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 Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828 
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Nuevo mensaje Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Un aspecto poco conocido son los corsos hispanoamericanos durante el periodo de la independencia de las colonias americanas. Gracias a la Tesis Doctoral del profesor gaditano Dr. Feliciano Gámez Duarte : "El desafio insurgente. Análisis del corso hispanoamericano desde una perspectica peninsular: 1812-1828", 2004. (Sobresaliente Cum-Laude por unanimidad del tribunal, solo ha sido publicado en Dialnet por la Universidad de La Rioja), podemos investigar en la historia naval en una parte poco conocida del Siglo XIX.

Como la tesis entera es inviable publicarla aquí ya que tiene 632 páginas, destacaré algún aspecto de la misma y lo pondré a vuestra disposición.
Es interesante ya que puede saberse entre otras curiosidades, que potencias extranjeras colaboraron con los insurgentes y el porqué.

"Hombre libre, siempre amarás la mar", Charles Baudelaire.


Introducción:

"La experiencia ha probado la utilidad de los corsarios, particularmente en nuestra lucha con España. El gobierno de Buenos Aires, el que más los ha multiplicado, es también el más conocido, respetado y temido. Si nosotros hubieramos adoptado su conducta, nuestra marina estaría cubierta de buques que nos servirían en ocasiones urgentes: que enriquecieran nuestros puertos con sus presas, destruirían el comercio español y le impedirían los socorros que se prestan los puertos enemigos mutuamente. Tantas ventajas habriamos obtenido sin costo alguno por parte del gobierno, en lugar de que por habernos opuesto a ese sistema, y adoptando el de los buques de guerra, no tenemos escuadra por falta de medios, ni molestamos el comercio. Lejos, pues de recoger las patentes que se han expedido, estoy determinado a librar todas las que pueda"
Simón Bolivar a Brión, 22 de febrero de 1819. (1)

(1) Armada Argentina. Historia de la Armada Argentina. Tomo V. La guerra de la independencia (1810-1824). Departamento de Estudios Histórico Navales, Buenos Aires, 1987. pags. 490-491.


03 Oct 2008 23:05
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Simón Bolivar, tan solo tres años antes era bastante reacio a conceder patentes de corso, sin embargo tenía enfrente el ejemplo de las patentes que se prodigaron en el Rio de la Plata, en México e incluso por parte de las autoridades ¡virreinales y metropolitanas!, si, tambien los españoles las utilizaron contra sus enemigos. Destacaron corsos estadounidenses y de otras nacionalidades, dandose el caso incluso de falsificaciones de esas patentes, como las empleadas por el corsario-pirata francés Luis Aury, que ocasionó grandes perjuicios a Bolivar, y que provocó ese cambio de actitud frente a los corsos. Los corsarios hicieron buena parte del trabajo de los insurgentes hispanoamericanos, sin coste alguno para sus incipientes gobiernos. Se conseguía impedir la llegada de tropas y suministros desde Europa, la salida de metales preciosos y otras materias primas que permitieran al gobierno de Fernando VII proseguir con la lucha con las colonias rebeldes. Para la Real Armada (Marina Nacional durante el Trienio Liberal) fue una pesadilla, aunque algunas individualidades destacaron honrosamente, frente a la falta de recursos, de efectivos, y aún mayor de interés por parte de unas autoridades que cometieron toda clase de despropósitos. Cabe destacar a Ángel Laborde y Navarro, comandante de los apostaderos de Puerto Cabello entre 1825 y 1831, verdadero azote de corsarios y piratas en el Caribe. Estaba acompañado de eficientes funcionarios del aparato burocrático, cosa extraña según la tónica general reinante en la época.
Las medidas que adoptaba el gobierno español eran insuficientes y se llegó a tal extremo que se pensó en volver a las antiguas torres almenaras situadas en la costa y empleadas en los siglos XVI y XVII para evitar incursiones berberíscas en las zonas costeras. Esa manera de administrar la marina no era sino renunciar al control del mar, dándole la espalda al mismo, a pesar de aún contar con posesiones en el Caribe y Filipinas. Se renunció a mantener una marina potente y moderna que mantuviese el control y el respeto hacia su imperio ultramarino, y ese déficit lastró al país durante el resto del Siglo XIX, quedando evidente en la guerra del 98.


04 Oct 2008 17:55
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
El combate a los corsarios insurgentes fue una tarea desmesurada para ser afrontada por una marina mal administrada, desprovista de medios, de personal, de fondos y con una carencia de planes de flota. Despues de las batallas de San Vicente y Trafalgar, la Real Armada quedó desprovistra de sus mejores unidades y no se reemplazaron. Carlos IV y Fernando VII, al contrario que sus antecesores Fernando VI y Carlos III, no se preocuparon de ese instrumento fundamental para poder mantener el imperio ultramarino que se extendía por tres océanos. Para Carlos IV y Godoy, para que una escuadra no tuviese problemas, ni gastase, lo mejor es que permaneciera en las bases y no saliese a navegar. (1)
Las acciones de gobierno fueron encaminadas a captar el interés de los comerciantes y armadores por armar buques en corso y responder a la amenaza de los insurgentes con sus mismas armas. Así se promulgaron ordenanzas como las de febrero de 1816, ofreciendo mayores incentivos que las de 1801, tanto a los comerciantes como a los oficiales y personal de marina provisto de mandos y buques de destino.
La Marina pues, se tuvo que enfrentar a unos corsarios que sin pretenderlo ellos mismos estaban coordinando acciones: Bouchard en el Pacífico, entre Filipinas y California, Squire Fisk, Taylor, Almeyda, Ferreres y una extensa nómina que realizaba sus depredaciones en una zona marítima que abarcaba desde Cádiz a Veracruz y desde Finisterre hasta el Cabo de Hornos. Eran veteranos de guerra de la guerra de 1812 entre los EE.UU y Gran Bretaña, expertos capitanes de buques negreros, hábiles contrabandistas, piratas sin escrúpulos y también algunos aristócratas como Cochrane, un marino inglés muy capaz. Por si fuera poco, contaban con espionaje desde el interior. Hubo de denuncias de espias en Cádiz hacia Buenos Aires en 1817 y corsarios colombianos contaron con ayuda de exiliados liberales en Gibraltar, Lisboa y Londres, en la denominada Década Ominosa (1823-1833).
(1) Atienza Peñarrocha, A: "Los días de la vergüenza" en La Aventura de la Historia, Año 3, nº 33, julio de 2001, pag.66.


