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 Los Portaaviones VIII 
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Nuevo mensaje Los Portaaviones VIII
Lucha en medio del Pacífico



Con la evacuación de Guadalcanal por los japoneses en febrero de 1943, la guerra del Pacífico, tomó el sesgo, por una parte de un avance norteamericano de isla en isla por la cadena de las Salomón y el archipiélago de Bismarck; y de otra parte de una ofensiva conjunta aliada para expulsar a sus enemigos de Nueva Guinea.

En ninguna de estas dos operaciones era precisa la intervención de los portaaviones, ya que ambas habían de ser llevadas a cabo dentro del alcance de la aviación con bases en tierra.

La verdad es que ninguno de los bandos contrarios estaba por entonces en condiciones de poder emplear sus propios portaaviones en grandes operaciones ofensivas.

Los japoneses habían perdido tal número de pilotos experimentados sin que pudieran ser reemplazados de forma inmediata, que optaron por desplegar los restantes grupos de sus buques por las bases aéreas de las islas, en donde sufrieron una eficaz revisión hasta noviembre de 1943 en que los supervivientes fueron de nuevo reembarcados y la flota de portaaviones regresó al Japón para repostar y para sufrir la consiguiente recorrida.

La fuerza de portaaviones norteamericanos a continuación de la Batalla de las Islas Santa Cruz, quedó reducida durante un período de tiempo al único superviviente, el Enterprise, que además estaba reparando sólo provisionalmente.

La petición de apoyo del alto mando a sus aliados ingleses obtuvo respuesta con el envío del Victorious que para entonces había sido reequipado con aviones norteamericanos y acondicionado para operar con ellos.

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HMS Victorious, petroleando


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USS Saratoga CV-3


Unido al Saratoga, que ya había concluido la reparación de sus averías, operaron ambos buques conjuntamente frente a las costas de Noumea durante varios meses, lo cual permitió al Enterprise regresar a casa para ser sometido a una completa reparación definitiva.

Durante este tiempo ambos contendientes se esforzaron en reconstruir sus respectivas fuerzas navales de portaviones.

Los norteamericanos con su industria gigante y su pasmosa capacidad de concentración naval así como su inagotable reserva de hombres siempre a punto para su transformación en aviadores navales, ganaron la ventaja de forma abrumadora.

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03 Dic 2010 21:12
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Un enorme programa de construcción de portaaviones de escuadra de 27.100 toneladas de la clase Essex había sido comenzado antes de estallar la guerra con 33 nudos de marcha, dotados de dos ascensores a crujía y uno más a cada banda, que les permitía operar más de 100 aviones.

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USS Essex CV-9


El prototipo de esta serie fue entregado el último día del año 1942. Además, a principios de 1942, cinco cruceros ligeros de 10.000 toneladas que estaban en construcción habían sido transformados en portaaviones ligeros (de unas 11.000 toneladas), pero rápidos (32 nudos) y podían operar con unos 35 aviones por buque.

El prototipo de esta clase, el Independence, se terminó en enero de 1943.

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USS Independence CV- 22


Para fines de este año, seis buques de la primera serie y cinco de la segunda estaban en condiciones de entrar en fuego con la flota del Pacífico.

Por el contrario, el programa japonés consistente en seis portaaviones de escuadra de 29.300 toneladas de la clase Taiho, más 15 de 17.150 toneladas de la clase Unryu y el Shinano, que era el tercer acorazado de la serie Yamato botado ya y apto para ser transformado en portaaviones, comenzando a mediados de 1942.

El proyecto del Taiho, el primero y fundamentalmente el único de su clase que fue construido, incorporaba las enseñanzas de Midway, por lo que llevaba una sólida cubierta de vuelo blindada, así como sus ascensores y una protección de costado similar a la de un acorazado.

Estaba también generosamente artillado con piezas antiaéreas, equipado con radar y era capaz para operar con 63 aviones.

A pesar de todo, no estuvo en condiciones de entrar en servicio antes de 1944.

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IJN Taiho


Solamente el cabeza de serie de la clase Unryu, y otro más, el Amagi, llegaron a tiempo para ser terminados, entrando en servicio el primero a fines de 1944 para ser hundido a los pocos días por un submarino norteamericano en diciembre de ese mismo año, antes de haber llegado a entrar en combate.

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IJN Unryu


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IJN Amagi


El Amagi aunque quedó terminado aproximadamente al mismo tiempo, nunca llegó a entrar propiamente en servicio.

Dos portaaviones se incorporaron aproximadamente por entonces y procedían de la transformación de los portahidroaviones Chitóse y Chiyoda, que tenían una marcha de 29 nudos y podían poner en operación 30 aviones cada uno.

