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Fecha actual 17 Jun 2025 17:28
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Guerra Hispano-Americana del año de 1898
Autor |
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Somormujador
Grumete
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San Vicente de Cabo- Verde .28 Abril 1898
Sr. D. Joaquín López Hijosa.
Querido don Joaquín:
El día 14 escribí á Alfredo, de lo que supongo á usted enterado y hoy, víspera de nuestra salida para las Antillas, no quiero dejar de hacerlo a usted, porque aunque sabe que cuanto escribo á casa es común á todos los amigos, sin embargo, parece que los recuerdos solos, incluidos en una carta, no expresan todo lo que personalizada indica.
Desde aquella fecha las noticias abundan, siendo tantas que su mención una á una requiere espacio mucho mayor que el de una carta y por tanto me limitaré á lo más culminante.
Llegaron el 18 el San Francisco y el 19 el Oquendo y el Vizcaya, este último con los fondos tan sucios que, desde Puerto Rico hasta aquí, ha consumido 200 toneladas de carbón más que su compañero, lo que implica una disminución en la velocidad, horaria de 3 á 5 millas y una pérdida en el radio de acción considerable, con detrimento de una de las principales ventajas de esta clase de cruceros. Se intentó limpiarle á flote por medio de buzos, no consiguiéndolo más que en una pequeña fracción que en nada ha mejorado la situación del buque.
Esto reviste una importancia grandísima en lo que se refiere á los movimientos de esta escuadra que ha de supeditar su marcha á la del buque de menor velocidad, y á la que afectan por lo tanto las pérdidas que de esta se presenten en cualquiera de las unidades que la componen.
El San Francisco ha traído 2.000 toneladas de carbón que han sido transbordadas á nuestros barcos con extraordinaria lentitud á consecuencia de la falta de medios y recursos en este puerto y además se han comprado 700 toneladas, únicas que aquí han podido encontrarse al exorbitante precio de 51 chelines una.
Este último detalle dará á usted una idea de cómo empezamos, porque en esta ocasión, aunque pocas y caras, las hemos encontrado, pero cualquiera que sea el precio, ¿hallaremos en nuestra peregrinación el que necesitemos, cuando nos sea imprescindible su adquisición?
Por lo pronto, según tengo entendido, sale para Puerto Rico un cargamento, y es de suponer que declarada la guerra no alcance su destino, y respecto al que se envíe en nuestra busca, una vez que abandonemos este fondeadero,es casi seguro que no llegará, y si tuviera la suerte de arribar á cualquier puerto de los nuestros, salvando los obstáculos que para impedirlo disponga el enemigo, esta misma facilidad en la burla será un serio obstáculo para que sirva de utilidad á esta escuadra.
El día 20 se reunió la junta de jefes que mandan estos barcos por indicación del Ministro, y bajo la presidencia del almirante, para discutir si en las circunstancias actuales connviene que estas fuerzas vayan á América ó cubran nuestras costas y Canarias para desde estos sitios acudir á cualquier contingencia.
La opinión ha sido unánime: el continuar el viaje para Puerto Rico ó Cuba será desastroso, mientras que permaneciendo en Canarias, quedarán estas Islas libres de un golpe de mano y se podrá acudir en defensa de las costas de la - madre patria, si los americanos, llevados de la audacia que en todo les caracteríza, intentaran algo contra ella.
Comprenderá usted desde luego lo justificadísimo de esta opinión, porque mandar á estos barcos á combatir al propio terreno del enemigo, mucho más poderoso que nosotros, separándonos de la metrópoli más de 2.000 millas, es caminar al más pavoroso de los desastres. Luchando ellos en sus aguas limítrofes, ricos en toda clase de elementos, con buenos, puertos militares y mejores recursos, podrán reponerse con prontitud del consumo. Que de estos vayan haciendo, encontrando fácil refugio donde remediar las averías á que las contingencias de un combate pueda exponerles.