05 Oct 2008 19:01
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Curioso tema.
Me ha picado la curiosidad así que he buscado la tesis doctoral y ya la tengo en pdf

Gracias por sacarlo a flote, y si el tema va a seguir, no te prives de hacerlo pues es más cómodo leer un resumen.

Un saludo
Antonio

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07 Oct 2008 10:02
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Gracias, Orfebre, creía que no suscitaba mucho interés, pero me ha animado tu respuesta, así que poco a poco enviaré algo. Mi amigo Feliciano tardó más de un año en hacer la tésis, y creo que yo tardaré algo parecido!. Gracias de nuevo.


07 Oct 2008 21:45
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
No hay por que darlas, al fin y al cabo yo y espero que alguno más, seremos beneficiarios de tus resumenes

Un saludo
Antonio

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07 Oct 2008 22:01
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
.

No hay más que mirar el número de Vistas para saber si el tema suscita interés, y está recién iniciado. Buen trabajo.


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07 Oct 2008 23:37
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Por si te sirve de ánimo, argonautadecadiz, yo encuentro el tema muy interesante, y tus resúmenes periódicos facilitan una lectura agradable y amena. Adelante.

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08 Oct 2008 19:18
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Apasionante. Esperamos los episodios siguientes. Mientras tanto, os propongo un articulo, también en varios episodios, sobre el mismo tema, realizado sobre la base de mis investigaciones tanto en archivos franceses como colombianos.

LOS REVESES DE LA HISTORIA
CORSARIOS COLOMBIANOS ASALTAN BUQUES FRANCESES
1824-1827


Circunstancias históricas de los ataques

Debilitada por las invasiones napoleónicas, España no pudo enfrentar las guerras de independencia de sus colonias americanas, inspiradas en el modelo revolucionario francés. Unos jacobinos franceses, a su vez, deseosos de exportar sus ideas hacia el Nuevo Mundo, se lanzan a la aventura a pregonar la buena palabra o más bien animados por fines lucrativos, se empeñan en el combate contra la “tiranía española” dedicándose, como veremos, a la piratería más que al corso.

Entre éstos, unos seiscientos marineros se integran en la marina colombiana, aportando su apoyo en la lucha, al ejemplo de Pierre Labatut, quien desembarca de la Matilde en 1812 y combate con Bolívar bajo su mando.

Algunos se instalan y se integran en su nueva patria.

Entre 1821 y 1823 Estados Unidos e Inglaterra reconocen la independencia de Colombia mientras Francia, unida a la corona española desde 1761 por el Tercer Pacto de Familia, mantiene una posición ambigua. Desea restaurar la soberanía de España en sus colonias, y sobre todo la de los Borbones, pero también desea beneficiarse de las mismas ventajas económicas y políticas que los ingleses, ya todopoderosos en los mares desde hace tiempo.

Colombia independizada comienza a armar unos barcos mercantes y otros para el corso con el propósito de desorganizar y desestabilizar el comercio español, así como desafiar su flota, tarea facilitada por la ausencia de marinas de guerra regulares, estables y potentes, a pesar de que España se lleva algunas victorias en las Antillas contra estos corsarios.

Nuestras marinas, española y francesa, aniquiladas por los ingleses, exhaustas, incapaces de recuperarse por la casi inexistencia de presupuestos para armar y construir buques, de astilleros adaptados a tecnologías cada vez más exigentes, encuentran dificultades para proteger a sus nacionales (1).

Los corsarios suramericanos consideran a los barcos que enarbolan el pabellón francés como enemigos y pueden, según lo estipulan las leyes de las ordenanzas de corso, apresarlos y juzgarlos como buena presa en lo que concierne a las mercancías y documentos transportados, al pertenecer éstos a España (2).

Entre los franceses naturalizados, se encuentra Pedro Dautant, marinero y corsario de la República, capitán y comandante de la goleta de guerra María Isabel (3). Ha recibido órdenes y el pabellón francés, a su juicio, no tiene diferencia alguna con él de España. Heredero directo de la revolución francesa de 1789, todavía muy fresca en las mentes de esta época, el capitán corsario, al ver que tras tantas luchas Francia otra vez está gobernada por un rey - Carlos X - debe sentirse profundamente traicionado por su ex-patria: no tiene recelos en apresar buques franceses para vengar la sangre derramada de sus antepasados insurrectos. Para este lobo de mar sin escrúpulos, estos barcos indefensos y tan codiciados son fáciles de atacar.


(1) Francia, confrontada a la escasez de barcos, solicitaba a los ingleses para el transporte de su correspondencia, incluso la que hoy se clasificaría “confidencial”. Una carta se demoraba de seis a ocho meses para llegar a su destinatario bajo pabellón francés.

(2) La marina colombiana armó algunos buques para el corso. Los que posee en 1825 son naturalizados o confiscados por corsarios.

(3) Encontramos otra María Isabel mencionada en “Crónica de la marina española en el siglo XIX, 1800-1868 (tomo I)” de F. Fernando de Bordejé y Morencos, Madrid, Ministerio de Defensa, 1999, p. 90. Se trata en esta obra de una fragata comprada a los rusos. “... En su primer viaje con fuerzas al Perú fue abordada y apresada por los insurrectos”, en 1818, y rebautizada O’Higging.


09 Oct 2008 13:30
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
El apresamiento de la Honorine

El 4 de mayo de 1825, navegando a lo largo del Cabo Espartel (Marruecos), apresa la bombarda francesa la Honorine, transportando todo cuanto puede a bordo, llevando a cabo un saqueo en buenas y debidas formas. La presencia atrevida de Dautant en estos lugares es un desafío abierto a los españoles, una provocación irreverencial...

