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 Toma y defensa de Castelnuovo (1539) 
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Nuevo mensaje Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Esta acción responde a una de las misiones encomendadas en nuestros tiempos a la Infantería de Marina. Fue por aquellos años cuando se considera su origen, aunque el Tercio que vamos a estudiar no es el considerado fundador de esta institución.

(no puedo evitar emocionarme cada vez que recuerdo aquél hecho)

Un tercio en Castelnuovo


En el verano de 1539 se producía una gesta hermosa y gloriosa, de esas que no entiende -ni se molesta en intentarlo- el pensamiento único que nos ahoga.

En las bocas de Cattaro (Kottor en la actualidad), rincón de la costa dálmata de la actual Montenegro, y en una ciudad llamada Herzeg Novi (Castillo nuevo, o Castelnuovo, italianismo utilizado más frecuentemente) morían más de 3.000 españoles, después de haber decidido libremente que “querían hacerlo en servicio de Dios y de Su Majestad”.

Su memoria perduró durante muchos años, especialmente para los navegantes que, al acercarse a sus costas, aún veían brillar sus huesos al sol esparcidos por las laderas de aquella costa montañosa.

Antecedentes

En 1538 el principal peligro al que se enfrentaba la cristiandad en Europa era el poder del Imperio Otomano y no sólo por razones políticas y religiosas, sino también por la piratería que llevaban a las costas de Europa occidental.
En el frente terrestre, se había rechazado al sultán Solimán “El Magnifico” ante las mismas murallas de Viena en 1529, y se le había hecho retroceder, abandonando Hungría en 1532.
En el Mediterráneo, la situación estaba más igualada. Aunque en 1535 D. Álvaro de Bazán y Andrea Doria habían inflingido un gran daño a la flota turca del almirante Barbarroja (Jair-ad-Din) con la conquista de Túnez, éste disponía ahora de una flota reforzada así como de un ejército importante para controlar el Mediterráneo central y occidental.

Al frente de estos nuevos recursos, Barbarroja capturó y saqueó varias ciudades y fortalezas del Sur de Italia en 1537: Otranto, Ugento, Castro de Lecce,.. En el mismo año también conquistó varias islas en el Egeo (Syros, Aegina, Ios, Paros, Tinos, Karpatos, Kasos y Naxos) y en el Adriático (Corfú).
Parte de estas islas contaban con bases venecianas para el comercio. Y aunque Venecia seguía manteniendo sus bases más importantes (sobre todo en Creta), su comercio había sufrido un golpe mortal.
Eso llevó a Venecia a abandonar su política autónoma y, en muchas ocasiones, anti-occidental, para buscar apoyo en el Papado y en el Sacro Imperio.

Pero ya en 1538, el papa Paulo III se había adelantado a los venecianos, y fundado una “Santa Liga” que, al estilo de las Cruzadas, tuviera como obejtivo recuperar las ciudades e islas perdidos y expulsar a la flota turca hacia el Mediterráneo oriental y, desde luego, fuera del Adriático. Integraban la Liga, además de los Estados Pontificios y Venecia, el Sacro Imperio, España y la Orden de San Juan de Malta.
Carlos V (o el "césar Carlos", como también se le llamaba en el Imperio) acababa de firmar una tregua (la enésima) con su eterno rival Francisco I de Francia quien, con tal de hacer daño a su primo, había llegado a tratar con el turco. La firma de esta nueva tregua hizo que Carlos considerara que era un buen momento para intentar atajar la expansión turca por mar para siempre. Con ese objeto, recibió al embajador veneciano Tiépolo para coordinar acciones.

Carlos reunió Cortes en Toledo con objeto de que Castilla (que ya había hecho un gran esfuerzo económico para financiar su candidatura a la corona imperial en las Cortes de La Coruña) volviera a poner los fondos necesarios. Pero Castilla, ya muy escamada y harta de tanto dispendio, se negó a aportar los fondos porque no veía en qué aprovechaba esta aventura (aunque afectaba a las costas mediterráneas de Castilla, se estimaba que Aragón, como más afectada, debía involucrarse más).

Entre los nobles que se habían negado destacaba el Condestable de Castilla D. Pedro Fernández de Velasco. Carlos I, fuera de sí, trató de defenestrarle, haciéndose famosa la fría y cortés respuesta que le dio el Condestable: “Mirarlo ha mejor VM que, si bien soy pequeño, peso mucho en Castilla”.

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A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 19:00
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Cabeza de puente; derrota de la flota

Para el verano de 1538 ya se disponía de una flota considerable, bajo el mando conjunto de los almirantes Doria (por Carlos), Capelo (por el Papa) y Grimaldi (por Venecia). La Armada se complementaba con un ejército comandado por Ferrante Gonzaga, virrey de Sicilia y perteneciente a la famosa familia aragonesa de los Gonzaga.

A pesar de los esfuerzos realizados, la flota no había logrado alcanzar el tamaño que se había previsto, de 200 galeras más otras 100 naves auxiliares; tampoco el ejército llegó a la dotación planificada de 50.000 infantes y 4.500 a caballo. En realidad, la Armada contaba con unas 130 galeras y otras naves; por su parte, el ejército era de algo menos de 15.000 infantes, la mayoría de ellos españoles.

La estrategia diseñada se basaba en acciones navales para reducir el poder de la flota otomana, ligadas a un desembarco que permitiera establecer una cabeza de puente en Dalmacia, para amenazar al turco en su retaguardia. Si todo salía como estaba previsto, en la campaña del año siguiente se preveía desembarcar todo un ejército en la cabeza de puente, y atacar con él Costantinopla atravesando los Balcanes simultáneamente a un bloqueo naval por parte de la flota aliada.

Nadie discutió la figura del comandante de la tropa, dado su alto rango y ser representante de quien más soldados aportaba. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con la flota: el mando lo detentaba nominalmente Andrea Doria, en forma de “primus inter pares”, pero la aportación más numerosa de galeras la hacía Venecia; además, la suma de las galeras papales y venecianas duplicaba a las españolas.

Sin resolver el tema del mando efectivo, la flota zarpó en septiembre de 1538. Navegó por el Adriático, y se encontró con la flota turca. Y pasó lo que tenía que pasar: la falta de claridad y autoridad en el mando causó su derrota en la batalla de Previsa, en el golfo de Arta. En esa jornada, se cubrieron de gloria el capitán Machín de Monguía y sus trescientos vizcaínos, al resistir durante todo el día al enemigo. Eso sí, el castigo no fue muy grande para la flota cristiana, gracias a que Andrea Doria se anticipó con sus órdenes, evitando lo que podría haber sido un auténtico desastre.

Sin embargo, unos días después logró desembarcar, como estaba previsto, el equivalente a un Tercio Viejo (unos 3.500 hombres) en la costa dálmata para establecer la cabeza de puente. El resto del ejército (casi 12.000 hombres) seguiría embarcado como fuerza de apoyo para el caso de nuevos combates navales.

La consolidación de la cabeza de puente en Castelnuovo

Lo que viene a continuación está documentado con gran detalle en el Archivo de Simancas.

Para establecer la cabeza de puente se había elegido, con mucho acierto, un punto de la costa dálmata muy escabroso y fácil de defender: las llamadas “Bocas de Kottor”, situadas en la actual República de Montenegro.
Allí había una pequeña ciudad, Castelnuovo (o Herzeg novi). Además del gran valor estratégico que le daba su ubicación “per se”, este valor se veía acrecentado al estar situada entre las posesiones venecianas de Cattaro (actual Kottor, de Montenegro) y Ragusa (actual Dubrovnik, de Croacia), en la zona entonces conocida como Albania Veneciana.

La proximidad de estos territorios, que debía haber sido un punto positivo adicional, se convirtió en negativo al reclamar Venecia, en nombre de la Liga, la propiedad de la ciudad de Castelnuovo con el argumento de que estaba en su zona de influencia.

Carlos V se negó a cederla y este sería el principio del fin de la Liga Santa.