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IJN Chitóse como portahidroaviones


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IJN Chitóse reconvertido


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IJN Chiyoda


Del mismo modo que los ingleses y los norteamericanos, los japoneses también convirtieron algunos buques mercantes en por-taaviones auxiliares, pero nunca en tan gran cantidad.

Tres barcos de la clase Taiyo, de 20.000 toneladas, habían sido terminados con una velocidad de sólo 21 nudos y una dotación de 23 aviones, pero fueron utilizados principalmente para el transporte a bordo de aviones hasta las bases de las islas o para el entrenamiento de nuevos pilotos navales.

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IJN Taiyo

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04 Dic 2010 20:38
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Dos buques más de la clase Shinyo de 17.500 toneladas y el Kaiyo, de 13.600, debieron haber sido recibidos por la Marina a fines de 1943, pero resultaron demasiado lentos para poder operar conjuntamente con la flota.

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IJN Shinyo


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IJN Kaiyo


La comparación de los aviones utilizados por las flotas enemigas revela el cambio producido en la notable ventaja que llevaban los japoneses sobre sus oponentes en las primeras batallas navales de portaaviones.

El caza que se seguía utilizando aún era el Cero.

Aunque las nuevas versiones modificadas de este prototipo habían conseguido mejores características de vuelo, lo cierto es que este avión había sido ya claramente rebasado por el Grumman Hellcat, que para entonces era ya el caza "standard" en la Flota norteamericana.

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Grumman Hellcat


Del mismo modo el reemplazo del Devastator por el Grumman Avenger y el equipamiento con mejores torpedos dio a los norteamericanos al fin, un avión eficaz como auténtico bombardero de ataque o torpedero.

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Grumman Avenger


Fue mucho menos satisfactorio el reemplazamiento del bien experimentado Dauntless, bombardero en picado, por el Curtiss Helldiver, en una gran parte de los portaaviones.

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Curtiss SB2C Helldiver


Por lo tanto, durante 1943, la fuerza de portaaviones norteamericana sobrepasó a la japonesa no sólo en tamaño sino en calidad y por ello en el mes de mayo se decidió comenzar a hacer uso de esa superioridad iniciando una nueva estrategia suplementaria de la que el metódico avance de Mac Arthur iba desarrollando de isla en isla hasta las Filipinas.

Consistía en asestar un golpe directo a través del Pacífico central, al corazón mismo del sistema defensivo japonés, mediante una serie de asaltos anfibios a las islas clave.

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04 Dic 2010 22:32
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
La Quinta Flota de los Estados Unidos mandada por el vicealmirante R. A. Spruance, se destinó a este fin dotándola de dos fuerzas anfibias de ataque, la Septentrional o Fuerza Operativa 52 con base de entrenamiento y concentración en las Islas Hawai y la Meridional, o Fuerza Operativa 53, desplegada en el Pacífico Sur.

Cada una de ellas disponía de su propia formación de portaaviones de escolta y de buques de superficie que la daban suficiente protección aérea directa.

La flota de portaaviones se componía de cuatro Grupos Operativos, los cuales se combinaban entre sí para formar la Fuerza Operativa 50.

Esta fuerza de ataque de portaaviones se iba a emplear para reblandecer la defensa de las bases enemigas que iban a ser ocupadas y para neutralizarla en las otras próximas desde las que podía darse a aquéllas apoyo directo.

Los primeros objetivos seleccionados fueron Tarawa y Makin en el archipiélago de las Gilbert y fueron conquistados el 20 y el 23 de noviembre de 1943, respectivamente.

Después la Quinta Flota volvió su atención hacia las islas Marshall, a fines de enero de 1944, siendo tomados los atolones de Kwajalien y Majuro tras haber los portaaviones y la aviación de tierra desde Tarawa, neutralizado las islas próximas.

El siguiente objetivo principal fueron las Marianas, cuyo asalto se programó para junio de 1944.

Anteriormente fue tomado Eniwetok y mientras se llevaba a cabo esta operación, la gran movilidad de la fuerza de portaaviones rápidos permitió que fueran utilizados para atacar Truk; de esta forma se simultanearon los ataques a Truk y a las Marianas, distantes 1.000 kilómetros entre sí.

En la primera de estas dos importantes bases navales, además de quedar fuera de combate 270 aviones, dos cruceros, cuatro destructores, 19 transportes y cinco petroleros resultaron hundidos y los japoneses se vieron forzados a retirar la Flota Combinada a Palan primeramente y más tarde a Singapur.

A Guam, Saipan y Tinian, en las Marianas, había llegado una gran fuerza de aviones de bombardeo nuevos procedentes del Japón, pero resultó destruida antes de que pudiera prácticamente intervenir en combate.

Las pérdidas sufridas por el Japón hasta entonces habían sido exclusivamente de posiciones avanzadas.

