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Biografía de don Tomé Hernández.



Navegante español del siglo XVI.



En el año de 1580, se hizo a la mar desde Sanlúcar y cruzando el océano Atlántico, fue descendiendo en derrota hacía el Sur.



Llegó al estrecho de Magallanes, donde permaneció por espacio de dos años.



Logró llegar a San Felipe y desde aquí, estuvo navegando por el océano Pacifico.



Al llegar al puerto de Quintero, quiso reconocerlo y explorarlo, pero desapareció en él, sin que se volvieran a tener noticias.



Aunque perduraría su gran fama de ser un explorador intrépido y arriesgado.



Tanto que le costó la vida, como a otros tantos españoles de su época.







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Su nombre aparece ligado a la expedición de Pedro Sarmiento de Gamboa para formar un asentamiento permanente en el estrecho de Magallanes que impidiera el paso al Pacífico (al “Lago español”) de flotas enemigas.

Fue uno de los dos supervivientes de esta expedición, y esta es la única razón de que su nombre haya llegado hasta nuestros días. Y su único mérito reside en que, de los dos, él fue el único que pudo contar al mundo las penurias tan enormes que pasaron los colonos de aquellos asentamientos que se pensaba hacer permanentes en el estrecho de Magallanes, bajo el gobernador Sarmiento de Gamboa (el otro, en cambio, se volvió loco, y fue incapaz de relatar nada coherente).

Historia del asentamiento

1- La expedición

La idea de este poblamiento se inició en una expedición anterior: el virrey del Perú don Francisco Toledo, alarmado por las correrías de Drake desde 1578, organizó para combatirlo una escuadrilla compuesta por dos naves que compró. Puso una bajo el mando de Pedro Sarmiento de Gamboa, y la otra, de Juan de Villalobos. Las naves zarparon del puerto de Callao el 11 de octubre de 1579 y recalaron en la boca occidental del estrecho el 21 de enero de 1580. Con anterioridad, Juan Ladrillero era el único que lo había recorrido con detalle, recogiendo una información muy valiosa.

Las expediciones que siguieron a las de Ladrillero y Pedro Sarmiento no pueden equipararse con los viajes de reconocimiento efectuados por estos dos brillantes exploradores, sólo quedarán como meros estudios geográficos o náuticos, pero no como las increíbles y fructíferas expediciones de estos dos grandes navegantes. Las recomendaciones de Sarmiento y Ladrillero para navegar el estrecho son aún aplicables.

Una vez en la boca occidental del estrecho, empezó el protagonismo de Sarmiento. Rebautizó el estrecho con el nombre de la Madre de Dios. Allí, y en esa expedición, tuvo lugar el primer encuentro entre el hombre blanco y los selkman de la Tierra del Fuego.

Salió por la boca oriental el 24 de febrero de 1580 en dirección a España llevando a bordo tres aborígenes, a los que bautizó como Felipe, Francisco y Juan. En cuanto llegó a España dio cuenta al rey Felipe II del cumplimiento de su misión y recomendó poblar y fortificar el estrecho.

Ese mismo año de 1580 se había fundado Buenos Aires por segunda vez. Y lo que ahora proponía Sarmiento era crear un asentamiento a más de 2.000 km hacia el Sur, en una zona muy fría e inhóspita, con fortísimos vientos, y alejada de toda posibilidad de ayuda, por lo que la colonia debería ser capaz de vivir con sus propios medios. Sarmiento supuso que los colonos serían capaces de sobrevivir, a pesar de no disponer de la aclimatación de los que la habitaban en aquél entonces: los indios onas y tehuelches.

Felipe II aprobó la proposición de Sarmiento, por lo que empezó a organizarse la expedición. Expertos militares diseñaron los fuertes que se iban a construir y se hicieron planos para emplazar una fortaleza a cada lado del estrecho en su parte más angosta. El sistema defensivo se iba a completar con una inmensa cadena de madera "con tablazones gruesas y fuertes de hierro", tendida de lado a lado del estrecho, detrás de la cual maniobrarían seis barcazas chatas y bajas.

Felipe II nombró a Pedro Sarmiento de Gamboa “Capitán General del Estrecho de Magallanes y Gobernador de lo que en él se poblare" (no tendría poder sino hasta llegar y desembarcar en el estrecho). Y puso a Diego Flores de Valdés, que ha pasado a la historia con fama de oportunista y cobarde, como general de la Armada.

La gran flota zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 25 (otros dicen el 27) de septiembre de 1581. Era la más numerosa que había partido de ese puerto. Estaba compuesta por 23 navíos y casi 2.000 personas, entre las cuales había: 670 marineros; 600 soldados con destino a Chile, que iban con el nuevo gobernador, Álvaro de Sotomayor; 350 futuros pobladores del Estrecho y 400 soldados para la defensa de los fuertes que se construirían. Entre ellos estaba Tomé Hernández. La escuadra iba muy bien armada y abastecida.

