No he encontrado ninguna entrada sobre este gran navegante en el foro. Por eso incluyo ésta.

Pedro Fernández de Quirós (en portugués, Fernándes de Queirós)

Pedro Fernández de Quirós (1560, Évora-1615, en alta mar), marino, explorador y escritor portugués.

Primeros pasos en la mar
Marchó muy joven a Lisboa, donde estudió náutica. Obtuvo el empleo de sobrecargo en un buque y más tarde llegó a poseer el título de piloto mayor.
De Portugal se dirigió a España. Se casó en 1589 con Dª Ana Chacón, de Madrid, que le dio un hijo y una hija.

Posteriormente marchó al Perú, donde gozó de la estimación del virrey D. García Hurtado de Mendoza, IV marqués de Cañete. Navegando en barcos mercantes, adquirió una gran experiencia en navegación. Al parecer, pasó varios años navegando por el “Mar del Sur”, tanto a lo largo del continente americano, como entre éste y las Filipinas.

Su primer gran viaje de exploración

Su reconocimiento como navegante competente y experimentado hizo que, en 1595, le nombraran piloto mayor –y capitán de la nave Capitana- de la expedición de cuatro buques que encargó el virrey a Álvaro de Mendaña de Neira, con el objetivo de colonizar las Islas Salomón, que él mismo había descubierto y visitado en 1567.

Partieron de El Callao, Perú, en abril de 1595. A los tres meses (julio 1595), un error de cálculo les condujo a otras islas diferentes de las Salomón, que eran su objetivo. Bautizan a estas islas como Marquesas.

Quirós quedó muy impresionado por aquellas islas y sus habitantes. Quedó atrapado por el embrujo de estas islas del Pacífico, como ocurrió a casi todos los marinos que frecuentaron aquellas latitudes entre los s. XVI y XIX (así le ocurrió a James Cook 180 años más tarde). Tanto le atrajeron aquellas aguas y mares, que a ellas dedicó muy bellas páginas en sus diarios y memoriales. Eran "en todas las cosas de una manera tal que ... nada en su vida le causó tanto pesar como dejar aquellas criaturas tan finas abandonadas en esa tierra".

Sin embargo, las cosas no fueron tan fáciles. Hubo enfrentamientos con los nativos, y muchos muertos por ambos lados. Desde luego, Quirós pensó que "tales hechos malvados" no eran "cosas de hacer, elogiar, permitir, mantener, ni abstenerse de sancionar, si la ocasión permitiera”.

La expedición abandonó las Marquesas en agosto y, después de pasar junto a varias islas pequeñas, el 8 de septiembre vieron una grande, desconocida para los europeos, a la que Mendaña llamó “Santa Cruz”.
Allí propuso establecer un asentamiento, pero la situación no era buena. Algunos españoles desertaron, y muchos tripulantes estaban enfermos y descontentos, a pesar de los constantes esfuerzos de Mendaña, apoyado por Quirós, por reprimir el desorden e imponer su autoridad.

Mendaña murió al mes siguiente, en Octubre. Quirós asumió el mando, y decidió abandonar aquél lugar.
Navegó rumbo OSO durante dos días, pero no encontró tierra. Entonces se dirigió a Manila, adonde llegaron el 11 de febrero de 1596, después de viaje infernal, con los buques necesitados de reparación urgente, con vientos en contra, con la tripulación hambrienta y moribunda, y, además, con otras dificultades adicionales creadas por el egoísmo de la viuda de Mendaña.
Esta fue una de las mayores hazañas en la navegación del Pacífico, y muestra las grandes cualidades náuticas de Quirós.

Después de dieciocho meses en las Filipinas, decidió volver a casa. El 11 de diciembre de 1596 llegaron a Acapulco los restos de la expedición de Mendaña. A continuación, Quirós se dirigió al Perú y llegó a Paita el 3 mayo 1597.

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Proyectos de nuevas expediciones
Él ya sospechaba de la existencia de un gran continente hacia el sur, al que llamaba Terra Australis, la "gran tierra del sur mítica", que se propuso descubrir para España y la Iglesia. Estudió toda la información y descubrimientos anteriores y desde este puerto escribió al virrey Luis de Velasco ofreciéndose a ir con un navío a descubrir estas nuevas tierras.

