En el mes de Julio de 1926, ingresó en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación Argentina un proyecto de ley en el cual se establecía un plan naval coordinado a diez años.
El 5 de Octubre de 1926 fue promulgada la Ley Nº 11.378 por el presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear, que permitió al Poder Ejecutivo invertir una importante suma de dinero para la modernización y renovación de la Armada.




La ley preveía la adquisición de tres cruceros, cinco torpederos o destructores, y dos grupos de tres submarinos cada uno, siendo estos últimos los primeros buques en su tipo para la Armada Argentina.

De los tres cruceros, solo se construyeron dos.

Los torpederos, se construyeron todos. La construcción de tres de ellos estuvo a cargo de astilleros ingleses, siendo bautizados luego con los nombres: Mendoza, La Rioja y Tucumán; los otros dos restantes fueron adquiridos a España, los clase Churruca, recibiendo los nombres de: Cervantes y Garay.

De los dos grupos de submarinos, solo se construyó uno con tres unidades: Santa Fe, Santiago del Estero y Salta por la firma italiana Franco Tosi, de Taranto, (los llamados Tarantinos). Además se creó la Base Naval de Submarinos en la ciudad de Mar del Plata.

Luego de varios estudios, a fines de febrero de 1927 se autorizó la contratación del astillero italiano Odero Terni Orlando, de Livorno, para la construcción de los cruceros, los cuales, recibieron los nombres de Almirante Brown (construido en el astillero de Sestri Ponente, Génova) y 25 de Mayo (construido en Livorno). Por primera vez Argentina iba a recibir buques con capacidad para operar con aviones embarcados

Ambos cruceros estaban basados en la clase “Trento” (botado el 4 de Septiembre de 1927); serie compuesta por éste, el “Trieste” y el “Bolzano"

Diferencias:

Si bien algunas fuentes italianas daban a las unidades argentinas como “Clase Trento”, éstas eran de dimensiones algo menores, y portaban artillería principal de 190/52 mm en lugar de la original de 203 mm y contaban con la existencia de una única chimenea en lugar de las dos que presentaban las unidades italianas, por lo tanto, el diseño de los cruceros argentinos era algo exclusivo y no podían ser llamados “Clase Trento” ya que eran una clase intermedia entre pesados y livianos, según la definición de cruceros del Tratado de Washington de 1922. Pero no se podía negar que tenían una génesis común.

En un artículo de la revista Storia Militare, en el Nº 168 anno XV de Septiembre del 2007 y publicada por Albertelli Edizioni Speciali, Parma, Italia, firmado por el escritor Maurizio Brescia, autor del libro “La Marina de Mussolini”, habla de la artillería de ambas clases de crucero:

(Traducido del italiano al español)

“Una de las diferencias más significativas entre el "25 de Mayo" y el "Trento", fue en el equipamiento en la artillería principal y secundaria; como las unidades para la Argentina eran más pequeñas, no fue posible el uso de las torres gemelas de 203 / 50 como en los cruceros italianos.

La planta de Vickers-Terni (entonces OTO) de La Spezia desarrolló a continuación, los planos para una nueva arma (de 190 mm y 52 calibres), con tres torres gemelas en cada unidad, (dos hacia proa del puente , con el segundo montaje en una posición más alta, y uno en la cubierta de popa).

Desafortunadamente, no fue localizado ningún tipo de documentación técnica sobre esta arma, por lo que sólo es posible suponer que su rendimiento puede haber sido, probablemente un 15-20% más bajos que los de las modernas armas 203 / 50 del "Trento", con un rango máximo de unos 23 / 25 000 metros y un régimen de fuego de cerca de cuatro disparos por minuto.


En un examen de la documentación fotográfica, sin embargo, puede verificarse que el sistema binario, cuya máxima elevación era de 46 °, tenían “cuna única", como los otros cañones navales italianos de mediano calibre de la época.

El diseño exterior de las torres era diferente de la de los sistemas de artillería principal del "Trento", y en algunos aspectos, adelantaban las líneas que identificarían a las torres de 152 mm del próximo tipo de crucero, los "Montecuccoli "y" Duca d'Aosta ".

