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Adjunto trabajo que he realizado sobre esta interesante mujer española, 1ª almiranta de una flota de España y adelantada de las Islas Salomón, descubiertas por su marido Álvaro de Mendaña, del que heredó el mando de una expedición para su colonización a la muerte de éste:



Isabel de Barreto y Mendaña


Adelantada de las Islas Salomón y Primera Almiranta de una Flota española.



Copyright: argonautadecadiz


1. Introducción:


Isabel de Barreto fue la primera mujer almiranta de una flota que tenía la misión de descubrir y conquistar nuevas tierras para la corona de la Monarquía Hispánica, a finales del Siglo XVI. Además de dirigente de una expedición, en la que tuvo que imponer una autoridad fuera de toda duda, fue adelantada de Indias, gobernadora de islas y comandante de tripulaciones de hombres rudos. Isabel, está lejos de ocupar una posición femenina tradicional donde desarrollar su propia identidad, ya que no hablamos de una monja, beata o intelectual de clase alta, que al fin al cabo ocupaban ciertos espacios permitidos a la mujer. Ocupó un oficio exclusivo de hombres: Isabel de Barreto, ocupó un oficio transgresor para una mujer.


1.1 Isabel de Barreto: las fuentes.


De la vida de Isabel de Barreto hay varias fuentes, si bien la mayoría confluye en una de origen, la del libro de Manuel Bosch, editado en 1943 (1). Esta obra adolece de referencias bibliográficas, y solo refiere el autor en ocasiones de su consulta en los archivos de Indias, así como de las crónicas de Pedro Fernández de Quirós, que será adversario de doña Isabel, hecho que debemos de valorar. Es la fuente más detallada y completa. Ni decir tiene que estuvo escrita a escasa distancia de la Guerra Civil española, por lo que está cargado de menciones patrióticas y referencias hacia lo femenino muy en la línea de la época y de la ideología que imperaba.
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Otras fuentes empleadas son complementarias, no se dirige hacia la protagonista, sino de las circunstancias en la que se desenvolvían las mujeres españolas en Indias durante el siglo XVI, así como la situación social de la mujer española según la legislación sucesoria y de herencia de Castilla, por la que se regulaban esas cuestiones. También se ha investigado cuales son los cargos y títulos contextualizados en la época, para no confundir con términos idénticos utilizados actualmente y que han evolucionado.


(1) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943.


1.2 Terminologías:

1.2.1 Adelantado/a de mar:

Definición. Según el D.R.A.E., es la “Persona a quien se confiaba el mando de una expedición marítima, concediéndole de antemano el gobierno de las tierras que descubriese o conquistase”. (2)
El adelantado/a en general, era un título hereditario – factor éste fundamental para comprender como Isabel de Barreto adquirió esa condición -, que concedían los reyes castellanos durante la Edad Media, con poderes militares y derechos de gobierno sobre una provincia fronteriza tras la conquista. El jefe de la expedición se quedaba con parte del botín, en bienes y cautivos, y recibía concesiones de tierras y un título nobiliario. En la época de los Reyes Católicos quedó en desuso en sus posesiones en el continente europeo, pero continuó vigente en las Indias. Aquí adquiere más funciones, dada la lejanía con la península ibérica. El adelantado en Indias desempeñó un cometido muy importante, ya que facilitó el descubrimiento, conquista y colonización de las nuevas tierras, en los momentos iniciales, quedando en desuso a finales del Siglo XVI, reducido ya a un título honorífico. En los momentos de plena vigencia, el adelantado tenía amplios poderes militares, gubernativos y judiciales, siendo el cargo hereditario por “una o dos vidas” o a perpetuidad según el contrato realizado previamente entre el futuro adelantado y el monarca. Por tanto el adelantado era a la vez gobernador, Capitán General y alguacil mayor de su provincia. Como gobernador podía nombrar regidores y otros cargos municipales. Tenía facultad de organizar expediciones por iniciativa propia, así como percibir tributos, fundar ciudades y gozaba la exención de algunos impuestos durante veinte años, como el almojarifazgo y la alcabala. El primer adelantado en Indias fue Bartolomé Colón en 1497. (3)
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(2) Diccionario de la Lengua Española - https://buscon.rae.es/draeI/ [en línea], 30 de Marzo de 2008. Vigésima Segunda Edición Real Academia Española de la Lengua.

