No sólo ha resultado de mi agrado, es de lo mejor que he leido sobre D. Blas de Lezo. Por supuesto que podía ser más extenso y con más datos, pero si tenemos en cuenta lo que se escribe sobre Lezo en libros y artículos que aparecen en Internet, es lo más completo y veraz que hasta el momento podemos encontrar.

Hay varios puntos que quisiera ampliar. Por mi afición a descubrir las historias de los navíos de nuestra Armada he encontrado muchas contradiciones, no en los mensajes de nuestro administrador Ensenada, sino en muchos escritos.

1º.- En la escuadra corsaria de Martinet en los mares del Sur la mayoría de las fuentes señalan que estaba Lezo embarcado como segundo comandante del navío Nuestra Señora del Carmen, alias Lanfranco. De las otras tres embarcaciones, francesas compradas por Martinet, el Príncipe de Asturias estaba al mando del propio Martinet, del Triunfante era su comandante el capitán francés Mr. Le Jonquiere, mientras que de la fragata de 48 cañones La Peregrina desconozco su comandante. Una de las fuentes, los escritos de Dionisio Alsedo y Herrera, señala que su comandante era el capitán Blas de Lezo. A partir de 1718, Urdinzu se hace cargo de la Armada del Mar del Sur, mientras Lezo es su segundo en el mando. A partir de febrero de 1723 se hizo cargo Lezo de esta Armada, sustituyendo a Urdinzu.

2º.- Como bien escribe Ensenada, el navío Santiago era el que mandaba Lezo en el desembarco de Orán. A su regreso a estas aguas al mando de siete navíos, desconozco en cual de ellos estaba embarcado, con el cual atacó al insignia del pirata argelino Bay Hasan. El Santiago no pudo ser al haber partido hacia el Ferrol tras su regreso de Orán en septiembre de 1732. Por cierto, el navío en el que se encontraba embarcado el guardiamarina Jorge Juan era el León, al mando del capitán Gaspar La Roux, aunque también pudo ser el insignia de Lezo.

Como se puede comprobar las incógnicas sobre Lezo son muchas, no sólo el nombre de la fragata con la que capturó al Stanhope. Para mí, y sin lugar a dudas, el gran Blas de Lezo no sólo es equiparable a Nelson sino que lo supera con creces. Si hubiese sido compatriota de Nelson seguro que estas dudas ya hubiesen estado resueltas.



Un saludo a tod@s
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Como están de moda los videos, aquí va uno que seguro ya conoceis. A mí me ha gustado mucho, sobre todo con la estupenda música.

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Los historiadores han dado como cierta la enemistad entre Edward Vernon y el general Wenworth para justificar la retirada británica, además de otras causas, como las enfermedades.


Entonces, Cartagena de Indias habría caído en poder de los británicos, pues a nadie se le escapa las diferencias de opinión que hubo entre los mandos españoles, sobre todo Lezo y Eslava. A pesar de las diferencias supieron colaborar y derrotaron al enemigo.


El altivo marino, acostumbrado a mandar sus barcos tuvo que poner a disposición del ejército sus cañones y tropas, pero aun de esta forma siguió mandando a la marinería, dejando en muchas ocasiones en ridículo al virrey con sus acertadas decisiones. También Eslava tenía enemistades con el gobernador don Melchor de Navarrete, que había sustituido por defunción del anterior don Pedro Hidalgo. La opinión que tenía Navarrete del virrey no tiene desperdicio: “no es capaz de servir la vara de alcalde del pueblo más insignificante de España”.


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Lo que me ha sorprendido es el odio, pues no puedo calificarlo de otra manera, de Eslava hacia Lezo, aunque esperó a que los británicos se retiraran para demostrarlo.