Encontramos en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá su informe suscinto del apresamiento de la Honorine que no se reproduce aquí por ser de poco interés.
El Capitán de la Honorine redactó su informe más detalladamente (4). Para facilitar su lectura, he actualizado la ortografía y corregido ciertos galicismos, ya que las relaciones a continuación fueron traducidas en aquella época al español. Reproducimos la casi totalidad de los relatos, por su caracter curioso e inédito de nuestro pasado marítimo.

“ Relación del Capitán Maujourdan comandante de la bombarda francesa la Honorine, de porte de ciento sesenta y dos toneladas, equipada con ocho hombres por todo y que partió de Marsella el 14 de abril con destino a Santa Cruz de Tenerife.
“ El 4 de mayo a las cinco de la mañana partí de la rada de Gibraltar, a donde había recalado a causa de vientos contrarios y violentos, con viento fuerte del Este.
“ Cerca de la una de la tarde descubrí un buque que reconocí como una goleta de guerra. Luego que estuve a tiro de cañón, ella se puso a la capa e izó el pabellón blanco; yo izé el mío y maniobré para pasar por detrás de su popa. Cuando estuve al alcance de la voz, el Capitán me preguntó de donde venía y a donde iba, y habiéndole respondido la verdad me ordenó ponerme a la capa, porque iba a visitarme; y arriando enseguida el pabellón blanco izó él que se dice de la República de Colombia. El capitán vino a mi bordo y me exigió mis despachos, que examinó cuidadosamente; después de ésto me dijo que me guardase mucho porque tenía orden de apresar el buque si yo no decía la verdad a las preguntas que me iba a hacer. Enseguida me exigió lo que sigue : si tenía pasajeros, que le diera todos los pliegos y cartas, todos las informaciones, que no ocultase nada a bordo y a quién pertenecía el cargamento. Le repuse que no tenía pasajeros; que nada tenía oculto; que iba a entregarle todas las cartas, pólizas de carga, y que ignoraba a quien pertenecía el cargamento; el comenzó a abrir todas las cartas con su tesorero, y habiéndolas leido una después de otra desde las dos de la tarde hasta las seis, me dijo que iba a dejar a bordo dos oficiales y cuatro soldados durante la noche, y que no me separase de sus órdenes. Todo lo que observé en la noche fue que nosotros estábamos muy cercanos al corsario. El cinco de mayo a las cinco de la mañana volvió a bordo el Capitán, con dos embarcaciones armadas con veinte hombres cada una, y me dijo :
“ Sepa Ud que el Capitán Dautant, en otro tiempo francés, ahora independiente, comandante de la goleta de guerra María Isabel de la República de Colombia, tiene orden de su gobierno para apresar todo lo que Ud lleve perteneciente a los españoles, nuestros enemigos. Yo respeto mucho el pabellón francés, y por lo que le toca a Ud, no debe Ud tener cuidado ”.
“ El fondeó a cincuenta brazas de agua, en un fondo de arena en el que me hizo anclar a su costado y en donde yo perdí el Cabo Espartel al S.E.N.E. distante casi cuatro leguas. Ellos botaron una chalupa, abrieron mi escotilla y desembarcaron a babor y estribor las mercancías que siguieron, advirtiéndome que las apuntase, lo que me era imposible, vista la celeridad con que hacían el desembarco con los cuatro hombres que yo tenía a bordo. A las seis de la tarde me llevó a su bordo, dando orden de que dejasen de desembarcar mercaderías cuando las dos embarcaciones estuvieren llenas. Estando a bordo, me pidió esperase un poco, que iba a ponerme al corriente en el negocio y pagarme el flete. A las diez de la noche, estando todo pronto, quiso volver a mi bordo donde me contó el flete, que había arreglado en doscientas doce piastras fuertes de España, según un recibo que le dí. Enseguida hizo que mi segundo, el maestro de equipaje y yo firmáramos un certificado, del que guardo un duplicado firmado por él y su tesorero. A medianoche me manifestó que aparejase, y que él iba a hacer otro tanto porque la marea y el viento de sudoeste crecían palpablemente. Por consiguiente me preparé a levar mi ancla y a embarcar mi chalupa, esfuerzo inútil a causa de la gruesa mar y lo violento de la corriente. Puse, pues, mi chalupa a remolque con un buen cable, que amarré por el bordo. Después me aconsejé con mis seis oficiales sobre lo que debía hacer y se decidió que encontrándose el buque al Este nos era imposible contrarrestar la marea para continuar nuestra ruta, y que era preciso tomar el puerto vecino lo más pronto posible : siendo el viento que soplaba, de la parte del Oeste - Sur - Oeste y encontrándonos sobre el Cabo Espartel, arribamos a Gibraltar en donde fondeamos a las cuatro de la tarde el seis de mayo de 1825 ”.

En los archivos de relaciones exteriores en Bogotá y París, encontramos cuatro barcos más apresados por los Colombianos: el bergantín la Miquelonnaise un año más tarde y en 1827, el Casimir, la Uranie y el Laurel.

(4) Archivos del ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá – Legación de Francia en Colombia 1826, 1829, 1833, 1834, 1836, 1838, 1839, 1842 a 1846, 1848, 1850, 1851, 1855, 1859, 1863, 1873, 1875 a 1880 – 1829: agente de comercio : Buchet de Martigny

Sigue...