Pero las Marianas formaban parte del principal perímetro defensivo y constituían un punto vital en el escenario de la línea de comunicaciones con las regiones meridionales.

Un ataque contra estas islas tenía que ser rechazado por el grueso de la Flota Combinada, que en estos momentos ya estaba reorganizada bajo el mando de su nuevo jefe, el almirante Soemu Toyoda, con su cuartel general en el Japón.

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Almirante Soemu Toyoda

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04 Dic 2010 22:56
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El mando de lo que se llamaba entonces la Flota Móvil fue dado al vicealmirante Jisaburo Ozawa, que había sucedido a Nagumo en el mando de la Tercera Flota después de la Batalla de las Islas de Santa Cruz.

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Vicealmirante Jisaburo Ozawa


La Flota Móvil fue organizada en tres grupos:

-La fuerza de vanguardia al mando del Vicealmirante Kurita, que comprendía tres portaaviones ligeros, el Chitóse, el Chiyoda y el Zuhio operando bajo la protección directa del grueso de los buques de línea Yamato, Musahi, Haruna y Kongo, cuatro cruceros y la correspondiente cortina de destructores.

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Vicealmirante Kurita


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IJN Yamato


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IJN Musahi


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IJN Haruna


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IJN Kongo


-La Fuerza A, bajo el mando directo de Ozawa con su insignia en el portaaviones Taiho, acompañado del Shokaku y del Zuikaku que llevaba el grueso del potencial aéreo con unos 200 aviones.

-La fuerza B, bajo el mando del contralmirante Yoshina estaba agrupada entorno al portaaviones ligero Ryujo, y los medianos Junyo y Hiyo. La fuerza aérea en total estaba formada por 430 aviones.

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IJN Ryujo


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IJN Junyo


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IJN Hiyo

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05 Dic 2010 22:58
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Cuando el 15 de junio de 1944 llegó al Alto mando japonés la noticia de que las tropas norteamericanas estaban desembarcando en Saipan, fue la señal para que la flota abandonase la base naval avanzada de Tawi.

Tawi, en el Archipiélago Sulú y se dirigiera al Mar de Filipinas para dar la batalla.

La flota con que iba a batirse había crecido para entonces hasta siete portaaviones de escuadra y ocho portaaviones ligeros, formando en conjunto la Fuerza Operativa 58, que se dividía a su vez en cuatro Grupos Operativos, cada uno con su cortina de cruceros y destructores y operando en conjunto una cifra de aviones próxima a los 900 mandados por el Vicealmirante Marc Mitscher.

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Vicealmirante Marc Mitscher


Había además otra Fuerza Operativa de siete acorazados y cuatro cruceros.

Los grandes progresos alcanzados en el radar, en las comunicaciones electrónicas, así como la experiencia adquirida en la dirección de la caza, permitía a esta enorme formación de buques operar y maniobrar como si se tratase de un solo cuerpo y defenderse de los ataques aéreos enemigos con un grado tal de perfección que nunca hubiese podido ser ni soñado en los días de las primeras batallas de portaaviones.

El plan japonés confiaba en la habilidad de poder poner en juego un gran número de aviones navales procedente de las bases terrestres de las islas, capaz de contrarrestar las perspectivas adversas, aun antes de que tuviese lugar el primer encuentro naval propiamente dicho.

La salida de Ozawa fue conocida por Spruance el día 16 por la información de un submarino norteamericano que patrullaba frente al Estrecho de San Bernardino.

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De iz. a dch. Almirante Raymon A. Spruance cxomandante de la 6ª Flota, Almirante Ernest J. King Jefe de operaciones navales, y Comandante en Jefe de la Flota Norteamericana, Almirante Chester W. Nimitz, Comandante de la Flota del Pacífico, y General de Brigada Sanderford Jarman del U.S. Army


En este momento, dos de los grupos de portaaviones de Spruance estaban alejados atacando los aeródromos de Iwo Jima y Chichi Jima, a unos 1.000 kilómetros al Norte de Saipan, pero los cálculos demostraron que Ozawa no estaría dentro del alcance de la fuerza de choque antes del día 19; los grupos de portaaviones podían completar, pues, la neutralización de aquellas dos islas antes de reemprender la navegación para el encuentro con su flota a unos 300 kilómetros al Oeste de las Marianas, al mediodía del 18.

Por parte de Spruance no había interés en empeñar a ultranza la batalla, porque él recordaba la propensión de los japoneses al planteamiento de complejas operaciones estratégicas y a presentar objetivos de diversión.

Y en este caso, este último supuesto podía arrastrarlo fuera del campo de batalla en tanto que la aún poderosa flota de batalla japonesa navegaba en torno, presta a caer sobre las fuerzas de asalto que atacaban Saipan y cuya defensa era de la incumbencia y máxima responsabilidad de Spruance.