Pero Velasco no podía darle el encargo de una nueva expedición en el Pacífico, dado el fracaso anterior y la situación económica de la Monarquía. Por ello, le aconsejó entrevistarse antes con el rey.
Quirós, pues, marchó a México, adonde llegó en diciembre de 1597, y se embarcó para España el 17 de Abril de 1598.

Llegó en febrero de 1600 a Sevilla. Desde allí, como católico devoto, se dirigió a Roma ese mismo año, comienzo de siglo, para ganar el jubileo. Permaneció en Roma desde septiembre de 1600 hasta abril de 1602.
Allí impresionó muy gratamente al embajador español, el duque de Sesa, que dijo de él al Rey de España que "su único exceso era su gran celo en el servicio de Su Majestad". Además, le calificó como "hombre de buen juicio, experto en su profesión, trabajador duro, tranquilo y desinteresado".
Había, según Sesa, pocos pilotos tan cualificados en el manejo de cartas de navegación y con sus conocimientos matemáticos.
Quirós había inventado dos instrumentos para ayuda a la navegación, ambos muy elogiados por distinguidos matemáticos: uno, para determinar la variación de la declinación de la aguja de la brújula al NE. y NO, y el otro para determinar la latitud.

En agosto de 1601, ayudado por el duque de Sesa, fue recibido en audiencia por el Papa Clemente VIII, a quien pidió la bendición para la empresa, y del que obtuvo apoyo cerca del rey de España.

Volvió a España en 1602 y entregó su primer memorial al rey el 17 de junio. En su Tratado sobre la navegación, escrito en 1602 como carta al rey, demostró un gran conocimiento teórico y práctico de la Navegación.

En la Corte, y mediante éste y otros memoriales, expuso al rey, matemáticos y geógrafos, los proyectos, pruebas y razones sobre la existencia de una gran tierra firme al Sur del estrecho de Magallanes.
Fueron tan convincentes, que en marzo de 1603 el rey autorizó a Quirós a emprender otro viaje para bautizar paganos y ampliar el dominio español. En una primera cédula, ordenó que Quirós fuera al Perú, donde el virrey debería darle todo lo necesario para la empresa.
Con varias cédulas reales embarcó en Cádiz en 1603, en la flota del marqués de Montes Claros que iba destinado como nuevo virrey de la Nueva España. Después de un naufragio en las Indias Occidentales, que le ocasionó un gran retraso, llegó a El Callao el 6 de marzo de 1605.

Segunda expedición al Sur del Mar del Sur
Pero aún no habían terminado los problemas. En Perú se encontró con la oposición de Fernando de Castro, 2º marido de Isabel Barreto (con el que se había casado tras enviudar de Álvaro de Mendaña), que reclamaba para sí los derechos sobre las islas que habían descubierto casi 10 años antes, en la expedición de Mendaña (ver la entrada de Isabel de Barreto en el foro).

Tras superar este escollo, organizó la expedición financiada por el nuevo virrey peruano, D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, con tres naves: la capitana (“San Pedro y San Pablo”); la almiranta (“San Pedro”), y la tercera, más pequeña (“Tres Reyes”) y 300 marineros y soldados.
El objetivo era explorar la tierra austral, las regiones desconocidas del mar del Sur y la isla Santa Cruz, donde murió Mendaña.

La expedición salió de El Callao el 21 de diciembre de 1605, a las 4 de la tarde, con la intención de navegar a la latitud 30° S, y luego a cruzar el océano entre los 10° y 20° S, hasta llegar a Santa Cruz, donde viraría al SO, a 20° S, y, a continuación, NO, con el objeto de descubrir un "continente", que estaba seguro que existía a 1.000 leguas al O. de Perú, cerca de las islas Marquesas.
Sin embargo, al alcanzar los 120º O y la latitud 26° S, cambió de plan (otros dicen que fueron las condiciones meteorológicas). De haber seguido con su rumbo inicial, habría llegado y descubierto Nueva Zelanda, pero navegó O.N.O, después al O, y luego al N.O, dejando las Marquesas, pero descubriendo los grupos Duff y Banks.