09 Oct 2008 13:40
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Capitán de Fragata
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
José Manuel Restrepo, en su “Historia de la Revolución de Colombia”, escrita como contemporáneo y participante de dicha revolución (consulté la edición de Editorial Bedout, Medellín, 1969), menciona que en 1824 “Una escuadra francesa de bastante fuerza estuvo cruzando delante de Puerto Cabello”, comandada por el capitán de navío Dupotet (sic) y formuló reclamos por dos hechos (uno de los cuales era “la violencia que decía haber irrogado el Comandante de la fragata “Venezuela” al Capitán de la goleta francesa “La Gazelle”, obligándole a pasar a bordo del buque colombiano”), que finalmente se convino en discutir entre ambos gobiernos. Si bien la "Venezuela" era una fragata de guerra, voy a rastrear el otro hecho, para confirmar si había sido cometido por una nave de guerra menor o un corsario.
Varios franceses sirvieron como corsarios rioplatenses: Hipólito Bouchard, que luego fue comandante de la armada peruana; César Fournier, desaparecido en alta mar; Pedro Dautant (precisamente el mismo que indica Leviathan), quien en 1813 comandaba el lugre o falúa del Estado "La Bruja" o "Brujas", con la cual capturó una nave portuguesa (a pesar de que formalmente no estábamos en guerra con Portugal); el 17 de junio de 1826, al año siguiente de la aventura narrada por Leviathan, Pedro Dautant estaba en Buenos Aires, donde vendió su bergantín mercante de bandera sueca "Gustav" ("Gustavo" o "Gustavia") a Severino Prudent. Tras ser rebautizado "Oriental Argentino", el bergantín fue armado como corsario y puesto bajo el mando del propio Dautant. El 1º de agosto, durante un motín nocturno, Dautant mató al marinero Juan Serth (a quien hirió con su espada en el abdomen), lo que valió un sumario militar por el que fue absuelto. Tras una serie de éxitos como corsario, el 7 de marzo de 1827, al mando de este bergantín, Dautant participó en la victoria de Carmen de Patagones, contra una escuadrilla brasileña que fue aniquilada (una corbeta naufragada y otras tres naves capturadas). Finalmente, en 1828, al mando del corsario "Gaviota", un pesado navío de las Indias brasileño, se perdió el rastro de Dautant (junto a su nave); podría haber sido muerto o capturado por los brasileños.
Saludos
Rioplatense

_________________
Comandante de la goleta: Río de la Plata R. O. del 10 de mayo de 2010.


10 Oct 2008 03:08
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Capitán de Navío
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Gracias, Rioplatense, por estos datos sobre Dautant.
Aqui sigo con otros ataques de corsarios colombianos a barcos franceses:


El pabellón francés humillado
El relato del apresamiento de la Miquelonnaise es conmovedor, asemejándose a una auténtica novela corta sobre piratas. Aunque tuvo lugar en aguas cercanas a Terra Nova, los motivos de los corsarios colombianos son idénticos al caso de la Honorine.

“Al Señor Comisario de la Marina en Saint Malo.
Señor:
Tengo el honor de informar a Ud que... salí de Martinica el 23 de febrero (de 1826) para Saint Malo, con cargamento de azúcar, licores y campeche, navegando con facilidad hasta el 22 de marzo...
“... Declaramos y damos fé y testimonio, que el 22 de marzo del año de 1826, hallándose las amuras de estribor en la latitud 29° 30’ Norte y 52° 27’ de longitud Oeste, teniendo el viento por la parte del Sudeste, avistamos al amanecer una vela al Este-Noreste de nosotros; a las siete viró de bordo aquel buque, y no lo juzgamos de modo alguno sospechoso, ni por la forma de su arboladura, ni por su velamen, por cuya razón no cambiamos de rumbo.
“A las once, dicho buque, bien reconocido ser una goleta de dos gavias, y que suponíamos inglesa o americana, izó pabellón blanco de corneta, al que correspondimos con otro del mismo color, que no bien distinguió, vino sobre estribor, tirando un cañonazo con bala, y enarbolando la bandera colombiana (azul, amarilla y roja con tres estellas en el azul) y arrió la francesa. Suponiendo que el cañonazo era para asegurar su pabellón, seguimos nuestro viaje sin mudar de maniobra, a las once y media volvió el corsario sobre estribor y nos tiró otro cañonazo, cuya bala cayó cerca de nosotros, por la cual el capitán hizo acortar la vela y se puso a la capa. Inmediatamente el corsario echó al agua un bote, y armado con seis hombres y un oficial, llegaron a bordo, en el mismo instante en que se tomaba la altura, provistos de fusiles, sables, pistolas, puñales y machetes; al saltar desembarcaron sus sables, y el oficial que los mandaba se subió al Alcazar, desde donde ordenó a su gente que ocupase la cubierta y echase a proa la tripulación de La Miquelonnaise, lo que se obedeció sin proferir una sola palabra.
“El oficial hizo inmediatamente las siguientes preguntas, en lengua española:
- ¿Dónde están el Capitán, el piloto y el segundo oficial?
- El Capitán se presentó, diciendo que no tiene piloto, y presentó a su segundo.
- ¿De dónde vienen Vms?
- De la Martinica.
- ¿Adónde van Vms?
- A Saint Malo.
- ¿Cúantos días traen de viaje?
- Veintisiete, habiendo salido el veintitrés de febrero último.
- ¿Cúantos hombres hay abordo?
- Nueve de tripulación comprendiendo los oficiales, y un pasajero.
- ¿Tienen Vms víveres?
- Pocos.
- Vamos a verlo, dijo, y en el momento dió la orden a cuatro de los suyos para que visitasen la cambuza, y él se quedó sobre cubierta con los otros dos preparados a la defensiva.
“Durante este tiempo el corsario se nos había acercado a tiro de pistola, y tenía puesta siempre la puntería de su cañón de grueso calibre sobre nuestro buque.
“Con infinita sorpresa de nuestra parte, observamos que los hombres que habían bajado a visitar la cambuza, por la orden que habían recibido, se ocupaban de otra misión, pues los vimos y oimos, romper las cerraduras de baules, cofres, cajas, cajones, etc, tanto del capitán como de su segundo y del pasajero, colocados en la cámara, lo que nos manifestó del modo más evidente que íbamos a ser pillados.
“Viendo el Capitán Adam que traían a la cubierta sus efectos y que pasaban por mano del jefe de la banda, quien los hacía trasbordar al bote con el auxilio de los demás corsarios, exclamar en voz baja, justamente indignado, que no podía menos de sorprenderle una conducta semejante en un corsario colombiano. No había acabado su queja, cuando el caudillo de los bergantes le dió con todas sus fuerzas dos golpes con el sable, tan bárbaramente que poco faltó para tenderlo sobre el puente, y le mandó que no se quejase; en este instante, uno de los que saqueaba la cámara sube a cubierta sable en mano y le pregunta al Comandante si le corta la cabeza al Capitán, a lo que aquel le responde que no tiene necesidad de él para ésto, ordenándole que vuelva a bajar y que no lo tome todo.
“Pedimos que se observe, como cosa inaudita, que bajo el pabellón francés que ondeaba todavía a bordo de la Miquelonnaise, fuese maltratado el Capitán Adam de un modo tan indigno y por unos hombres con los cuales no estábamos en guerra. Luego al punto que el jefe aporreó al Capitán, hizo arriar la bandera francesa.
“Si el Capitán fue maltratado, el segundo y los marineros no lo fueron menos, a planazos, para obligarlos a trasbordar al bote sus efectos.
“Nada se respetó a bordo, el pillaje se hizo general, y los paquetes de pliegos dirigidos al gobierno francés, aunque revestidos con el sello del Gobernador de la Martinica, se abrieron así como las cartas particulares.
“Después de haber dejado la cámara enteramente vacía, de haber tomado oro, plata, alhajas, ropa, instrumentos de música, útiles, etc... compás de variaciones, herramientas, etc, etc, del uso del Capitán y del segundo y del pasajero del buque, pasaron entonces seriamente a la cambuza, en la cual todo lo revuelven y trastornan por agarrar lo que les conviene, y volviendo enseguida a la cubierta, nos aporrean a planazos a abrir las escotillas y a echar el bote al agua; sacan de la bodega víveres, velas, cables, gabras, garruchos y mercaderías de la carga. Transportan todo al corsario en muchos viajes, valiéndose de nuestra propia chalupa y marineros; y el bote del corsario que, a su vez, había hecho varios viajes, volvió con nuevo refuerzo con quien continuó el pillaje, comenzando por el lugar que guardaba las pertenencias de la tripulación, en el que no dejó cosa alguna y acabando de tomar de la cámara las reliquias de los primeros, para en fín, al despedirse, arrebatarnos nuestros sombreros de la cabeza y abandonarnos y a las cuatro y media, se volvieron al corsario, el cual hizo rumbo al oeste, soplando el viento de la parte del Sur.
“Después de su marcha, reinó la consternación entre nosotros, y viéndonos expuestos al frío, a la miseria y al hambre, mandó el Capitán inmediatamente que se recogieran los restos de los víveres, los cuales resultaron de mala calidad, y apenas alcanzaban para veinte días, usando de la más estricta economía.
“El Capitán nos hizo ver entonces que los lugares de recalada más cercanos eran la Martinica y Saint Pierre de Terra Nova, y que no era posible arrivar al último en aquella estación, por nuestra desnudez, no conviniéndonos tampoco las Azores, por la falta de metálico que experimentábamos, y añadió que sólo Francia, bajo todos los aspectos, podía convenirnos, porque al dirigirnos a ella podíamos encontrar algunos buques que, en todo caso, podrían socorrernos. Siendo todos de este parecer, pusimos la proa y salimos para Francia como a las seis de la tarde.
“Nada más sufrimos durante la travesía después de tan desgraciado encuentro, solo hambre y miseria por falta de lo necesario.
“El once de abril avistamos tierra; el doce nos batió una borrasca que por poco perecemos; el trece entramos en Saint Malo, donde puestos en cuarentena, recibimos la demanda de entrar en comunicación y fondeamos en la rada en que encallamos de proa.
“Saint Malo, diez y ocho de abril de 1826. Firmado, Adam”.