Por su parte, el tercio desembarcado, que se conoce con el nombre de "Tercio viejo de Sarmiento" (por el nombre de su maestre de campo, D. Francisco de Sarmiento), o "de Castelnuovo", estaba formado por un combinado de tropas veteranas españolas procedentes de otros tercios viejos y de otras guarniciones.
Una gran parte de él procedía del Tercio de Niza, conocido también como Tercio de Milán (no confundir con el de Lombardía) o de Vargas, sucesor del Tercio de Málaga creado en 1536.
Este tercio estaba castigado por un motín que tuvo lugar a principios de año en la Lombardía. Por falta de paga las tropas que allí se encontraban crearon disturbios que tuvo que apaciguar el marques del Vasto con dineros que recaudó en esa tierra y buenas palabras entre la tropa.
Por orden del emperador Carlos V, el Tercio fue reformado, enviando la mitad de los amotinados a Hungría, al mando del maestre de campo Morales, a luchar junto con el archiduque Fernando, hermano del emperador, para ayudarle en las operaciones de hostigamiento que allá se iban a llevar a cabo contra el Turco.
La otra mitad fue la que, bajo el mando de Francisco de Sarmiento, iba a formar parte del Tercio de castelnuovo.

Hay que entender qué suponía, para aquellos hombres de honor del Renacimiento, un castigo como el que había llevado a la reforma de su unidad: las astas de sus banderas se quebraban en acto público, lo que se sentía y entendía como una humillación.

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02 Ene 2009 19:38
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Composición del Tercio de Sarmiento
Estaba formado por quince compañías (= quince banderas). Conocemos los nombres de sus capitanes, muchos de ellos ya distinguidos en acciones anteriores, y otros que pasaron a la fama después de este suceso:
Machín de Monguía, Álvaro de Mendoza, Pedro de Sotomayor, Juan Vizcaíno, Luis Cerón, Jaime de Masquefá, Luis de Haro, Sancho de Frías, Olivera, Silva, Cambrana, Alcocer, Cusán, Borgoñón y Lázaro de Coron.
El Tercio se reforzaba con ciento cincuenta caballeros (caballería ligera) que Prudencio de Sandoval, en su “Historia de la Vida y Hechos del Emperador Carlos V”, llama “caballos capeletes”.
La artillería la mandaba el capitán Juan de Urrés y se componía de quince artilleros.
A ello había que añadir un pequeño contingente griego de tropa, al mando de Andrés Escrápula, y caballeros al mando del caballero Jorge.
El contingente totalizaba cerca de 4.000 soldados.

Por último, también desembarcaron el capellán genovés de Andrea Doria, llamado Jeremías (a quien se nombró obispo de la ciudad), con unas cuarenta personas, entre clérigos y civiles (mercaderes).

Apoyos

Como ya se ha dicho, el objetivo de esta posición era consolidar una cabeza de puente que permitiera el desembarco de un ejército numeroso y potente al verano siguiente.
Por tanto, y aunque la fortaleza de Castelnuovo era muy sólida, la situación de las tropas, como en cualquier cabeza de puente, era de precariedad defensiva y, ante un ataque de una fuerza terrestre, sólo podría mantenerse con el apoyo de la flota aliada.
Pero ya se habían dado las peores circunstancias para garantizar este apoyo.
Por un lado, Barbarroja ya había derrotado a la flota en Prevenza. Los turcos, además de tener una Armada más numerosa, contaban con dos almirantes de la talla de Barbarroja y Dragut.
Por otro, la "Liga Santa" ya estaba tocada de muerte: Venecia había manifestado que se arrepentía de formar parte de la alianza, como primer paso para retirarse.
Pero, además, una vez se hubo retirado, Venecia pactó con el Turco.

Luego veremos que, además, se dieron otras circunstancias políticas, favorables para los intereses de Carlos V, que hicieron que se desestimara el ambicioso plan inicial.

Preparativos turcos


Durante la parada invernal, el Sultán Solimán ordenó a Barbarroja recomponer la flota, rearmarla, y tenerla lista para la primavera de 1539.

En esa época, embarcaría diez mil infantes más cuatro mil jenízaros para lanzarlos contra los defensores de Castelnuovo. Las fuerzas de Barbarroja (unos 20.000) bloquearían la ciudad desde el mar, mientras que por tierra, el asedio y ataques serían a cargo de las fuerzas (unos 30.000 soldados) del gobernador de Bosnia, un persa llamado Ulamen.
Es decir, unos 50.000 atacantes frente a menos de 4.000 defensores (proporción: 12 a 1)

Estos recursos indican el interés turco por eliminar esa situación, sabedores del riesgo enorme que suponía su consolidación en los Balcanes.

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02 Ene 2009 19:50
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Impresionante trabajo compañero,digno de ti.
Incluyo un par de paginas del tema porque me parece que bien poco se puede añadir a lo expuesto,solo queda devatir:

https://enlamemoria.iespana.es/austrias/tercios09.htm

https://es.geocities.com/capitancontrera ... miento.htm

Un saludo

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Jefe de la Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina en Filipinas.
...es el verbo de la historia militar de España,
porque allí donde se ha combatido en mar o en tierra,
siempre ha habido un soldado de Infantería de Marina...
Conde de Torre Vélez en el Parlamento en 1904.


02 Ene 2009 20:14
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Preparativos españoles para la defensa

Sarmiento también aprovechó el parón invernal: acondicionó las defensas de la ciudad, reparó murallas, construyó -o reforzó- baluartes...
No intentó hacer una fortificación en toda regla, al tratarse sólo de una cabeza de puente.
Para plantear las necesidades de refuerzos y munición, envió al capitán Alcocer a España, a Pedro de Sotomayor a Sicilia y al capitán Zambrana a Brindisi.
...No hubo respuesta positiva.

El comienzo del asedio

El 12 de julio por la mañana se presentó una avanzadilla de 30 galeras, desembarcando 1.000 soldados para hacer aguada, buscar información y esperar al grueso de la flota. Antes del mediodía fueron rechazados por tres compañías al mando de Machín de Monguía y la caballería de Lázaro de Corón. Volrivieron a intentarlo a la tarde en mayor número, y de nuevo fueron rechazados, dejando 300 muertos y 30 prisioneros.

El día 18 de julio de 1539 llegó el resto de la flota y Barbarroja. A los pocos días llegó Ulamen con sus soldados. Emplazaron 44 piezas de artillería.
Mientras tanto, los españoles no dejaron de acosarlos, muriendo un ayudante de Barbarroja (Agi) y cerca de 1.000 jenízaros.
Los jenízaros (de "yeni" = joven; "Cheri"= tropa) eran tropas selectas, que desde niños eran entrenados en la lealtad al Sultán (la mayor parte eran niñozs cautivos cristianos). Muy costosas de entrenar.

El asedio en regla

Empezó el 23 de julio.

Barbarroja, temiendo más bajas (especialmente de los jenízaros) hizo una oferta ventajosa a los españoles: facilitarles la marcha a Italia conservando armas (excepto artillería y pólvora), saliendo con las banderas desplegadas, y abonando 20 ducados a cada soldado.
Lo único que pedía era que abandonaran la artillería y la pólvora.
La respuesta nos es conocida gracias a dos cabos de escuadra de la compañía del capitán Vizcaíno, Juan de Alcaraz y Francisco de Tapia, que lograron llegar a Nápoles después del sitio:
-“ ...el maestre de campo consultó con todos los capitanes, y los capitanes con sus oficiales, y resolvieron que querían morir en servicio de Dios y de S.M., y que viniesen quando quisieren”.

Seguramente, en su decisión pesó mucho la afrenta que habían sufrido sus armas cuando la reforma del Tercio. Querían lavar su honor y dejar alta su fama.

