Diario del sitio de Rosas. Diciembre de 1794.

Carta elevada por el teniente general de marina D Federico Gravina a D Joseph Urrutia, general en jefe del ejército de Cataluña.

Día 22 de diciembre.

El día de hoy amaneció con viento SE, mar gruesa, y los horizontes cubiertos, apareciendo un temporal de travesía.
No obstante se hallaban situadas las lanchas en sus apostaderos respectivos para hacer fuego sobre los enemigos según lo han practicado hasta ahora, pero estos lo rompieron por todas partes de cañón y mortero con la mayor viveza, dirigiéndolo sobre la plaza, escuadra y lanchas de fuerza con todo acierto, y especialmente desde las alturas (en donde tienen ya montada mucha parte de su artillería) al castillo de la Trinidad y demás puntos expresados, sin que hasta ahora pueda manifestar a V.E. el daño que han recibido las citadas fortalezas, respecto a no permitir el tiempo enviar a adquirir noticias, y solo diré a V.E. no haber caído bomba alguna en los navíos, ni tampoco en las embarcaciones particulares que se hallan ancladas en esta rada, pero si en la bombardera num. 2 del mando del teniente de navío D Ferrando Somoza, en donde habiendo caído una bomba, y volado su repuesto de pólvora, pereció este con su tripulación, exceptuando 9 individuos que a favor del auxilio que se les dio inmediatamente, pudieron salvarse y conducirse a este buque, en donde llegaron unos mas y otros menos gravemente heridos o contusos, de los cuales fallecieron 2.

Los enemigos se han aprovechado del mal tiempo que se experimenta para incomodar a ambas fortalezas, y con especialidad estos buques. Sin embargo las lanchas han hecho toda la mañana un fuego muy vivo y acertado sobre ellos; pero la gruesa mar que recala desde el mediodía, aumentando siempre, les impide que lo continúen con la misma viveza; de modo que ha llegado el caso de no poderlo continuar absolutamente esta tarde a causa de los muchos balances que experimentan, no permitiéndoles de ningún modo hacer sus punterías.

Ahora que son las 8 de la noche empieza a experimentarse en el tiempo alguna mejoría, y también se observa ser mucho mas pausado el fuego de los sitiadores.

La obusera nº 4 ha tenido también 5 heridos, uno de ellos muy grave, habiendo perdido su palo, así como la lancha de 2 cañones nº 1, y el bote del navío San Antonio, que acudió a auxiliarla, fue echado a pique de un cañonazo, teniendo en esta ocasión un muerto y 3 heridos, los 2 de ellos de gravedad

En la cañonera de 2 cañones nº hubo 4 heridos con motivo de hallarse próxima a la bombardera num. 2 al tiempo de volarse.

Espero poder despachar a la madrugada una embarcación a Palamos para la conducción de los pliegos, y aprovechare esta ocasión de participara a V.E. las noticias del día.

Noticias de las operaciones de la armada el día 23 de diciembre.

Las lanchas no han hecho fuego por la mucha mar, ni han podido atracarse desde ayer en todo el día y noche hasta hoy a las 10 de la mañana. Dos embarcaciones cargadas de pertrechos tuvieron que descargarse por razón de 2 balazos que recibieron en su casco.

Noticias de las operaciones de la armada el día 24 de diciembre.

Siguen las lanchas sin poder hacer fuego por el estado de la mar. El viento fuerte Al SE con la mucha mar que se levanto puso a la escuadra en cuidado, causándole algunas averías.

Noticias de las operaciones de la armada el día 25 de diciembre.

De resultas del bombardeo sobre el parque de artillería fallecieron entre otros, los tenientes de navío D Luis López y D Gabriel Antolín, los alfereces de fragata D Francisco Cevallos y D Francisco Arce.
Las lanchas por el fuerte NE no han podido hacer fuego, ni venir a tierra más que 2 o 3 faluchos para llevarse a los heridos. La escuadra tubo 4 o 5 botas que se abrieron, con diferentes averías.



Noticias de las operaciones de la armada el día 26 de diciembre.

El viento mudo al NE, lo que facilito que las lanchas pudieran hacer algún fuego.

Partes elevados al general jefe del ejército de Cataluña por el gobernador de la plaza de Rosas. (solo menciono la parte relativa a la armada).