10 Oct 2008 08:33
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Capitán de Navío
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Desenlaces diplomáticos y deuda histórica de Francia a Cartagena de Indias

Los trámites diplomáticos para poner fín a las reclamaciones de los armadores y comerciantes franceses se inician en 1827. Francia sólo reconoce a Colombia en 1831, al liberarse de sus obligaciones con España; las conclusiones para llegar a un arreglo se aplazan hasta 1856, año en el cual un congreso internacional en París pone un fin definitivo al corso.
Entre tanto, se firman entre los dos países cinco tratados de comercio y otros pactos y negociaciones importantes. Colombia vive varios movimientos revolucionarios que alteran sus fundamentos políticos y económicos y cambia de denominaciones varias veces. Francia por su lado se caracteriza por su inestabilidad ministerial, vive períodos perturbados y sangrientos.
Este acuerdo sólo concierne el Laurel, el Casimir y la Uranie ya que los franceses no pudieron comprobar oficialmente la nacionalidad de sus asaltantes. Tampoco pudieron presentar los documentos “necesarios y fehacientes practicados y el juicio pronunciado por la autoridad competente con arreglo a la ordenanza de corso de 30 de marzo de 1822 porque con ellas puede ponerse en claro la legitimidad o ilegitimidad de las presas”, así como las facturas firmadas por los corsarios. Obviamente, éstas últimas nunca existieron. En cuanto a la ordenanza de corso, es de pensar que se extravió entre cajas y cajones ya que los colombianos nunca fueron capaces de presentarla (5).

Echando un vistazo hacia atrás ¿qué tal si Colombia le hubiese pedido reclamaciones a Francia por ataques de corsarios y piratas franceses aunque sólo sea en Cartagena de Indias por ejemplo? Nos quedamos pensativos:
Robert Baal en 1544, 11 años apenas después de fundada la ciudad, Martin Côte en 1559 quien puso la ciudad a fuego y sangre. En 1697, bajo la orden de Luís XIV, el barón De Pointis llevó una expedición. En aquel entonces, Cartagena de Indias era el depósito de riquezas más importantes que poseían los españoles en América. Sobre 20 000 habitantes, 5 000 fueron matados por De Pointis acompañado por los Hermanos de la Costa, famosos bucaneros que surcaban las Antillas por el Mar Caribe. 2 000 otros Cartageneros murieron por el hambre y las epidemias.

Estos dos relatos son una gota ínfima en la historia de nuestras marinas. Pero demuestran una vez más que los barcos estaban a la merced de los acontecimientos políticos entre naciones con intereses contrarios.

(5) Archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá – Legación de Francia – correspondencia con la secretaría de relaciones exteriores con la legación. Le Moyne à Blanqui – 1837 a 1850 – n° 450 – Herrán, 9 de abril de 1839.


