En todos los días siguientes reinaron vientos flojos del 3º y 4º cuadrante, a favor de los cuales logre recalar la mañana de l 8 sobre la Punta del Pescado, a distancia como de 4 leguas, en cuya situación calmaron aquellos enteramente, y se declaro nuevamente el E, que continuo el resto del día con varias alteraciones y contrastes en la noche. Amaneció el 9 y se experimento en todo él el viento al E y ESE, con los cuales durante la mañana y a favor de las corrientes, que eran favorables, me puse con toda la escuadra a barlovento de esta bahía, en donde (sin embargo de que iba refrescando por instantes el SE) determine fondear para evitar por ese medio una forzosa arribada, a que quedaba expuesta como a otras muchas perjudiciales contingencias de mantenerse en la mar con viento duro y contrario y aparatos de contraste en la noche.

Aunque por causa del mal tiempo no fue posible fondear la escuadra en el paraje, que tenia determinad, a fin de colocarla en la debida conveniente disposición de sostener las operaciones predeterminadas, lo verifico, no obstante en la mejor formación y orden posible conforme a lo que para en este caso estaba prevenido a los comandantes de los buques para mayor seguridad de estos y resguardo de las embarcaciones memores y de transporte, reservando para mas oportunas ocasión el tomar el ancladero mas útil y ventajoso a facilitar mis ideas, para sostener los ataques . Di las órdenes convenientes, así para que la escuadra quedase asegurada como para que en la noche se repitiesen las rondas, además de las avanzadas, y se estuviese con la vigilancia, que exigía la inmediación a los enemigos.

Estos ni al tiempo de fondear la escuadra ni el resto de la noche hicieron movimiento alguno particular más que haber disparado 3 cañonazos con bala al tiempo de largar sus banderas en la plaza y baluartes, después de haber asegurado con uno las insignias de este navío.

Se dieron en la misma noche todas las disposiciones conducentes a que quedasen las lanchas cañoneras, bombarderas y obuseras no solo aseguradas, si no también completas de sus municiones, y todo lo demás que necesitasen para operar luego que calmase la mar, y viento del NE, se arreglaron por su orden, y quedaron dadas todas las correspondientes para el ataque en la mañana del 10, si el tiempo lo permitía.

Al amanecer de este día se advirtió que los argelinos habían formado hasta 55 lanchas desde la punta del muelle hasta la batería cubierta del Escollo, muy próxima a tierra. Continuaba la marea del NE y el viento por el SE, por lo que no pudo emprenderse el primer ataque, y quedo dispuesto para el amanecer del siguiente día; lo que tampoco pudo verificarse, porque en la noche viento el NE con bastante fuerza, por lo cual toda ella se ocupo en ocurrir a la seguridad de las embarcaciones menores, suministrándolas calabrotes y anclotes competentes.

Todo el día 11 permaneció la marejada del NE y afirmó el viento por el NO algo fresco, el cual hizo calmar aquella, aparentando la serenidad de la noche, la que esperaba al día siguiente par a dar principio a las operaciones.

A las 4 y media de la mañana de hoy hice la señal de aproximarse para el ataque, y mande que se preparasen para operar las cañoneras y los buques, que debían sostenerlas, disponiéndose a ocupar los puestos, que les había señalado para ofender a las cañoneras enemigas durante la acción. A las 5 disparo la plaza un cañonazo, y se descubrieron sus lanchas formadas en la disposición expresada. A esta hora mande formar la línea y previne se avanzase.

A las 6 y media estando ya todo pronto, y las lanchas sobre los remos, me embarque en mi falúa y pase con mi mayor general D Joseph Lorenzo de Goycochea y los ayudantes en diferentes botas para su formación y colocación en sus respectivos puestos, que verificaron a mi satisfacción.

En esta disposición me dirigí hacia la plaza, que tenia formadas sus cañoneras, bombarderas y galeotas hasta en numero de 67 embarcaciones desde el fuerte de Badason por la parte de S hasta el muelle de la banda del N. y colocada nuestra línea de lanchas lo mas al S que me fue posible, con reflexión a que por esta parte tenían sus fortificaciones menos números de cañones, disparo la Plaza una bomba que propaso nuestra línea mas de 100 toesas, lo que certifico estábamos en disposición de hacer fuego con utilidad, escusando la prueba, que tenia premeditada para el alcance.

A las 8 y minutos hice la señal de romper el fuego, y lo verifico la línea con todo ardor y con atención a mis señales, que eran repetidas por mi mayor, y continuo sin alteración hasta las 10 y 20 minutos, que mande se retirasen en buen orden por haber consumido sus municiones todas las lanchas.