(3) Rodríguez García, Justina. Diccionario de términos de Historia de España. Edad Moderna. Ed. Ariel S.A. Barcelona 2005. P.7


1.2.2 Almirante/a:


El término "almirante" viene del término árabe amir-al-bahr, “amir”, significa “comandante” y “al-bahr”, “del mar”, es decir "comandante de mar". Se empleó en general como jefe de una flota. Por lo que no hay que confundir con un rango militar dentro del organigrama de una armada regular, como está regulado actualmente en el escalafón de la Armada Española. (4)

(4) Cabo Pan, José Luís. El legado del árabe. https://www.mec.es/sgci/be/es/publicaciones/ mosaico/mosaico8/mos8b.pdf [en línea], 1 de abril de 2008.

1.3. Legislación sobre el derecho civil y sucesorio en Castilla y en Indias.


Para comprender como fue posible que una mujer en un mundo dominado por hombres pudiera ser una adelantada, con los amplios poderes que podía ejercitar en la zona de su influencia, hay que entender que tipo de legislación era la aplicable en estas cuestiones y el profundo respeto que a las mismas le tenían los españoles a los que se les aplicaba. La legislación sobre la sucesión y la herencia aplicable en Indias en esa época era la misma que para la Corona de Castilla. Esta complicada legislación, estaba compilada en las Leyes de Toro de 1505, que la reina Isabel la Católica ordenó recopilar según dispuso en su testamento. En este compendio de ochenta y tres leyes, en Toro se puso en práctica la sucesión femenina, algo que en Castilla y León estaba implantado hacía más de medio milenio. Es una mezcla de Derecho Romano y Germánico procedente de la etapa Visigoda. La comisión para este fin fue formada por prestigiosos licenciados, el obispo de Córdoba y los doctores Díaz de Montalvo, Galíndez de Carvajal y Palacio Rubio que formularon las ochenta y tres leyes que resolvían múltiples cuestiones, especialmente en materia de Derecho Civil, que se publicaron por decreto de las Cortes de Toro en 1505. Desde entonces, aquel cuerpo de leyes es conocido como las "Leyes de Toro”. Se perfeccionó en la Nueva Recopilación de 1567 durante el reinado de Felipe II, por encargo inicial de Carlos V, y se aplicaron en Indias según varias disposiciones reales de 1528, 1530, 1538, 1563, etc. Aunque todo hay que decirlo, no siempre se cumplían con rigor. (5)


(5) Tomás y Valiente, Francisco. Manual de Historia del Derecho Español. Ed. Tecnos. Madrid 1981. Pp.263-270 y 339-343
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1.4. La mujer española en Indias.


Durante la colonización, principalmente se embarcaron para el nuevo mundo hombres, lo que constituía un grave problema para el poblamiento de las áreas conquistadas, según se había puesto en práctica conforme a la amplia experiencia castellana en los siglos precedentes. Quedaba la posibilidad que los colonos se unieran a las mujeres autóctonas, como de hecho ocurrió y el mestizaje se hizo muy común. Sin embargo se realizaron esfuerzos para equilibrar la balanza. Se favoreció el embarque de mujeres, de muy diferente extracción social. Sin embargo nunca se consiguió un equilibrio. Baste un dato: la proporción de mujeres blancas en Perú hacia 1540 era de una mujer por cada siete a ocho hombres blancos. Sin embargo, en las clases altas eran más comunes las mujeres blancas, ya que los peninsulares con nombramientos políticos en los virreinatos se traían a sus familias y los criollos procuraban unir a sus hijos con las hijas de los españoles. La mujer española estaba mucho más valorada que en la península ibérica, debido a su escasez. Cuando casaba con españoles, éstos solían tener propiedades, encomienda de indios, y hacían fortuna en una nueva tierra de oportunidades. El papel a desempeñar usualmente por la mujer blanca es la de “dueña”, y se encargaba de la dirección del ingenio, de la casa o plantación, a los indios encomendados y a los esclavos, mientras el marido se dedicaba a otros menesteres. Cuando enviudaban, algo relativamente frecuente en una zona inhóspita, se quedaban como propietarias de las tierras, gobernadoras de islas, etc. Por tanto el hecho de ser mujer blanca en las indias era una forma de ascender en la escala social sin parangón en la península. (6)


(6) Pareja Ortiz, María del Carmen. Presencia de la mujer sevillana en Indias: vida cotidiana. Publicaciones Excma. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla 1994. Pp. 30-32.