A 800 leguas de Lima encontraron la primera isla de estos grupos, que bautizó “Luna Puesta”, y otras más muy seguidas: “San Juan Bautista”, “San Telmo”, “Las Cuatro Coronelas” y “San Miguel”. Pero no desembarcaron en ninguna, al no disponer de fondeaderos o puertos.

La expedición alcanzó a principios de 1606 el archipiélago de las actuales Tuamotu. Concretamente, el 26 de Enero de 1606 descubrió la isla Ducie, de este grupo, bautizándola como “La Encarnación”. Después, avistó las islas “Henderson” y “Marutea”.
El 10 de febrero encontraron la primera isla poblada, y al día siguiente vieron otras dos, que no visitaron, pero que bautizaron: “Decena-Sagitaria” y “Fugitiva” (todas del archipiélago de Tuamotú). Buscando agua desembarcaron en “La Conversión de San Pablo” (isla “Hao”) y la “San Bernardo” o “del Pescado” (Carolina), en donde encontraron comida, pero no agua ni población.

El 25 de marzo de 1606, la gente de la Capitana se amotinó, azuzada por el piloto mayor. Quirós controló la situación, destituyó al piloto y puso en su lugar a Pedro de Leza, persona de toda su confianza.

Ante el disgusto de la gente deciden dirigirse al Oeste, hacia las islas de Santa Cruz que no encuentran. Pero sí dieron con una isla habitada que bautizan como “Peregrina”. Su nombre indígena era “Gente Hermosa” (atolón Rankahanga).

Rumbo Sudeste, circunnavegó la isla de Tucopia (Tikopia) y continuó hacia el Sur. El 24 de abril, entregó los buques a “la voluntad de Dios”.
El 3 de Mayo llegaron a la isla “Nª. Sª. del Socorro”, (o “Taumaco”, cerca de las islas de Santa Cruz), en el archipiélago que años más tarde se conoció como Nuevas Hébridas (en la actualidad, Vanuatu, como estado independiente). Allí mismo obtuvo información muy fiable sobre la existencia de un gran continente al Suroeste.

La “voluntad de Dios” les guió hacia el Suroeste y, por fin, Quirós desembarcó en una isla grande que creyó era parte del continente meridional, y la llamó la “Austrialia del Espíritu Santo” (composición de la palabra “austral” con la casa de Austria, la dinastía reinante en España y Portugal, y con el Espíritu Santo). La isla aún lleva, en la actualidad, un nombre abreviado del anterior: “Espíritu Santo”. Ante la creencia de ser el continente austral, Quirós tomó en esta isla posesión de todas las tierras del Sur hasta el Polo Austral. También allí, en "la tierra más deliciosa, sana y fértil" que cualquier otra, fundó el 14 de Mayo de 1606, en la bahía de San Felipe y Santiago (ahora, “Big Bay”), una colonia que se llamó Nueva Jerusalén, con capital en Vera Cruz.

Desde allí realizó varias salidas de exploración. Unas semanas después de su arribada, y al regresar de un intento de explorar al SE (que no pudo rematar al impedírselo fuertes vientos en contra), no pudo fondear en la isla, perdiéndose entre las islas de Santa Cruz.

Al no poder virar de nuevo hacia el "Espíritu Santo", Quirós decidió regresar a Acapulco (México). Según él, la razón fue la tormenta que no le dejó desembarcar. Según su segundo Luis Váez de Torres (en realidad, Váes de Torres, porque también era portugués) y el capitán Diego Prado de Tovar, porque abandonó la empresa intencionadamente, ante el descontento creciente de la tripulación, y sus deseos de actuar contra el capitán aprovechando sus problemas de salud.

Exploraciones de Váez de Torres
Mientras tanto, su segundo en el mando, Luis Váez de Torres, con el resto de la flota, después de buscar inútilmente a Quirós y esperarle durante 15 días, decidió volver de nuevo a “Espíritu Santo”, descubriendo que era una isla.
Durante algún tiempo siguió buscando la Terra Australis hasta que, al no encontrarla, decidió abandonar la búsqueda y poner proa a Manila. Pero estuvo muy cerca de ella, ya que navegó entre Nueva Guinea y Australia, pasando por el mar del Coral, por el estrecho que, en la actualidad, lleva su nombre (estrecho de Torres) y que separa Australia y Nueva Guinea. Después, por el mar de las Molucas y, por último, el puerto de Cavite en Manila.
Por otra parte, la colonia "La Nueva Jerusalén" hubo de abandonarse pronto debido a la hostilidad del cacique Ni-Vanuatu-Vanuatu y a los desacuerdos y rencillas entre los expedicionarios.