Nosotros, en cambio, tenemos en España-si es que á esta hora lo hay-todo aquello de que nuestra penuria é imprevisión nos permite disponer, y al empezar la campaña comenzamos por elegir. Para terreno del combate el que está situado-como digo anteriormente á 2.000 y pico de millas de la base de operaciones, porque la isla de Cuba no puede conceptuarse, en el estado en que hoy se encuentra, apropiada para este objeto. Lo sería si sobre ella y con el debido tiempo se hubieran acumulado todo género de pertrechos de guerra, así como el carbón, grasas y aceites, etc., tan necesarios para el sostenimiento y movilidad de estas fuerzas, si en vez de contar con el solo puerto de la Habana- indudablemente bien fortificado-se contara con algún otro de sus extensas costas debidamente artillado, donde nuestros buques pudieran encontrar seguro refugio cuando las necesidades de la guerra así lo exigieran, y finalmente, si en estos puertos hallasen con facilidad los elementos necesarios para remediar averías que dentro modo serán causa de su inacción.
Pero reducida hoy la isla de Cuba á su puerto de la Habana,-en el que, como es natural, recaerá toda la atención de los americanos,-no será fácil tomarle sin librar un combate seguro con el núcleo de las más poderosas fuerzas enemigas, y excusado es decir a usted cuál será el resultado para nosotros.
No cabe más, por tanto, que tomar algúno de sus indefensos fondeaderos y en este caso, ó ser bloqueados con notable ventaja del enemigo, ó abandonarlo dado que lo permitieran las fuerzas que hubiera delante, sosteniendo un combate, que si nos fuera favorable serviría únicamente para hacemos cambiar de sitio, esperar recursos, que seguramente no podrían llegar á nosotros, y sucumbir al fin y á la postre destruyendo estos patrios pedazos para evitar su vergonzosa entrega.
Además de esto, ni en Cuba ni en Puerto Rico contamos con ningún barco que pueda venir á sumarse á esta escuadra aumentando su poder naval, pues todos aquellos elementos que allí se remitieron, duermen el sueño de los justos, ante la falta de medios para atender á las exigencias que la dura campaña á que fueron sometidos hoy reclama, y que en los arsenales de la Habana y San Juan, superiores en penuria y pobreza á los nuestros, en la actualidad no existen.
España es, por consiguiente, la única base de operaciones que tenemos; en ella es donde habremos de adquirir lo necesario para nuestros ejércitos de mar y tierra y remitirlo después á lo que es motivo y teatro de la guerra, lo cual supone necesariamente el dominio de la mar, exclusiva vía de comunicación posible que hay que sostener franca á toda costa.
Ahora bien, ¿quiere usted decirme, si estas fuerzas marchan á Cuba o Puerto Rico y son bloqueadas en alguno de sus puertos o destruidas en un combate prematuro cuyo momento y condiciones no esté en nuestras manos elegir, qué nos queda para sostener aquellas comunicaciones? ¿Con qué podremos prestar defensa á los convoyes que las necesidades del ejército-factor el más importante de la guerra-exige?¿Qué para forzar un puerto con estos mismos convoyes, cuando las fuerzas enemigas lo permitan y la necesidad de las tropas así lo reclame?¿Es qué esta importantísima misión va á confiarse á la casualidad ó á las peligrosas contingencias de un vulgar alijo?
Además, perdidas ó inutilizadas estas fuerzas, ¿qué nos resta para proteger nuestras Canarias y las costas de la Península? ¿Quién podrá impedir que un enemigo procaz y orgulloso con la victoria pisotee nuestra querida tierra, bombardee sus puertos y nos arrebate algún trozo de las Canarias hoy sin defensa?
A pesar de estas reflexiones, que supongo encontrará usted lógicas y que concuerdan en absoluto con la opinión que Cervera y todos tienen de la. Campaña, el Gobierno ha dado la orden de salir para Cuba ó Puerto Rico dejando al almirante la elección de uno de sus puertos según las necesidades lo exijan.