Día 2 de enero de 1795

El estado de la mar impidió a las lanchas el hacer fuego en todo el día

Día 4 de enero de 1795

En 40 horas no ha podido venir a tierra bote ni falúa, y tres días ha que no tiran las lanchas.
A las 10 de la mañana llego un ayudante del general de la escuadra con el aviso de que el castillo había puesto la señal de no poder sostenerse más, habiéndole hecho saber que se defendiese hasta lo último, para ver si en este tiempo se aplacaba la mar y se podía efectuar la evacuación proyectada en el último extremo….

Día 5 de enero de 1795

Sigue el mal tiempo y viento al SE, el que hace padecer mucho la escuadra, teniendo ya algunos navíos desarbolados, e imposibilitando que venga la mas minina cosa a tierra, ni que se embarquen los enfermos que ya se hayan en bastante numero.
Hoy tampoco pudieron hacer fuego las lanchas.

Día 6 de enero de 1795.

En la noche se perdió el navío Triunfante contra la playa de San Pedro; rindió todos sus palos el San Antonio, y perdió el trinquete el Dámaso, perdiendo los demás la mayor parte de las lanchas y botes, no quedando mas que 5 en la escuadra; en los cables y anclas hubo también mucha avería, las lanchas cañoneras se hayan casi entre dos aguas.

Con fecha del 6 comunica el comandante general de la escuadra D Federico Gravina al general jefe D Joseph Urrutia entre otras cosas lo siguiente

“en este momento y casi en un mismo se me presenta el oficial que trae el pliego de V.E., y los primeros botes que traían la tropa, evacuando el castillo de la Trinidad, de cuya honrosa defensa solo diré al pronto a V.E. que la brecha abierta tenia tres varas de ancho y 7 de alto; me pidió su gobernador su evacuación, y felizmente se ha logrado habiendo clavado la artillería, mojado la pólvora, e inutilizado los pertrechos…”

Con fecha del 6 comunica D Federico Gravina al Exmo. Sr. Baylio Fr. D. Antonio Valdés lo siguiente.

“Excmo. Sr.: Ha sido tan duro el temporal del SE desde que lo indique a V.E. en mi ultima, que no han podido hacer fuego las lanchas de mi fuerza, ni tampoco he podido tener casi comunicación con la plaza para introducir víveres, municiones, ni otros efectos, ni pude evacuar el día 3 el fuerte de la Trinidad a pesar de la poca tropa, y de su inmediación a la escuadra de S.M. fiada ami cuidado, y entregada a los rigores de un temporal de travesía que parece aumentaba su fuerza con su duración; pero estas mismas agitaciones tomaron el mayor merecimiento ayer a las 12 del día, que faltando sus cables al navío San Dámaso cayo sobre el San Antonio, y abordados los dos, se me hacia poco sensible el destrozo de arboladura, de cascos, y aun las muertes violentas que consideraba de resultas de sus choques, cuando necesariamente los veía irse a varar en la playa enemiga bajo de sus baterías los dos, y con esto colmar nuestra desgracia en aquella parte, que era toda la fortuna de los enemigos; al fin se desmembraron milagrosamente, y tuve por consuelo ver al San Antonio todo desarbolado, al San Dámaso sin palo de mesana, y con avería en el timón, de modo que esta averiada situación de los navíos fiados a un solo cable que les quedo me servia de consuelo, cuando se renovó mi cuidado al ver desamarrado por falta de tres cable al Triunfante, y que se ponía a la vela por no tener otra amarra, a causa de haberse dejado un ancla y un cable en su anterior amarradero la ultima noche en que vario violentamente su situación por el alcance de las bombas enemigas.

Ya a la vela, maniobro el Triunfante con la mayor agilidad y serenidad posible, de modo que nos inspiro alguna confianza de su salvamento por las vivas aguas de los ríos para afuera, hasta que a la mañana del día siguiente lo vimos varado en la playa de la escala. Estos desgraciados sucesos fueron mezclados muy a menudo con falta de cables de los navíos Serio, San Julián, San Francisco de Asís, con los socorros pedidos por las cañoneras, por los marchantes, y que se quería y no se podían dar, y con la perdida de la mayor parte de las lanchas, botes, serenies y falúas de la escuadra que dejaban sus amarras con el banco o bancos sobre que estaban amarradas en testimonio de que la dureza del tiempo superaba toda precaución.
De esto, y de los destrozos de arboladura estaba tan lleno este golfo, que aumentaba lo triste del espectáculo, y nos ha dejado en el mayor desavio en cuanto a buques menores, y de cuyo perdido numero avisare a V.E. en primera ocasión.