El final de este segundo viaje y sus consecuncias
Quirós retornó a Nueva España navegando en dirección 38 grados Norte, hacia California, por la ruta del Pacífico Norte. Arribó a Acapulco el 23 de noviembre de 1606. Fue mal recibido tanto en México (adonde llegó en Noviembre de 1606) como en España (llegó a Madrid en 1.607).

El viaje tuvo las siguientes consecuencias importantes:
1) La toma de posesión de las Nuevas Hébridas y otras tierras para España
2) La cuasi-certeza de la existencia de un continente austral. Váez de Torres pasó navegando tan cerca de Australia, que seguramente divisaron sus costas en algún momento.

El intento de una tercera expedición
Quirós fue tomado por loco en España, y pasó los siete años siguientes con algunas estrecheces económicas, aunque se le dio empleo como cosmógrafo.

Escribió, al menos 65 memoriales al rey Felipe III, relatando su viaje y pidiendo dinero para una tercera expedición, pero el Consejo tenía problemas más próximos y acuciantes, y pensó que España no podía permitirse más dispendios en descubrimientos en el Pacífico. Entre sus memoriales, hay uno más conocido, llamado “Memorial al rey sobre la población de las tierras australes”. El Consejo prohibió la publicación de todos aquellos memoriales que informaban de sus descubrimientos, para evitar que otros países pudieran beneficiarse de ellos.

De todas formas, se le entretuvo con buenas palabras. En 1613 se enviaron instrucciones al virrey del Perú, Francisco de Borja, para que le avudase a organizar una nueva expedición. Pero poco después se envió una segunda instrucción ordenando al Virrey que ignore la primera. Era evidente que el Rey no tenía intención de financiar otra expedición.
Quirós viajó de nuevo a Perú en 1614, ante las primeras instrucciones enviadas (nunca llegó a conocer la contraorden). Quirós murió en el trayecto en junio de 1615. Según unos, en Panamá; según otros, en alta mar.

Resumen de la obra de Fernandez de Quirós
El nombre de Pedro Fernández de Quirós se recuerda hoy principalmente en Australia.
Muchos autores asignan a Quirós la invención de la palabra "Australia" en la creencia de que él nombró sus islas "Australia del Espíritu Santo", mientras que realmente las llamó "Austrialia del Espíritu Santo".

Todos los que conocieron a Quirós quedaron impresionados por su indudable destreza como marino y navegante, sus dotes de simpatía con los nativos de las islas, y en su profunda creencia religiosa sobre su misión espiritual, que desarrolló, sobre todo, en los quince últimos años de su vida. Pero, a pesar de su celo y entusiasmo, falló a la hora de gestionar y dirigir a sus hombres.

Frecuentemente débil y vacilante, no tenía la suficiente fuerza de voluntad para controlar al violento y animar al tímido. Eso fue, seguramente, la causa de que sus vy no consiguió viajes quedaran incompletos, y de que no pudiera establecer nuevos asentamientos en las tierras descubiertas.

Bibliografía

-La España oriental: cuatro siglos de España en Asia y Oceanía, de Federico Sánchez Aguilar (ed. Fundamu: Fundación cultural de la Milicia Universitaria)
- ESPASA
- Historia y Vida, nº 98, Mayo 1976

Enlaces de Internet:
https://es.encarta.msn.com/encyclopedia_ ... 3%B3s.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Fern ... uir%C3%B3s
https://www.adb.online.anu.edu.au/biogs/A020311b.htm
https://www.canalsocial.net/GER/ficha_GE ... afiasuelta
https://www.embaspain.com/IVCentNavQuiros.html
https://www.ignaciogracianoriega.net/enh/20060103.htm
https://www.revistaviajar.es/Grandesviaj ... 37959.html

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Biografía de don Pedro Fernández de Quiros


Navegante y escritor portugués, que estuvo al servició de España.