La escuadrilla se deshace marchando los torpederos con el Ciudad de Cádiz y el San Francisco á Canarias, y quedando los tres destroyers incorporados á la escuadra, y como con esta determinación el puesto de Villaamil no resulta de lo más airoso, le suplicaba el otro día su amigo y jefe de Estado Mayor, don Joaquín Bustamante, que se volviese á España desde donde podía hacer mucho, é influir notablemente en la suerte futura de estas fuerzas navales, pero don Fernando le contestó que «jamás abandonaría su puesto sin una orden terminante del Gobierno, que debía obedecer, porque por encima de los intereses de la Marina y de los suyos propios estaba su honor como militar,» así es que sigue en el mando de la división de destroyers, y yo continúo con este jefe y amigo por el que siento verdadera veneración y de quien espero mucho y bueno, si las circunstancias ponen en juego su iniciativa, pericia y reconocido valor.
No obstante conocer todos nuestra precaria situación, debilidad y lo funesto de la marcha a las Antillas, el espíritu es de lo más elevado y el deseo de vengar las ofensas hechas á la patria borra por completo de las imaginaciones todas, las negruras y tristezas que envuelven nuestro destino.
Arrostramos gustosos los resultados del desastre que nos aguarda, ambicionando el sacrificio que hoy España nos exige, y al dar en su holocausto nuestra propia sangre, nuestra vida quizás, rendimos con orgullo el tributo sagrado con el que todo buen español debe engalanarse.
Mañana salimos definitivamente; don Fernando va en el Oquendo y yo hago la travesía en el Plutón, y si es posible desde algún sitio daré á usted noticias de nuestro viaje que presumo será una peregrinación dolorosa.
Para terminar envío á usted copia del telegrama que Villaamil ha puesto á Sagasta y que da perfecta idea de lo que ocurre. Dice así:
«Ante la trascendencia que tendrá para la patria el destino dado.á esta escuadra, creo conveniente conozca usted por el amigo que no teme las censuras, que si bien como militares están todos dispuestos á morir honrosamente cumpliendo sus deberes, creo indubitable que el sacrificio de este núcleo de fuerzas navales será tan seguro, como estéril y contraproducente para el término de la guerra, si no se toman en consideración las repetidas observaciones hechas por su almirante al Ministro de Marina.»
Cierro esta, pues lo urgente de las últimas disposiciones no me deja tiempo para nada, y hasta otra, y con recuerdos para todos, sabe...
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16 Dic 2007 21:00 |
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Ensenada
Intendente General
Registrado: 26 Jul 2006 18:05 Mensajes: 33555 Ubicación: A la vista del Mar Mediterráneo. De guardia en el Alcázar y vigilando la escala Real.
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Estimado eusebio
Pues vayamos por partes: retenemos; "Inquebrantable", "Desvelo frente al enemigo", “buscando el modo mas adecuado de hacer mejor el uso de los recursos y tiempos disponibles”, “la acometividad”, “animo resuelto hasta conseguir el éxito”, “en previsión de posibles acciones enemigas adoptara las medidas oportunas”.
Contra esto, he recordado que en la biografía de don Casto Méndez Núñez, está relacionado don Pascual Cervera y Topete, en una acción terrestre, que confirma todo lo que arriba está escrito, por eso llegó al Almirantazgo, no por ser precisamente ningún incompetente:
<<Se le informó ( a Méndez Núñez) que el sultán de Buayán, se había hecho fuerte, en la cota de Pagalungán, a orillas del Gran Río, en una fortaleza que se suponía inexpugnable; estaba rodeada de una muralla de siete metros de altura y seis de espesor, la circundaba y protegía un foso de quince metros de anchura y estaba artillada con cañones de corto alcance, a más de muy bien guarnecida y pertrechada.
A pesar de todo ello decidió atacar; mandó a toda su división se pusiera en marcha hacía aquel lugar, sus fuerzas eran: las goletas Constancia y Valiente y las cañoneras Arayat, Pampanga, Luzón y Toal, más se embarcaron fuerzas del ejercito.