También para el armamento secundario, OTO desarrolló una nueva pieza de artillería, inspirándose (probablemente) en un cañón naval de 102/45 ya realizado por Ansaldo, sobre un proyecto de Schneider-Armstrong, de 1918-1919.

El 25 de Mayo y el Almirante Brown embarcaron seis montajes dobles, tres por cada banda, de 102mm /L45 con cuna única en un afuste de nuevo concepto; a fin de obtener un uso óptimo como arma antiaérea, y se instalaron con un eje sobre elevado a la batería principal, con unas “orejotas” (enlaces entre el afuste y la cuna) que le permitió a la masa oscilante disponer de una alzada mayor.

El armamento artillero fue completado por seis cañones “pom-pom” de 40mm/ L39 individuales de Vickers-Terni modelo 1915, que se ubicaron en la popa, lejos del puente y del castillo.”……

Por otro lado, en el foro “Zona Militar.com.ar”, el sr. Víctor Eduardo Barbanente dice sobre el origen de las piezas principales:

“En muchas publicaciones, incluyendo la de algunos más que prestigiosos tratadistas del tema, casi aseguran que son armas derivadas de los Vickers de 7,5”(190mm) L45 o L50, posiblemente porque en sus comienzos la empresa italiana era un “joint venture” de Vickers con Terni en la Spezia (Italia), pero que cuando terminó la 1GM, se quedaron sin trabajo y Vickers se retiró (en 1921). Luego Terni se asocia con los astilleros Odero de Genova y terminan fundando la Odero Terni Orlando (OTO) en 1929, dejando de lado la mayoría de los proyectos ingleses”.

El artículo continúa hablando de Krupp y la influencia de ésta en la artillería naval italiana a partir de principios del siglo XX y luego por Skoda, adaptando estos después de la 1GM como si fuesen suyos.

Termina diciendo:
“Y si comparamos un Vickers, y un Skoda con los cañones de nuestros cruceros (los argentinos), vamos a ver que definitivamente son de la familia Skoda/Krupp.”

DATOS DEL BUQUE

Costo: 1.225.000 Libras Esterlinas (1926)
Clase: Crucero pesado
Característica: ARA C-2
Eslora: 171 m.
Manga: 17.7 m.
Puntal: 16 m.
Calado máx.: 4,93 m.
Desplazamiento Estándar: 6800 t.
Normal: 8200 t.
A plena carga: 8800 t.

Máquinas:

2 Turbinas Parsons.
6 Calderas Yarrow. 85.000 HP. 2 ejes.
Velocidad: 32 nudos (máxima), 17 nudos (económica).
Autonomía: 8000 millas a 14 nudos
Combustible: 1800 t. (máximo 2000 t.)

Tripulación: 800 hombres.


Armamento original:

6 Cañones Odero-Terni en tres torres dobles (2 a proa y 1 a popa) de 190 mm y 52 calibre

12 cañones Odero-Terni de doble propósito (naval y antiaéreos) en seis montajes dobles (tres por banda) de 102 mm. y 45 calibres.
6 cañones antiaéreas 40/L39
6 tubos lanzatorpedos en montajes triples, (2 por banda) en la cubierta inferior, sobre el agua, de 21 pulgadas de diámetro y cinco metros de largo.
2 hidroaviones con pontones Vought 02U Corsair; 1 catapulta y un hangar a proa.


Protección:

Vertical máx. 70 mm.
Horizontal máx. 30 mm.
Artillería máx. 51 mm.

Puente de mando y SDT (sistema de tiro principal y secundario) 65 mm.

Todos los datos corresponden a Odero Terni.

HISTORIAL

Puesta de quilla 1927
Botado: 11 de agosto de 1929. Livorno (Italia)
Entregado: 5 de julio de 1931. Se afirma el pabellón el mismo día.
Dado de baja: Mayo de 1960.
Desguazado: 1962 en La Spezia (Italia)

Botadura:

1931. Mando: C N Luis Orlandini.

El 25 de Mayo y el Almirante Brown emprenden la navegación desde Italia en convoy hacia Argentina en Agosto de ese año, llegando a Buenos Aires el 15 de Septiembre.