El 24 se inició el gran asalto, que duró todo el día. Los turcos se vieron forzados a utilizar simultáneamente artillería e infantería, provocando muchas bajas en sus propias filas.
El día 25, día de Santiago Apóstol, continuó el ataque. Hubo 6.000 muertos turcos. Los españoles sufrieron muchas bajas, pero los heridos útiles siguieron luchando.
Los ataques continuos se produjeron en los días siguientes. Los españoles contratacaban (en una ocasión, entraron al amanecer en el campamento turco, y a punto estuvieron de coger preso al propio Barbarroja).

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02 Ene 2009 20:40
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
El final

El 4 de agosto, después de bombardear continuamente las murallas y el castillo, los turcos atacaron este último. Todos, entre sí, se daban ánimos. Otra vez el capitán vizcaíno Machin de Monguía volvió a destacar. A la noche, los españoles tuvieron que abandonar el castillo, totalmente arruinado, y encerrarse en la ciudad. habían muerto todos los oficiales del castillo, excepto los capitanes Masquefá, Monguía y Haro, y el alférez Galaz.
Esa noche, tres desertores dieron información a barbarroja: sus nombres, Cortina, Ocaña y el portugués Vásques.

El 5 de agosto, nuevo ataque. Se emplearon los jenízaros y la caballería desmontada. Conquistaron una torre de la muralla, que los españoles no pudieron recuperar al fallarles la mina preparada y morir los zapadores y el minador, el zaragozano Miguel Formín.

El 6 de agosto, fuerte aguacero destruyó los restos de la muralla, y mojó las mechas de arcabuces y artillería. Se combatió, por tanto, al arma blanca. Menos los moribundos, todos se emplearon en el combate.

El 7, el asalto final. D. Francisco de Sarmiento, a caballo con tres flechazos en la cara y cabeza, animaba a la tropa: “Nunca Dios tal quiera que yo me salve y los compañeros se pierdan sin mi”.
Al fin, cuando quedaban menos de 600 vivos (que no ilesos), dio la orden de retirada a un segundo castillo, en el barrio inferior de la ciudad. Así lo hicieron, en orden, “..escuadrón tras escuadrón..”.
No pudieron entrar en él, porque los habitantes lo habían tapiado. Los españoles luchaban “..espalda contra espalda”.
En los últimos momentos, "..Y Francisco Sarmiento andaba a caballo y bien herido. Y queriéndolo (salvar) no quiso, y dio espuelas a su caballo, y metióse peleando en la mayor furia de los jenízaros. Que no se halló muerto ni vivo, ni saben qué se hizo”.

Así terminó la resistencia heroica de Castilnovo.

Lo que siguió


Murieron casi todos los jenízaros y dieciséis mil de otras tropas.
Del Tercio español, menos de 400 estaban vivos, la mayoría heridos.
Uno de ellos era el capitán Machin de Monguía, al que Barbarroja admiraba, y al que le ofreció la libertad y un puesto de mando en el ejército turco. Su respuesta no debió agradarle, porque ordenó que le degollaran sobre el espolón de la galera almiranta.
Este mismo final sufrieron la mitad de los soldados y la totalidad de los clérigos cristianos.

El 22 de junio de 1545, casi 6 años después de esta hazaña, llegaron a Mesina en una galeota unos cautivos que se habían fugado de las prisiones de Constantinopla (del famoso "yedíkule" = nueva prisión). Entre ellos, 25 supervivientes de Castelnuovo: el castellano de la ciudad Luis de Godoy; el capitán Juanes de Joya; el alférez Juan Milló; el sargento Salazar; y los soldados Diego de Quiñones, Martín de Alarcón, Diego de Alarcón, Antonio de Quesada, Andronico de Espinosa, Domingo de Cádiz, Juan de Andújar, Francisco de Baeza, Juan de Illanes, Juan de Madrid, Juan Catalán, Jaime Mallorquín, Pedro de Tarragona, Hernán Carrillo, Feliche; Hurtado; Montilla; Cabrera; Villagómez; Mendoza y Andrés.
El alférez Juan Milló indicó que, antes de escaparse ellos, seguían cautivos 195, 5 se habían escapado con anterioridad, y sólo 3 habían sido liberados contra rescate.
Como se ve por sus apellidos, de todos los rincones de España (de "eso" que nos quieren hacer creer que no existía antes de 1808).

La hazaña fue cantada por poetas y alabada en España e Italia. Uno de estos poetas fue Luigi Tansillo que, acompañando a García de Toledo (hijo del virrey de Nápoles) navegó en Junio de 1540, y pudo contemplar las ruinas de Castelnuovo, y la emoción que le produjeron los huesos de los españoles blanqueando al sol. Profetizó que el mundo recordaría siempre esta gesta. (y yo pregunto: ¿cuántos foreros la conocían?).

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02 Ene 2009 21:16
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
El recuerdo emocionado de los poetas

A continuación incluyo los poemas más famosos sobre la gesta de Castelnuovo. Pido perdón por tener que incluir entero el más extenso, que es una narración épica versificada que hizo uno de los cautivos durante su cautiverio en Constantinopla (o Istambul, corrupción del griego "eis to polí" = "hacia la ciudad"), pero lo descargué de Internet hace mucho tiempo y, contra mi costumbre, no adjunté su URL.

A los huesos de los españoles muertos en Castelnuovo
(soneto 217 de Gutierre de Cetina (1520-57))


Héroes gloriosos, pues el cielo
os dio más parte que os negó la tierra,
bien es que por trofeo de tanta guerra
se muestren vuestros huesos por el suelo.

Si justo desear, si honesto celo
en valeroso corazón se encierra,
ya me paresce ver, o que se atierra
por vos la Hesperia vuestra, o se alza a vuelo.

No por vengaros, no, que no dejaste
a los vivos gozar de tanta gloria,
que envuelta en vuestra sangre la llevaste;

sino para probar que la memoria
de la dichosa muerte que alcanzaste,
envidiar se debe más que la victoria.
+++

A la derrota de Castelnovo
(soneto de Fernando de Herrera (1534 - 1597))


Esta desnuda playa, esta llanura
de astas y rotas armas mal sembrada,
do el vencedor cayó con muerte airada,
es de España sangrienta sepultura.

Mostró el valor su esfuerzo, mas Ventura
negó el suceso y dio a la muerte entrada,
que rehuyó dudosa y admirada
del temido furor la suerte dura.

Venció otomano al español ya muerto;
antes del muerto el vivo fue vencido,
y España y Grecia lloran la victoria.

Pero será testigo este desierto
que el español, muriendo no rendido,
llevó de Grecia y Asia el nombre y gloria.
++++

Ai tremila soldati spagnuoli morti nel 1539, difendendo Castelnuovo in Dalmazia contro il pirata Barbarossa, e rimasti insepolti
(sonetto CCXIX de Luigi Tansillo (1510-1568))
(de “CANZONIERE: POESIE EROICHE ED ENCOMIASTICHE”.
Ad altri uomini illustri spagnoli e italiani e alle dame nobili napoletane.)

(Tansillo escribió 3 sonetos, sólo he conseguido éste)

Questi, ch'il mondo in reverenza tiene,
e terrà sempre, poggi e monti d'ossa,
che, senza onor di pira né di fossa,
biancheggian su queste straniere arene;

di qua da Calpe e di là da Pirene
gente nata, sin qui, da valor mossa,
sen venne a far la terra e l'acqua rossa,
de l'altrui sangue e de le proprie vene.

Trecento Fabii estinti al patrio regno
dier gloria al Tebro: in sì lontana guerra,
oggi all'Ibero or che faran tre mila?

Il numero è maggior, il fin più degno:
questi troncâr del viver lor le fila
per la patria del ciel, quei de la terra.

(Traducción)

Estos, que el mundo en reverencia tiene,
y tendrá siempre, restos y montes de hueso,
que, sin honor de pira, ni de fosa,
blanquean sobre estas extranjeras arenas;

de aquí, de Calpe, y de allí, del Pirene
gente nacida, sin aquí, de valor moza,
se vienen a hacer la tierra y el agua roja,
de los otros sangre, y de las propias venas.