Viajar a las indias supuso ir a un nuevo mundo más allá de los confines del convento o el matrimonio que se convirtió para muchas españolas en la única forma de romper los pocos espacios de la sociedad en la que vivían. Mujeres solas, casadas en busca del marido aventurero, gitanas y moriscas, delincuentes, viudas, solteras y nobles se fueron incorporando a los viajes colonizadores. Tuvieron un importante papel socioeconómico y fueron las verdaderas transmisoras de la cultura española, la lengua, las costumbres, los protocolos de cortesía, el vestir e inclusos los guisos adaptados a los productos del lugar. Muchas casadas, habían quedado en la península, mientras sus maridos se amancebaban sin pudor con las indias, lo que hará a la Corona intervenir con normas que favorecían el reagrupamiento familiar.
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La Corona prohibió la encomienda a los que no estaban casados, por lo que la mujer española era muy necesaria. Al morir los encomenderos, sus esposas quedaban como únicas dueñas y señoras de las propiedades, con la obligación de cobrar tributos, hacer trabajar a los indios y de adoctrinarlos. También se dio el caso de que las viudas volvían a casarse dos y tres veces, acumulando los maridos las encomiendas de ellas, o volviendo a enviudar y acumulando aún más. Dada su escasez formaron las capas altas de la sociedad urbana, como esposas de encomenderos, funcionarios, amas de clérigos, abadesas o prioras. (7)


(7) Pumar Martinez, Carmen. Españolas en Indias. Mujeres-soldado, adelantadas y gobernadoras. Ed. Anaya S.A. Madrid 1988. P.p .20-28.


2. Isabel de Barreto.


2.1 Orígenes.


Isabel de Barreto parece ser que nació en Galicia, posiblemente en Pontevedra, durante la segunda mitad del siglo XVI. Siendo aún niña se trasladó al virreinato del Perú con su familia. Su padre, Francisco Barreto, logró su fortuna gracias a sus aventuras por los mares del sur, al servicio del reino de Portugal. Por tanto pudo observar la pasión de su padre por los viajes y la aventura. En 1555, Francisco Barreto fue nombrado gobernador de las llamadas Indias portuguesas.


Llegó a desterrar de Goa al poeta portugués Luís de Camoens, al parecer por una sátira que no le gustó demasiado, ya que su carácter, fuerte y muy orgulloso, será similar al que transmitirá a su hija. Ésta, que mantendrá una elevada posición social y una gran cultura, heredará de su progenitor ese carácter fuerte, como lo corroborarán los acontecimientos.


(8) Además, la nueva sociedad americana se estaba construyendo sobre unos valores claramente diferenciados respecto a la Península, ofreciendo a las mujeres mayores márgenes de actuación personal que en Europa.
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Isabel fue acompañante de la virreina del Perú, cuyo séquito se asemejaba a la Corte Imperial, con todo el boato que la caracterizaba. La virreina, Marquesa de Cañete la tendrá en gran estima. En la corte del virreinato, conocerá quien será su marido, Álvaro de Mendaña y Neyra y que el azar unido a la legislación existente en Indias será determinante en el papel que adquirirá Isabel de Barreto. (9)


(8) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943. P.6.

(9) Roda Hernández, Francisco. Biografía: Isabel de Barreto. La primera mujer almirante de España. https://www.cliorevista.orange.es/clio/r ... 389_1.html [en línea]. 3 de abril de 2008.


2.2. Álvaro de Mendaña. Primera expedición:


Álvaro de Mendaña y Neyra, nació en 1541, en el Bierzo, León. A los veinte años viajó a las Indias, favorecido por el nombramiento de un tío suyo, Lope García de Castro como Presidente de la Audiencia de Lima. Un pariente suyo, el capitán Pedro Sarmiento, presumía de conocer nuevas tierras al suroeste de América. Mendaña, pidió ayuda financiera para armar dos naves a su tío con ocasión de que este ocupaba interinamente el virreinato del Perú. Éste le apoyó, pudiendo fletar los dos navíos. La nao capitana fue comandada por Mendaña, siendo el piloto mayor Hernán Gallego, que es el que tenía los conocimientos náuticos de los que carecía aquél.


Se hicieron a la mar desde el puerto de El Callao el 19 de noviembre de 1567. El 10 de enero de 1568, avistaron una isla que bautizaron Jesús. Tras varios días de navegación, concretamente el 7 de febrero, pudieron avistar unas islas: Era el descubrimiento de las Islas Salomón, pensando que se trataba de las míticas Islas Salomón nombradas en el antiguo Testamento. En un río llamado Gallego en honor del piloto mayor, se descubrió algo de oro. Bautizaron Santa Isabel a la mayor de ellas, nombre que aún conserva en la actualidad.