Ordenó el desembarco de las fuerzas del ejército, que eran dos compañías, que intentaron avanzar protegidas por el fuego de las goletas, pero el terreno cenagoso impedía un avance rápido, viendo que así lo único que se conseguía era tener bajas innecesarias, ordenó la retirada.
Después de una noche de recuperación de fuerzas, al amanecer se volvió a atacar, siendo los jefes el teniente de navío señor Malcampo y el alférez de navío don Pascual Cervera, que iba como segundo de la fuerza; en el desembarco fueron apoyados por los cañoneros Arayat y Pampanga, que por efecto de sus fuegos, lograron alcanzar un terreno mucho mejor, pero a una distancia mayor de la fortaleza, así mismo aunque con dificultad lograron posicionar varias piezas de artillería de desembarco; aún así la tenaz resistencia de los joloanos no permitía el acercarse más a la Cota; fue cuando Méndez Núñez, decidió dar el golpe final, sondó algunas zonas con botes y bajo el fuego enemigo, se le notificaron y decidió tomar al abordaje la Fortaleza como si de un buque se tratara; elegido el lugar lanzó a su goleta contra la fortaleza, maniobrando con maestría, logró que sus hombres asaltaran la pertinaz Cota, al mismo tiempo las fuerzas desembarcadas, asaltaron la muralla, aunque en el ataque cayó herido Malcampo, con un balazo que le atravesó el pecho, saliéndole la bala por la espalda, la Cota cayó en manos de los españoles, gracias a la decidida y arriesgada decisión de su comandante en jefe.>>
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Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.
Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.
Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.
Sorpresa y Concentración.
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17 Dic 2007 12:47 |
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Ensenada
Intendente General
Registrado: 26 Jul 2006 18:05 Mensajes: 33555 Ubicación: A la vista del Mar Mediterráneo. De guardia en el Alcázar y vigilando la escala Real.
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Con este relato, pienso que no era ningún dejado, ya que su acción fue tan meritoria que se le ascendió por ello.
Tu mencionas entre otros, este articulo:
Art. 134: Conocerá y aplicara las tácticas y técnicas de combate propias mejorándolas cuanto sea posible, estudiara las del enemigo, se esforzara en obtener la información mas exacta de su situación e intenciones para evitar la sorpresa.
Tengo a mi alcance las Ordenanzas de la Armada Real de Mazarredo de 1793 y no están por ese orden, y también las que las sustituyen, que son las del año de 1984 y el articulo tampoco está, bueno está, pero se refiere a la baja de buques, lo que me indica que ese articulado corresponde a las ordenanzas del Ejército, las cuales no tengo y por ello supongo que son de él, pero desde luego en la Armada ese tipo de afirmaciones no se suelen hacer. Pero aún así viene al pelo de lo que mencionan.
Ya que queda dicho, que Cervera por ser el comandante de quilla del acorazado Pelayo, conocía las tácticas y las técnicas, lo de mejorarlas, pues eso, depende de quién, pues fueron casi inamovibles durante más de 60 años, hasta la aparición de los mísiles. Al enemigo no necesitaba estudiarlo, lo conocía como a su propia palma de la mano, y en cuanto al resto, pues sencillamente se hizo lo que se podía hacer, pues poco más era posible el lograr.
Dices: “En el caso del Restormel, sorprende que las unidades no estuvieran alertas”. En este caso, lo primero que habría que preguntarse, es, si se les había avisado de que llegaba, razón que a pesar de lo extenso de este tema, no se ha mencionado. Además de todo lo ya dicho, de la falta de combustible y la no protección, de los buques que hubieran podido salir a prestarle ayuda, por la falta de una eficaz artillería de costa. Lo que si no me equivoco, hubiera hecho entrar en combate a toda la escuadra y solo hubiera ocurrido lo mismo pero antes, eso sin saber exactamente, donde estaba la marinería, pues sabemos que estaban combatiendo en las Lomas de San Juan, pero no tenemos la certeza de que estuvieran a bordo.
