la evacuación, su mujer, Sonsoles, de sólo 19 años de edad, llevaba en los brazos al hijo de ambos, Rafael, un hermoso bebé de sólo seis meses. Si salieron vivos fue por puro milagro, porque entre los coches, el que se llevó la peor parte fue el suyo.

Una vez en Bata comenzó la repatrición que fue bastante complicada, dada la situación previa a su embarque rumbo a Canarias, pero al fin todo se superó y lograron llegar sanos y salvos a España. La repatriación de los últimos españoles de Guinea fue uno de los episodios menos conocidos de nuestra historia reciente. A partir de ahora, quizás lo será un poco menos, supongo.

De regreso a España, tras la independencia de Guinea, el teniente Cárdenas obtuvo nuevamente destino en el Sahara, ahora en la Policía Territorial, magnífica unidad compuesta por los más aguerridos saharauis; en este destino permaneció hasta la independencia del territorio.

Cuando se incorporó a su nueva unidad en 1972 era teniente, al año siguiente ascendió a capitán y le fue asignado el mando de la 3ª compañía de la Policía, con base en Smara y destacamentos desplegados a lo largo de la extensa zona noreste del territorio, una extensión similar a la de Andalucía, cubriendo las fronteras con Marruecos, Argelia y Mauritania.
La plantilla de su compañía era de 750 hombres, casi todos nativos, excelentes soldados: valientes, duros y leales como nadie. La verdad es que tuvo la suerte de mandar una unidad envidiable.
No le faltaba trabajo, de hecho, asistieron al nacimiento de los movimientos de liberación del territorio, especialmente el Frente Polisario, cuyos miembros atacaban con frecuencia los destacamentos españoles dispersos por el desierto. Para mantener la seguridad, las patrullas, motorizadas y a camello, duraban varios días, recorriendo cientos de kilómetros, rastreando y siguiendo las huellas de los grupos rebeldes. Los guardias podían determinar el número de hombres, el tiempo que hacía que habían pasado por el lugar y hasta el tipo de armamento, eran magníficos en todos los sentidos.

Tuvieron varios enfrentamientos armados, pero especialmente tres. El primero ocurrió en el mes de diciembre de 1973 cuando al mando de una patrulla de la zona de Uad- Aarred-El Yam, localizaron a un grupo infiltrado desde Marruecos. Al darles alcance se atrincheraron en unas cuevas próximas a la frontera y desde allí les hicieron fuego. Lograron detener a cinco de los nueve componentes, sin que por parte española sufrieran ninguna baja. El segundo enfrentamiento de importancia tuvo lugar en marzo de 1974, en la zona conocida como Aucaiera. Un grupo de polisarios tiroteó los puestos de Hausa y Edchera. El saharaui es un guerrero que no conoce el miedo, cuando llegaron hasta ellos les hicieron frente. En el tiroteo, que fue muy intenso, murieron dos, que fueron abandonados por los suyos.
Finalmente, en mayo de 1975, un grupo de polisarios compuesto por seis hombres atacó una vez más el puesto de Hausa. Iniciaron la persecución y los localizaron cerca de la frontera de Mauritania. Se hicieron fuertes en un montículo, produciéndose un tiroteo en el que hicieron tres prisioneros, con tres bajas de ellos y ninguna por parte española.
Esto era el pan nuestro de cada día en los últimos meses de presencia española en el Sahara.

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17 Feb 2011 13:14
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Nuevo mensaje Re: 13-1-1975 - El último soldado español abandona el Sahara
Por éstas acciones y por su actuación en la evacuación del personal en Guinea, le concedieron la Medalla Militar, unido a
sus virtudes profesionales sobresalientes.
El Consejo Superior del Ejército realizó el preceptivo expediente y lo remitió al Consejo de Ministros.
Y en el Diario Oficial número 202, de fecha 7 de septiembre del año 1975, me fue concedida; entonces era capitán.
Le fue impuesta en El Aaiún por el entonces Príncipe de España en funciones de Jefe de Estado. El acto, por las características históricas en que tuvo lugar, unos días antes de la «Marcha verde», adquirió especial relieve.

Y con su brillante Medalla del Ejército en la guerrera asistió a las últimas operaciones en el Sahara.
Después, cuando se entregó el territorio quedó, como todos los militares, desconcertado. El Sahara fue para miles de compañeros su mejor escuela, su segunda patria, su propia tierra, por la que habían dejado lo mejor que tenían humana y
profesionalmente.
En su caso volvió a su tierra natal, a San Roque, donde obtuvo vacante en el Regimiento de Infantería. A los pocos meses se
hallaba destinado en La Legión, en el tercio Duque de Alba, de guarnición en Ceuta.
Legionario por segunda vez, ahora en los empleos de capitán y comandante.

Después de La Legión pasó a la Guardia Real de la Casa de S. M. el Rey, destino que podría considerarse el broche de oro a su trayectoria profesional. Perteneció a ella, primero como teniente coronel y después, ya coronel, como primer jefe.
Al ascender a general cesa en el mando de la Guardia Real, y entre todos los destinos posibles, que para un general no son tantos como para el joven teniente de antaño, optó una vez más por Ceuta, ciudad en la que desempeñó el cargo de Segundo Jefe de la Comandancia General. Este fue el cierre de su vida profesional.

Como espectador de excepción de los procesos de independencia de los últimos territorios coloniales de España, le quedan diversos recuerdos.
En el primero de los casos, Marruecos,le quedó el recuerdo de una infancia y juventud ya lejana, con amigos que aún conserva; la segunda, Guinea, le dejó los recuerdos de un paisaje excepcional, de la selva, de las formas de vida de sus habitantes; y la tercera, el Sahara, sin duda, el recuerdo del hombre, del saharaui, del guerrero noble y valiente como ningún otro conocido por él.

Es difícil sintetizar en unas frases la experiencia de toda una vida.

Fuente: Entrevista al general Cárdenas para la revista Militares86, en marzo de 2009.

He de decir que serví bajo su mando en la Casa Real y que hoy día, su hija Sonsoles es cuñada mia.

Un saludo.

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com