Tras seis meses de exploración descubrieron una veintena de Islas, entre las que se encuentran las de Guadalcanal, siendo así
nombradas por ser de esa ciudad andaluza el piloto mayor. No pudo fundar un establecimiento por la belicosidad de los indígenas.
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Regresó al continente, no sin pasar por grandes penalidades, en forma de tempestades, que retrasaron la marcha, teniendo que racionar las provisiones, haciendo aparición el escorbuto y otras enfermedades que debilitaron las tripulaciones. Pero por fin llegó a Nueva España para reclamar las nuevas tierras. Para ello tuvo que volver a España y convencer a Felipe II, quien en 1574 le garantizó el derecho de gobernación y justicia sobre las islas, además de colonizarlas. (10) y (11).


2.3 Preparando la segunda expedición:


Las condiciones de las primeras capitulaciones de 27 de abril de 1574 que establecía Felipe II eran muy desventajosas, por lo que no siendo posible llevarlas a cabo, Mendaña estuvo insistiendo en la Corte durantes varios meses, hasta conseguir la modificación de las mismas el 20 de agosto de ese año, y en especial levantar una onerosa fianza de diez mil ducados de oro. En este contrato, figura expresamente “1. Licencia y merced del adelantamiento de las islas, por su vida y por la del hijo, heredero o sucesor, cual él lo señalare” que tendrá relevancia posteriormente. (12)


Desde la vuelta de la primera expedición y la segunda, transcurrieron veinticinco años. Mendaña, además de conseguir los recursos tuvo una fuerte oposición con el Virrey del Perú Francisco de Toledo, para emprender ese ansiado viaje. Pero todo cambió cuando el nuevo Virrey tomó posesión, el Marques de Cañete, García Hurtado de Mendoza y Manrique. En la corte del nuevo virrey, conoce a Isabel de Barreto. Posiblemente ella tuviera poco más de veinte años.


(10) Baert, Annie. Las condiciones prácticas de los viajes de Mendaña y Quirós a Oceanía. https://www.cervantesvirtual.com/servlet ... 1.htm#I_4_ [en línea], 3 de abril de 2008.

(11) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943. Pp. 7-22.

(12) Ibid. Barcelona, 1943. Pp. 24-26.


2.4 La Boda entre Isabel de Barreto y Álvaro de Mendaña.


Isabel de Barreto y Álvaro de Mendaña, contrajeron matrimonio en Mayo de 1586, según varias fuentes, si bien la toma de posesión del Virrey no fue hasta dos años más tarde, por lo que se cuestiona ese dato como anacrónico. La primera se convirtió en confidente de la Virreina Teresa de Castro, influyendo para que su marido entrara como privado del Virrey. Tuvieron gran influencia en la corte virreinal, consiguiendo que por fin le apoyaran en la segunda expedición. El carácter de Isabel era extrovertido, enérgico y de gran personalidad. No tuvieron hijos. Isabel se implicaba en los temas concernientes con la expedición, lo que provocó numerosos roces con sus componentes. Como Capitán se nombró al hermano de Isabel, Lorenzo Barreto, como piloto de la nave almiranta a Lope de Vega y como piloto mayor se contrató al portugués Pedro Fernández de Quirós, ya que Hernán Gallego había fallecido años atrás. (13)
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2.5. La Expedición.


El de 9 de abril de 1595, salieron del puerto del Callao cuatro naves con un total de 368 tripulantes. El 16 de junio tras hacer escala en el puerto de Paita, al norte del Perú iniciaron el viaje. Entre la tripulación habían otras mujeres y algunos niños, ya que la finalidad de la expedición era de colonizar las nuevas tierras. Acompañada a Isabel Mariana de Castro, esposa de Lope de Vega. También viajaban esclavos negros, que según las capitulaciones se admitían hasta veinte. Desde el primer momento, Isabel de Barreto tomaba parte activa en las decisiones con la permisividad de su marido, lo que le traerá no pocos problemas y discusiones con los demás integrantes, en especial con el maese de campo Pedro Merino Manrique y con el piloto mayor Fernández de Quirós, que a la sazón era el cronista del viaje. Estos personajes pondrán en tela de juicio la capacidad de liderazgo de Álvaro de Mendaña, acusándolo de estar dominado por su mujer, de un carácter más fuerte.