Una semana después escribió el virrey a Madrid, al secretario de Indias don José de la Quintana, informando que don Blas de Lezo era un farsante y se vería obligado a restituirlo a España si no lo sacaban de Cartagena; “Lezo es poco veraz, tiene achaques de escritor, está lleno de apariencias como solícito de coloridos para ostentar servicios”, sin valor en el combate, pues abandonó Bocachica desde que llegaron los ingleses, y mientras, por lo menos él, se acercaba al castillo de San Luis prudentemente a llevar municiones, Lezo no se atrevía a moverse del barco, bien adentro de la bahía. Que la vanagloria de Lezo de haber estado en Bocachica se reduce a haber prestado los cañones de sus barcos para el fuerte, pero nada más, y que la famosa herida recibida en combate fue estando él a su lado, cuando una bala muy perdida hizo saltar astillas en el puente, pero que apenas fueron rasguños. Además, que tenía sus barcos tan mal preparados que en vez de apoyar al fuerte de San Luis, tuvieron que sacar municiones del castillo para pasarla a los barcos a fin de que siquiera hicieran algún intento de disparo. Todo el interés de Lezo estaba en hundir sus navíos para que no cayeran en poder del enemigo y resultase él responsable (“tan seguro estaba de la derrota”), y pretender tapar con los cascos hundidos los canales por donde Vernon tendré que meter sus barcos; pero esto lo hizo con tanta cobardía que hundieron todos los barcos mal, no sólo los suyos, sino que hizo hundir además nueve barcos mercantes que había en el puerto, y semejante ruina no sirvió para nada, porque los que debían desfondarlos los abandonaron antes de tiempo y así los buques no se hundieron donde debían sino donde el viento les llevó, de manera que ninguno estorbó para nada la entrada de Vernon, quien llegó con sus barcos hasta la misma bahía de las Ánimas, el puerto de la ciudad. Así, continuaba Eslava, la flota española fue hundida sin disparar apenas un tiro, y además resultó inútil, y no puede alegarse que los barcos estuvieran desartillados, puesto que, tras la batalla, él ha sacado nada menos que noventa cañones de los barcos semihundidos, el Dragón y el Conquistador. Lezo incluso ordenó hundir su propio buque insignia, La Galicia, y para ello le pusieron una mecha que haría explotar la “santa bárbara”, pero esta mecha fue tan larga para poder huir antes de la explosión que a los ingleses les dio tiempo de subir al barco y apagarla, con lo que se quedaron con el mejor navío, desde el que estuvieron bombardeando la ciudad, arruinando buena parte de la techumbre de la catedral y varias casas y conventos. Que Lezo no fue capaz ni de volar el polvorín del Fuerte de San José antes de que cayera en manos inglesas, pues los que debían volarlo fueron apresados, quedándose éstos con toda la munición.

Son palabras muy duras, juzgen si son reales o no. Aparece en el Archivo General de Indias, Santa Fe, 572. Carta reservada de Eslava a Quintana, fechada el 1 de junio de 1741


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¡Como reconforta leer esa biografía ! y un bonito vídeo

Y que gran acierto el envío de la fragata que lleva su nombre a la parada naval de Portsmouth con motivo del aniversario de Trafalgar

Hoy, España, se permitirá su pequeña venganza: la fragata española lleva el nombre del último español que derrotó a los ingleses, Blas de Lezo y Olavarrieta, alias Patapalo. Fue en Cartagena de Indias, en el siglo XVIII, en la llamada guerra de la oreja de Jenkins, y permitió el dominio español de los mares precisamente hasta Trafalgar. Pero ésa es otra historia

El Mundo, martes 28 de junio de 2005

Un saludo
Antonio

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Foto sacada con ocasión, de la revista naval de Portsmouth con motivo del aniversario de Trafalgar, toda ella engalanada como merecía la ocasión.


Y que ya está publicada en nuestra Bitácora, como recuerdo, de que también don Blas de Lezo, estuvo en Portsmouth.


Un cordial saludo.