La acción fue tan bien excutada por nuestra línea como sostenida por las galeras de la Religión de San Juan, galeota San Antonio, balandras, xabeques y bergantines españoles y napolitanos, que cubrían las alas de derecha e izquierda, habiendo acreditado unos y otros particular serenidad, espíritu y bizarría, concurriendo iguales circunstancias en los oficiales, que mandaban los botes y lanchas de la escuadra y buques auxiliares, que asistieron al ataque, a que también concurrió el caballero de Forteguerni Mayor General de las fuerzas de S. M. Siciliana incorporadas a esta expedición.

Durante el ataque se observo el acierto de nuestros fuegos, que después confirmaron las ruinas que se advirtieron en la población, y el incendio que no pudieron apagar hasta las 4 de la tarde; y de las lanchas enemigas se volaron 4 en la acción.
Los daños experimentados por nuestra parte son los siguientes. En la bombardera num. 23 de resultas de haberse corrido la espoleta y reventado la bomba dentro murieron el condestable y 3 marineros, y quedaron 6 heridos, los 4 gravemente. En la obusera num. 19 un artillero herido de consideración sin que se haya experimentado en los buques daño alguno particular; y en una de las cañoneras mandadas por oficiales napolitanos murieron 2 marineros por haberse inflamado el cartucho al introducirle en le cañón.

El numero de tiros de los enemigos asciende a 202 bombas y 1164 balas, y por nuestra parte 600 bombas, 1440 balas y 260 granadas. Quedaron inmediatamente reemplazadas de municiones las lanchas, y dadas las disposiciones para repetir el ataque en la tarde; pero habiendo refrescado el viento por el E no lo ha permitido, por lo que lo he diferido para el amanecer de mañana si calmase; siendo muy extraordinario que en la actual estación se experimentasen uno vientos tan duros como irregulares con continuos contrastes y variaciones.

En esta tarde ha ocurrido la desgracia de haberse volado la cañonera num. 27 mandada por los oficiales napolitanos D Joseph Rodríguez y D Carlos de Arfand, el primero alférez de navío, y el segundo de fragata, que al parecer por descuido se prendió fuego al pañol de la pólvora. Murieron los citados oficiales, y se ignora aun por ser ya tarde el número de gente, que ha perecido en ella, siendo 6 hombres los que únicamente se han salvado de su tripulación.

A las 6 de esta tarde fondearon en esta bahía los 2 navíos y 2 fragatas de S.M. Fidelísima

FUENTE: Gazeta de Madrid

EXTRACTO DEL DIARIO DE NAVEGACION DEL BERGANTE INFANTE.
ARGEL 1783. La expedición que desaparecio.

Fuente: Elogio del general Escaño.

El día 1 de julio se dieron las ultimas ordenes para quedar prontos a salir el día siguiente, como se empezó a verificar; pero estando el tiempo cerrado, mando el general a medio día que las lanchas arribasen al abrigo de la subida, por estar el viento al NE., quedando los buques mayores cruzando. Esta arribada se repitió tres veces, hasta que llamándose el viento al S.O., el 13 de julio dimos la vela al amanecer.

Día 13.
Reunidos todos se hizo derrota al Cabo Tenes, en la costa de África; pero refrescando el viento y engruesando la mar, como las lanchas llevaban dentro sus morteros y cañones, empezaron a sufrir averías y hacer señales de incomodidad. Nuestro bergantín tomo a remolque una de ellas por la noche, pues manifestó tener el palo rendido, mas como al reconocerse al amanecer, se encontrase en disposición de poder aguantar la cela, dejamos el remolque.

Día 14.
Se ocupo este día en reunirse la expedición; se dio un repiquete al N., y después se viro al S. La mar estaba más llana y el viento del O. más bonancible.

Día 15.
Habiendo vuelto a refrescar el viento por la mañana, varias lanchas, pusieron señales de incomodidad. El galeón Carmen se atravesó junto a un, y al pasar nosotros por su costado, nos dijo que otra iba de arribada, hacia mucho agua, por lo que arribaos sobre ella y supimos que hacia tanta por sus fondos, que en agregándose a la que entraba al atravesase, no podían sacar con la bomba y baldes ora igual cantidad; por consiguiente se iba a pique y no podía orzar. Inmediatamente hicimos señal al general de esta ocurrencia, manifestando necesitaba arribar; tuvimos por contestación que tomásemos la lancha a remolque. Como esta orden se daba en el supuesto de que por este medio se salvaría la lancha, avisamos que no se podía ejecutar la orden del general. Este mando que pasásemos por su popa. Estábamos ya dos leguas a sotavento de la expedición, y una mas la lancha, que durante el tiempo de estas señales había corrido sin variar derrota. Entonces nos dio caza otra lancha que traía la orden de que tomásemos a remolque a la que hacia agua, y que si se iba a pique recogiésemos la gente.