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Sorpresa y Concentración.
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17 Dic 2007 12:52 |
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Ensenada
Intendente General
Registrado: 26 Jul 2006 18:05 Mensajes: 33555 Ubicación: A la vista del Mar Mediterráneo. De guardia en el Alcázar y vigilando la escala Real.
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Y como contestación a tu último vuelco, donde al parecer no han habido adelantos ó de poco sirven, pues no se que contestarte, pero esos adelantos hoy permiten pulverizar una ciudad y por lo tanto a todo un ejército ó una flota ó escuadra a miles de kilómetros y quienes los lanzan, llevan bata blanca, al igual que los médicos. Así que no comparemos, pues vuelvo a repetir, que la guerra en tierra es una cosa y en la mar dentro de un buque otra muy distinta, ya que el mismo proyectil impactando en tierra, puede dejar fuera de combate a una cantidad de personas, variable desde el punto de vista, de la formación en la que se encuentren, mientras que en un buque, se puede ir al fondo del mar, sin ser culpable nadie de la dotación, pero arrastrando a toda ella.
Además sólo siete años después, en 1905, fue puesto en servicio un acorazado, que además da nombre a todos los posteriores y anteriores, dividiendo así los tipos y épocas de ellos, y no me negaras, que si España, hubiera tenido uno de esos en el 98, la flota americana como sucedió en el 70 anterior, no hubiera ni hecho su aparición, me refiero al nuevo acorazado H.M.S. Dreadnought, que a su vez quedó desfasado, al aparecer los super-Dreadnought, como a su vez él hizo, con los denominados genéricamente como pre-Dreadnought, que eran los que tenían los americanos, en Santiago. Así que pienso queda demostrado, que las cosas cambiaron mucho en esos 46 años, como igual sucedió, cuando apareció la Gloire (1859), pues al estar acorazada, dejó inútiles a todos los navíos existentes en el mundo, de ahí las prisas de los británicos en construir su Warrior, pues una vez más los franceses se les habían adelantado. Y no me dirás que las diferencias técnicas en la Armada son muy diferentes a las del Ejército, al menos en el momento de decidir un combate, pues no valen ni merengues, ni palos, las armas son otras desde al menos hace un siglo y medio.
Pero sigues sin decirnos, que es lo que podía haber hecho, en Santiago de Cuba, sabiendo todo lo que no podía hacer, que en mi opinión no era mucho más que lo que hizo, pero lo continuas machacando, sin darnos una posible salida a todo lo que ocurrió.
Por lo que destruir es muy fácil, pero lo complicado es dar alternativas para construir y de eso se trata, es descifrar las posibilidades que él tenía y que no usó, a partir de ahí, podremos hacernos una idea de donde se equivocó, por no hacer lo que ahora pensamos, que debió de hacer y no hizo.
Un cordial saludo
PD: Esto lo aporto, después de leer lo volcado por Somormujador, por lo que como verás, no era Cervera solo el que estaba convencido de la inutilidad de enviar la escuadra, pues comandantes de tanto prestigió como Villaamil, ya estaban en sus mismas condiciones y donde una vez más se ratifica, que ni se tenían órdenes concretas, ni el Gobierno sabía por donde se tenia que ir (y no me refiero a la escuadra), pues nada estaba previsto y como siempre, todo al azar, con prisas y corridas, y contra todo eso no se puede ir, por mucha iniciativa de guerrero que se tenga.
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Sorpresa y Concentración.
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17 Dic 2007 12:57 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Buenas.
Como ya he escrito, no quisiera repetirme, en los argumentos, anteriormente los expuse.
Que ya llevamos 15 paginas debatiendo, cada cual en sus posiciones.
Pero aun asi pondre donde localizarlos:
Algunas opciones ya han sido expuestas el 20/10 a las 08:33, 19:15, el 21/10 11:42, 12:01, 12:19, 18:11, el 23/10 a las 09:14, el 06/11 a las 13:35 y el 10/11 a las 10:18.