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Hola y decir que me parece estupenda la biografia de Blas de Lezo aquí reseñada. Muchas gracias por su publicación. Poco que añadir a la misma salvo minucias como si nació el 3 o el 6 de febrero que dicen otros y si con la armada francesa fue nombrado alferez de navio o Alferez de bajel de alto bordo. Como ya digo le doy poca importancia a estos pequeños detalles.
Si mi Blas de Lezo sale adelante (intento escribir algo sobre el y sus amigos), intentaré desde luego que se encuentre en las bordas de aquel navio que machaca a la "Resolution" o "Stanhope". Blas de Lezo se lo merece. Admito cualquier sugerencia sobre estos combates.
un saludo
Santi

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El combate del Resolutión y la participación de Blas de Lezo es otro de los temás más desconocidos del marino, al igual que la captura del Stanhope, quedando todo ese desconocimiento enmarcado durante su permanencia en la Armada francesa.

El duque de Saboya se mostró partidario del pretendiente austriaco a la corona española, siendo enviada en 1706 a aquellas aguas una escuadra francesa para hostigar el comercio de Génova. En este marco se enfrenta al navío británico de 70 cañones Resolution.

El 13 de marzo de 1706 zarpa de Barcelona el Resolution al mando del capitán Henry Mondaunt, segundo hijo del conde de Peterborough. Llevaba a bordo a su padre y a un enviado del rey de España (se entiende que es Carlos III, el pretendiente austriaco) rumbo a Génova, siendo acompañado por las fragatas Enterprise y Milford Haven . El día 19 de marzo de 1707, a sólo quince leguas de Génova, son avistados por seis navíos franceses, dos de 80 cañones, dos de 70, uno de 68 y otro de 58 cañones. El conde de Peterborough y el enviado del rey embarcan en la fragata Enterprise y con la Milford emprenden la huida hacia Leghorn (Livorno), mientras que el navío inglés es perseguido por los buques franceses. Pocos días antes, el Resolution había sido muy dañado en una tormenta y es rápidamente alcanzado por el enemigo, comenzando el combate hacia las diez de la noche. A pesar de la disparidad de fuerzas el capitán inglés hizo una tenaz resistencia, rechazando incluso un intento de abordaje desde varias lanchas francesas.

A la mañana del día 21 un navío de 80 cañones se le acercó por la popa y lo cañoneó sin piedad. Los oficiales y el capitán Mondaunt, ante la imposibilidad de escapar, deciden quemar el navío antes de que cayera en poder de los franceses, no sin antes poner a salvo a la tripulación. En ninguno de los relatos del combate que he consultado se nombra a Don Blas de Lezo, algo totalmente normal, puesto que si no nombran al comandante de la escuadra francesa es lógico suponer que no lo van a hacer con un simple alférez de navío.

Por tanto, no se sabe si Blas de Lezo estaba a bordo de uno de los navíos franceses o bien estaba ya al mando de alguna pequeña embarcación. Poco tiempo después, al mando de una nave hizo varias capturas en el Mediterráneo, las que llevó remolcadas a Pasajes y Bayona como premio a su valor.

Un saludo.


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Gracias por el relato. Yo simplemente sabía el nombre del comte del Resolution y curiosamente el de su padre y que el combate se libró en aguas de Genova, cerca de Ventimiglia, pero me quedo con la información publicada que es muy correcta. Por otra parte el combate con la "stanhope" es curioso pues no aparecen detalles en ninguna de las 5 o 6 biografias que he leido de Blas de Lezo, aunque en todas se le nombra.
Como alguna cosa curiosa que añadir a la biografia de Blas de Lezo parece ser qeu su hermano Francisco llegó a ser virrey del Perú y que un contemporaneo suyo Juan José Navarro, Marques de la Victoria, nace tan solo 2 años antes que Blas. Seria estupendo que ambos 2 salieran en la novela, pero lo veo jodidillo, pues si una hacer una biografia cuesta, hacerlo con 2 es muy difícil.
Por otra parte se ha escrito tanto sobre Blas ultimamente que intentaré que salgan sus hazañas, pero en un segundo plano, como música de fondo. A ver si es posible.
Buenas noches y de nuevo gracias
Santi

Sobre el ataque de Cartagena de Indias por Vernon, cabe recordar las obras maestras de historiadores cartageneros, Eduardo Lemaitre, Donaldo Bossa Herazo, Roberto Arrazola quien publico en 1943 el "Historial de Cartagena de Indias", recopilando el intercambio de cartas entre las diferentes partidas, entre otras la orden de acuñar monedas clamando la programable victoria de los ingleses antes de que acontecieran los hechos...