Son incorporados a la Flota de Mar con base en Puerto Belgrano, en la División Cruceros.

Una División prácticamente inexistente porque solo estaba compuesta hasta ese momento por el viejo crucero Buenos Aires botado en 1895.

Este crucero viajó a España en 1926 llevando a bordo a los aviadores del Plus Ultra.

1932 .Mando: C N Julián Fablet.

Pasa de Puerto Belgrano a Comodoro Rivadavia en Abril con el resto de la Flota por una huelga de YPF, (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), en aquel puerto.

Regresan en Mayo y realiza tareas propias de adiestramiento.



1933. Mando: C N Francisco Bengolea.

No ocurren novedades de relevancia durante el año.


1934. Mando: C N Juan Cánepa, luego C N Benito Sueyro.

Realiza viajes a Comodoro Rivadavia junto a su gemelo el Almirante Brown y al puerto de Buenos Aires.

El 24 de Noviembre se dispone que figure con letras de bronce en la torre de combate la leyenda: “Juremos con gloria morir”.

1935. Mando: C N Pedro Quihillat

Se traslada a Buenos Aires en Mayo y en Junio zarpa hacia Río de Janeiro conduciendo a bordo al canciller de Brasil, Sr. José Carlos de Macedo Soares, luego de participar en la Conferencia de Paz por la guerra entre Bolivia y Paraguay. Permanece en Río hasta fines de Junio y regresa a la Base Naval de Puerto Belgrano.


1936 Mando: C N Miguel A. Ferreyra.

Llegados a este año, el 25 de Mayo tiene programada las actividades propias de la División cruceros.
Realiza en Marzo un viaje de veinte días a Río de Janeiro, Brasil, llevando a bordo al Ministro de Marina Capitán de Navío Eleazar Videla y al embajador de Brasil en Argentina, Dr. De Andrada e Silva, en visita de buena voluntad.
De regreso, luego de desembarcar al Ministro de Marina en Buenos Aires, continúa viaje a su base en Puerto Belgrano.


"El año presente promete ser interesante en novedades”.
Alfonso Dánvila, 1936.

No se equivocaba Alfonso Dánvila, embajador español en Argentina, cuando a principios de 1936 vislumbraba un año agitado. Pero seguramente tampoco imaginó la magnitud de aquellas palabras.


Los pocos más de 10.000 km que separan Argentina de España, se contrajeron abruptamente el 18 de Julio de 1936 haciendo que “...los cimientos de identidad de la población argentina, que hunden sus raíces en la Península, se conmovieran tan profundamente hasta hacer temblar su estructura”.

Los lazos históricos de unión entre ambos países, culturales, religiosos, económicos, políticos y por la gran cantidad de inmigrantes españoles que llegaron al Río de la Plata apenas iniciado el Siglo XX, (téngase en cuenta, que solamente en la ciudad de Buenos Aires, de los dos millones de habitantes que había en 1936, más de 300.000 eran españoles), hicieron que la Guerra Civil en la Madre Patria fuera vivida como asunto propio en la Argentina.

Tal fue así, que prácticamente el país entero quedo dividido en dos durante más de tres años y sus secuelas duraron muchos años más. Tanto que algunos analistas piensan que todavía hasta el presente

Quiero aclarar, que de ninguna manera es mi intención profundizar la política de ambas naciones, solamente relatar los hechos.

La movilización por España aumentó la división ideológica y cultural que en Argentina venía manifestándose desde hacía más de una década.

La guerra se cruzó en la vida cotidiana de todos los argentinos. Hasta los diarios de mayor tirada desplazaron las noticias locales de su primera plana por las que llegaron de España, todos los días durante más de tres años.


Así se fueron creando infinidades de grupos, asociaciones o comités cuyo fin específico era ayudar moral y materialmente a uno u otro bando.