(13) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943.. Pp.27 - 34


El 31 de Julio descubrieron las Islas Marquesas de Mendoza así llamadas en honor a los Virreyes. Buscando el rumbo de las Islas Salomón, descubrieron más islas y el archipiélago de Santa Cruz. Allí desapareció el 7 de septiembre la nave almiranta Santa Isabel con sus 182 tripulantes, incluyendo a Lope de Vega.


El viaje comenzó a durar más de lo calculado, por lo que las provisiones y el agua empezaron a menguar, siendo objeto de un riguroso racionamiento. Pero a Isabel se le achaca de hacer ostentación con sus trajes y abalorios, comenzando a murmurarse por parte de la tripulación que ese ajuar se había hecho a costa de comprar menos provisiones. Exploraron varias islas, teniendo que luchar contra tribus hostiles, a las que se les trató con dureza, en especial por el ánimo del maese de campo y las tropas que llevaba. Durante el periplo el constante enfrentamiento con el maese de campo Pedro Merino Manrique, que ostentaba el mando de la infantería de marina y la mujer del adelantado llevó a ésta a aconsejar a su marido que lo ajusticiase.
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En la isla de Santa Cruz, fundaron una colonia. El maese, retaba constantemente la autoridad de Mendaña, hasta el punto que lo mandó ejecutar al desobedecer sus órdenes con diferentes excusas, y por cometer atrocidades con los indígenas, impidiendo una relación cordial con las tribus vecinas a la nueva colonia. En la trifulca se mató al maese, a uno de sus partidarios, y habiendo un soldado asesinado al Jefe de una tribu vecina que fue benefactor, en la represión contra los hombres del maese condenó a tres soldados, Intervino Isabel y el Piloto mayor, convenciendo al adelantado de que ya había suficientes muertes, perdonando a dos de ellos. Se mostró las cabezas a los indios, pero no sirvió de nada ya que se tornaron hostiles.


Estando enfermo el adelantado, tomo el mando interinamente Lorenzo Barreto, e hizo un testamento nombrando a Isabel de Barreto Heredera Universal, Gobernadora y General, cediendo el título de marquesa otorgado por el rey. Como capitán general de la armada a Lorenzo Barreto, testamento que se hizo en presencia del vicario y de un escribano y de varios testigos. Falleció al día siguiente, el 18 de octubre de 1595 en la Isla de Santa Cruz.


Lorenzo falleció varias semanas más tarde en un encuentro con los indios. Las bajas entre los colonos eran tales, por las penurias, enfermedades y las escaramuzas, que no era factible imponerse a los indígenas por lo que decidieron embarcarse y abandonar la isla y la colonia, con escasas provisiones. La adelantada nombró como sucesor de Lorenzo a su hermano Diego. Zarparon las naves al mes de la muerte del adelantado, con escasas provisiones, poco personal, y con los aparejos en mal estado, decidiéndose, ir a la Isla de San Cristóbal de las Islas Salomón para buscar a la nave almiranta, y en caso de no encontrarla proseguir hacia Manila.


Durante la travesía descubrieron lo que al parecer era Nueva Guinea, si bien no desembarcaron por la premura en regresar. Las raciones de comida y agua eran escasas y estaban en mal estado lo que provocó que pocos estuvieran sanos. Las embarcaciones estaban con el velamen y los aparejos deshechos y las tripulaciones tenían menguadas las fuerzas para gobernarlas. Tras no encontrar la Isla, la almiranta Isabel de Barreto decide poner rumbo a Manila. El motivo de no encontrar la Isla, parece indicar un error de las cartas marinas que fue provocado deliberadamente por el piloto mayor de la primera expedición de Mendaña, Hernán Gallego, que pudo reservarse el dato para si mismo, pero falleció antes de poderse beneficiar, debido a la larga espera para que a Mendaña le permitiera la corona emprender una nueva expedición. (14)
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Continuaron la travesía, y como al parecer la almiranta tenía en sus dependencias privadas agua y alimentos de los que no se privaba, la tripulación empieza a murmurar, por lo que el piloto mayor Fernández de Quirós, intercedió solicitando que reparta entre la tripulación, cediendo en parte Isabel, que justificaba diciendo que formaban parte de su patrimonio, y que con éste podía hacer lo que le placiera.