Trescientos Fabios extintos al patrio reino
dieron gloria al Tíber: en tan lejana guerra,
hoy al Ibero (1) ¿qué harán tres mil?

El numero es mayor, el fin, más digno:
este trocar de su vivir las filas
por la patria del cielo, en vez de la tierra.

(1) juega con Íbero y Ebro, en contraposición al Tíber en su nombre clásico.

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02 Ene 2009 21:45
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Coplas sobre Castil Novo hechas por un soldado que está cautivo en Constantinopla

Ante omnia elegida,
Virgen digna sin pecado,
que de todos eres vida,
luz clara, nube subida
en el más alto reinado8,
y para que mejor cuadre9
mi salutación, agora10
te suplico, Virgen madre
del mismo que te fue padre,
me des camino, Señora.

Camino con arte y maña
e intelecto singular,
por tu bondad maremagna.
Porque cosa tan extraña
la pueda bien explicar,
dame gracia suficiente
para que pueda contar
la obra tan excelente
con tu favor prepotente.
Y así quiero comenzar.

A año de mil y quinientos
y treinta y ocho contados,
cuando alegres y contentos,
sin ningunos detrimentos,
se juntan los tres estados
y entre ellos se determina
hacer armada pujante.
Y así mandan muy aína
que se junten en Mesina
para ir hacia Levante.

Nuestro gran emperador,
el principal, con su armada;
el papa es ayudador;
y Venecia con primor
en esta liga es juntada
con su gran virtud y celo
de la religión cristiana.
César con gran priesa y gana,
quitando todo recelo,
juntó esta armada ufana.

Naves y galeras van,
bajeles de gran valía,
y guarnecidos están
de mucho vino y de pan
y muy buena artillería.
Diez mil leones hispanos,
lucidos en gran manera,
y cinco mil italianos,
todos juntos como hermanos
para morir dondequiera.

Iban muchos capitanes
muy sabios y muy valientes
de españoles e italianos,
otros segundos romanos,
y aun mejores a mis mientes.
Mas, sobre todos yo muestro,
y dello no me arrepiento,
que el mejor era del cuento
el gran Francisco Sarmiento,
maestro de campo nuestro.

También iba aquel señor
don Hernando de Gonzaga,
de italianos superior,
de gran valor y primor,
aunque le va35 en la rezaga.
Y así dejamos el faro,
la mar mansa como leche,
y el cielo alegre y muy claro.
Todos hacían el caro,
porque el tiempo era lebeche.

Así, por este tenor,
a golfo llegamos presto,
donde con gran[de] primor
estaba Marco el mayor
con cien galeras apuesto.
Y con muy gran[de] alegría,
todos juntos con gran laura,
con el viento que hacía,
en una noche y un día
llegamos a Santa Maura.

Con orden y gran concierto
llegó nuestra armada junta
[a]donde estaba en el puerto
el raposo medio muerto
que de perder, se barrunta,
volvió Andrea Doria atrás.
Dejóse la puerta abierta,
por do salió Satanás
o consejo “Donde estás,
quien concierta, desconcierta”.

Otro día que volvimos,
salió el zorro regañado.
[A]donde muy claro vimos
que allí no lo destruimos
por el veneciano estado,
porque de nos se apartaron
sus naves y sus galeras
y el pelear rehusaron.
Los turcos nunca pensaron
que nos dejaban de veras.

(cont.)

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02 Ene 2009 21:47
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
(cont)

Andrea Doria, mirando
ser hecha esta traición,
andaba barloventeando.
Barbarroja en perdición
fuera puesto peleando.
Ya que la noche venía,
un levante refrescó.
Vela hacen a porfía,
así que, en siendo de día,
estamos en el golfo.

Los rabadanes se juntan,
mientra el ganado pacía,
y dos mil cosas barruntan.
Unos a otros preguntan
aquello: “¿Qué se haría?”
Cual dice: “¿Cuál no, cuál sí?”,
“¿Cuál quiere, cuál no querría?”.
Yo nunca tal cosa vi.
Así salimos de allí,
a vuelta de Esclavonía.

Y por reparar el muro
que allá detrás derribamos,
fuímonos a un valle escuro,
[a]donde muy al seguro
un lugarejo ganamos,
y dígole Castil Viejo,
que así le quiero llamar
porque con poco consejo
y difícil aparejo
lo fuimos presto a ganar.

Pareció que se guardase
este flaco lugarejo
hasta saber el consejo
de César, lo que mandase
hacer de aquel castillejo.
Era el lugar de seiscientos
vecinos menos o más.
Un alcorán sin cimientos
era el castillo de vientos,
o de grajas69 si querrás.

Y <a>demás de la flaqueza
de la muralla de casas,
fuera cerca en el alteza,
padrastros de gran crueza
sus casas hacían lajas.
No hubo capitán alguno
que allí quisiese quedar,
viendo lo que defensar
no se podría a ninguno
que lo quisiese tomar.

Viendo esto, el buen Sarmiento,
por defensa de su ley,
d?o que él era contento,
por servicio de su rey,
de guardar aquel cimiento,
pero con tal <con>dición
que luego de <é>l lo sacasen,
como a César avisasen,
pues no había defensión
ni cómo fortificasen.

Andrea Doria y don Hernando
así se lo prometían,
y que presto sería el cuándo
de allí a sacar lo vendrían.
Luego en César avisando,
uno a uno el mejor
de la hispana compañía
escogen y al superior,
que conoce su valor,
se lo entregan a porfía.

Trescientos quedaron dentro,
y tres mil por tal manera
por su general Sarmiento,
porque él mesmo fue contento
de quedar en la grajera.
Nueve meses estuvimos
en esta tierra nombrada
haciendo más que pudimos.
Y al fin todo cuanto hicimos
no nos aprovechó nada.

Casamatas y bestiones
no faltaban, que hacer
minas y henchir cestones
y cercenar torrejones,
que todo era menester.
Los soldados lo hacían,
por falta de gastadores,
que pereza no tenían,
y en todo se entremetían
del primero a los mejores.

Del primer día cercados
fuimos de infinita <gen>te.
Luego fuimos descercados,
los turcos desbaratados
y muertos en continente.
Mas tornaban redoblados,
y lo mesmo acontecía.
La perra gente perdía
las armas y artillería,
y quedaban despojados.

Tan temido era y nombrado
Sarmiento con su compaña
que entraban por la campaña
treinta millas. Lo robado
traían a su cabaña.
La tierra toda asolaban.
Gente y ganado traían,
y ya tan ricos estaban
que los presos no cabían
dentro con lo que robaban.

Estando con tal victoria
aquesta gente guerrera,
llegan cartas de Andrea Doria.
Al general de memoria
decían de <e>sta manera:
“De aquí a quince días o veinte,
se irá, sin haber falta,
a sacar de a<h>í esa gente,
que así lo manda el potente,
sacra majestad muy alta.”

“Porque veis que estáis jugados
a los dados si armada
arman los perros malvados,
o si son muchos juntados
por tierra con mano armada,
y porque los venecianos
dicen que fue concertado
que fuese puesto en sus manos
lo que de los tres estados
en Morea fuese ganado.”

“Por esto el emperador
manda les sea entregado.
Aunque el papa lo ha estorbado
teniendo de ellos temor,
vuélvanlo al turco de grado.
En fin, con su parecer,
ahora a Venecia se envía
que envíen gente [h]a se meter
en el lugar que pedía
fuese puesto en su poder.”

Mostraron de ello se holgar
los soldados que lo oían,
porque ya allí no tenían
qué más pudiesen saquear,
y otros refrescos querían.
Mas ya Venecia, avisada
que Barbarroja venía
con gran[de] gente y armada,
dilataba de hora en día
la villa serle entregada.

Y al cabo dan por respuesta
que se hallaban muy gastados
de dineros de soldados,
cosa al fin de ellos compuesta
como son acostumbrados.
En esto veréis qué hicimos
y qué tal era el lugar
por el cual todos morimos.
Nadie lo quiso tomar
por no verse en lo que vimos.