Y seguro que me olvido de alguna.
_________________ ¡Izad la señal nº5!: "A los que por su actual posición no combate, tomar una que los lleve rápidamente al fuego"
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17 Dic 2007 23:42 |
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Somormujador
Grumete
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yo, como aquel que decía que había venido a hablar de su libro, pues sigo con el mío.
A continuación, el tercer capítulo, que bajo el título "en marcha" escribe Arderius en su "La Escuadra Española en Santiago de Cuba". Diario de un Testigo por Francisco Arderius, ayudante de órdenes de don Fernando Villaamil a bordo del <<furor>> con un prólogo de Jacinto Octavio Picón.
Barcelona. Tipografía de la casa editorial Maucci, Mallorca,166 y 168. 1903
EN MARCHA .
El 29 de abril abandonó el puerto de San Vicente de Cabo-Verde la escuadra, compuesta del acorazado Colón, los cruceros Teresa, Oquendo y Vizcaya y los destroyers Furor, Terror y Plutón, al mando de su almirante el excelentísimo señor don Pascual Cervera.
Días antes de nuestra salida se tomaron del Ciudad de Cádiz 625 toneladas de carbón, que en este barco existían depositadas con destino a la disuelta escuadrilla de torpederos, así como víveres, repuestos de máquinas y artillería de 75 milímetros de los destroyers con sus correspondientes municiones, lo que se transbordó a los buques grandes, a fin de evitar este peso en los pequeños y poder aumentar en los últimos la cantidad de carbón, elemento de gran necesidad en esta travesía. De este modo y aprovechando todos los espacios humanamente disponibles, se consiguió meter á bordo 34 toneladas más de las que permitían el reducido espacio de sus carboneras.
Los tres buques del tipo Teresa embarcaron 1.080 toneladas cada uno y el Colón 1.270, justificándose este aumento a causa de que su sistema de calderas exigía mayor consumo que el de sus compañeros. Estas cantidades de carbón representaban el combustible estrictamente necesario para arribar a un puerto de la isla de Cuba o Puerto Rico, siguiendo una derrota que, por ser estratégica, no había de ser seguramente la más corta.
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17 Dic 2007 23:55 |
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Somormujador
Grumete
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Poco tiempo después de nuestra salida tomaron los destroyers Plutón, Furor y Terror, los remolques respectivamente del Oquendo, Teresa y Colón, y adoptando la formación prefijada por el almirante, emprendimos la marcha hacia el punto que se indicó una vez fuera de la vista del puerto, y que resultó ser Fort de France (Martinica).
Los días que sucedieron a aquel de nuestra salida no presentaron novedad alguna; la naturaleza parecía proteger nuestra marcha, con tiempo bonancible y buena mar y las distancias a la madre patria se ensanchaban, estrechándose aquellas que nos aproximaban a un porvenir lleno de incertidumbres y amargos desengaños.
Los destroyers entorpecían con su remolque la marcha de los buques grandes, hasta el extremo de tener que reducir la velocidad al poco tiempo de hallamos en la mar a la de 7 y 1/2 millas, por el temor de que peligrase su débil estructura.
Por otra parte, el remolque era imprescindible, porque barcos hechos para adquirir grandes velocidades requieren máquinas delicadísimas y calderas de difícil manejo, cuyo buen funcionamiento y conservación es el todo del objetivo que con ellos se persigue, y como estas cualidades no podían conservarse con la debida exactitud en la larga navegación emprendida-porque no fueron construidos para esta clase de viajes,-se hizo necesario arrastrarles, so pena de encontrarles a nuestra arribada a las Antillas inutilizados para prestar los importantes servicios que las contingencias de la guerra pudieran hacer precisos.