El comandante del Triunfante D Vicente Yáñez vino a este navío el 2 por la mañana que llame a generales a junta, porque su deseo de servir le ha tenido a mi lado con frecuencia, y yo por conocerlo así, lo he empleado varias veces en ir a la plaza; pero habiendo cargado el tiempo demasiado, no pudieron restituirse a su bordo este oficial ni el jefe de escuadra D Domingo Grandanalla, que pasaron aquí todo el temporal; pero esta mañana lo mande a la Escala para que trate de salvar del navío todo lo posible, solo se que se ha ahogado la gente, y que permanecía a su bordo esta tarde aguardando que abonance el viento para logarlo.

Hoy repitió el castillo de la Trinidad la señal de tener la brecha abierta, que le mandaran botes para evacuarlo, y lo he verificado esta noche a las 7 de ella con las lanchas de fuerza y embarcaciones menores al mando del mayor general de la escuadra D Antonio de Yepes, y se logro con el mayor orden y mayor decoro, a pesar del fuego de las avanzadas enemigas que nada pudieron conseguir. No puedo decir a V.E. otra particularidad en este momento, sino que clavaron la artillería, e inutilizaron todos los pertrechos y la pólvora; y en otra ocasión daré a V.E. por el menor de este hecho en que desde luego ha brillado el honroso modo de pensar del gobernador y oficiales que lo han sostenido, así por que la defensa ha sido de las mas bizarras, cuanto porque conociendo el tercero, cuarto y quinto la imposibilidad de que los buques los recogiesen, no se rindieran para dar lugar de que la escuadra tomara la nueva posición a que nos obliga la perdida de aquel fuerte, como porque estos bizarros oficiales no querían ser prisioneros de los enemigos.

Estoy habilitando de bandolas al San Antonio, y de su timón y bandola el San Dámaso para mandarlos inmediatamente al departamento de Cartagena, pues aquí están en el mayor riesgo, y juzgo que mañana en todo el día quedaran prontos”

Parte del teniente de navío y gobernador del castillo de la Trinidad D Esteban Morera de Planell elevado al general Gravina y a su vez elevado al Exmo. Sr. Baylio Fr. D. Antonio Valdés el día 8 de enero de 1795.

Exmo. Sr.: Dirijo a V.E. el extracto del diario que me ha presentado el teniente de navío D Esteban Morera de Planell, gobernador del castillo de la Trinidad, por el que se manifiesta la gloriosa defensa de aquel fuerte, y cuanto ha ocurrido en él desde el día 25 de noviembre, en que los enemigos abrieron trinchera, hasta el 6 de enero en que se abandono; y como de la mayor parte de los hechos que relaciona he sido testigo ocular, puedo asegurar a V.E. son acreedores a las gracias de S.M. el expresado gobernador, su segundo el teniente de navío D Joseph Canelas, y los demás oficiales que se hallaban destinados en aquella fortaleza; pues solo una firme y valerosa resolución como la que se formaron pudo poner a cubierto la escuadra del Rey en los críticos días del temporal que sufrió el 4 y 5 del corriente: lo que espero haga V.E. presente a S.M.
Dios guarde a V.E. muchos años. Navío San Hermenegildo en la bahía de Rosas a 8 de enero de 1795 = Exmo. Señor= Federico Gravina.= Exmo. Sr. Baylio Fr. D. Antonio Valdés

(El parte)

Exmo. Sr.: Posesionados los enemigos de toda la montaña a la inmediación del castillo el día 25 de noviembre ultimo, empezaron desde luego a abrir las trincheras para formalizar su ataque, cuyos trabajos aunque no era fácil evitarlos, lograban retardarse por el acertado y vivo fuego de las lanchas de la fuerza, y el que se hizo del castillo con un cañón solo de a12 que no se podía oponer a sus trabajos, y dos obuses de a 4 con los que se disparaban granadas frecuentemente a ellos; nada de esto les hacia desistir de la empresa de formar una batería a medio tiro del castillo , que aunque con lentitud se observaban sus adelantos diarios, y desde entonces me ocupe cuidadosamente en hacer pequeñas salidas para llenar sacos de tierra, con los que formaba espaldones y parapetos, y me empleaba al mismo tiempo en recibir los víveres y municiones que V.E. me franqueaba, a pesar de tener los enemigos sumamente inmediatas sus avanzadas.