Sus naos espera Sarmiento.
De turcos se halla salteado.
Manda el lugar derribado
ser y de él defendimiento
con tierra y palos ha obrado,
y minas hacer mandó
sotiles en gran manera,
por do<nde> salimos afuera.
¡Cuánto turco así murió,
sin saber en qué manera!

Andrea Doria hacer saber
al general nuestro envía
que Barbarroja venía,
que apareje a defender,
que sacarlo no podía
ni tampoco enviar socorro,
porque era mucho mayor
la armada de aquel traidor
que la suya, e ir al corro
no podía sin error.

Cuando llegó este recado,
nuestro general Sarmiento
por mar estaba cercado
y por tierra de gran cuento
del pueblo turco malvado.
Diez o doce días había
que Barbarroja llegó
a un puerto del cual habría
cuatro leguas, y más no,
a Castil Novo a porfía.

_________________
Insignia en el Navío Rayo R. O. del 9 de enero de 2009

A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 21:48
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Ubicación: Paracuellos de Jarama (ESPAÑA)
Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Y luego de allá envió
a reconocer la tierra
veinte y cinco, y más no
galeras, lo cual salió
en tierra a punto de guerra.
Mandó nuestro general,
como quien sabe la guerra,
que hasta que ellos, por su mal,
la artillería y lo ál
lo sacasen todo en tierra.

Que mostrásemos temor
y estuviésemos cerrados
y, en tocando el atambor,
señaló con gran primor
los que saltasen vallados.
Y así, después de acabado
del todo desembarcar,
salimos a los matar,
como a ovejas en el prado
los lobos suelen saltear.

Ganamos su artillería;
gran[de] cantidad matamos;
prendimos gente que huía;
la demás, que se acogía
dentro, en la mar ahogamos;
dos galeras al fondo echamos;
las demás áncora alzaron,
y a su señor anunciaron
de qué arte los tratamos
y cuán poco nos costaron.

Barbarroja enojado,
con su armada, en continente
a nuestro puerto es llegado.
Manda ser desembarcado
la artillería y la gente.
Manda nuestro capitán
se haga como el otro día.
Los turcos con gran afán
bestiones haciendo están
para darnos batería.

Estando así, en continente
con orden sale y concierto
alguna de nuestra gente.
Pelea tan fuertemente
que muchos turcos ha muerto.
Y clavan su artillería,
y métenlos en huída.
Barbarroja, que esto v<e>ía,
a sus naos se recogía;
gran gente deja perdida.

Y tórnase do salió,
que es cuatro leguas de allí.
¡Cuántos turcos muertos vi!
Cristiano ninguno, no;
heridos a muchos, sí.
Barbarroja determina
de más allí no volver
porque de miedo se fina
hasta cien mil hombres ver,
que por tierra espera aína.

Mil y quinientos y treinta
años que pasados son
y nueve, que así se asienta
por muy verdadera cuenta,
sin poner contradicción,
cuando el sultán Solimán
muy gran[de] gente hacía,
contra Castil Novo envía
su pariente. Un gran bajá[n],
general dellos venía.

A doce días no vacos
de julio con gran renovo,
catorce o quince sanjacos,
gran número de morlacos
cercaron a Castil Novo,
de a caballo quince mil,
jinetes y estradiotes
de lanza gruesa y sotil,
con otra gente cevil
que se llaman martelotes.

Luego aquel presente día
salió la nación hispana
a encontrar con la Turquía
con astucia y valentía
y ánimo y buena gana.
Y van escaramuzando,
no con miedo de morir,
mil salvas de cuando en cuando;
los turcos se retirando,
el que más puede huir.

Cosa es de admiración
la mucha gente que han muerto.
Los moros en huir son.
Cada cual nuestro, un león,
pelea con gran concierto.
Diferente fue ventura,
que en la sotil munición
aconteció desventura.
Luis López, que della <h>a cura,
se abrasó hecho un carbón.

Otros muchos se abrasaron
las barbas, cara y cabellos.
Y así se desfiguraron,
que mirar cuales quedaron
era gran mancilla vellos.
Viendo esto, el que nos regía
luego mandó retirar,
porque era ya mediodía,
y la gente comería
para poder pelear.

Dos días pasan, sin errar,
después de hecho este efecto,
cuando vimos por la mar
y al puerto venir a entrar
Dargute con el Corceto,
con cuarenta galeotas,
la boga espesa y no floja158.
Todas vienen muy remotas159
y bien sanas y no rotas,
que las manda Barbarroja.

Alegres y muy pujantes
surgen al pie de una sierra,
y así como son triunfantes
aquellos turcos levantes,
de presto saltan en tierra.
Salimos luego a buscarlos
hasta doscientos hispanos,
Lázaro con diez caballos,
y así andaban a tomarlos,
como zorros por pantanos.

Mataron hasta cuarenta
por medio de aquella sierra.
Ahogados no había cuenta,
y vivos llevamos treinta,
maniatados, a la tierra.
Tres días pasaron cierto,
y un jueves a l´alborada
lo vimos con gran concierto
a Barbarroja en el puerto,
con el resto de su armada.

Ciento y cincuenta galeras
todas hechas escuadrón,
bastardas también ligeras,
con dos ma<h>onas veleras,
cargadas de munición,
desembárcanse de veras.
Luego aquel presente día,
por artes y por maneras,
hicieron luego trincheras
para la escopetería.

Vienen muchos esclavones,
y gente a furia y porfía,
búlgaros de otras naciones,
para hacer los bestiones,
do<nde> asienten su artillería,
noventa piezas contadas,
culebrinas y cañones,
todas las más reforzadas,
con otras muy afamadas,
que acá se llaman cuartones.

¡O cuántas veces salimos
de noche, también de día!
¡Cuántos matamos y herimos!
Cosa imposible sería
contar todo lo que hicimos.
Barbarroja está espantado
de ver nuestro pelear.
Con los suyos enojado,
dice sea aventurado
el resto por el lugar.

Jueves era sin mentir,
víspera de Santiago,
cuando con su definir
nos comienzan a batir
y hacernos muy gran estrago.
Aunque por do nos batían
estaba lo más forzado,
que las balas resurtían
y pequeño mal hacían
en [la] tal parte al vallado.

Y las piedras que saltaban
les hacían mucho mal,
que no pensando les daban;
y de esta arte los mataban
como una cosa bestial.
Diversas veces salimos
por una mina secreta.
Matamos muchos y herimos.
Tan sotil era y perfecta
que jamás hombre perdimos.

(cont)

_________________
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A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 21:49
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Ubicación: Paracuellos de Jarama (ESPAÑA)
Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
(cont)
Y sin los turcos saber
por dónde ni cómo íbamos,
en sus reales parecíamos
de noche, y sin se perder
cristiano, los destruíamos.
Cada día batería
nos daban muy fuertemente,
mas bien se les respondía.
Grandes primores hacía
el general con su gente.

Viendo aquesto Barbarroja,
y cuan caro costaría
a su gente si <h>a porfía
la nuestra, que nunca afloja,
y a fuerza tomar quería,
de los suyos consejado,
al nuestro gran general
envía un derrenegado
con su carta y su señal,
y aquesto dice firmado:

“Esforzado capitán,
ya tu saber has mostrado,
tu destreza y tu afán;
ya has también experimentado
los míos que atrás no van.
Ya con tu honra has cumplido.
Has hecho más que otro hiciera.
No puedes ser socorrido.
Mi poder es más crecido
cada día, y más se espera”.

“El presente, que dirá
éste, te daré de grado.
Cada capitán habrá
cien escudos, y dar se ha
veinte a cada soldado.
Toda la ropa sacar
podréis. Banderas tendidas
y naves en que pasar
daré, sin ser detenidas,
hasta en Arausa entrar”.

Nuestro Sarmiento sin par
en un lugar apartado
los capitanes juntar
manda y notificar
aquesto a cada soldado,
cada uno su voto diese,
y que lo mejor se haría.
A una voz se respondía
que hiciese lo que quisiese;
lo que él quisiese, se haría.

