La Ilustración Española y Americana. Madrid, 15 de diciembre de 1874.

El Capitán Paul Boyton (El hombre-bote).

Un marino americano, Mr. C.S. Merriman, de New York, pidió hace poco tiempo privilegio de invención por un vestido especial que él titulaba “insumergible”, compuesto de chaqueta, pantalón y cinto estrecho, todo de “cauchout”, y con ciertos espacios huecos destinados á ser rellenos de aire en circunstancias á propósito.

El inventor confió la primera prueba pública de su traje insumergible á un hombre de valor reconocido, Mr. Paul Boyton, capitán de los Lifeguards de New Jersey y buzo de profesión, el cual sirvió, por cierto, en la campaña franco-alemana, en las filas de los francs-tireurs.

En efecto, el capitán Boyton se embarcó en el vapor Queen, de la línea Nacional, en su último viaje de New York á Inglaterra, y cuando se hallaba á 300 millas del puerto de salida manifestó al capitán del buque su propósito de echarse al agua con el traje insumergible; más el capitán se opuso tenazmente, no queriendo cargar con la responsabilidad de haber permitido que uno de los pasajeros se expusiera á muerte.

Más tarde, cedió al fin, cuando el buque navegaba á unas 20 millas de la costa irlandesa, y entonces el capitán Boyton, poniéndose sobre su uniforme de marino el traje insumergible de Mr. Merriman, y llevando además un remo doble, una brújula, una linterna, un cuchillo, un saco con provisiones de boca, un rollo de cuerda y una pequeña bandera de los Estados Unidos, se lanzó intrépidamente al agua cerca de los islotes de Fastnet, á las nueve y media de la noche del martes 20 de octubre último.

Mr. Boyton, según ha escrito después en periódicos ingleses, tenía el propósito de arribar á Baltimore, distante siete millas en línea directa; más una violenta tempestad que se desencadenó al poco tiempo y que duró toda la noche, le arrojó á 15 millas de la tierra, mar adentro, á pesar de los esfuerzos del valiente nadador.

Sin embargo, en la madrugada del 21, habiendo calmado el viento, aquél ganó en breve intervalo el espacio perdido, y consiguió arribar sano y salvo á Trefaske-Right, al sudeste de Baltimore, desde cuyo punto se dirigió á Skibbereen, donde fue perfectamente recibido.

En resumen: durante las siete y media horas que había permanecido en el agua recorrió más de 30 millas á nado, y al quitarse en Skibbereen su vestido insumergible, pudieron observar los presentes que el uniforme de marino que llevaba debajo estaba completamente seco.

El primer grabado de la página 733 es un retrato del capitán Paul Boyton, vestido con el traje insumergible de Mr. Merriman.



Durante su permanencia en Irlanda, Mr. Boyton ha hecho nuevos y felices experimentos, que le han valido el dictado de hombre-bote (a man-boat, a human Nautilus), con que le designan los periódicos ingleses: en el puerto Corck ha recorrido á nado más de 40 millas, y en Dublín ha cruzado la bahía, nueve millas, en dos horas, llegando sin descansar hasta Liffey.

Por último, parece que se propone pasar á nado el canal de la Mancha, lanzándose al agua en Dover para arribar á Calais.

La Ilustración Española y Americana. Madrid, 30 de abril de 1875.

De Dover á Boulogne-sur-Mer: El capitán Boyton atravesando á nado el Canal de la Mancha.

El capitán norteamericano Mr. Paul Boyton, de quien nos hemos ocupado en el núm. XLVI, pág. 733, de La Ilustración de 1874, ha realizado ya la atrevida empresa que había anunciado de atravesar á nado, y revestido del traje insumergible de Mr. Merriman, el Canal de la Mancha.

El éxito ha sido completamente satisfactorio. Mr. Boyton, provisto del aparato de natación y demás utensilios de que ya tienen noticia nuestros suscriptores, y llevando además una bolsa con víveres para veinticuatro horas, próximamente, se arrojo al mar en Dover en la mañana del 10 del actual. La barca de vapor Rambler, llevando á bordo un hermano del nadador, los médicos MM. Diver y Willis, el práctico Mr. Mequin, delegado de la Societé humaine et des naufrages de Boulogne, y varios corresponsales de la prensa periódica de Inglaterra y Francia, navegaba cerca de aquél para prestarle auxilio en caso necesario.

No verificó la travesía en línea recta, sino que, impelido por las corrientes, llegó primero hasta los 51 grados 5 minutos latitud norte, y luego, arrojado por un fuerte viento del nordeste, retrocedió hacia el sur en una extensión considerable, llegando, por último, á Boulogne-sur-Mer (Francia), unas 26 millas, 15 horas después de haber salido de Dover.

Los médicos Diver y Willis han certificado que el capitán Boyton, en el acto de lanzarse al agua, sufría una ligera indisposición hepática, siendo la temperatura de su cuerpo 97’7 grados Fahrenheit y marcando su pulso 70 latidos por minuto; y que en el momento de salir del mar, en Boulogne-sur-Mer, su semblante no presentaba huellas de sufrimiento, su respiración era fácil y tranquila, la temperatura de su cuerpo señalaba 97 grados Fahrenheit y su pulso no daba más de 80 latidos por minuto, añadiendo el doctor Diver que el capitán hubiera podido continuar viaje, sin fatiga, por espacio de seis horas.

Una concurrencia inmensa, más de 30.000 personas, esperaban en las playas de Boulogne-sur-Mer la llegada del intrépido nadador, que fue recibido con hurras de entusiasmo.

El tercer grabado de la página 269 representa al hombre-buque, que así llaman al capitán Boyton los periódicos ingleses, en el acto de cruzar tranquilamente, acostado sobre las agitadas ondas del Canal de la Mancha, entre el barco Rambler, ya citado, y el vapor Napoleón III, de Folkestone, que también navegaba á Boulogne.


(Atención a la vela que lleva encima de la barriga)