Arribamos para cumplir esta orden, pero antes de llegar a la lancha perdimos de vista la expedición. Cuando le hablamos y enteramos de la orden del general, nos contesto que si tomaba el remolque, se perdía la lancha; que se le dijese donde se encontraba para dirigirse a puerto. Se le hizo conocer que la isla de Formentera, punto de reunión, demoraba al N.N.E., que se dirigiese a ella porque íbamos a reconocer otras tres lanchas que venían en popa con señal, solicitando pronto auxilio.
Dejando aquella en derrota para Formentera, nos dirigimos a la primera de las que venían en popa, que traía el palo rendido; la tomamos a remolque y ceñimos para esperar a la otras dos; pero los clamores de los que iban remolcados, manifestando se anegaban y no podían aguantar, a pesar de nuestro poco aparejo, nos hizo arribar. Por fin llegaron las otras dos lanchas haciendo mucho agua; la una con la entena hacha pedazos, y la otra con el palo desacuñado y sin tener con que sujetarlo, por lo que, y estando mas de ocho leguas a sotavento de donde se creía la expedición, el bergantín Infante se dirigió a Formentera con las cuatro lanchas.

Día 16.
Por la mañana llame al comandante mas antiguo de las lanchas, le di la orden de entrar en el puerto de Ibiza, y aprontase con la mayor brevedad, tomando la maestranza matriculada y los auxilios del subdelegado y capitán del puerto, por que el bergantín seguía a incorporarse con la expedición, para informar al general del estado de las lanchas, y poderlas llevar a donde se hallase cuando estuvieses compuestas. Entraron en Ibiza, y nos dirigimos al cabo Tenes.

Día 18.
Reconocimos este cabo, y no viendo a la expedición nos dirigimos a Argel.

Día 21.
En la bahía de Argel no encontramos más embarcaciones que las del tráfico de la costa, por lo que nos pusimos en derrota para Ibiza.

Día 22.
En la noche de este día dimos fondo en Ibiza, donde solo encontramos a las cuatro lanchas que habíamos dejado, dos prontas a salir, y las otras dos lo estarían a los tres días.

Día 23
Reemplazamos la aguada y leña, y supimos que la expedición había arribado a Lugar-nuevo, por lo que determinamos ir a reunirnos con ella.

Día 24
Después de dejar la orden para que se incorporasen las lanchas con cualquiera buque de la expedición que fuera a buscarlas, pero con el encargo de poner en pliego cerrado el aviso del punto a donde se dirigiesen, para recogerlo a nuestro regreso, dimos la vela para Lugar-nuevo.

Día 25.
Fondeamos por la tarde en Lugar-nuevo, y supimos que el 22 había salido de allí la expedición, y que no había dejado órdenes para los que estaban separados. Inmediatamente volvimos a dar la vela para Ibiza.

Día 28.
Llegamos a Ibiza, donde se nos enteró de que el 25 había entrado el jabeque San Antonio con orden de llevarse las lanchas, como lo verifico el 26, sin haber dejado aviso ni noticia alguna para nosotros. Estaban en el mismo fondeadero dos lanchas que habían llegado el 27, y sus comandantes nos dijeron que el día 26, estando la expedición a tres leguas de Argel, había entrado un ventazo por el E., que no pudiendo aguantarlo les obligo a arribar, y discurrían que habría arribado también la expedición.

Día 29.
Al amanecer dimos la vela en busca de la expedición, dirigiéndonos a la bahía de Argel.

Día 30.
Llegamos a cinco leguas de Argel con poco viento del N., mucha mar del viento, y sin ver ninguna embarcación, como esperábamos sucediese si estuviera fondeada la expedición. La noche la pasamos en calma.

Día 31
Pasamos el día con turbonadas del N. y N.E., y nos dirigimos a Lugar-nuevo

Día 1 de agosto

Al amanecer entramos en este puerto, donde supimos que la reunión debía verificarse en Oran, si los vientos reinaban del E., y en Argel si del O., pasando primero por cabo de Tenes, donde habría embarcaciones cruzando. Esta orden la envío precisado el día 26. En el momento dimos la vela para Oran con viento al N.E.

Día 4
Estando a dos leguas del fondeadero de Mazalquivir supimos por un mercante que la expedición no estaba en aquel puerto, por lo que nos dirigimos al cabo de Tenes.

Día 9.
Reconocimos el cabo, pero habiendo refrescado más el levante, y no ganando nada sobre la costa por el poco andar del bergantín, seguimos la bordada de afuera hasta Ibiza, y preguntando si tenían alguna noticia, nos dijeron solamente que las lanchas que habíamos dejado, salieron el día 7. En su consecuencia, mandamos hacer rumbo de nuevo a la bahía de Argel.

Día 13.
Este día nos incorporamos en la bahía de Argel con el navío San Pascual y la fragata Rosa, y supimos que el día 9 se había retirado la expedición a Cartagena, por lo que hicimos derrota a este departamento.

Día 16.
Dimos fondo en Cartagena, donde encontramos la expedición, que estaba desarmando. También llegaron las dos lanchas de Ibiza, que después de haber salido, tuvieron que arribar obligadas por el tiempo.