Que no tenían do él estaba
voto alguno o parecer,
que en el suyo se dejaba,
y pues en todo él acertaba,
que el suyo era obedecer.
Respondió él: “Pues que en mí
lo dejáis, mi parecer
es que muramos aquí
todos por lo defender,
pues nos dejaron así”.

Respondió al derrenegado
que d?ese a su señor
que nunca tuvo criado
nuestro gran emperador
que a enemigo fuese dado,
y que aunque todos allí
muriesen, como él vería
que su majestad perdía
poco, porque eran así
cuantos vasallos tenía.

Si más respuesta quisiese,
que otro día se la daría
si le diese batería.
Si por no osar no viniese,
que él a dársela saldría.
Mucho pesó a Barbarroja,
y alzar el cerco quería
porque hacia Italia venía
con su armada, y se congoja
de ver que el tiempo perdía.

Mas un bajá[n] allegó
del turco con gente y novo
de su parte, y le mandó
que no alzase el campo, no
sin tomar a Castil Novo;
toda otra empresa dejase,
que aquella más le cumplía
y que aún más gente enviaría;
que este lugar se asolase,
que a su honra pertenecía.

Así lo puso por la obra.
Combátenos reciamente.
Sale a ellos nuestra gente.
Hácelos huir con zozobra,
matándolos fuertemente.
Otro día hacen batería
que más no pueden hacer.
Supimos por un[a] espía
que luego, el siguiente día,
nos quieren arremeter.

Y en aquesto se salió
un (Ocaña se decía)
y a Barbarroja avisó
que no arremetiese, no
por do está la batería.
“Y mira que os digo así;
que está un foso por encuentro,
y es cierto que yo lo ví;
y el que fuere por allí,
lo matarán los de dentro.”

“Mas, si la quieres tomar
esta tierra y su concillo,
escucha bien mi hablar;
que no la podéis ganar
sin batir aquel portillo.
Derribándolo cegáis
la su mina muy secreta,
y a cuestas se la echáis.
Y si en esta montañeta
la artillería plantáis,”

“Descubrís todo el lugar.
No podrá su artillería
contra vosotros jugar.
Todo hombre moriría
sin poderse remediar.”
Luego el can ánimo cobra,
que ya estaba desmayado,
y, con gente que se le sobra,
mandó poner por la obra
lo que d?o el renegado.

Batiéronnos reciamente,
que es cosa de gran[de] estima,
y mataban mucha gente.
Con el nuestro defendiente
que nos lo echaban encima,
y no pudiendo sufrir
que tanta gente moría,
mandó el general salir,
o a morir o a vivir,
y clavar su artillería.

Salieron hasta trescientos
y el capitán Oliver.
Con ánimos muy atentos,
mataron más de seiscientos
y tórnanse a recoger.
Otros salen a matar,
el que más presto podía,
y tórnanse a retirar
con gran[de] orden militar;
y esto hacen cada día.

Treinta y seis días contados
nos dieron gran batería;
y estando ya maltratados,
y de muertos y enterrados
caminar no se podía,
muy marchitas las figuras
de no dormir ni comer,
las plazas y las larguras
muy llenas de sepulturas
que más no pueden caber

Antes sobre ellos andando,
los pisábamos. ¡Qué pesar!
Como íbamos reparando,
nos íbamos estrechando
hasta no tener do estar,
cosa nunca vista, no.
Los vivos y los difuntos,
todos estábamos juntos;
su hedor nos corrompió,
nos éramos los sepultos.

Diez y seis mil gastadores
siempre a cuestas nos traían,
y más de cien mil venían
de aquellos canes traidores.
Cuando nos arremetían,
dentro de cada ruciada
nos echaban mil pelotas
de sus montañas de azada.
De los padrastros han rotas
las fuerzas, <la> villa allanada.

[A]do el hombre nos mataban,
para siempre se quedaba.
Herido no se curaba,
porque lugar no nos daban,
que aun el comer se olvidaba.
Y así delante los ojos
nos veiamos consumir.
¡O qué terribles enojos
sobre muertos el dormir,
y el andar peor que <por> abrojos!

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Insignia en el Navío Rayo R. O. del 9 de enero de 2009

A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 21:51
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Ubicación: Paracuellos de Jarama (ESPAÑA)
Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
(Cont)
Al fin dos batallas dieron,
por la mar y por la tierra;
y gran destrucción hicieron,
que los vivos tal no vieron
desque se formó la guerra.
Y las sus piezas jugaban
dándonos dos mil enojos,
y las nuestras no acertaban.
Las pelotas se topaban;
que yo las vi por mis ojos.

Ya eran muertos los más,
los otros todos heridos.
Tú que lo lees pensarás
si estábamos por demás,
si éramos bien perseguidos.
Había un mes que no comíamos,
ni dormíamos, ni parábamos.
Gastadores no teniamos;
de noche, <nosotros> mesmos cavábamos
lo que de día rompíamos.

Cada <h>ora, cada momento,
cada noche, cada día,
de pensarlo me atormento.
De refresco, batería
nos daban sin algún tiento.
Cual andaba el buen Sarmiento,
que provisiones hacía,
más de un mes sin duda había
(cosa que no sufre cuento)
que no comía ni dormía.

Ni un momento descansaba,
a todos nos acudía,
con la su espada obraba,
con la lengua aconsejaba,
a todos buen rostro hacía,
a muchos mató su espada,
a muchos suyos dio vida.
Andaba ya tan herida
su persona y trabajada,
que en sí no era sostenida.

Y por poder gobernar
y a las cosas acudir,
suele forzado subir
a caballo y así andar
en medio del combatir.
Consigo solos tenía
aún no serían trecientos,
entre los cuales había
de heridos muchos cuentos,
aunque ya no se sentía.

Una misa están oyendo;
que ya llegan a los fines,
cuando dan arma corriendo
y todos iban diciendo:
“Dentro son los espaynes”.
Por un portillo han entrado
y estandartes arbolados.
Todo tienen arruinado.
Está ya tan igualado
que aun caballos han pasado.

El día y la noche entera
peleamos sin sosiego.
Y así, de aquesta manera,
los turcos echamos fuera
a espada y sangre y fuego.
Mas, luego, por la mañana,
nos tornan a combatir;
y no tenían que batir,
que la villa estaba llana
a caballos sin subir.

Y llovió tanto aquel día
que no pudimos usar
de nuestra arcabucería.
Sólo a l<a> espada se hacía.
Lo que se hizo es de espantar.
Y viendo la perdición
Sarmiento tan a la clara,
encubriendo su pasión,
nos pone gran corazón
mostrándonos buena cara.

Trece mil balas por cuenta
tiraron de hierro todas,
y según que aquí se asienta,
con piezas de gran afrenta
con que batieron [a] Rodas.
Un jueves a mediodía
nos acabaron de entrar.
Más de treinta mil serían;
cristianos setenta había
defendiendo su lugar.

Y cabe la entrada era
y cerca de alcorán,
do estábamos con afán
heridos en gran manera
ciento, que más no serán,
porque allí era do ponían
los que estaban muy heridos
y pelear no podían.
Lo que entonces más sentían
es no ser con lo ál perdidos.

Machín de Monguía el valiente,
que muy herido allí estaba,
al general que peleaba
con setenta de su gente,
estas palabras hablaba:
“Señor, pues es acabado
ya todo y no hay más que hacer,
aquí os podéis recoger
que ya estáis bien afinado;
no queráis así os perder.”

“Con vuestra honra habéis cumplido
más que hombre nunca cumplió.
César será más servido
de que la vida salvó
que no serse así homicido.
Está tan fortificada
la puerta que no podemos
abrírosla aunque queremos.
Mas, por esta cuerda echada,
seguro acá os subiremos.”

“Y la vida aquí salvada,
presto seréis rescatado,
que César tendrá cuidado
por cuanto cumple a su bando
tal capitán, tal soldado.”
“Pensé fuera diferente”,
responde aquel gran Sarmiento,
“el vuestro razonamiento,
siendo un hombre tan valiente,
como yo, Machín, os siento.”