Por la tarde del 18 su flota había concentrado tres de sus grupos de portaviones, el 58,1, el 58,3 y el 58,2, dispuestos en una línea de fila de 15 millas por ese mismo orden de Norte a Sur, mientras que 15 millas al Oeste, en dirección al enemigo, quedaba el Grupo Operativo 58,7, es decir, la línea de batalla de los buques pesados destinados a dar protección de fuego artillero masivo junto con el cuarto grupo de portaaviones, el 58,4, situado unas 12 millas al Norte y cuya misión era dar la correspondiente protección de cazas.

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05 Dic 2010 23:58
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Entre tanto Ozawa había empleado las horas de luz del día 17 en repostar sus buques por medio de sus petroleros auxiliares, antes de reanudar su rumbo hacia el Este.

Sus tres grupos quedaron dispuestos en formación de triángulo aproximadamente en su vértice próximo al enemigo estaba la Fuerza de Vanguardia de Kurita, sobre la que se confiaba serían concentrados los ataques del enemigo, alejándose así de los grandes portaaviones, y haciéndole caer dentro del fuego artillero de los acorazados y cruceros propios.

A unas 100 millas a retaguardia navegaban los otros dos grupos separados 15 millas entre sí.

Aunque fue descubierta una parte de la flota de Ozawa y reportada por el submarino norteamericano Cavalla en la tarde del día 17, el mensaje no llegó a poder de Spruance hasta la mañana siguiente a primera hora, por lo que la información resultaba demasiado "trasnochada" para proceder de acuerdo con ella.

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USS Cavalla (SS-244)


Quedó entonces patente la superioridad de la aviación naval japonesa de reconocimiento, porque mientras Spruance no volvía a recibir ulteriores noticias de la flota enemiga en todo el día 18 procedente de los aviones propios de reconocimiento con base en tierra, los hidroaviones del grupo de vanguardia de Ozawa, que habían sido catapultados desde los buques, habían ya localizado a primera hora de la tarde a tres de los grupos de la Fuerza Operativa 58, navegando a una distancia de unos 550 kilómetros.

Ozawa estaba fuera del alcance de los aviones de los portaaviones norteamericanos, pero éstos estaban dentro del de los hidroaviones japoneses, y con objeto de conservar esta situación, Ozawa gobernó al Sudoeste durante toda la noche y se preparó para atacar a la mañana siguiente.

Mientras tanto Spruance, del mismo modo deseoso de mantenerse dentro del alcance de apoyo de los grupos de ataque frente a Saipan, había evolucionado navegando hacia el Este desde el anochecer.

Cuando a las 22-00 horas Pearl Harbour anunciaba que las estaciones de localización radiogoniométricas situaban a la flota enemiga a unos 600 kilómetros al Sudoeste de la suya, decidió no obstante conservar esta situación, Ozawa gobernó al Sudoeste durante toda la noche y se preparó para atacar a la mañana siguiente.

Mientras tanto, Spruance del mismo modo deseoso de mantenerse dentro del alcance de apoyo de los grupos de ataque frente a Saipan, había navegado evolucionando hacia el Este desde el anochecer.

Cuando a las 22-00 horas Pearl Harbour anunciaba que las estaciones de localización radiogoniométricas situaban a la flota enemiga a unos 600 kilómetros al Oeste-Sudoeste de la suya, decidió, no obstante, mantenerse en su decisión a pesar de la sugerencia del Comandante de la Fuerza Operativa 58, vicealmirante Mack Mitscher, en favor de que el rumbo fuese alterado para poder lanzar el ataque al amanecer.

Aproximadamente al mismo tiempo, un hidro localizaba a Ozawa a más de 1.000 kilómetros al Oeste de Saipan, pero hasta las 09-00 horas de la mañana siguiente no llega tampoco este avistamiento a poder de Spruance, es decir, demasiado tarde ya para su correcta utilización.

La descubierta efectuada por aviones de los propios portaaviones, al amanecer, no pudo lograr ningún contacto.

En contraste, los hidros y los aviones de reconocimiento de los portaaviones de la fuerza de vanguardia de Ozawa habían recuperado el contacto y aunque muchos de ellos fueron interceptados a distancia por la patrulla aérea de combate del Grupo Operativo 58,4 y derribados, lo cierto es que Ozawa disponía de la información que precisaba para poder lanzar su primera oleada de ataque, compuesta de 45 caza-bombarderos Cero, ocho aviones torpederos y 16 cazas Cero de escolta desde los portaaviones de la Fuerza de Vanguardia a las 08-30 horas, seguida media hora después por 56 bombarderos en picado Val, 27 torpederos Kate y una escolta de 48 cazas Cero procedente de los grandes portaaviones de escuadra de la Fuerza A.