10 Oct 2008 08:39
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Muy interesante, gracias a los dos

Un saludo
Antonio

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10 Oct 2008 08:54
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Me parece excelente la reflexión de Leviathan sobre las indemnizaciones que podrían haberle reclamado a Francia por sus acciones previas. La expedición del barón de Pointis siempre me pareció muy interesante, por esa particular combinación de una escuadra naval en gran escala y naves filibusteras (tres décadas antes, Morgan tenía una sola nave de guerra inglesa, que encima explotó por accidente).
Saludos
Rioplatense

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Comandante de la goleta: Río de la Plata R. O. del 10 de mayo de 2010.


11 Oct 2008 01:47
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
James (Diego) Barnes: ciudadano de Baltimore, comandante de la goleta de Baltimore “Mangoré”, rebautizada desde 6 de noviembre de 1817 como “Pueyrredón” (o “General Pueyrredón”) y ya en 1820 fue de nuevo rebautizada como “Tigre Oriental”. El capitán Barnes alcanzó el grado de teniente coronel de la Armada de Buenos Aires. La goleta de su comando había sido construida en Baltimore en 1812, era del tipo conocido como “clipper de Baltimore”; su nombre original era “Swift”; zarpó de ese puerto el 15 de junio de 1816, su primer crucero se desarrolló en el área más próxima al Caribe y las presas eran remitidas a Puerto Príncipe, donde, sin saberlo Barnes, eran requisadas por el presidente Petion. Regresó a Baltimore y zarpó para un segundo crucero el 28 de marzo de 1817. Hacia mediados de abril de ese año se hizo patente su presencia en las aguas próximas al puerto de Cádiz, aun más notoria cuando en junio, con la colaboración del “Independencia del Sur” del capitán Chaytor, lograron la captura del navío de la Real Compañía de Filipinas “Nª Sª de la Esperanza (a.) El Buen Suceso”; puso proa y arribó a Buenos Aires en septiembre de 1817. El armador del buque, Juan Higinbothom solicitó entonces el cambio de nombre del buque que, desde el 20 de noviembre de 1817, pasó a denominarse “Pueyrredón” o “General Pueyrredón”, además, las autoridades de Buenos Aires decidieron conceder el grado de teniente coronel de la Armada a Barnes [Rodríguez, H. y Arguindeguy, P.E.: El corso rioplatense, Instituto Browniano, Buenos Aires, 1996, pg.: 223]

Zarpó para un crucero nada afortunado en diciembre de 1817, tras haber hecho tan sólo una presa decidió navegar hacia Baltimore, de ese puerto hubo de salir presuroso, en mayo de 1818, debido a una amenaza de embargo provocada por la denuncia del cónsul español en dicha ciudad. Aprovechando su salida ayudó a un corsario chileno detenido en Baltimore a escapar[Ibíd., pg.: 241]

En este crucero Barnes ya navegaba con doble patente, la de Buenos Aires y la de Artigas, esta circunstancia se mantuvo hasta 1820, momento en el que, caducado el documento bonaerense, navegó empleando sólo la autorización oriental. Ese fue el punto en que el buque fue rebautizado una vez más, siendo conocido a partir de entonces como “Tigre Oriental”; con esa denominación y patente navegó hasta finales de 1821. A partir de ese momento, como hicieran otros capitanes, pasó a servir como corsario bajo pabellón venezolano[Beraza, A.: Los corsarios de Artigas. Montevideo, 1949, pg.: 238]


Aparte estos datos el testimonio de su posible origen escocés [que por otra parte no entra en colisión con su ciudadanía norteamericana], lo he obtenido de correspondencia privada posterior a la publicación de mi Tesis; la esposa de uno de sus descendientes directos se dirigió a mí hace unos meses y en su correo me indicaba el origen escocés de su antepasado y su intención de requerir más documentación a los archivos estadounidenses en Washington o en el estado de Maryland.

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Disculpa DiegoBarnes, pero este mensaje en Tripulantes, a mi entender se hubiera perdido, por eso con tu permiso lo traigo a este tema, que sino es lo mismo es algo más aproximado.

Ensenada

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¿Qué hay mejor que el oro?, el jaspe; ¿qué hay mejor que el jaspe?, los sentidos; ¿qué hay mejor que los sentidos?, la razón; ¿qué hay mejor que la razón?, ¡nada!.

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19 Oct 2008 22:58
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Me alegra saber que no soy ya una rara avis y que más personas se interesan por un tema que desconocen en la mayor parte de las cátedras de Historia de Ameríca de las Universidades españolas.
Y lo más grave es que la información básica para iniciarse en la investigación de este tema está al alcance de todos, en lugares como las hemerotecas públicas. Hoy día puede consultarse una fuente básica a través de internet: el Diario Mercantil de Cádiz de entre 1816 y 1830 está completamente digitalizado y colgado en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Y, sin emabargo, unhab´ra quien arquee las cejas y pregunte "pero esos corsarios insurgentes ¿existieron de verdad?"

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9/IV/2007


20 Oct 2008 21:54
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Capitán de Fragata
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
En primer lugar, quería señalar que el libro citado por Barnes es el más actualizado en la materia hasta ahora (en lo que hace a corsarios rioplatenses). Si bien está ampliamente documentado, no le faltan algunos errores, como la afirmación de que la vieja "Hércules" del irlandés al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata Guillermo Brown y la "Hercules" rebautizada "Bolívar", recién construida en EE.UU. y adquirida en 1823 por Colombia, eran la misma nave.
Una interesante fuente sobre los corsarios insurgentes (y sobre los aún menos conocidos corsarios del Consulado que luchaban contra ellos) es el Archivo Nacional de Cuba, que hace casi cincuenta años (al menos dos de los libros son de 1960-1961) publicó monografías dedicadas a los documentos en esos archivos vinculados a la independencia de Venezuela, México, Haití (que no he podido consultar).
Dado que Haití fue uno de los puntos que solían tocar nuestros corsarios, no es de descartar que en ese libro también haya abundante información, como en los otros dos.
Hay elementos muy sabrosos, como los pasajes sobre la oferta de los hermanos Lafitte (más piratas que corsarios, excepto en su breve lapso de "patriotas" estadounidenses contra los ingleses en New Orleans) para traicionar a otros corsarios, el análisis acerca de distintas formas de destruir a los corsarios (con los costos y beneficios que el autor del documento atribuía a cada una de ellas), listados de naves sospechosas preparadas para zarpar o efectivamente en corso, etc.
En cuanto pueda transcribir algunos de esos documentos (ahora estoy tapado de trabajo, por lo menos hasta el último tercio de este mes), lo haré.
Saludos
Rioplatense

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Comandante de la goleta: Río de la Plata R. O. del 10 de mayo de 2010.