“Son muertos mis compañeros,
es perdido ya el lugar,
vivo había de quedar.
Sarmientos son caballeros
que no usan tal salvar.”
Y unas armas que traía
se mandó todas quitar
porque vivo lo tomar
no pudiesen, y a porfía
torna apriesa a pelear.

Machín comenzó [h]a decir:
“¿A dó vais, nuestro dechado?”
Respondio él: “¡A morir!”
Y por la soga subir
vio que quería un soldado.
Volvió apriesa y con su espada
la cortó reprehendiendo
al soldado y diciendo:
“No se ha de salvar nada,
ni decirse: Yo me ri[e]ndo.”

Muy herido y desangrado,
solo con cuatro soldados
(los demás son acabados)
se echa a una puente do un vado
más de diez mil son juntados.
“¡Así Dios me saque a mí
de cautivo y deste afán!”
Con su espada, de alcorán,
tres turcos matarle vi.
Todos cercado le han.

Y entre todos peleando,
más que Héctor nunca hizo,
por su ley rey acabando,
a su honra satisfizo,
la de España acrecentando.
Ya después que muerto estaba
de heridas más de dos mil,
el alma salvar pensaba
el que en él su lanza hincaba
de aquella gente cevil.

Hiciéronle tanta pieza
que nunca se pudo hallar,
aunque la mandó buscar
Barbarroja, su cabeza,
para el turco empresentar,
y prometió a un cristiano
vida y libertad le dar
y ponerle en paz y sano,
si la pusiese en su mano,
mas nunca se pudo hallar.

(cont)

_________________
Insignia en el Navío Rayo R. O. del 9 de enero de 2009

A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 21:52
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Ubicación: Paracuellos de Jarama (ESPAÑA)
Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
(cont)
Porque todos nos vengásemos
y nadie fuese rendido,
Dios quiso que así acabásemos
y el postrer fuese él perdido,
no antes, porque no aflojásemos.
Los que en l´alcorán estamos
no nos queríamos dar.
Dos días así porfiamos;
juraron de nos quemar
dentro si no nos entregamos.

Y así la vida nos dio
Barbarroja, y a Monguía
delante sí lo llamó
y de cómo se salvó
en su nao pregunta hacía.
Mas, porque le respondió
con muy gran[de] osadía,
luego cortarle mandó
la cabeza porque no
tal hiciese un otro día.

Y el capellán de Sarmiento,
que era ya obispo de allí,
le mandó hacer ansí
porque predica contento
todos cristianos mori<r>.
Las ondas de la marina
rojas eran aquel día.
Viendo la gran[de] ruïna,
que el agua era sangre fina,
todo muerte parecía.

Tan sangrienta la victoria
les fue y nuestro pelear
que no quisieron memoria
quedase de aquel lugar.
Sembrarlo es cosa notoria.
Tan muertos, tan destruidos
quedaron los traidores
que ellos fueron los vencidos,
nosotros los vencedores
y los nunca arrepentidos.

Y aunque hacen gran[de] fiesta
por cuantas cosillas hacen,
no la hicieron en ésta,
que de pesar se deshacen
con victoria tan funesta.
Los pocos que más quedamos,
lleváronnos en galera,
donde nuestro mal purgamos,
y así de aquesta arte estamos
hasta cuando el gran Dios quiera.

Demando perdón que hablo
poco de cosa tan grande,
que soy cautivo de un diablo
que me tiene en un establo,
con grillos porque no ande.
Pésame que un cautivo
estas coplas me llevó
y añadir más no dejó;
aunque es cierto cuanto digo,
lo más por decir quedó.

Que si hubiera de contar
las proezas de Sarmiento,
su saber, su pelear,
su esfuerzo, su trabajar,
nunca se acabara el cuento.
Mas, si Dios de aquí me saca,
algún día las diré,
que siempre con él andé
y mucha infinita plaza
so su bandera gané.

De diez y nueve años era
cuando fue por capitán,
de Burgos que era su tierra,
a Navarra, la frontera
do los franceses están.
Después, en Fuenterrabía,
defendiendo fuertemente
un paso, herido se veia
de una saeta en continente
que atravesada traía

Por mitad de la garganta,
y arráncala con la mano
como quien nada le espanta,
y esto con osadía tanta
como Mucio Esceva magno.
Por capitán escogido
después a Italia pasó.
En Viana se halló
con César, y en Francia ha sido.
Dejo mil cosas que obró.

Con él fui yo a Corón.
¡Qué valentía hizo allí!
Yo estaba en su escuadrón,
cuando él metió en prisión
a Felipo Estrocio así.
Siete mil forajidos
tenía este traidor.
Con mil, no más, destruidos,
y con su astucia y valor,
y todos fueron asidos.

Felipo Estrocio, el malvado,
alzaba toda la tierra.
Con este hecho memorado,
él fue muy bien castigado.
Italia quedó sin guerra.
Lo que hizo en Monferrato,
en Túnez y La Goleta,
en fin, por no hacer colecta,
añadió a lo memorato,
porque es todo cosa recta.

Nunca cosa emprendió
que con ella no saliese,
ni plaza o lugar batió
que a sus manos no viniese.
Nunca fue vencido, no.
Y como predestinado
<a> acabar de tal manera,
fue también afortunado
que de tanto fue laureado
de cuanto él acometiera.

Aún de veinte años no era
cuando fue por capitán;
treinta y nueve aún no saliera
cuando, saliendo de afán,
fue a la gloria verdadera.
Parecía bien al valiente
su padre Antonio Sarmiento,
que desde el Cid al presente
no <ha> habido conocimiento
de varón tan excelente.

Y aquel gran Garci Sarmiento,
su hermano que, compañero
del duque de Alba, el primero
en Los Gelves fue contento
morir como caballero.
Adonde los más huyendo,
él queda allí peleando
y a todos amonestando
que a las honras atendiendo,
que muriesen esperando.

Pareció a los escogidos
dos hermanos valerosos
que del tronco do salidos,
pues todos fueron ardidos,
bien mostraron tan honrosos.
Pues, ¿qué diré de Monguía,
de otros muchos capitanes?
¡Qué hazañas cada uno hacía!
¡A las sus manos moría
cuánta gente de los canes!

Desde aquel primer[o] día
que a Castil Novo cercaron,
por mar y tierra así obraron.
Los mejores de Turquía
treinta y cinco mil mataron.
En Dios y en su madre espero
me sacará de cautivo.
Yo haré bueno lo que digo
y mucho más, que no refiero,
que hora aún no puedo conmigo.

Todos los que sois cristianos,
rogad a Dios humilmente,
y a sus corros soberanos,
que nos saque de las manos
de aquesta tan cevil gente.
Y aquella Virgen bendita
que nos sea intercesora.
Nuestra vida tan afli<c>ta,
por su bondad infinita,
remedie como Señora.
F I N.

_________________
Insignia en el Navío Rayo R. O. del 9 de enero de 2009

A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena sino ser español (Catalina de Erauso, "la Monja Alférez", a un Cardenal)

02 Ene 2009 21:53
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Conclusiones

Nuestra época no entiende el honor, cuando es un concepto que, actualizado adecuadamente, es perfectamente válido.

Incluyo un poema de Juan del Encina, y los videos para escucharlo:

Todos los bienes del mundo

Todos los bienes del mundo
pasan presto y su memoria,
salvo la fama y la gloria.

El tiempo lleva los unos,
a otros fortuna y suerte,
y al cabo viene la muerte,
que no nos dexa ningunos.

Todos son bienes fortunos
y de muy poca memoria,
salvo la fama y la gloria.

La fama bive segura
aunque se muera su dueño;
los otros bienes son sueño
y una cierta sepoltura.

La mejor y más ventura
pasa presto y su memoria,
salvo la fama y la gloria.

Procuremos buena fama,
que jamás nunca se pierde,
árbol que siempre está verde
y con el fruto en la rama.

