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En 1690 el virrey del Perú D. Melchor Portacarrero Laso de la Vega, conde de la Monclova, ordena construir una capitana y una almiranta para la Armada del Mar del Sur. La capitana era el "Sacramento", botado en el astillero de Guayaquil en 1692 con la especificaciones técnicas del general de la Armada D. José de Alzamora. Su coste, de 2.400.000 reales (algo más de 300.000 pesos), fue sufragado por el Consulado de Comercio de Lima.


Las maderas empleadas eran de mejor calidad que las utilizadas en Europa, aunque el sistema de construcción empleado era muy irregular, el mismo que se empleaba en la construcción de buques mercantes. Medía 48 codos de quilla y 18 de manga, desplazando unas 845 toneladas. Aunque eran tan cortos como una fragata y llevaban como máximo 40 a 50 cañones, tenía la clasificación de navíos, al disponer de dos baterías. La batería baja no se utilizaba, pues casi siempre estaba anegada. Respecto al calibre de los cañones era de hasta 24 libras, mayor incluso que los navíos de la Armada de Avería en aquella época.


Como nave capitana de esta Armada su principal misión consistía en la escolta de los convoyes mercantes destinados a Panamá, llevando la plata del Perú y otras mercancías a las ferias de Portobelo, coincidiendo con la llegada de la Flota de Galeones a Tierra Firme.
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En 1723 D. Blas de Lezo se hizo cargo de la Armada del Mar del Sur, sustituyendo a D. Bartolomé de Urdinzu. Por aquel entonces, sólo la calidad de las maderas había evitado su baja, pero Lezo dirige una reforma casi total en 1724, consistente en quitarle una batería y reducirle el armamento a 30 cañones, de a 12 y a 6 libras. A pesar de la profunda reforma y el coste, unos 300.000 pesos (lo mismo que costó su construcción), no dejó de ser una buque mediocre.

Además de la actividad propia de escolta, esta Armada debía enfrentarse a los piratas y corsarios. Para interceptar a la escuadra británica de George Anson, internada en el Pacífico, zarpa el 17 de noviembre de 1740 de El Callao, acompañado por los navíos "Concepción" y "San Fermín" y el patache de 24 cañones "Socorro". No consiguieron su propósito.

En 1743 se encontraba excluido del servicio al ser sus reparaciones tan costosas que eran inasumibles para el virreinato.



Un saludo
Blas de Lezo

El "Santísimo Sacramento o "Sacramento" y su gemelo se pretendían artillar con dos baterías y media, pero nunca se pudo hacer uso de la baja por estar anegada (era demasiado baja). Blas de Lezo lo arrasó quitándole una batería, pese a lo cual quedó siempre imperfecto y malo porque no se pudo remediar el defecto de su construcción.
"Tenía la pesada traza de un buque marchante". Apenas podía soportar la artillería. En 1740 estaba artillado con 30 piezas de a 6 y de a 12 libras. Tenía proa y popa similares (he visto embarcaciones menores y algún cañonero a vapor yanky "double ender", pero no me imagino como podría ser esto posible en un navío), una quilla de 33 (aunque según otra fuente podrían ser 48 ) varas (una fuente dice que la eslora era de 33 varas y el puntal de 18 y medio varas - podría ser un error por la manga -) y manga de 12 (según otra fuente podrían ser 18 ). Según las fuentes que consulté fue dado de baja ya en 1742 ó 1743 (es posible que se dejara de usar entonces pero no se diera formalmente de baja) debido a que "se había desarreglado para siempre" (como vimos, jamás estuvo "arreglado") y "no era posible carenarlo con formalidad ni salir a navegar cuando en guerra". En 1741 ya se había propuesto su baja.

La fuente son diversas crónicas de los virreyes del Perú, publicada en la Nueva Biblioteca de Autores Españoles dirigida por Rivadeneyra (hace más de diecinueve años que perdí contacto con esos libros, pero calculo que en la Península ibérica pueden buscarlos con estos datos).
Saludos Rioplatense

Habría que añadir a lo mencionado por Rioplatense, que no eran autenticos navíos. Teniendo en cuenta que fueron los comerciantes de Lima los que pagaron gran parte de su construcción, lo hicieron muy parecidos a los mercantes de entonces, pensando más bien en el arqueo suficiente para transportar más mercancías que reales buques de escolta bien artillados y veloces.

A finales del siglo XVII existían verdaderos navíos con una proporción de 4 a 1 (eslora-manga), que no es el caso de los buques mencionados. Por lo tanto, consideros que estaban anticuados desde el mismo día de su botadura, y duraron casi cincuenta años. La fecha de su baja creo que es lo menos importante, pudo ser perfectamente en 1742 o 1743, puesto que no realizaron servicios de importancia y se mantuvieron en puerto por sus muchas averías hasta que se decidió su desguace. Menos mal que en sus últimas salidas no encontraron a la escuadra de Anson, creo que el resultado hubiera sido decepcionante con buques tan obsoletos.

Un saludo
Blas de Lezo.