El piloto propuso dejar una sola nave ya que la tripulación era escasa para las tres y así poder aprovechar los pertrechos de todas, así como arrojar por la borda la artillería para quitar peso, pero se negó Isabel enérgicamente, aduciendo que la artillería pertenecía al rey. Una de las naves encalló en unos arrecifes perdiéndose la tripulación, pero la capitana “San Jerónimo” llegó a Manila el 11 de febrero de 1596, y la otra nave llegó a otra isla de las Filipinas. El aspecto de los supervivientes era dantesco, sin embargo se dio la circunstancia que a bordo de la nave de la almiranta quedaron vivas dos cerdas, a las que Isabel se negó a sacrificar a pesar de la hambruna reinante, lo cual es una muestra de la capacidad de la gobernadora de imponer su autoridad. (15)


(14) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943.. Pp.77 -111.

(15) Pumar Martinez, Carmen. Españolas en Indias. Mujeres-soldado, adelantadas y gobernadoras. Ed. Anaya S.A. Madrid 1988. P.p 118- 124

En Manila Isabel de Barreto es reciba con todos los honores, llamándosele “Reina de Saba”, por ser la titular de las Islas Salomón,


El Galeón de Manila difundió la noticia de la aventura de la expedición y el valor y decisión de Isabel de Barreto por todas las posesiones españolas.


Estando en Manila, conoció a otro personaje, Fernando de Castro, pariente del gobernador de Manila, de carácter arrojado y aventurero, comandante de galeones, con lo que congeniaron prontamente, contrayendo matrimonio al año de la muerte de Mendaña.
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2.6 El Regreso.

Isabel y su marido regresaron a Nueva España, junto con el piloto mayor. Pretendían continuar la labor que había iniciado Mendaña, para lo que necesitaban el reconocimiento de Isabel de Barreto por la Corona, apoyada por Fernando de Castro, que había tomado posesión de las propiedades de Isabel como suyas.


Para ello con el apoyo del Gobernador de las Filipinas en Manila, se elaboró un expediente que constaba de las capitulaciones concedidas por el rey Felipe II en abril y agosto de 1574, que le otorgaba el título de adelantado y otros beneficios, seguido del testamento de Álvaro de Mendaña, junto con el testimonio de nueve tripulantes.



Llegados al puerto de Acapulco, en Nueva España, a fines de 1597, se separaron de Fernández de Quirós, que emprende por su cuenta la reivindicación de una expedición para seguir explorando los mares del sur ante el virrey del Perú, mientras que Isabel de Barreto y Fernando de Castro envían el atestado al rey; en espera de respuesta se trasladan al Perú donde Isabel tenía una encomienda de Indios heredada de su primer marido.


2.8 La reivindicación de Isabel Barreto y la querella con Fernández de Quirós.


Fernández de Quirós, tras conseguir apoyos del nuevo virrey del Perú, decidió conseguir la licencia real para emprender una expedición por su cuenta. Como parte de la empresa consistía en evangelizar a los indios, se traslada a Roma, consiguiendo apoyo del Papa Clemente VIII, y conseguida la recomendación papal, tras muchas penalidades llegó al Escorial, donde el nuevo rey Felipe III le otorga el 31 de marzo de 1603 una real cédula que le permite la expedición deseada. Emprendió el viaje en Diciembre de 1605. Barreto y su marido presionaron para evitarlo y reclamar como suyos los derechos de emprender la expedición, pero no recibieron respuesta. Se entrevistaron con Fernández de Quirós y el virrey del Perú, lo que constituyó un áspero enfrentamiento, pero quedó claro que la nueva Cédula del rey amparaba al portugués.
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Durante la expedición, se descubrieron las Nuevas Hébridas, Tahití y numerosas islas. Una de las naves comandada por el gallego Váez de Torres, perdida de la expedición, descubrió lo que hoy se conoce por el paso de su mismo nombre, que es el estrecho entre Australia y Nueva Guinea. Se da la circunstancia que Pedro Fernández de Quirós a una de las Islas, la llamó “Austrialia del Espíritu Santo”, mezclando la palabra Austral con la Casa de Austria, de donde se cree nace el nombre de Australia actual.


A su regreso Pedro Fernández de Quirós tuvo un gran recibimiento, trasladándose de nuevo a España para conseguir permisos para nuevas exploraciones, que significaban retirarle a Isabel de Barreto su derecho de adelantamiento de las islas de los mares del sur, reduciéndolo solo a un título honorífico. (16)


(16) Bosch Barrett, Manuel. Doña Isabel Barreto. Adelantada de las Islas Salomón. Ed. Juventud. Barcelona, 1943.. Pp.112 -143.