A las 09-30 horas aún pudo lanzar otra última oleada de 47 aviones procedentes de la Fuerza B. Mientras los grupos de portaaviones maniobrando a toda velocidad, se disponían a evolucionar para poner proa al viento, a fin de lanzar o recoger sus aviones, tuvo lugar ún episodio que al principio parecía no iba a tener mayor importancia.

La flota de Ozawa había llegado a la línea de vigilancia submarina formada por cuatro sumergibles norteamericanos astutamente desplegados para su interceptación.

A través del periscopio de uno de ellos, el Albacore, el capitán de fragata Blanchard contempló la visión más maravillosa con que se podía alegrar el corazón de un submarinista; el precioso buque insignia de Ozawa, el Taiho, navegando rumbo directo proa al viento mientras despegaban sus aviones.

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USS Albacore SS-218


Un fallo de último momento del computador de datos en el tubo lanzatorpedos del submarino estuvo a punto de robarle a Blanchard su triunfo, pero al menos uno de los torpedos de la salva dio en el blanco.

Bien protegidos, como en verdad lo estaba el Tahio, quedó muy lejos de resultar gravemente averiado al parecer, ni tan siquiera dañado.

Pero tras el blindaje protector, la onda de explosión, por causas desconocidas totalmente, había reventado un tanque que contenía gasolina de aviación.

Comenzaba a desatarse la cadena de percances que culminaría en tragedia seis horas después. Pero mientras, el portaaviones continuaba en la acción y operando con todos sus aviones.

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06 Dic 2010 11:29
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Casi 650 kilómetros al Este, la Fuerza Operativa 58 había entrado en faena de forma similar.

Desde el alba, los Hellcat de las patrullas de combate aéreo estaban ya en el cielo azul y despejado del Pacífico.

Otras habían estado operando sobre la isla de Guam en donde, de acuerdo con el plan japonés, los aviones procedentes de las bases terrestres en las islas, se habían reunido para tomar parte en el ataque contra la flota norteamericana.

Fueron muchos menos de los que se había previsto en el plan y la oposición que encontraron resultó mucho mayor de lo que se esperaba como consecuencia de la cautelosa medida tomada por Spruance de no alejarse demasiado lejos de las islas.

Hacia las 10-00 horas los campos de aviación de Guam habían quedado temporalmente neutralizados y Mitscher en disposición de poder llamar a sus cazas.

Y lo hizo a tiempo; porque en aquel momento la primera oleada de aviones japoneses de ataque era detectada en las pantallas del radar en formación de combate y a una distancia de 250 kilómetros.

Toda la formación de portaaviones puso proa al viento.

Desde sus cubiertas un chorro de aviones despegaba y se lanzaba al aire.

Todos los bombarderos y aviones torpederos que estaban aparcados sobre cubierta fueron lanzados a volar, evolucionando hacia el Este con objeto de dejar despejadas las cubiertas para los cazas; los Hellcat comenzaron a bramar y así, sin parar, despegaban, entraban en combate y tomaban cubierta para ser reequipados y lanzados de nuevo durante todo el día, un total de 300 aviones empeñados en interceptar las oleadas procedentes de los portaaviones enemigos o de los aeródromos de Guam.

Lo que sucedió a continuación es lo que los victoriosos pilotos norteamericanos dieron en llamar "la gran cacería de patos de las Marianas".

La estrategia desarrollada por Spruance, que había sido muy criticada como demasiado cautelosa, le permitió oponer al ataque enemigo una barrera prácticamente impenetrable.

Mucho antes de que llegasen hasta sus objetivos, los Hellcats en número abrumador se avalanzaban sobre ellos, y algunos trababan combate con los Cero de escolta sobre los que disfrutaban una decisiva ventaja en características de vuelo; otros se lanzaron sobre los desgraciados Kates y Vals, zambulléndolos o incendiándolos hasta que caían al azul del mar, dejando el rastro negro de su destrucción.

Pasmosamente un puñado de aviones de ataque consiguió romper la defensa y enfrentarse al fuego de barrera de los acorazados, cruceros y destructores.

Lograron tan sólo inflingir daños menores a los portaaviones Wasp y Bunker Hill.

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USS Wasp CV-7


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USS Bunker Hill CV-17


Unos 30 supervivientes de los 200 aviones atacantes en las dos primeras oleadas fueron todos los que pudieron regresar a sus portaaviones para contar el cuento de los portaaviones norteamericanos, que según ellos quedaban incendiados y hundiéndose.

El primer grupo de ataque de 47 aviones de la Fuerza "B", se extravió derivando demasiado hacia el Norte; la mitad de ellos no consiguen encontrar ni un solo objetivo y regresar; el resto tuvo suerte en localizar el grupo de portaaviones norteamericanos del Norte y se lanzaron al ataque.