Vino al mundo en la ciudad portuguesa de Evora por el año de 1565.


Realizó sus primero estudios en Lisboa, pasó luego a especializarse en náutica, por sus brillantes notas, ya que era de carácter abierto y todo le resultaba fácil de aprender, se unió a la famosa Rua Nova lisboeta, en la que terminó de aprender el arte de navegar, por ello se le otorgó el cargo de escribano (actual de sobrecargo) en un buque de la marina mercante, lo que le permitió aprender sobre la mar sus verdaderas formas de comportamiento, convirtiéndose en uno de los mejores de su tiempo, lo que poco tiempo después le hizo ser nombrado Piloto Mayor.


Entre los años de 1588 y 1589, había pasado a Madrid, donde contrajo matrimonio con una española doña Ana Chacón, que era nacida en la capital y de la que tuvo dos hijos.


Sobre finales del siglo navegó hasta aguas del virreinato del Perú. En ocasión de que don Álvaro de Mendaña preparaba su segundo intento de colonización de las islas Salomón, se presentó y fue admitido como Piloto Mayor de ella.
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Pero a la muerte de Mendaña y el fracaso de la expedición, consiguió arribar pasando grandes sufrimientos, como todos lo que los consiguieron, a las islas Filipinas. Descansó un tiempo y de nuevo zarpó de Manila en el mes de abril del año de 1598 con rumbo a Acapulco. Arribó al virreinato de Nueva España, cruzó la franja de tierra, volviendo a embarcar para arribar al puerto de Sanlúcar de Barrameda en el mes de febrero del año de 1600, después de haber vuelto a pasar por una autentica odisea.


Estando ya en la Península se propuso el conseguir el apoyo financiero, para realizar de nuevo la exploración y colonización de las islas Salomón, pero en la Península no encontró a nadie que le prestara el apoyo necesario.


Coincidía que este año de 1600 era Año Jubilar en Roma, así que no se lo pensó y viajó hasta esta ciudad, al llegar a ella se dirigió al embajador español ante la Santa Sede, que lo era el duque de Sesa, por mediación de éste se entrevisto con el Papa Clemente VIII y éste si que le apoyo, pero más bien le facilitó el camino, pues lo recomendó muy elogiosamente al monarca español don Felipe III.


Regresó a España y se presentó al Rey, ya que por medio de su embajador ya disponía de todos los escritos del Papa, por ello le firmó una cédulas que le facilitaron enormemente el conseguir lo que anhelaba.
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Se pudo incorporar a la flota, que zarpaba de la bahía de Cádiz, con rumbo al virreinato de Nueva España, que transportaba al nuevo virrey marqués de Montes Claros. El viaje fue tortuoso, ya que incluso el buque en el iba se perdió por un fuerte temporal, teniendo la suerte de ser rescatado por otro de la flota.


De nuevo cruzó la tierra de Nueva España y se pudo embarcar para arribar a la ciudad de Lima, donde se presentó al virrey del Perú conde de Monterrey, en el que no encontró ningún tropiezo, más bien una sana ayuda que le ayudo mucho a conseguir los buques, hombres y materiales para la colonización de las islas Salomón.


Así se pudo completar el armamento de tres buques y por un año de tiempo, ya todo preparado zarpó del puerto del Callao el día veintiuno de diciembre del año de 1605, con el grado de Capitán General de la expedición.


Desde el principio se puso rumbo a la isla de Santa Cruz (en la que Mendaña intento crear la primera población de las islas Salomón, la Graciosa, que no pudo llevar a cabo), pero al igual que le había pasado a Mendaña no consiguió encontrarla, así se pasaron cinco meses, hasta que dieron con una nueva isla, la cual fue bautizada con el nombre de Tierra del Espíritu Santo.
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Al mismo tiempo decidió el fundar un establecimiento, al que bautizó con el nombre de Hierusalém, así como crear una condecoración con el fin de favorecer a todos aquellos, que tanto habían trabajado para conseguir arribar a aquella tierra, y a la cual le llamó La Cruz del Espíritu Santo.