La expedición tuvo un inicio premonitorio. Nada más partir, un temporal les obligó a volver a Cádiz. Perdieron 4 barcos, y otros 3 hubieron de abandonarse por los enormes daños sufridos. Casi dos meses después, el 9 de diciembre, volvieron a partir los 16 barcos restantes. El 9 de enero de 1582 hicieron escala en las islas de Cabo Verde, frente al África. Allí, los maestres y otros, apoyados –o tolerados- por Flores, vendieron gran parte de los alimentos, vino, pólvora, lonas y ropa de la armada. Sarmiento, sin autoridad hasta llegar al estrecho, no podía impedirlo.

Zarparon de nuevo, llegando a Río de Janeiro el 25 de marzo de 1582. Durante la travesía se perdieron 150 personas a causa de diversas enfermedades, y en Río de Janeiro murieron 200 más.
De allí partió el 2 de noviembre, en dirección al Río de la Plata.

Diezmados por temporales y ataques de corsarios, llegaron a Buenos Aires sólo 8 naves. Entre las que se perdieron estaba la Proveedora, es decir, el barco almacén. Decidieron entonces regresar a Santa Catalina para reorganizar la expedición. Y allí permanecieron hasta el 7 de enero de 1583, en que partieron nuevamente hacia el sur. El 19 de enero, y viendo los retrasos sufridos, desembarcó el Gobernador de Chile con sus soldados en el Río de la Plata, para proseguir viaje a Santiago por tierra, atravesando los Andes.

Las naves supervivientes de la escuadra más imponente que jamás había salido de España rumbo a las Indias, llegó al estrecho el 17 de febrero de 1583. Pero los vientos contrarios impedían la entrada al estrecho. Lo intentaron en días sucesivos, entrando y volviendo a salir por culpa de los vientos y las mareas. El general Flores, de forma sorprendente, había decidido regresar a Buenos Aires, dejando a Gamboa en el Estrecho.

2- Los asentamientos

En 1583, sin haber llegado aún al Estrecho, sólo le quedaban nueve navíos. Y de esta flota, y después de casi un año intentando forzar el paso del estrecho, llegaron sólo 5 naves a la boca oriental del estrecho el 1 de febrero de 1584. Aparte de las tripulaciones, quedaban unas 300 personas, entre hombres y mujeres, como futuros colonos.

El 5 de febrero de 1584, en la tierra baja del Cabo de las Vírgenes, que es la primera entrada del Estrecho, a catorce leguas de la angostura, según sus propias palabras, tomó posesión en nombre de la Corona de Castilla y León.

Este primer asiento se llamó Purificación de Nuestra Señora, cercano al Valle de las Fuentes, (que será al pie de las cinco fuentes y de un barranco, y a media legua del Cabo de las Vírgenes) fue el lugar elegido para fundar , el 11 de Febrero de 1584, la ciudad de "Nombre de Jesús" (según la relación escrita en 1590 por este navegante). Diseñada en damero de acuerdo a la legislación real, que fijaba la extensión y forma de la plaza mayor, ancho y orientación de las calles, y emplazamiento de edificios públicos, pronto vio aparecer chozas de palo y tierra, y solares para labrantío, donde se sembraron hortalizas y toda suerte de frutales traídos en barriles desde España. Desde luego, los colonos no esperaban un ambiente tan adverso.

"Nombre de Jesús" aún no ha sido ubicada con precisión, aunque son varias las hipótesis respecto a ella. Esto debido a no haberse podido establecer los sitios a los que hacen referencia los topónimos de las fuentes coloniales y a la cartografía contemporánea a estos hechos.

Este lugar, no podía mantenerse por sí mismo. Necesitaba un respaldo de otro que tuviese un puerto más seguro, maderas, tierra buena, pastos, agua, .... Parece ser que por todo ello fundó el 25 de marzo de 1584 una segunda ciudad más al Oeste, en la bahía San Blas (¡a más de 200 kilómetors de la primera!), con el nombre de "Rey Don Felipe", ubicada muy cerca de Punta Arenas, y con 94 pobladores. Allí se erigió, en la primer mitad del siglo XX, el Fuerte Bulnes.

Pero las poblaciones, sin recibir refuerzos, se iban hundiendo en la impotencia frente a un clima inhóspito, la falta de alimentación, la imposibilidad de cultivos, las enfermedades, la desesperación y la falta de apoyo exterior. Todo ello se tradujo en una muerte lenta.