Los Hellcats derribaron siete de ellos; el resto picó, lanzó sus bombas más que deprisa y sin acierto y escapó a continuación.

Antes de que Ozawa conociera la magnitud de este desastre, su grupo de portaaviones sufrió la primera catástrofe, porque a las 12-20 horas el Shokaku se tambaleaba bajo el impacto de la explosión de tres torpedos.

Procedían del submarino Cavalla, el cual, tras la primera localización de la flota japonesa, había continuado su persecución durante toda la noche, siendo recompensado al encontrarse al fin en una posición ideal de ataque, cuando la Fuerza "A" puso proa al viento para recoger sus aviones.

En medio del humo y de las llamas que salían de los incendios de la gasolina, el Shokaku tuvo que abandonar la formación.

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Hundimiento del IJN Shokaku


En las tres horas siguientes se hicieron esfuerzos desesperados para controlar los fuegos, pero quedaban contrarrestados a medida que los gases de la gasolina iban explotando por todo el buque.

Llegó el final a este veterano de todas las batallas navales de portaaviones desde Pearl Harbour, excepto Midway, cuando una gran explosión torciéndolo y desgarrándolo lo echó a pique.

Casi al mismo tiempo, la desgracia caía sobre el buque insignia de Ozawa.

Los gases procedentes del tanque de gasolina averiado, se habían ido concentrando.

Para ventilarlos se dio orden de poner en marcha el sistema de ventilación forzada por todo el buque.

Fue un error garrafal, porque se extendió la mezcla explosiva y de forma inevitable, al saltar una chispa, los puso en deflagración con lo que el buque entero quedó envuelto en llamar, desgarrándose su casco.

El Taiho estaba claramente sentenciado.

Ozawa y su estado mayor trasbordaron al crucero Haguro y se dio la orden de abandono del buque.

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IJN Haguro


Sólo 500 hombres de su tripulación de 2.150 fueron recogidos cuando una nueva y potente explosión sobrevino y el portaviones, zozobrando, se hundió.

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A pesar de estas desalentadoras catástrofes, los japoneses, envalentonados con las noticias de los triunfos que traían sus pilotos, continuaron atacando ferozmente.

Desde el último portaaviones de escuadra que quedaba, el Zuikaku, y desde los tres portaaviones ligeros de la Fuerza "B", se lanzó una nueva oleada de 87 aviones.

Equivocadamente fueron conducidos con un rumbo demasiado al Sur.

También fueron instruidos para ir seguidamente a Guam, una vez terminaran su ataque, para allí repostar de esencia y munición; la real situación de las cosas en los aeródromos de esta isla no había sido aún debidamente reportada al almirante Ozawa.

Menos de la mitad de la formación consiguieron localizar al grupo Sur de portaaviones enemigos, realizando un ataque sin eficacia y muchos de ellos fueron derribados.

El resto, integrado por 49 aviones, llegó hasta Guam y sus pistas dañadas por los cráteres de las bombas.

Entrando en combate contra 27 Hellcats, 30 de ellos fueron abatidos, cayendo al mar o sobre las pistas en donde intentaban aterrizar.

Para las 16-00 horas el espacio aéreo sobre toda la flota norteamericana había quedado totalmente barrido de aviones enemigos.

Los combates continuaron sobre la isla de Guam y Rota varias horas más, porque los japoneses intentaban enviar refuerzos, lo único que consiguieron fue caer destrozados en el momento de tomar tierra o capotar sobre las pistas llenas de embudos.

Como Ozawa no conocía los detalles de las operaciones desde su improvisado nuevo buque insignia, que no disponía de sistemas de comunicación lo suficientemente desarrollados para tan importante misión, sólo sabía que habían regresado a bordo 130 aviones de los 373 que habían despegado de sus portaaviones.

Las pérdidas "operacionales" tan elevadas entre sus poco entrenados pilotos, se cebaron sobre los aviones embarcados de tal forma que cuando la noche caía, el día 19, sólo quedaban a bordo 102 aviones de los 430 con los que se había iniciado la batalla.

Otros 50 aviones más de base en tierra, habían sido destruidos también durante ese día.

La táctica defensiva de Spruance había sido en cierto modo forzada por la falta de noticias que él tenía del paradero exacto del enemigo.

Pero no cabe duda que resultó correcta, cuando lo cierto es que condujo a un descalabro a las dotaciones de vuelo de los portaaviones japoneses, cuyas pérdidas ya nunca pudieron ser repuestas a tiempo para poder intervenir en la guerra.

El precio para los norteamericanos había sido tan sólo de 33 aviones propios derribados más otras seis pérdidas "operacionales".

Ni un solo buque había resultado gravemente averiado.

Con el poder aéreo enemigo tan quebrantado, Spruance estaba, por fin, en condiciones para lanzarse a la ofensiva.