El día 22 de diciembre rompieron el fuego con 5 cañones y un obús contra el castillo con lo s que batían los dos tercios de la muralla que mira al norte y su ángulo correspondiente. Continuaron el fuego desde este día con bastante viveza, a que les correspondía con un solo cañón de a 16, que era lo único que podía colocar para oponerse a su batería, el que varias veces fue desmontado por los enemigos y reemplazado con otro. Como la distancia a que estaba la batería era medio tiro, su artillería de a 24, y solo un punto de muralla al que se propusieron batir, se conoció desde luego la impresión que en ella hacían las balas en un paraje que solo era su espesor de 9 palmos, pues cada día se aumentaban las ruinas que cegaban el foso del puente, se deshacían las cercas que mantenían los rastrillos, y se advertía considerable daño en la muralla y contraguardia.

El día 2 de enero, considerando por el estado en que se hallaba la muralla que a muy pocos cañonazos quedaría abierta una brecha de 3 hombres de frente, y que a pesar de las frecuentes y arriesgadas salidas que de noche se hacían del castillo para separar los escombros, no se había podido evitar formasen estos una rampa que facilitaba el acceso a la segunda plaza de armas, y destruidas las defensas del frente del ataque; junte a los oficiales de la guarnición, y previniéndoles reconocieses cuidadosamente el estado de la muralla, todos me significaron lo que habían observado por escrito, que convenía exactamente con cuanto llevo relacionado. En su consecuencia y en la de que era noticia digna de comunicarse, manifesté pedir un bote con un oficial para ello, el que en la mañana del 3 me remitió V.E., quien a pesar de la fuerte oposición que hicieron los enemigos, logro atracar, y manifesté a V.E. que continuando el fuego los enemigos podía temer en todo el día tener la brecha abierta; habiendo yo recibido el aviso de V.E. que si llegaba a suceder este ultimo caso hiciera la señal correspondiente para proporcionar a toda costa el reembarco de esta guarnición.

Los enemigos continuaron su fuego con bastante viveza, y no solo lograron en la madrugada de l 4 tener abierta la brecha que llevo indicada, sino que habiendo batido el ángulo que descubría, se iba este desprendiendo; y pudiera temerse se aplomase toda la cortina batida, cuando una situación de esta naturaleza no me dejaba el menor recurso; tampoco se me proporcionaba el de reembarco, por el recio viento al SE y gruesa mar que imposibilitaba barquear, el que habiéndose declarado la tarde antes, ya V.E. me había hecho la señal de que capitulase conociendo la imposibilidad que había de reembarcar según el temporal que amenazaba. La noche del 4 celebramos una junta en la que se trato del próximo asalto que nos amenazaba tanto por el fácil acceso de la brecha, como por haberse observado muy reforzados los puestos avanzados enemigos, pero que al mismo tiempo si continuaba el temporal, como era indispensable por las apariencias del tiempo, y se entregaba este castillo, aunque quedaba cubierto nuestro honor, quedaba en el mayor riesgo la escuadra del Rey, que fondeada bajo el tiro de cañón seria batida por los enemigos, que impunemente lo verificarían respecto a que no era posible hiciese movimiento para alejarse, ni menos se hiciese a la vela para ir a varar a un punto de la costa que probablemente podría ser de los enemigos; por lo que convenimos desde luego que tomadas cuantas medidas son imaginables par cubrir en alguna parte la brecha, dispusimos los 130 hombres útiles de armas con que nos hallamos, en los parajes convenientes para recibir a los enemigos, y que en el espaldon formado en la 2ª plaza de armas se replegase en el l ultimo caso toda la tropa para ser el ultimo sacrificio glorioso de nuestras vidas; y para consolidar nuestro proyecto de cubrir en lo posible la escuadra del mando de V.E., se procedió desde luego a clavar e inutilizar su artillería.