03 Nov 2008 01:11
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Grumete
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Hola amigos:

En Chile existe una corta pero intensa historia de corsarios que lucharon contra las armas realistas duranet la independencia, en especial entre 1818 y 1820, asolando las posesiones del Rey a lo largo del Pacífico americano. Su actividad decreció sustancialmente cuando se formó la escuadra nacional, primero bajo el mando de Blanco Encalada y luego bajo el de Cochrane, por un tema de disponibilidad de tripulaciones.

Espero ir publicando material respectivo en los próximos días, basado en documentos de época y, en especial, el libro "Nuestra Marina Militar", Tomo 1, del Vicealmirante Luis Uribe (uno de los sobrevivientes del épico combate naval de Iquique durante la Guerra del Pacífico 1879-1883) rara publicación de 1910 que aborda los albores del poder naval chileno.

Saludos


05 Jun 2009 19:24
Brigadier
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Una constante que observo en la actuación de corsarios y buques de guerra de las republicas hispanoamericanas, es la utilización de un pabellón ajeno para acercarse a sus víctimas y así hacer que éstas se confiasen. Desde un punto de vista legal, ¿como estaba calificado este comportamiento?.

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Director del: Real Observatorio de Marina de San Fernando. R. O. del 30 de diciembre de 2011.


19 Nov 2009 04:57
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Capitán de Fragata
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Estimado Jaito:
La utilización de banderas de otros países para acercarse al enemigo era una medida utilizada en esos tiempos (y se empleó por algunos países, con mayor o menor fortuna, hasta por lo menos la segunda guerra mundial). Fue usada en varias ocasiones, pero dudo que fuera la táctica más habitual de los corsarios (y por cierto no la era en los barcos de guerra).
No recuerdo que nadie se haya quejado por esa práctica, excepto el general Osorio tras el combate entre la "Esmeralda" (y el "Pezuela") con la fragata de guerra chilena "Lautaro" (en realidad un antiguo navío de las Indias Orientales).
Frente a ese reclamo y una inquietud planteada por los británicos, la contestación chilena se fundó en que "al usar la “Lautaro” otra bandera que la suya hasta el momento antes de romper el fuego, lo hacia al amparo de un ardid legitimo de la guerra, que ellos mismos, los ingleses, así como todas las demás marinas, han empleado sin menoscabo del honor, siempre que las necesidades de la guerra lo han exijido. En cuanto al cargo nimio referente al uniforme (los españoles sostenían que algunos chilenos habían utilizado uniformes de un regimiento de infantería británico, lo cual parece poco relevante en el marco de un combate naval), fuera del comandante O'Brien que vestía el de su grado de oficial de artillería, el resto eran marineros vestidos con ropa que no tenia otra cosa de ingles que haber sido comprada en un buque de la compañía de las Indias." (Luis Uribe Orrego, "Los orígenes de nuestra marina militar").
En combates contra buques de guerra, como éste, no puede hablarse de víctimas. Es de destacar que O'Brien, capitán de la "Lautaro" muerto en ese combate, era un veterano de la Royal Navy.

Hay pleno acuerdo, sin embargo, de que no debía comenzarse el combate bajo bandera neutral o enemiga (la contestación chilena señala también que se sustituyó la bandera británica por la chilena al salir la fragata del puerto, antes de comenzar a combatir).

Hay una medida utilizada por ambos bandos en las guerras de independencia americana, que implicaba la utilización de banderas enemigas para engañar a los barcos del oponente: al capturar un puerto marítimo, en lugar de cambiar de inmediato las banderas que ondeaban en las fortalezas u otros puntos visibles, con cierta frecuencia se dejaban algunos días las banderas del enemigo, lo que permitiía capturar naves enemigas que llegaban a puerto sin saber que había cambiado de manos (reitero que esa práctica fue utilizada por revolucionarios y realistas, en proporciones muy similares y en diversas partes de América).

Una práctica prohibida en materia de banderas era la de utilizar dos patentes de corso y por ende dos banderas distintas. Una combinación que habría tenido cierta difusión (imposible de establecer en su plena dimensión por el carácter ilegal y clandestino de la práctica) era la de una patente de las Provincias Unidas del Río de la Plata (también conocida como Buenos Aires por su capital y provincia homónima más poderosa), que permitía atacar a los españoles, y otra de Artigas, caudillo uruguayo, que permitía atacar naves portuguesas.

Saludos
Rioplatense

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20 Nov 2009 05:01
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Buenas.
Podrias especificar mas algun ejemplo sobre el uso de banderas falsas en el caso español?


Luego, en la guerra contra los separatistas, contra ejercitos no pertenencientes a pais alguno... las leyes de la guerra se suelen aplicar entre estados, tambien en guerra, la necesidad no elimina las obligaciones y prohibiciones resultantes del Derecho de guerra.

Tambien los derechos y deberes en guerra no se refieren solamente al ejército regular, también a las milicias y a los voluntarios que reúnan las condiciones necesarias para ser tomadas como tales, una de ellas es la de una señal como distintivo fijo y reconocible a distancia y adecuar sus operaciones a las leyes y costumbres de la guerra. Reunen esas condiciones los separatistas? Por muchos que sean reconocidos por sus aliados, eso no es obice para qeu legalmente sean reconocidos por la otra parte, maxime cuendo se puede aplicar que son traidores, com lo cual se les puede negar derechos que serian aplicables en otros combatientes.

En algun articulo ha de poner que está prohibido capturar a un enemigo usando medios pérfidos ( bueno, matar tambien se incluye).