El cainismo hispano no tiene límites, ni en el espacio, ni en el tiempo. Y siempre espera a que mueran los mejores para intentar derrotarlos después de muertos.

Para completar este magnífico hilo, añado algo que no he visto reflejado en él:

Eslava no se contentó con escribir a la Corona su memorial de agravios.
A tanto llegó su odio, que fueron pocos los que asistieron a su entierro por temor a las represalias.
¿Y -se dice- todo fue SÓLO por sus enfrentamientos con Blas de Lezo por sus decisiones en la defensa de la ciudad?

El olvido y la maledicencia de este héroe quedó olvidado durante bastante tiempo.

Fue su hijo quien consiguió su rehabilitación y a quien el rey concedió un título para honrar el valor del padre. Por tanto, el título de marqués de la Real Defensa se concedió a su hijo y sucesivos descendientes, como consecuencia de las hazañas del marino.

Pero ignoro si la concesión llegaba también a Blas, a título póstumo (aunque parece que no). ¿Alguien lo sabe?

Han tenido que pasar 200 años para que supiesemos de tan insigne vecino. En fin, nunca es tarde si la dicha es buena.



PD: No hay manera de que me salga mas grande, mientras me entero como hacerlo, ahí queda.

Saludos

Es casi imposible encontrar un inglés que desconozca al Almirante Nelson, sus victorias y logros. Ocupa un lugar de privilegio en la historia de Gran Bretaña, y es recordado con respeto, orgullo y gratitud.

Se le reconoce como quien salvó su imperio en un momento dado, y que contribuyó a que su país ocupase un puesto de liderazgo en el mundo.

Es casi imposible encontrar españoles que conozcan con la misma profundidad quien fue el Almirante Blas de Lezo, sus gestas, sus victorias decisivas, y cómo contribuyó a la grandeza y poderío de España, y cuánto le debemos agradecer!.

Y sin embargo, Blas de Lezo tuvo para nuestro país, por lo menos, la misma importancia que Nelson la tuvo para el suyo.

La verdad es que, a diferencia de los ingleses, nunca hemos sido agradecidos con nuestros héroes.

Ha habido pocos militares españoles con tanto talento, ingenio, bravura y liderazgo. Y sin embargo, pocos hay que hayan muerto con tanto abandono, olvido e ingratitud. Fue uno de nuestros más brillantes militares, participó y ganó más de una veintena de batallas y expediciones, derrotó y capturó decenas de buques enemigos, y logró salvar el imperio y asegurar las rutas de ultramar y el dominio de los mares durante al menos 60 años más.

Fue quien inflingió la derrota más grande que haya tenido jamás la flota inglesa. Ésta es su historia.

Blas de Lezo nació en Pasajes (Guipúzcoa) el 3 de Febrero de 1.689, en una familia vasca de la baja nobleza llena de ilustres marinos.

No es de extrañar que pronto sintiera el amor por la mar, enrolándose en la armada francesa en 1.701, con 12 años de edad, con Alejandro de Borbón, conde de Toulouse, hijo de Luis XIV.

No lo hizo en la española por el desastroso estado de ésta, fiel reflejo de la situación de descalabro económico y deterioro del imperio en los últimos años de los Austria.

Pronto destaca por sus extraordinarias dotes organizativas y don de mando, valentía y arrojo, llamando pronto la atención de sus superiores, quienes le van confiando mayores funciones y responsabilidades.