Entidades políticas como el Centro Republicano Español fundado en 1904 y la Federación de Sociedades Gallegas fundada en 1921, ambas con sede en Buenos Aires, crearon y aglutinaron a los grupos y comités para organizar la ayuda al gobierno republicano.

Caso único de los gallegos que apoyaban a ambos bandos con entidades distintas.

Las noticias se leían en los periódicos, tanto los argentinos como los publicados por las colectividades españolas como “El Correo de Galicia” de tendencia nacionalista asociado al “Centro Gallego de Buenos Aires” o “España Republicana” del “Centro Republicano de España” o “La Nueva España” órgano de prensa del Comité de Ayuda al Gobierno Español del Frente Popular, asociado a la Federación de Organismos de Ayuda a la República Española con fuerte vinculación al Partido Comunista Argentino.

Éste organizó la FOARE (Federación de Organismos de Ayuda a la Republica Española) con gran éxito. Logro aglutinar casi mil comités en todo el país, donde se recaudaba dinero, víveres, materiales y todo tipo de ayuda que se envió a España y luego sirvieron también para destinar una parte a pagar costos de manutención y viajes para exiliados, como se hizo para alrededor de 1000 republicanos que partieron en el barco Winnipeg hacia Chile.

También se escuchaban por radio (había un servicio especial radiofónico, netamente republicano, transmitido al aire por Radio Excelsior de Buenos Aires todos los días a las 14hs.), eran temas de conversación, análisis, debate y enfrentamientos.

En plena ciudad de Buenos Aires los bares Iberia, (hoy en día todavía en actividad), reducto republicano y el bar del Hotel Español, reducto nacional, ubicados uno frente al otro sobre la céntrica Avenida de Mayo, y más tarde en el Rincón Familiar Andalúz también republicano, se reunían infinidad de personas y personajes a desmenuzar los acontecimientos de cada día.

Estas reuniones la gran mayoría de las veces terminaban cuando las provocaciones y los insultos de una vereda a la otra pasaban a la agresión física y finalmente a la intervención policial.

En el Café Tortoni se realizaba la, ”Peña de Madrid”, donde se reunían vascos, catalanes y madrileños, todos defensores de la causa republicana.

La Avenida de Mayo se convirtió así en el centro neurálgico de la Guerra Civil en Buenos Aires, donde el encuentro nunca era pacífico.

Estas peleas no solo eran entre españoles residentes, sino también entre argentinos. Solo por citar un ejemplo, el 24 de Agosto del 36 en la Universidad Nacional de Córdoba, estudiantes simpatizantes de nacionales y republicanos se enfrentaron durante casi dos días. Las clases fueron suspendidas y hubo de intervenir la policía con bastante rigor; el lugar no era casual. Los estudiantes estaban muy politizados y era cuna de conflictos y de la reforma universitaria del año 1918.

“La magnitud y la capacidad de convocatoria de estas organizaciones fue tan grande que la Argentina llegó a ocupar el segundo puesto entre las recaudaciones internacionales en favor de la república española detrás de Francia o de Estados Unidos, según el momento.

Pero trepaba al primer lugar si tenemos en cuenta la relación entre el monto de lo recaudado y el total de población que, por entonces, era sólo de unos 12 millones de habitantes.”

(Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia. La Guerra Civil Española y la Política Argentina, Silvina Montenegro, Madrid 2002)


Si bien los nacionales recibieron donaciones de dinero en efectivo y joyas, fruto de colectas impulsadas por la iglesia católica y los grupos nacionalistas argentinos; fue la causa republicana por la que cientos de miles de españoles y argentinos se movilizaron, no solo en Buenos Aires, si no en todo el país.

Incluidos los voluntarios que partieron, entre 800 y 1000 según las fuentes, a unirse a las brigadas internacionales, la mayoría en el Batallón Español 24 de la Brigada XV Lincoln junto a ingleses, canadienses y estadounidenses, mientras una minoría se incorporó al ejercito republicano.