Se equivocó al hacer las cosas, pues sabedor de que los indígenas no eran muy dados a la compañía de extranjeros, en vez de actuar de una forma natural e intentar congraciarse con ellos, se dedicó con excesivo boato a hacer resplandecer las fuerzas que llevaba, por lo que casi no pudieron salir de la población, a la cual se le había bautizado como San Felipe y Santiago.


Para aumentar el problema, un día se desató una gran tormenta, que partió los cables de las anclas de las dos naos que le quedaban, quedando éstas a merced del fuerte oleaje, que por su cercanía a la costa, les obligó a lanzarse a por ellos para poderlos recuperar, acción que fue oportuna pero solo en parte, pues uno de ellos se perdió quedando el restante.


Así, que decidió regresar a Acapulco, pues no quería dejar de hacer saber al Rey todo lo que había conseguido, pasando otra vez por grandes calamidades, ya que el rumbo y la distancia no favorecían llegar pronto, consiguiendo arribar a tierras de Nueva España, dirigiéndose inmediatamente a la capital, Méjico.
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A su llegada y después de explicar todo lo ocurrido, fue fuertemente reprendido, sobre todo por los que habían aportado dinero para la expedición y que ahora veían no haber conseguido nada, a tanto llegaron las protestas en su contra, que tuvo que permanecer un tiempo hasta conseguir pasaporte y regresar a la Península.


En una de las flotas pudo ser embarcado, arribando al puerto de Sanlúcar de Barrameda, pero llegó tan pobre, que para poder llegar a Sevilla tuvo que vender hasta sus anillos, que era de lo poco que aún le quedaba.


Al llegar a la ciudad hispalense, se dirigió al Consejo de Indias, para que le pudieran aportar algún dinero y lograr llegar a la corte. Se apiadaron de él y le donaron quinientos reales, con éstos prosiguió viaje llegando a la Corte el día nueve de octubre del año de 1607 y al ir a entrar, para pedir la audiencia con S. M. don Felipe III, se le acercó un pobre y le pidió limosna, no disponía de más y se lo dio todo, consistiendo todo su capital en dos maravedíes.


El Rey le concedió la audiencia y lo primero que mando fue, que le fueran entregados quinientos ducados, pero él seguía con su idea primogénita de que le volviera a favorecer, para conseguir de nuevo realizar lo que no había podido, pero esto ya le costó más.
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Pues fue el día veintiuno de octubre del año de 1614, cuando el Rey firmó una Real cédula, en la que se le ordenaba al virrey del Perú, a la sazón el príncipe de Esquilache que había sido nombrado recientemente, que le facilitara los medios para volver a intentar la colonización de las islas Salomón y se le proveyera de los medios adecuados.


No perdió de vista ni un instante al príncipe, por lo que viajó y zarpó con él, en la flota que los transportaba para tomar posesión de su cargo. Pero en el viaje ya Quiros se encontró mal, sus trabajos anteriores unidos a sus penalidades le comenzaban a pesar, aún aguantó la travesía pero al arribar a Nueva España, le sobrevino el óbito, por lo que debió de suceder en los primeros meses del año de 1615.


Fue un gran escritor, al menos nos dejó impresa prácticamente su vida y la de los que con él compartieron algo de ella, así sus obras más importantes son la siguiente:


< Relación de su vida>


< Relaciones de los viajes á las islas de Salomón y tierra austral >


< Historia ó relación del segundo viaje del adelantado Alvaro de Mendaña á las islas de Salomón >
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< Memorial al rey sobre la población de las tierras australes >


< Relación sumaria de la que le dió el capitán mayor de Maluca, Rui Gonzalez de Sequera, de lo que vió y supo de la tierra austral durante su gobierno > en 1610.


< El descubrimiento de la tierra austral > en 1612.


< Narración de la tierra de los Samojedes y Teugoesios en Tartaria > en 1612.


< Memorial que dió S. M. sobre el descubrimiento que hizo en 1606 de las tierras australes >


< Sumario breve y derrotero del viaje que hizo el capitán P. F. Quirós, de nación portugués, en descubrimiento de las tierras incógnitas de la parte austral del mar del Sur, que salió del Perú por fin del año 1605 >


Así como más de cincuenta sumarios diferentes, que entregó a S. M. dando notas y dibujos, de las tierras y pobladores de las islas Salomón.


Falleció en el virreinato de Nueva España por el año de 1615.



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