Prohibido el uso indebido de los emblemas reconocidos, prohibido hacer uso de los signos de nacionalidad del enemigo y de los que no sean parte en el conflicto, el derecho de los conflictos armados exige de los combatientes un mínimo de lealtad.

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21 Nov 2009 00:52
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Y los herederos de los separatistas de antaño, ahora cuando les aplican sus medecina van y dictaminan:
" ...el separatismo y el terrorismo en el marco de traición a la Patria, cuyos delitos atentan contra la unidad nacional..."
Demonios cuanto saben!

Legalmente traición es si a nivel individual o de grupo se
cometen un acto tipificado como desleal hacia la nación.

Sublevarse y/o incitar a otros a sublevar contra la autoridad del Estado, maquinar contra el gobierno, golpe de estado, eliminar o el intento, de las autoridades del Estado.

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21 Nov 2009 01:05
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Lamento que se vuelva a consideraciones de esta clase, que me resultan sumamente ofensivas y parecen propias de la primera mitad del siglo XIX (aunque no de todos los sectores, ya que algunos constitucionalistas se referían a los americanos independentistas simplemente como "disidentes" y buscaban nuestro regreso o, como mínimo, el acuerdo de que los ayudáramos a combatir a los absolutistas).
En la España de 1808-1825, período que coincide en buena medida con la intensificación de las luchas independentistas de América, ¿quiénes fueron leales o traidores? ¿Quién puede llamar leal a Fernando VII, que juró reiteradas veces constituciones que luego violó? ¿Su padre Carlos IV? ¿Los afrancesados de la época napoleónica? ¿Los absolutistas que se apoyaron en los franceses para retomar el poder? ¿Los constitucionalistas? ¿Puede llamarse como traidor a Mina, héroe de la lucha contra los franceses y luego mártir de la independencia de México? En las luchas intestinas entre diversas facciones españolas en el Río de la Plata y posteriormente en el territorio de Perú y la actual Bolivia, ¿alguna era leal o traidora?
Los españoles que lucharon por su independencia contra Napoléon y su hermano se sublevaron contra quien había asumido el trono como consecuencia de las intrigas familiares entre el marido y el hijo de la reina María Luisa. Si todo el que se subleva es un traidor, sin ningún matiz, la guerra de independencia de España, cuya heroicidad y justicia no pongo en duda, sería condenable.
Trato de ser muy cuidadoso con las palabras fuertes, tanto de alabanza como de condena.
Estoy convencido de que traidores son aquellos que venden a sus compañeros por dinero o mejoras en su posición (y de esos hubo en ambos bandos en las guerras de independencia de América y España). Considero que no puede llamarse traidor a quien luche por sus convicciones (nos gusten o no).
En cuanto al tema del terrorismo, es ajeno al tiempo de que estamos tratando, en el cual las reglas de la guerra eran mucho más laxas, aunque la escasez de medios de destrucción masiva solía ayudar a que las consecuencias fueran menos graves.
¿La captura del queche rioplatense "Hiena" en Carmen de Patagones, por prisioneros españoles que habían tomado el control de la localidad y ejecutaron a quienes se les opusieron, según reconocen incluso las versiones españolas del hecho (obviamente, actuando en forma disimulada, sin bandera y sin uniforme, ya que de otro modo no habrían podido capturar la nave y conseguir la libertad), fue un acto de traición o de deslealtad? No lo creo. Lo considero como una consecuencia del deber de escapar al cautiverio.
La recaptura del Callao por los españoles, que trajo como consecuencia la recaptura de la fragata peruana "Guayas", antigua "Venganza", y de la corbeta "Santa Rosa", antiguo corsario rioplatense, se originó en una serie de traiciones por parte de dirigentes peruanos y militares argentinos, promovidas por militares prisioneros españoles. ¿Cómo calificar la actuación de esos prisioneros, que actuaron por convicción?
Cuando gran parte de la tripulación de la fragata chilena "Perla" se sublevó (al salir por primera vez del puerto a combatir contra una nave española) porque agentes realistas habían comprado su deslealtad, hubo una indudable traición (la de los tripulantes que se vendieron). Pero desde el punto de vista español, no considero que la medida haya violado ningún principio del derecho militar.
Muchos años después, el estadounidense Coe vendió toda su flota (perteneciente a la Confederación Argentina) al Estado de Buenos Aires. Sin duda alguna éste fue otro acto de traición (en la misma guerra varias tripulaciones hicieron ventas minoristas, entregando naves aisladas al bando enemigo -problemas de las tripulaciones carentes de convicción-).
Alguno dirá que quien viola un juramento es traidor. Pero ese argumento tampoco es válido, ya que todos los bandos en disputa violaron uno o varios juramentos, en algunos casos con la particularidad de que se declararon inválidos los juramentos hechos al bando contrario (es decir, el que viola un juramento para A es un traidor, pero si alguno juró para B puede violarlo sin problema).
A todo ello deben sumarse los problemas obvios de las guerras civiles (como fue en parte también la guerra de independencia española), en las cuales ambas partes suelen utilizar (al menos en el comienzo) las mismas banderas. En el primer combate naval en el Río de la Plata, la escuadra de las Provincias Unidas del Río de la Plata llevaba banderas españolas y la Junta declaró que las naves eran corsarias de S.M. española (aún faltaban años para que nos declarásemos independientes).
Saludos
Rioplatense

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21 Nov 2009 18:03
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Capitán General Especialista
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Nuevo mensaje Re: Los corsarios insurgentes hispanoamericanos: 1812-1828
Efectivamente según los acuerdos internacionales en el siglo XIX la aproximación a otro barco bajo otra bandera estaba permitido, luego debió de ser práctica muy común.

También se acordaba no abrir fuego bajo bandera falsa, que en caso de llevarse debía ser arriada momentos antes.

Esto último era un tecnicismo, pero es lo que se reprochó del combate al Covadonga.

En el resto de temas, el punto de vista de Rioplatense es también muy digno de ser tenido en cuenta. El tema de la traición y la lealtad es muy ambiguo en la historia.

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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com