Dejando a uno de sus grupos de portaaviones (el Grupo Operativo 58,4) para proteger a la fuerza anfibia frente a Saipan, puso proa con el resto de los buques al Oeste a toda marcha durante la noche, en la confianza de que para el amanecer tendría ya alguna información sobre la localización de la fuerza enemiga que le permitiría lanzar un ataque contra ella.

Pero le fallaron totalmente sus esperanzas. La aviación propia de reconocimiento a larga distancia con base en tierra fracasó en su misión de descubrir y seguir al enemigo y entre tanto Ozawa, a su vez, había gobernado hacia el Noroeste para encontrarse con sus petroleros y reabastecerse.

Quedaba así por tanto fuera del radio de acción de los aviones de reconocimiento lanzados desde la Fuerza Operativa 58 al amanecer.

Mientras Spruance avanzaba hacia poniente durante toda la mañana y la tarde del día 20, Ozawa, aún bajo la creencia de que sus pilotos habían inflingido grandes pérdidas al enemigo el día anterior, había desoído la sugerencia del almirante Kurita, su segundo en el mando y menos optimista que él, que en evitación de más pérdidas convenía regresar con la fuerza a Japón.

En vez de ello, ordenó que su fuerza se preparase para repostar antes de volver de nuevo al ataque.

Tan sólo unos 100 aviones quedaban a bordo de sus portaaviones, en condiciones de vuelo, pero él creía que muchos de los que faltaban habían aterrizado felizmente en Guam y por tanto que se encontrarían en condiciones de volver a tomar parte en la lucha.

Esta decisión resultó fatal, cuando por fin, un avión de reconocimiento del Enterprise dio con la escuadra aproximadamente a las 16-00 horas.

Pero era ya algo tarde ese día; el enemigo estaba justo al alcance de los aviones de ataque norteamericanos; y aunque el lanzar el ataque significaba tener que recoger a los pilotos, no muy preparados para vuelo nocturno, después del ocaso Mac Mitscher suplicó que se le dejara intentarlo.

Spruance aceptó, y a la media hora del avistamiento enemigo, 77 bombarderos en picado y 54 aviones torpederos con una escolta de 85 cazas estaban despegando y se dirigían hacia el sol poniente.

Era ya el crepúsculo cuando descubrían al enemigo y esquivaron la débil cortina de protección de Ceros formada con lo único de que los japoneses habían podido disponer, y se lanzaron al ataque.

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06 Dic 2010 14:26
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
A cambio de la perdida de 14 aviones, consiguieron torpedear y hundir al portaaviones Hiyo y el Zuikaku fue alcanzado por varias bombas provocando una deflagración que a poco resultó fatal; el Chiyoda fue también incendiado y quedó con su cubierta de vuelo destrozada.

Imagen

IJN Zuikaku atacado


Un acorazado y un crucero fueron igualmente averiados por las bombas.

De los 190 aviones con que Ozawa había comenzado la jornada, sólo sobrevivían 35.

El almirante japonés al fin hubo de reconocer su derrota total y cuando durante la noche regresaba hacia Okinawa, presentó su dimisión que no le fue aceptada.

Entre tanto los aviones norteamericanos volaban de regreso a lo largo de su ruta de 500 kilómetros hacia los portaaviones en medio de la creciente oscuridad y con la perspectiva para muchos de sus pilotos de tener que hacer su primera toma de cubierta nocturna.

La noche había caído sobre los portaaviones de Mitscher y éste a despecho de los submarinos y de los bombarderos enemigos, ordenó que se iluminasen completamente con las luces de balizaje de la cubierta de vuelo, reflectores y bengalas de emergencia.

A pesar de todo esto, no menos de 80 aviones se estrellaron sobre las cubiertas o se precipitaron al agua cuando se les acabó la gasolina.

Sin embargo fueron muy pocas las tripulaciones que perecieron.

Se montó una amplia operación de rescate durante toda la noche y al día siguiente y cuando se dio ésta por concluida se pudo comprobar que tan sólo 16 pilotos y 33 tripulantes se habían perdido en toda la operación.

La mayor batalla naval de portaaviones de toda la historia y una de las más decisivas de la guerra había concluido.

El hecho de que una gran parte de la Flota japonesa hubiera escapado de la destrucción iba a levantar duras críticas contra la cautelosa estrategia desarrollada por Spruance, en particular por parte de los aviadores navales, los cuales consideraban, acertadamente acaso, que Halsey habría procedido de forma más audaz.

Pero si se hubiese llevado adelante esta otra opción, es muy dudoso el que hubiera podido alcanzarse un mayor éxito.