Dato este que no he podido comfirmar.

Lamentablemente no hay cifras oficiales, aunque se habla de 740 voluntarios exactamente. Sin embargo Argentina no ha reconocido aún esta participación y como la mayoría salió del país con documentos falsos, se hace difícil tener un recuento exacto.

Esta movilización no cesó ni aún a comienzos del 39 cuando dicha causa aparentaba estar perdida.


Argentina atravesaba la época que sería denominada la “década infame”. Elecciones fraudulentas llevaron al poder a Agustín P. Justo y luego a Marcelino Ortiz.

En política internacional, el gobierno argentino mantuvo la tradicional posición de prescindencia frente a los conflictos armados desatados en el exterior, propios del gobierno conservador, como la 1° GM. Actitud que le acarreó al país un sin número de contratiempos y que se agravarían después de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de las presiones desde el sector nacionalista del Ejército Argentino, el gobierno no alcanzó a modificar los lineamientos planteados a la no intervención, dejando de lado el parecer de los militares que miraban con buenos ojos a los nacionales españoles.

Esta postura gubernamental se mantuvo aún cuando de hecho el gobierno rebelde instalado en la ciudad de Burgos y presidido por el General Miguel Cabanellas intentara el reconocimiento diplomático de la Argentina desde un primer momento.

La postura de no intervención fue sostenida por el entonces Canciller y Ministro de Relaciones Exteriores Carlos Saavedra Lamas.

En diciembre de 1936 llegaría al país Juan Carlos Lojendio, representante del gobierno de Burgos quien fue muy bien recibido por los círculos nacionalistas.

Se le abrieron las puertas de algunos salones, propios de la más tradicional clase dominante argentina, el Jockey Club por ejemplo, donde buscó el apoyo necesario para su misión de carácter oficioso.

Si bien la actuación de Lojendio nunca fue entorpecida por las autoridades, el gobierno argentino no se comprometió en un gesto público de adhesión hacia la causa nacional, ni tuvo el representante de Burgos acceso al Ministerio de Relaciones Exteriores.

En síntesis, nunca la causa nacional fue defendida oficialmente, aunque recibiera el apoyo no oficial en círculos muy allegados a algunos miembros influyentes del gobierno, de la Iglesia, y del Ejercito Argentino en casi su totalidad.

Por eso el gobierno de Agustín P. Justo, siguió reconociendo al gobierno de la República como legítimo; pero tampoco condenó al de Burgos, y la ayuda a España fluyó de todas las maneras posibles a ambas partes.

Recién a fines de Febrero de 1939, el gobierno presidido ya por Roberto Marcelino Ortiz reconocería la autoridad del de Burgos.

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25 de Mayo y Almirante Brown, listos para navegar rumbo a la Argentina luego de finalizados.

Lamento la mala calidad de las fotos

El Cuerpo Diplomático acreditado en Madrid, siguiendo una vieja costumbre desde la época de la Reina María Cristina, se trasladaba a la ciudad de San Sebastián en los meses de verano.

La residencia privada del embajador argentino, Daniel García Mansilla, se encontraba en la localidad de Zarauz.




Sr. Embajador Daniel Garcia Mansilla



El 13 de Julio telegrafía a Buenos Aires anunciando su traslado a dicha localidad, quedando la Embajada en Madrid a cargo del Encargado de negocios, el Sr. Edgardo Pérez Quesada.

La residencia veraniega alquilada era conocida como La Casa Azul de Ayala.

El 18 de julio, al ir tomando conocimiento de las noticias, probablemente a través de la radio y periódicos, García Mansilla, comunicó al Ministerio de Relaciones Exteriores, los rumores de un alzamiento militar.

Hasta el 27 de Julio no se recibe ninguna otra noticia suya.

Este día llega a la Cancillería en Buenos Aires un telegrama de García Mansilla radiado a través del Almirantazgo inglés a la Embajada en Londres poniendo en conocimiento la difícil situación por la que atraviesa e incomunicado en su residencia y que había abierto esta el 24 de Julio a ciudadanos españoles en busca de asilo.