La noche se paso con el cuidado que las circunstancias exigen, y aunque se notaron varias señales entre las avanzadas y baterías de los enemigos, no se advirtió movimiento, cuando al amanecer del 5 empezó arreciar furiosamente el temporal, los enemigos continuaron contra el castillo su fuego; pero ni este, ni la imposibilidad de ser socorridos por la escuadra, ni el haber sido espectadores de la catástrofe de los navíos San Dámaso, y San Antonio ; de la perdida del Triunfante, de la mayor parte de las embarcaciones menores de los navíos, ni de algunos marchantes, pudieron variar la firme resolución formada de sacrificar nuestras vidas en obsequio del Rey y conservación de la escuadra. La noche se paso en los mismos términos y con el mismo cuidado que la anterior. Y habiendo amanecido el 6 el viento bonacible, aunque la mar se conservaba lo mismo, nos manifestó V.E. el cuidado en que lo teníamos, cuando la señal del estado en que nos hallábamos, contesto V.E. con la de que nos preparásemos a abandonar el castillo, sin embargo de la infinitas atenciones con que se hallaba la escuadra se resultas del pasado temporal.

La hora del abandono se señalo a las 7 de la noche, el paraje por un agujero que se abrió en la muralla que mira al mar, y el orden el mas proporcionado para que se hiciese con el mejor método y silencio. Con efecto a la hora señalada luego que las lanchas de fuerza con sus fuegos me aseguraron el campo, y me aviso de hallarse los botes de la escuadra el primer teniente de Extremadura D Joseph Cuellar, que con una avanzada de 20 hombres había colocado fuera del castillo, dispuse la total evacuación de él, habiendo yo sido el ultimo que le abandonase después de asegurarme quedaba bien clavada la artillería, a excepción de un cañón de a 12, que por la inmediación que tenia con los enemigos me pareció oportuno no clavarlo por no ser sentido, e inutilizada la mayor parte de la pólvora.

Los muertos y heridos que ha habido durante el sitio, han sido dos de los primeros de los batallones de marina, y 38 de los segundos de los cuerpos de Navarra, Extremadura y Marina que componían esta guarnición.
El numero de tiros con que han batido los enemigos este fuerte ha sido el de 2225 del calibre de a 24; 43 bombas y 25 grandas, y se les ha correspondido con el de 942 de los calibres de a 24, 16 y12; 76 tiros de obús del calibre de a 4, y con 85 morteradas de cascos de bala y metralla.

Los oficiales que han servido a mis ordenes durante el sitio son, el teniente de navío D Joseph Canelas, el de fragata D Juan de Alas, el primer teniente de Navarra D Manuel del Mazo, el de Extremadura D Joseph de Cuellar, y el alférez de navío D Juan Buanggi, y el segundo teniente de Voluntarios de Valencia D Joseph Monent; los cuales en cuantas ocasiones se han presentado han manifestado su valor, disposición e inteligencia, habiendo estado tan uniformemente penetrados en la idea de hacer glorioso desperdicio de sus vidas en obsequio del Rey, la patria y conservación de la escuadra que me hallo en la gustosa precisión de recomendarlos particularmente a V.E., confiando que proporcionara llegue este merito a noticia de S.M.

También recomiendo a V.E. todos los demás individuos que han servido a mis ordenes en el castillo de la Trinidad, y entre ellos particularmente al encargado de señales D Joseph Duarte, al sargento segundo de marina Jayme Ros, al de Extremadura Francisco Regalado, al de Navarra Segundo Martín, al cabo de artillería de marina Rafael Chasco, y al primer cabo de granaderos de marina Juan Moreno, cuyos dos últimos individuos, además de cumplir con los institutos de su obligación, han desempeñado a mi satisfacción varias comisiones tan cuidadosas como arriesgadas”

Fuente: Varias gazetas

Buenas.