Todo bien que bien se llama
pasa presto y su memoria,
salvo la fama y la gloria.

https://www.youtube.com/watch?v=HYIE5yA0 ... re=related
https://es.youtube.com/watch?v=aRh9zyeY1xU
https://www.youtube.com/watch?v=bNgkKvXE ... ure=fvwrel

Bibliografía

-Historia 16, nº 111, año X
-Rincones de historia de España (Arsenal, Prado); EDAF
-www.tercios.org
-Otros web

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02 Ene 2009 22:33
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Aclaración final

Recientemente, ha aparecido un libro de un turco, un tal Budor, que dice: «Con el maestre Sarmiento en Castilnovo estuvieron también dos h?os suyos, ambos militares: Pedro, teniente, y Santiago, capitán. Supuestamente, también tuvo una h?a, María o Margarita Ana Veneranda, que en Castilnovo casaría con el capitán Mendoza, muerta ella el 11 de diciembre de 1546»

Viene a decir que, si no el propio Maestre de campo, sí sus hijos habían sido objeto de atenciones por parte del sultán. Esto es absolutamente falso. Si hay que pensar de buena fe, habrá que pensar que es un indocumentado o que trabaja sin rigor científico.

La realidad es que D. Francisco de Sarmiento tenía su residencia en Burgos, pero los militares y servidores directos del Rey, en aquél tiempo, se ausentaban durante años de su domicilio. Los hijos quedaban, pues, al cuidado de sus madres.
El último encuentro familiar de D. Francisco de Sarmiento con su familia, bien documentado, tuvo lugar en marzo de 1535, como se recoge en distintas crónicas de la época, y en estudios posteriores basados en ellas.
En la página www.tercios.org, Juan L.Sánchez escribe lo siguiente, en donde, además, hace unas reflexiones interesantes sobre la situación económica de estos leales servidores, y las prácticas delictivas (o casi) de la época:

(cont)

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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
A mediados de diciembre de 1534, Carlos V despachó a Constantina a un emisario genovés, Luigi Prevensa, práctico en la lengua, para anunciar a Muley-Hasan su intención de expulsar a Barbarroja de Túnez y recabar su colaboración. Desembarcó el 1 de enero en Marsala (O. de Sicilia), donde a la sazón se hallaba la compañía de Sarmiento, pero hubo de aguardar allí un mes a que mejorase el tiempo para proseguir su viaje.
Nada más desembarcar cerca de Bizerta, fue denunciado por el guía que había tomado en Trapani y, capturado por Barbarroja, obligado a confesar su misión.

Este accidente retrasó los preparativos de la expedición y permitió a Sarmiento disfrutar de un inesperado permiso en Burgos aunque, para ello, tuvo que darse otra circunstancia: la enfermedad del virrey Héctor Pignatelli, que ablandado al entrever próxima su muerte —ocurrida el 7 de marzo—, le firmó la oportuna licencia por un mes de duración. Cereceda no habla de ella, pero sí López Mata (pg. 41), que alude a «una rápida visita a Burgos, donde notamos su presencia en marzo de 1535, registrada en el libro de Actas Municipales». Era la primera vez que veía a su familia en 6 años y también sería la última.

El hijo mayor, Garci, tenía casi 10 años. Con 14 cumplidos, muerto el padre y por orden del Emperador, le sucedería en alcaidía del Santa María y a los 22 moriría en combate, a la misma edad que su tio homónimo —el hermano mayor de su padre— cuando los turcos le mataron en Djerba. El benjamín, Antonio, que tendría 7 años, tambien seguiría los pasos de su tio, padre y hermano: como ellos, murió jóven, con las armas en la mano y peleando contra turcos. Cuando cumplió los 18 de edad (1546), ingresó en la Orden de San Juan (AHN, exp. 23.183) y partió a Malta para servir el trienio obligatorio de servicios en las caravanas (galeras) de la Orden, tras profesar y cruzarse en ella el 23 de mayo del año siguiente.

No volvería a España, pues murió en 1551, apurando el pesar de su madre doña María de Cottanes, que expiraría transida por el dolor en 1554, sin llegar a cumplir los 52 de vida.

Sobre Francisca, la única hija, «monja profesa en el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, orden de San Bernardo, de Burgos», enseguida recayeron como única heredera de su padre y hermanos, las reclamaciones de las deudas contraídas por éstos en sus breves años de servicio, que también habían abrumado a su madre. La tesorería imperial pagó aun peor que la filipina, que logró erradicar algunas de sus corruptelas, obligando a los capitanes a entramparse, o a recurrir a prácticas ilícitas para socorrer a sus menesterosos soldados; máxime su padre, general de una nutrida guarnición, prácticamente abandonada a su suerte durante los 9 meses del calvario que fue Castilnovo antes de su postrer agonía.

Casi 5 siglos después, todavía no acierta uno de explicarse cómo en aquella sociedad, que se pregonaba tan piadosa y caritativa, pudiera atribularse a una joven que, sin cumplir la treintena, había perdido a todos los suyos al servicio de su rey, causante de unas reclamaciones económicas nacidas de la propia incapacidad real de subvenir los costes de sus campañas militares.

No serán todos, pero los pleitos que conserva el Archivo de la Chancillería de Valladolid, son suficientemente elocuentes: Diego Florez, de Madrigal, actuaba en 1556 contra las Huelgas en «reclamación de una deuda a Francisca Sarmiento de Mendoza, monja en el dicho monasterio, por cierta cantidad de dinero que prestó a su padre, Francisco Sarmiento, muerto en Turquía» (Ejecutorias, caja 873 n.22).

Hasta un tal Garcia de Portillo, titulándose pagador del ejército de S.M., le reclamó 192 escudos que había prestado a su hermano García. Esta es particularmente infame porque nos alerta sobre una práctica repugnante: el retraso deliberado en el abono de las pagas, por parte de algunos pagadores reales, que ejercían de prestamistas con el dinero del rey, difícilmente rastreable dado que los giros debían liquidarse sobre banqueros o agentes de muy diversos lugares y amplio rango de tasas de intermediación. Era relativamente sencillo atrasar contablemente la conversión de tales giros, a veces justificada por los altos costes de mercadeo, cuando por su blanqueo posterior se pagaba un precio ridículo en comparación con las jugosas tajadas que se obtenían a costa de las las privaciones de los soldados.

En fin, Francisca, para satisfacer las deudas de sus finados y su costoso retiro conventual, hubo de vender la casa familiar, no la solariega de los Sarmiento en la colación de San Esteban, ampliada por su abuelo en 1516 y después heredada por su tío Luis, el mayorazgo, sino la que su padre había levantado en su etapa de regidor y cuya portada, curiosamente, se exhibe en el claustro del convento de San Juan, en Burgos.
Juan L.Sanchez ©

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02 Ene 2009 22:34
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Registrado: 02 Sep 2008 15:27
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Impresionante trabajo compañero!!!

Mi mas sincera enorabuena:

Un saludo

_________________
Jefe de la Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina en Filipinas.
...es el verbo de la historia militar de España,
porque allí donde se ha combatido en mar o en tierra,
siempre ha habido un soldado de Infantería de Marina...
Conde de Torre Vélez en el Parlamento en 1904.


03 Ene 2009 09:49
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Nuevo mensaje Re: Toma y defensa de Castelnuovo (1539)
Muchas gracias, Atietam.

Me alegra que te haya gustado.

Tenemos la obligación de rescatar nuestra historia (lo bueno y lo malo) para nuestros descendientes.

Especialmente, es importante resaltar los nombres de los protagonistas. Los hay de toda España, sin excepción. Y esto es lo que extraña a los chavales de bien de las nuevas generaciones de, sobre todo, el "NE", el Norte central, y el "NO" (como dice nuestro compañero Eusebio).

Yo he vivido algunos de estos casos, y se produce una confusión o desconcierto en ellos, porque no es lo que han oído desde su nacimiento.

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03 Ene 2009 10:42
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com