De este modo poniendo en práctica el derecho de asilo en forma inmediata al estallar la guerra civil había sido el primer embajador extranjero que dió refugio a un vecino, al que siguieron otros; todos españoles y de notoriedad.

Una de las primeras personas asiladas fue la esposa de Honorio Maura, que se hospedaba en una casa contigua.

Temiendo ser aprendida como su marido, que fue llevado preso a Bilbao, solicito asilo en la residencia del embajador.

El caso no presentaba ningún problema, ya que la señora era de nacionalidad argentina. Pero la Sra. de Maura, conocida como la Duquesa de Aliaga, trajo con ella a sus cinco hijos españoles.

Inmediatamente obtuvieron asilo: Pedro Ansóategui y su hermano; la Marquesa de la Romana; Pedro Caro, Marqués de Sobroso; el empresario Cándido de Arocena y su hijo José María.

La lista se fue incrementando y esto fue detectado por los milicianos, quienes se presentaron frente a la residencia de García Mansilla el día 1 de Agosto como una delegación del Frente Popular de Zarauz, exigiendo la entrega inmediata de los asilados so pena de entrar por la fuerza.

García Mansilla no se dejó amedrentar y actuó con energía e inmediatamente anunció, que el asalto a su residencia provocaría la inmediata ruptura de relaciones entre Argentina y España.

Esto hizo dudar a la delegación. Pero a los dos dias, el 3 de Agosto, volvieron y más agresivos.

El Cónsul austríaco, vecino de los García Mansilla, buscó ayuda en el Ayuntamiento local y vascos nacionales se presentaron en el lugar evitando la tragedia.

Quedaron unos veinte hombres de custodia frente a la residencia, pero la situacón no mejoro demasiado.

Los demás representantes diplomáticos comenzaron a retirarse rumbo a la frontera con Francia.

El 4 de Agosto García Mansilla recibe una invitación formal de la representación britanica para abandonar España a bordo de alguno de los dos buques de guerra amarrados en San Sebastián. Incluso se le ofreció trasladar a toda su familia y empleados, pero debía abstenerse rigurosamente de llevar a los asilados españoles.

García Mansilla declinó el ofrecimiento muy diplomaticamente, por supuesto.

Hubo otro ofrecimiento del lado francés de igual tenor sin éxito, pues persistía en su decisión de llevar con el a los asilados.

Al día siguiente, 5 de Agosto, logra por fin comunicarse con la Cancillería en Buenos Aires, comunicando su angustiosa situación.

Solicita al canciller que pida a Berlín la asistencia del torpedero alemán Albatross que se encuentra en Bilbao.

El canciller argentino, Carlos Saaverda Lamas, urge a García Mansilla a no abandonar a los asilados bajo ningún concepto, aclarando que el derecho de asilo para el gobierno argentino es inviolable.







Inmediatamente convoca al nuevo embajador español, Sr. Enrique Diez-Canedo, para entregarle un memo donde explica la dificil situación del embajador argentino, esperando asistencia del Sr. Ministro de Estado Augusto Barcia.

La Cancillería se puso en contacto con su par alemán solicitando la asistencia del torpedero Albatross como había sugerido García Mansilla.

El gobierno del Reich autorizó la ayuda de inmediato informando al embajador argentino en Berlín y al comandante del Albatross para que se traslade al puerto de Guetaira, próximo a Zarauz.





No obstante, aceptada la ayuda, la Cancillería argentina tomó con recaudo esta colaboración y le sugirió a García Mansilla no aceptar un desembarco de marinería alemana, para evitar un conflicto de grandes proporciones.

Las presiones frente a la Casa Azul continuaban y el encargado de negocios en Madrid, Pérez Quesada, se entrevista con el Ministro Barcia para que tome las medidas necesarias.

Barcia se comunica con la embajada española en París, para que esta a su vez se comunique con las autoridades de San Sebastián y hagan cumplir sus extrictas órdenes de proteger la residencia argentina.