En 1.704 estalla la Guerra de Sucesión Española, tras la muerte sin descendencia de Carlos II. Sirve en la flota francoespañola, y entra en acción por vez primera el 27 de Agosto de 1.704 en la costa de Vélez Málaga, en la batalla más importante del conflicto, que enfrenta 96 naves francesas y españolas y 68 navíos de línea ingleses y holandeses.

La batalla se salda con 1.500 bajas francoespañolas, y 2.700 angloholandesas.

El comportamiento de Blas fue heroico, intrépido y valeroso, hasta que una bala de cañón casi le arranca la pierna izquierda, que tiene que ser amputada por debajo de la rodilla, allí mismo y sin anestesia.

Su serenidad y sangre fría, sin ningún lamento, impresionó a todos, incluido el propio Almirante, lo que unido al valor que demostró en la batalla le valen el ascenso a Alférez de Navío, y ser nombrado asistente de cámara de Felipe V, quien le concede una “merced de hábito”, reconocimiento sólo reservado a hechos relevantes.

Tras su recuperación, Blas desea continuar su carrera naval por lo que, tras rechazar el ofrecimiento de la Corte, se reincorpora a la Flota en 1.705, con la misión de reabastecer a la asediada Peñíscola, misión que completa con éxito.

Posteriormente, y ya en las costas de Génova, derrota al formidable navío inglés Resolution, de 70 cañones, mucho más poderoso que el navío de Blas. Fue su primera gran presa.

Cuenta 16 años.

El joven comandante realiza patrullas por el Mediterráneo para capturar cuantos barcos enemigos pudiera, encargo que cumple a satisfacción.

En el año 1.706 se le encarga la difícil misión de reabastecer a una asediada Barcelona.

Demuestra ser un brillante marino y un excepcional jefe, de gran inteligencia, valentía y arrojo, con innumerables recursos, fuerte determinación, imaginativo, con resolución e iniciativa, e infatigable para el éxito y el triunfo.

Supo burlar innumerables veces a las fuerzas angloholandesas y superar su bloqueo.

Su imaginación le hace provocar densas humaredas con paja húmeda ardiendo que deja flotando, para proteger sus movimientos, o diseñar unos casquetes provistos de material incendiario que, al impactar con los buques enemigos, les causaba pavorosos incendios.

Ya empezaba el joven Blas a ganarse el respeto y temor de ingleses y holandeses.

Debe acudir a Tolon para la defensa del fuerte de Santa Catalina, donde emplea defensas terrestres en combate con fuerzas navales.

Es aquí donde las esquirlas de un cañonazo le hacen perder la visión en su ojo izquierdo.

En los tres años siguientes Blas logra la captura de un elevado número de barcos enemigos, casi todos superiores en hombres y cañones.

El caso más famoso fue la rendición del magnífico navío de línea inglés Stanhope, de 70 cañones, mucho mejor armado y pertrechado, que le triplica en cañones y hombres.

Blas es herido al estar, como siempre, en primera línea de combate.

La acción le cubre de gloria y le ascienden a capitán de fragata. Estamos en 1.710 y tiene 21 años.

En 1.711 entra en la nueva armada española a las órdenes del Almirante Andrés Pez, quien maravillado ante su capacidad y logros, le nombra capitán de navío en 1.713, confiándole misiones complejas y de gran responsabilidad.

Tiene la difícil misión de mandar convoyes de suministros nuevamente para Barcelona, burlando de nuevo en innumerables ocasiones a ingleses y holandeses, haciendo llegar munición, alimentos y pertrechos a las tropas de Felipe V.

En uno de esos encuentros con el enemigo, al mando del Campanella, de 70 cañones, Blas pierde el brazo derecho cuando recibe un disparo de mosquete al encontrarse en primera línea de fuego.

Es el año 1.714, y nos encontramos con un Blas de Lezo capitán de navío, tuerto, manco y cojo, a la edad de 25 años. Es ya conocido como “patapalo” o “mediohombre”, y es considerado uno de los mejores marinos españoles.