Si los dos bandos hubiesen cambiado entre sí sus golpes simultáneamente, tal como sucedió en las primeras batallas de portaaviones, quizá se hubiesen hundido más buques japoneses, pero las pérdidas del lado norteamericano habrían podido ser importantes.

Lo cierto era que Spruance, en aquel momento, había barrido prácticamente el poder aeronaval japonés a costa de un precio milagrosamente corto para una victoria de tal magnitud.

Aunque los buques Zuikaku, Ruhyo, Chitóse, Chiyoda, Zuiho y Ryujo habían escapado, los japoneses ya no estarían jamás en condiciones de poder entrenar tripulaciones aéreas para ellos.

Cuando sobrevino la batalla final, los supervivientes serían tan sólo "tigres desdentados" que habrían de entregarse a operaciones de sacrificio, según la tradicional estrategia naval japonesa.


FIN Portaaviones VIII

Fuentes: De Trafalgar a nuestros días Vol IV, Editorial Delta // Navíos & Veleros, Editorial Planeta –Agostini // Portaaviones, editorial San Martin por Donald Macintyre // La flota de alta mar Japonesa, editorial San Martin, por Richard Humble.//Brithis Aircraf 1939/45 Osprey. Chris Henry, Battle of the Coral Sea, Ed. Naval Institute Press// La Guerra Naval en el Mediterráneo, Luis de la Sierra- Ed. Juventud // La Guerra Naval en el Atlántico, Luis de la Sierra- Ed. Juventud, La Guerra Naval en el Pacífico de Luis de la Sierra- Ed. Juventud.


Imágenes: fuentes anteriores, Wikipedia, Imperial Japanese Aircraft Carriers 1921-45, Profile Wars Ships, US Navy Aircrft 1923-45, Encyklopedia Okretov, Royal Navy, RAF Museun, Naval History, aircraftinformation, 24 flotilla,La Bancarella Aeronautica, Bundersarchiv, Departament of history naval, Naval historical center, dixiewing.org, Maritime Quest, archivos personales

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08 Dic 2010 11:50
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Impresionante, como las entregas I-VII. De calidad de libro. Lo mejor, para mi, es el tratamiento de algunos buques y hechos de armas poco conocidos.

¿Podría comprobar la foto del Avenger? Tengo la duda de si se trata de un Dauntless.

Un abrazo

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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Efectivamente la imagen corresponde a un Dauntless

Imagen


Una imagen comparativa entre el Dauntless, arriba, y debajo el Avenger donde se aprecia el carenado de la bodega para bombas o torpedos, caraterístico de este avión

un saludo

Antonio

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09 Dic 2010 09:44
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Efectivamente la fotografía, no es de un Grumman Avenger, cosas que le ocurren a uno, cuando no se repasa, lo que se pone, por tanto muchas gracias por la corrección, amigo gcoenders, lo mismo que a Orfebre que esta al <quite>.

PD, corregido

Saludos

Sotacómitre

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09 Dic 2010 22:30
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Muy buena la foto, muestra perfectamente la característica más notable de este avión, que es la de llevar el torpedo internamente. El aparato siguió prestando servicios en la Posguerra. Toda una escuadrilla de avengers se perdió en el triángulo de las Bermudas pasada la contienda, hecho recordado por muchas películas de ciencia-ficción. Algunos aparatos fueron incluso modificados como aviones antisubmarinos y se alargó su vida útil con esta nueva configuración más acorde con los tiempos de la Guerra Fría.

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10 Dic 2010 11:55
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Los aviones del vuelo 19 se convirtieron en un misterio tras su desaparición.

Son los que aparecen en la película "Encuentros en la tercera fase" de 1977 pero al parecer sus restos se encontraron en 1991.

Al no haber misterio el asunto deja de interesar.

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10 Dic 2010 20:55
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Tras l a batalla de Truk, el submarino USS Tang, logro recuperar a no menos de 22 pilotos US abatidos.
Para finales de 1944 tras la campaña de las Gilbert y Marshall, unos 224 pilotos abatidos fueron rescatados por submarinos en pocos meses, y solo los Catalinas de Guadalcanal rescatron a unos 161 pilotos en solo 8 meses.

Dos fotos del rescate por el USS Tang en Truk:
Imagen
en esta se ve a un hidro cuyo piloto para rescatar a varios otros, no dudo en sacrificar el avion.


Imagen
Y aqui los 22 pilotos recogidos por el USS Tang.

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01 Ene 2011 07:48
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Nuevo mensaje Re: Los Portaaviones VIII
Y el ex presidente G.H. Bush, fue abatido en la IIGM cuando pertenecia al San Jacinto, y fue derribado en la accion contra las instalaciones de la isla de Chichijima en las Bonin, alla por 1944, rescatado por el USS Finback, en esa accion el USS Finback rescato a no menos de 5 pilotos.

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01 Ene 2011 07:56
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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com