2.9 El rastro de Doña Isabel. La Leyenda. Conclusiones.


En 1609, el matrimonio Barreto-Castro consiguió permiso para regresar a España para poder reclamar sus derechos. Se sabe que estuvieron merodeando en la Corte sin conseguir nada positivo. Se deja de hablar de ellos y su rastro se pierde. Posiblemente Fernando de Castro muriera en Madrid en esa paciente espera. Parece que Isabel volvió a su Galicia natal, donde se dice que había un mayorazgo donde vivía con sus dos hijos, fruto del segundo matrimonio. Se desconoce la fecha de su muerte, ni el lugar concreto.


Isabel de Barreto se configura como una líder que se destacó por su firmeza en el mando. Quizás acentuó en exceso su autoridad, hasta parecer cruel, para no dejar género de dudas en cuanto a su competencia. Tal vez se vio forzada a ofrecer una imagen de intransigencia para no dejar resquicios a esa autoridad en un mundo masculino. Puede que sobreactuara para fijar una postura que la mantiene en el límite, en el filo de la navaja, porque se sabe que lloraba ante la muerte de sus seres queridos e intercedió en momentos difíciles por los reos de motín en las travesías o alentó ejecuciones cuando lo consideró oportuno.


Por tanto debió de mostrar gran valor, audacia y determinación, sabiendo que no hay vuelta atrás y que no se le permitían errores por su condición de mujer en un rol al que no estaba destinado su género. Siempre en tensión, nunca bajó la guardia.
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3. Otras adelantadas y gobernadoras. Mujeres soldados en las indias.

No fue Isabel de Barreto la única adelantada ni la única mujer que gobernó islas. Hubo más casos del que se pudiera pensar. Todas ellas fueron hijas o compañeras de los conquistadores y de ellos heredaron los cargos, con el asombro y la oposición de los cronistas de la época.


Destacan Beatriz de Bobadilla, dama de honor de Isabel de Castilla, que se benefició de la venta de esclavos guanches en los mercados peninsulares. En el año 1487, tras la muerte de su marido, Hernán Peraza, conde de La Gomera, pasó a gobernar esta isla canaria en San Sebastián de La Gomera.


Otra mujer que fue gobernadora fue Aldonza Villalobos. Nació en Santo Domingo, actual Republica Dominicana en 1520, y heredó de su padre la isla Margarita, famosa por sus perlas, perteneciente a la actual Venezuela. En 1527 el rey Carlos I firmó la capitulación que le otorgaba el gobierno de la isla, con solo seis años de edad, siendo nombrada tutora Isabel Manrique de Villalobos, su madre y esposa del difunto. Fue gobernadora hasta 1575.


Isabel de Bobadilla. El 12 de mayo de 1539, su marido, Hernando de Soto, partió de Cuba hacia la conquista de nuevas tierras y ella tuvo que gobernar la isla en su ausencia. Gobernó hasta 1543, poco después de conocer la noticia del fallecimiento de su marido. Es la única mujer que ha gobernado Cuba hasta hoy.


Y por último, cabe mencionar a Beatriz de la Cueva, viuda de Pedro de Alvarado gobernador de Guatemala, que fue votada por el cabildo de la ciudad de Guatemala nombrándose gobernadora en 1541, para luego ceder el puesto a un hermano, como respuesta a un intento del Virrey de Nueva España de imponer un candidato en esa ciudad. (17 y 18)
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Para finalizar brevemente, se dio el caso de mujeres que participaron en operaciones militares durante la conquista. Las mujeres soldados en las Indias:


Inés de Suárez, Extremadura, 1507, Chile, 1580. Participó en la defensa de Santiago de Chile junto a Pedro de Valdivia.


María Estrada. En 1520 participó en la retirada de La Noche Triste de Tenochtitlán, defendiéndose con rodela y espada como otro soldado.


(17) Roda Hernández, Francisco. Biografía: Isabel de Barreto. La primera mujer almirante de España. https://www.cliorevista.orange.es/clio/r ... 389_4.html [en línea]. 16 de abril de 2008.