Esta comunicación era más facil que directamente desde Madrid a San Sebastián


Por fin el día 10 de Agosto el Albatross se acerca a Guetaira y se planifica el embarque en dos etapas.

Parte de los asilados son embarcados y llevados a Bilbao y ahí embarcados en el vapor alemán Bessel y trasladados a Bayona.






El 13, el Albatoss se acerca nuevamente a Guetaira y embarca al resto de los asilados y a la familia de García Mansilla.

Cumplida la misión, García Mansilla junto al embajador sueco, Sr. Wirsén, se trasladan por carretera a Irún donde son atacados por aviones republicanos sin consecuencias, para luego ser atacados por nacionales, a pesar de la protección brindada por D. Augusto Barcia.

Al fin la comitiva, compuesta por cinco vehículos, logró cruzar la frontera y llegar a San Juan de Luz.


El 11 de Agosto el Frente Popular publicaba:

LLEGADA DE EXTRANJEROS A BAYONA

BAYONA.- Procedente del Norte de España ha traído el vapor alemán “Bessel” y el torpedero alemán “Albatros” 171 refugiados de diversas naciones.

El escritor y político Enrique Pereira, miembro de la UCR (Unión Cívica Radical), autor de “La Guerra Civil Española en la Argentina” (1976) y enamorado de España y la República Española, afirmaba: “…no había gran distancia temporal entre el inevitable abuelo español y sus nietos. La Argentina era como una enorme proyección de España y en Buenos Aires solamente, vivían más gallegos que en Santiago de Compostela”.

El Gobierno argentino no podía dejar de lado estos y otros antecedentes; sumado la difícil situación del Embajador García Mansilla y de todas las legaciones en las diferentes ciudades, las cuales recibían continuamente ciudadanos argentinos, españoles o argentinos con hijos españoles o españoles con hijos argentinos pidiendo ser repatriados o asilados. Más las complicaciones que atravesaba la Embajada en Madrid.

La legación argentina en Madrid quedó a cargo del Encargado de Negocios Edgardo Pérez Quesada, quien hubo de habilitar varios anexos para albergar a la colonia de asilados, que en Agosto no pasaban de 20, pero que se iría incrementando rapidamente.

A aquellos se les sumarían además 200 personas adicionales refugiadas en la legación del Uruguay, que quedaron amparados por el pabellón argentino cuando, en Septiembre de 1936 el gobierno uruguayo rompió relaciones con la República a causa del asesinato de tres hermanas del vice-cónsul del Uruguay en Madrid.

Esta situación se complicó aún más tarde, en Noviembre, cuando Alemania e Italia rompieron relaciones con la República y reconocen al gobierno de Burgos, quedando la Embajada Argentina a cargo de sus asuntos.

A fines de 1936 ya sumaban más de 300 personas refugiadas en la embajada.

En Enero de 1937 llegaron a 400.

Como anécdota, durante este período, se realizó un casamiento y se registraron dos nacimientos dentro de la embajada. No hubo que lamentar enfermedades graves ni muertes.






El abastecimiento de víveres se hizo de dos maneras. Una, cada asilado aportaba 5 pesetas y con lo recaudado se pasaba a retirar los “vales” y estos se cambiaban por alimentos. La otra, era a través de la Embajada Argentina en Francia y por intermedio de su embajador Sr. Tomás Le Breton, se enviaba regularmente provisiones, las cuales no siempre llegaban en tiempo y forma por razones obvias.

Un ejemplo de la situación apremiante que se vivía lo da el telegrama enviado por el Cónsul General de Barcelona el 28 de Julio de 1936, Dr. Jorge Blanco Villalta, al Canciller Saavedra Lamas:

“Argentinos residentes en Barcelona-alarmadísimos-algunos partieron para Italia- Francia-otros esperan embarque-situación muchos apurada-falta medios salir España-solicitan repatrío inmediato-semejanza otras naciones-envían buques-solicito V.E. gestionar consulado inglés-americano-francés-italiano den amplia hospitalidad ciudadanos argentinos en sus buques para evacuarlos".