Al año siguiente, al mando del Nuestra Señora de Begoña, de 54 cañones, manda una gran flota que reconquista Mallorca, fiel al pretendiente Carlos, Archiduque de Austria, objetivo que logra sin apenas esfuerzo y sin disparar un solo cañonazo.

Cuando termina la Guerra de Sucesión tiene que partir hacia La Habana, escoltando una extensa flota de galeones, donde recibe el mando del Lanfranco II, de 62 cañones.

Entonces se pone a las órdenes de Bartolomé de Urdizu, en una potente escuadra francoespañola, de seis navíos de línea y una fragata, y cuya misión es despejar los Mares del Sur de piratas y corsarios ingleses y holandeses.

Se enfrenta con pleno éxito a los temibles navíos ingleses Success y Speed Well, de 70 cañones, bajo el mando del corsario inglés John Clipperton, quien fue capturado y ejecutado.

Estamos en 1.723 y Blas logra capturar más de una docena de navíos ingleses y holandeses, siendo temido por piratas y corsarios de todos los mares.

Con ello se logra limpiar por completo la costa de Perú. Se le nombra General de la Armada, contando tan sólo 34 años, y se le da el mando de la Escuadra del Sur.

Conoce a doña Josefa Pacheco de Bustos, con quien se casa en Lima el 5 de mayo de 1.725, y con quien tiene un hijo.

En su nueva responsabilidad su primera preocupación es conseguir una Escuadra del Sur operativa y temible.

Como necesitaba un par de buenos navíos de línea, logra que comerciantes peruanos, que adeudaban dinero a la Corona, los construyesen.

Con su pequeña escuadra de tres barcos, Blas se dedica a realizar patrullas por el Pacífico.

Tienen lugar dos encuentros decisivos con las flotas inglesas y holandesas.

En el primero se enfrenta a cinco navíos holandeses mejor artillados y pertrechados, a los que pone en fuga, no sin antes rendir a su buque insignia, el Flissinguen.

En el segundo se enfrenta a seis navíos de guerra ingleses, a los que logra rendir a todos ellos, uniendo a tres a su escuadra.

Con actuaciones así logra Blas formar una armada formidable para el dominio del Pacífico y proteger las costas de la corona española.

Sin embargo, el Virrey recién nombrado coloca a familiares y amigos en cargos de relevancia, lo que relega a Blas al ostracismo y provoca el desguace de la Escuadra, dejando indefensas las costas de la colonia.

Blas tiene un serio enfrentamiento con el Virrey, quien le bloquea su paga, y debe permanecer en la colonia en una situación casi insostenible, pidiendo incluso el retiro.

En ese momento tiene lugar la firme y decidida intervención de Patiño, Ministro de Marina, sabedor de la importancia de disponer de hombres como Blas.

Y así, en 1.730, le nombra Jefe de la Escuadra Naval del Mediterráneo, con base en Cádiz, haciéndole regresar a la península y que se le paguen todos los atrasos.

El 28 de Noviembre de 1.731 se reconocen por fin los servicios del Almirante a la corona y se otorga como distintivo para su nave insignia, el Real Familia, de 60 cañones, el escudo de armas de Felipe V, rodeado de la orden del Espíritu Santo y el Toisón de Oro.

El 22 de Diciembre de ese año estrena oficialmente su nuevo cargo y se encarga del traslado del infante Don Carlos a sus posesiones italianas.

A continuación debe dirigirse a Génova para reclamar el pago de dos millones de pesos pertenecientes a la corona española y retenidos en el Banco de San Jorge.

Blas no sólo logra recuperar todo ese dinero, sino que exigió a la república un homenaje de desagravio a la bandera española, bajo amenaza de bombardear la ciudad.

Fue tal su enérgica actitud que el senado genovés cedió de inmediato a sus deseos.