(18) Pumar Martinez, Carmen. Españolas en Indias. Mujeres-soldado, adelantadas y gobernadoras. Ed. Anaya S.A. Madrid 1988. P.p 102-113


Catalina de Erauso (La Monja Alférez), merece un capítulo aparte. San Sebastián 1592, Cuitlaxtla, México, 1650. Se disfrazó de hombre para participar como soldado en las aventuras por las Américas. Descubierta tras participar en duelos y reyertas, y condenada a la pena capital, se confesó mujer, ingresó en un convento, tras conseguir una pensión del rey en 1625 por sus servicios prestados a la corona como militar. (19)


(19) Pumar Martínez, Carmen. Españolas en Indias. Mujeres-soldado, adelantadas y gobernadoras. Ed. Anaya S.A. Madrid 1988. P.p .78-93




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Sobre Isabel de Barreto ha aparecido recientemente una novela histórica muy intesante, os paso a continuación sus datos bibliográficos: BOUZAS, Pemón. El informe Manila: Isabel de Barreto, la mujer que surcó los Mares del Sur en busca de la Ruta de las Especias. EDICIONES MARTINEZ ROCA, S.A. Barcelona 2005. 328 pags. Isbn 8427031483
En ella, se cuenta novelada su historia hasta la llegada de la San Jerónimo al puerto de Manila. Lo encontré en un rastrillo. Actualmente está agotado, pero hay opciones como iberlibro.com para encontrarlo.

Resumen del libro El informe Manila: Isabel de Barreto, la mujer que surcó los Mares del Sur en busca de la Ruta de las Especias:
Felipe II recibe de manos del capitán de los ejércitos españoles Antonio García de Melo un informe en el que se cuenta la historia de Isabel Barreto. Tras la muerte de su marido, Álvaro de Mendaño, que en 1568, tras varios meses de dura y difícil navegación por los mares del Sur, esta intrépida dama gallega pretendió abrir nuevas rutas de navegación para comerciar con los productos deseados en el virreinato del Perú: las sedas y especias de China.

Argumento: 1492 fue una fecha crucial en la historia de la humanidad. El descubrimiento de América marcó el inicio de una serie de conquistas por todo el orbe que supusieron que bajo la corte de Felipe II España se convirtiera en un inmenso y heterogéneo imperio. Entre estos intrépidos aventureros destacó la figura de Álvaro de Mendaña y Neira, que en 1568 descubrió, tras varios meses de dura y difícil navegación por los mares del Sur, las islas Salomón, de las que fue nombrado gobernador. De vuelta a Lima, de donde había partido, su mayor deseo era regresar a aquellas islas, empresa que se retrasó veintisiete años. Isabel Barreto, protagonista de esta historia y esposa de Álvaro de Mendaña, resultó fundamental en los preparativos del nuevo viaje. Mujer de fuerte carácter, luchó denodadamente contra los prejuicios e inconvenientes de la época, además de superar intrigas en la corte de Lima, asaltos de cimarrones y ataques de corsarios ingleses. En la búsqueda de algo más que las riquezas que le pudiesen reportar tales islas, pretendía abrir nuevas rutas de navegación para comerciar con los productos deseados en el virreinato del Perú y codiciados por todo el mundo: las sedas y las especias de ese fascinante y desconocido imperio llamado China.

No se si conoce la novela del gran novelista britanico Robert Graves "Las islas de la Imprudencia" en donde se habla de la navegacion de Quiros y Barreto, por cierto en tono muy critico con la "almirantesa". Sin gran valor historico, pues parece entresacada de las relaciones de la epoca, ha sido, probablemente, la obra de mayor difusion sobre la citada señora.

Nota: digo "almirantesa" y no "almiranta" porque en el castellano de los siglos XVI y XVII "almiranta" era la nave del segundo jefe de una escuadra, armada o agrupacion naval.

Un cordial saludo.

Muchas gracias por esa apreciación. En cuanto al libro de Robert Graves, no es de extrañar que los británicos, tan dados a fomentar la "leyenda negra" otorgue esa visión de los españoles del XVI a través de un halo de crueldad. Aunque son los propios historiadores ingleses actuales quienes están revisando esa interpretación histórica, aun siguen sus efectos, convertidos en tópicos contra los españoles. Fue el mejor sistema de propaganda política inventado, ya que siglos despúes aún deja notar sus efectos. Si alguien tiene alguna duda, recordad la horrible película del año pasado sobre Isabel II de Inglaterra. Según ese engendro de cine, los españoles eran tontos, torpes y crueles, los "malos" perfectos, vamos.

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Amigos


Creo que es el momento de recordar una frase de Gutenberg:



La imprenta, es un ejército de 28 soldados de plomo, capaces de conquistar el mundo.



Un muy cordial saludo.
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