La actuacion de la escuadra española a pesar delo que pueda parecer. sirvio y mucho para la campaña terrestre, serebreve enentraren antecedentes:
En noviembre de 1794 un contingente frances de unos 22.000 hombres se presenta ante Rosas.
Los españoles reforzados por mar apenas llegaban a los 4.000.
Los franceses montaron su campamento a poniente de la fortaleza de Rosas y con 2 baterias se inicio el fuego contra los defensores el 22 de diciembre.
Un intenso bombardeo cayo sobre los defensores, mas como metodo de presion sobre el gobernador Tovar para que empezara a pensar en una rendicion que como voluntad de iniciar un asalto.
Hemos de recordar que la mayor fortaleza de europa, el castillo de San Fernando de Figueras habia caido poco antes en manos francesas, asi que estos creian poder reiditar su exito.
EL marques de las Amarillas ante el poco empuje de Tovar lo sustituye por el general Domingo Izquierdo, veterano del sitio de Toulon.
Gracias a la superioridad de la Armada española, con la flota al mando de Gravina, los refuerzos y viveres podian ser desembarcados, a la vez que la flota dificultaba las acciones del ejercito frances.
El 5 de diciembre un desertor frances informa que estos tienen previsto montar una bateria a poniente de la fortaleza para bombardear la escuadra, realizando los españoles una salida con exito para desmontarla.
Los franceses diseñaron entonces para poder desalojar la escuadra, un plan que consistia en apoderarse del castillo de la Trinidad "le Bouton" como lo llamaban ellos.
Tras arduos combates del final de diciembre hasta pasado reyes, con intenso fuego artillero, los defensores de la Trinidad acabaran abandonando la posicion en una salida nocturna, y embarcar en la escuadra. Hasta bien entrada la mañana siguiente los franceses no se daran cuanta de la salida de los defensores, y aun asi, cuando se percatan de ello, seguiran bombardeando la Trinidad por si acaso hubiera dentro una partida de soldados amagados.
Una vez en manos enemigas la posicion de la Trinidad, la situacion de la escuadra era bastante comprometida, ya que el castillo domina la bahia. A pesar de ello la escuadra siguio algunas semanas mas apoyando a Rosas.
Ante la dureza del asedio, de los bombardeos, se decidio tras 2 meses de resistencia embarcar a los defensores en la escuadra, la noche del 3 de febrero, quedando 300 soldados en tierra, que se rindieron al dia siguiente.
Podemos sin miedo afirmar que el esfuerzo invertido por los franceses a tomar Rosas, la resistencia encontrada, influencio negativamente en el curso de la guerra para ellos y permitira alcanzar un acuerdo, el de Basilea de julio de 1795

Estimado Martín Alvarez:
Felicitaciones por este material. Los sitios y bloqueos (especialmente si incluyeron la participación de naves sutiles o extraordinarias al estilo de las baterías flotantes de Gibraltar o los retoques que los ingleses hicieron al "Galicia" en Cartagena de Indias -dicho sea de paso, nunca he visto una ilustración de este navío "aparejado" por los ingleses para combatir contra las fortalezas) siempre me han resultado muy interesantes.
¿Cuál es el número de la lancha de dos cañones que tuve heridos al volar la bombardera Nº 2 (está entre los primeros correos)?
Saludos
Rioplatense

Amigo rioplatense
consultando de nuevo las gazetas he visto que el numero de la cañonera a la que te refieres es la numero uno

Haciendo una pequeña aportacion a la perfecta expilcacion dada por nuestro almirante Eusebio, decir que la armada consciente de lo que se jugaba, no dudo en enviar mas unidades, por eso en visperas del 6 de enero Gravina comunica al capitan general de Cataluña del arribo de la escuadra de Langara para unirse a las operaciones.
Citando textualmente de su parte en la gazeta " compuesta, a mas de los navios de tres puentes, y ocho de 74, y varias fragatas, debiendosele unir otros diversos buques tambien de 74 con la mayor brevedad"

Parte del mayor de la escuadra D Antonio de Yepes elevado por el comandante general de la escuadra D Federico Gravina el día 10 de enero al general jefe D Joseph Urrutia

“Exmo. Sr.: Conforme a la orden de V.E. para mandar y dirigir las embarcaciones menores que debían ir a salvar y reembarcar los oficiales y tropa del castillo de la Trinidad; por haber este hecho la señal de tener la brecha abierta y no poderse mantener mas, me dirigí a la orilla del monte en donde esta situado, alas 7 de la noche, que era la hora señalada para esta operación: los enemigos al favor de la luna, que estaba bastante clara, me descubrieron, y rompieron el fuego de sus baterías con excesiva viveza; pero no obstante este obstáculo no desistí de la empresa, logrando atracar a la costa y embarcar todos los oficiales y tropa sin haber dejado uno, salvando igualmente todos los heridos.