Dos años después, en 1.732, a bordo del Santiago, de 60 cañones, mandó una expedición de conquista a Orán, con 54 buques, 168 piezas de artillería y 30.000 hombres, entre marinos y ejército embarcado.

Las tropas de tierra, bajo el mando del conde de Montemar, reconquistan la ciudad el 2 de Julio, arrebatándosela al pirata Bey Hacen, que logra escapar.

Gracias a una alianza con el Bey de Argel, Hacen recupera Orán, ante lo que Blas escogió seis navíos y 5.000 hombres, y con tan exiguas fuerzas volvió para recuperar de nuevo la ciudad, lo que consigue tras muy duros combates.

Como quiera que Hacen huyó de nuevo y queriendo evitar que se repitiese la vuelta de éste para tomar nuevamente la ciudad, Blas le persigue tan sólo con su nave capitana, el Santiago, hasta el santuario de aquél, en la bahía de Mostagán, protegido y defendido por dos castillos fortificados y 4.000 hombres.

Blas entró sin dudarlo en la bahía tras el pirata argelino a fuego limpio y con su típico ímpetu, arrasando ambos castillos, e incendiando la bahía tras el asalto a la nave capitana de Hacen.

Logró además romper las comunicaciones entre Argelia y Estambul, con el fin de evitar la llegada de refuerzos.

En 1.734 el rey le asciende a Teniente General de la Armada. En 1.737 se le ordena regresar a América, y así, el 3 de Febrero, parte con los navíos Fuerte y Conquistador como Comandante General de Cartagena de Indias, y la misión de defender este estratégico enclave, punto crítico para la corona española.

Por aquí pasa el tráfico de mercancías y de personas entre la península y las colonias de América del Sur.

Su pérdida ocasionaría no sólo un grave quebranto económico y la pérdida de estas posesiones, sino también colapsaría el Imperio.

Su defensa era vital para nuestros intereses, por lo que Cartagena recibía el nombre de “Llave del Imperio”.

Ante la nueva confrontación con Inglaterra, motivada por la avaricia de los comerciantes ingleses, quienes planean atacar los intereses económicos de la corona española, principalmente las colonias americanas, para lo cual Cartagena es la clave de toda la operación, se envía a Blas de Lezo a defenderla, por ser considerado el más capaz para ello.

Nada más llegar se dedica a reforzar las defensas de la ciudad, que estaban en un estado lamentable, así como el parque artillero, poco y malo, casi sin municiones y escasa pólvora, y reordena las entradas al puerto, dejando tan sólo la de Bocachica, colocando a buena parte de su escuadra allí mismo, para incrementar aún más su defensa reforzando las terrestres.

Los ingleses arman la flota más grande y poderosa jamás reunida hasta la fecha, sólo superada por la flota del desembarco de Normandía, una flota muy superior a la Armada Invencible de Felipe II.

Contaba con 186 barcos de guerra y de transporte (de ellos 8 navíos de tres puentes, de 80-90 cañones, y 28 de dos puentes, de 50-70 cañones), 23.660 hombres y 4.000 cañones.

Blas inflingió una dura y completa derrota a esta armada inglesa, con sus menos de 4.000 hombres, seis navíos y 990 cañones.

Las bajas inglesas fueron 6.000 muertos (en combate y por enfermedades), y 7.500 heridos, el 60% del total de las tropas, 6 navíos de tres puentes perdidos, y 13 de dos puentes, y 1.500 cañones capturados o destruidos.

Ha sido la mayor derrota sufrida jamás por la flota inglesa en toda su historia.

La victoria de Blas significó no sólo el abandono definitivo de la idea para los ingleses de atacar y conquistar Cartagena de Indias y el control de las colonias españolas, sino también la pérdida de poder, presencia y protagonismo de la flota inglesa durante más de medio siglo a favor de España.

Así, Inglaterra tendrá que esperar a la llegada de Jarvis y Nelson para recuperar el orgullo de su armada, la presencia y el respeto de ésta, y el control y dominio de los mares.