El 26 de mayo de 1584, Gamboa decidió partir, con la única nave que quedaba, desde "Rey Felipe" hacia "Nombre de Jesús" para ver la situación de la colonia. Al llegar sólo tuvo tiempo de intercambiar información e instrucciones, pues se perdió el ancla, y la nave fue arrojada por los vientos hacia el Atlántico. Los vientos eran tan fuertes y contrarios, y el barco estaba en tan malas condiciones, que desistieron de entrar en el estrecho y partieron al Brasil en busca de ayuda y provisiones. Pero Gamboa no sabía que le esperaba una gran racha de mala suerte. Los barcos que envió desde el Brasil al estrecho naufragaron en la costa brasileña. Ya sin dinero, decidió volver a España para organizar una segunda expedición. Pero fue capturado por unos corsarios ingleses y nunca más volvería al estrecho. Sólo lo liberaron en 1590 y fue porque él mismo se pagó el rescate.

3 - El final

¿Qué pasó con la gente del estrecho? Nadie más se preocupó por ellos. Cuando Sarmiento, ya libre del cautiverio inglés, volvió a España, los asentamientos ya habían desaparecido, tanto físicamente, como en la mente de aquellas gentes.

Cuando partió Gamboa en mayo de 1584, en "Nombre de Jesús" había 193 personas al mando de Andrés de Biedma, y unos 100, en "Rey Don Felipe", al mando de Juan Suárez de Quiroga. Los pobres estaban descalzos y casi desnudos. No tenían para comer más que mariscos y algunos frutos silvestres; sin quererlo se habían convertido en otros indígenas más, pero que con menos experiencia que éstos para sobrevivir en tales condiciones.

Tres años más tarde, el 6 de enero de 1587, llegó al estrecho una flota corsaria inglesa al mando de Thomas Cavendish (el "Escandi" de los españoles). Los pobladores ya no estaban en las ciudades, sino que se habían esparcido por la costa para poder tener mejor acceso a la pesca. Estos corsarios encontraron en "Nombre de Jesús" a 16 españoles, uno de ellos, Tomé Hernández. Según dijo éste después, los demás habrían muerto de hambre. Tres españoles -entre ellos, Tomé- subieron a bordo (los otros no se atrevieron, temerosos de los ingleses). Cavendish se ofreció a salvarles, embarcándoles; los otros dos, bajaron a tierra a decirselo a los otros 13 supervivientes. Tomé quedó a bordo. De repente, empezó a soplar un viento favorable, y los ingleses zarparon, dejando a los demás òbladores (12 hombres y 3 mujeres) en tierra.

Tres días después, el 9 de enero, los ingleses desembarcaron en la ciudad "Rey don Felipe". No encontraron a nadie, pero tres españoles pendían de la horca, ajusticiados. Nadie pudo explicar cómo se llegó a aquél final. Cavendish rebautizó aquél asentamiento como "Port Famine" (Puerto Hambre), y tomó las piezas de artillería, que ya no tenían dueño.

Días después, llegaron a la costa de Chile, al poblado de Quintero. Cavendish pidió a Tomé que demostrase su agradecimiento por haberle salvado, y bajase a tierra diciendo que aquella nave era la de Sarmiento. Pero Tomé aprovechó para escapar y avisar a la población de que eran piratas ingleses.

Tres años después, en 1590, pasó por el estrecho el corsario inglés Andrew Merrick. En "Nombre de Jesús" encontró aún vivo a un solo español, totalmente loco. Hacía dos años que vivía solo, en una casa y con un arcabuz. Murió en el desastroso viaje de vuelta a Inglaterra, sin ser capaz de contar de forma coherente lo que había pasado. Era el último sobreviviente de los trescientos treinta y ocho que habían desembarcado seis años antes con la intención de fundar asentamientos permanentes que protegieran el estrecho de los corsarios ingleses.

Las declaraciones

En Santiago de Chile, el 17 de Mayo de 1587, Hernández prestó una declaración detallada ante el gobernador de Chile, según informa en una carta el virrey conde del Villar en ese mismo año.
(Levellier 1921-26). No se ha logrado encontrar ese documento.

Y más de 30 años después, en 1620, el mismo Tomé Hernández, ahora residente en Lima, hizo una nueva declaración ante el Virrey. Esta declaración fue publicada como apéndice en el libro “Viage al estrecho de Magallanes por el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa” (Madrid, 1768) y está reproducida también en la edición de A. Rosenblat (Sarmiento de Gamboa, 1950).

Por esas mismas fechas, Juan de Miramontes Zuázola escribió su poema épico "Armas antárticas", incluyendo a Tomé como personaje en el poema. Esta obra coincide básicamente con lo dicho en su “Declaración” de 1620. No es difícil suponer que Miramontes, que también era soldado, conociera y contactara con Hernández en la capital colonial. Hasta es posible que conocidos comunes en la armada del Mar del Sur.
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Fuentes:

- Fundaciones en el estrecho de Magallanes
https://histoaventura.blogspot.com/2007/ ... ho-de.html

- Armas antárticas, por Juan de Miramontes Zuázola

- Fortificacion de la Costa https://www.oni.escuelas.edu.ar/2001/san ... cacion.htm