De otro lado, la vida a bordo de estos pequeños barcos navegando es realmente horrible, y no dudó en calificar la idea de su construcción de verdadero crimen de la conciencia, pues la vida del hombre ha sido pospuesta al último de los mecanismos. Máquinas potentes y numerosas calderas, encerrado todo en breve espacio y ocupando más de las dos terceras partes del buque, dejan tan sólo a popa y proa lugares reducidísimos para albergue de la no escasa dotación que su especial servicio requiere.
El personal de maquinistas y fogonero sufre en ellos un verdadero martirio. ¡Cuántas veces he visto sacar de las cámaras donde prestaban sus duros trabajos hombres medio asfixiados, impotentes para resistir las enormes temperaturas que en ellas se desarrollan!.
Cubiertos de sudor frío, jadeantes, hundidos los ojos y vidriosos como los de un ser agónico, temblorosos y pálidos, caían sobre cubierta como fardos inertes, para recibir allí los auxilios que su estado requería, volviéndoles de nuevo a una vida de penosa faena e inconcebible trabajo que minaba poco a poco la existencia de aquellas verdaderas víctimas del deber; consecuencias que se observaban, si bien no en tan exagerado grado, en aquellos que por su hermosa constitución física y robusta complexión, soportaban con menor sufrimiento aquellos ruidos rudos menesteres.
La vida del oficial no es seguramente la más apetecible tampoco. Las cuatro horas seguidas que alternando con sus compañeros tiene que permanecer de guardia, son otras tantas de constante ejercicio a que los exagerados y bruscos balances de estos barcos obliga, y cuando transcurridas aquellas, envuelto en el humo de las chimeneas unas veces, otras en el agua de la mar y las más gozando de ambos elementos, rendidas las piernas, desecha la cintura y agarrotadas las manos de permanecer asido a la delgada barandilla que circunda la plataforma de proa-lugar de la guardia,-se busca en los camarotes el natural descanso, si es de día, la estancia en ellos es completamente imposible en la mayoría de los casos, el sol se encarga, a través de los costados, del débil grueso de una lámina de zinc y sin más defensa que una delgada capa de pintura y corcho molido, de hacer el aire irrespirable por su calor sofocante, y si es durante la noche, en que la temperatura más aceptable hace posible la permanencia en ellos, hay que respirar el insano ambiente que al poco tiempo se desarrolla en aquellas angostas cajas, sin más ventilación que la de una escotilla de bajada, por donde escasamente pasa un hombre de regulares dimensiones y que en la mayoría de los casos la mar obliga a tener herméticamente cerrada.
A esto debe agregarse que los indefinibles movimientos de esta clase de barcos exigen la acuñación del cuerpo en las literas, lo cual dificulta la laxitud de los miembros tan necesario para el descanso.
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17 Dic 2007 23:58 |
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Somormujador
Grumete
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El remolque permitió hasta cierto punto obviar alguno de los inconvenientes citados, especialmente los que atañían al servicio del personal de máquinas y fogonero, sin cuyo requisito hubiera sido imposible mantener las dotaciones en el estado de frescura y descanso tan indispensable para el servicio penoso que les estaba encomendado a nuestra recalada al mar de las Antillas. Empezaron a prestarlo el Furor y Terror el día 9 de mayo, al separarse de la escuadra, a unas 450 millas del puerto elegido de la Martinica, llevando a bordo a su jefe, el señor Villaamil, con el exclusivo objeto de demandar todas aquellas noticias que se pudieran recoger respecto a la situación de la guerra, posiciones de las fuerzas enemigas, puertos bloqueados, etc.., así como de la arribada de los barcos con carbón, que el gobierno había prometido encontraríamos allí, y de cuyos datos dependían los futuros movimientos de los nuestros.
Hasta este momento todo había sido tranquilidad en la lenta marcha de la escuadra,-turbada únicamente por incidentes ligeros, tales como la rotura de algún remolque de los barcos pequeños o leves averías de los grandes, que eran remediadas con extraordinaria rapidez,-quebrantándose esta normalidad en el instante que Villaamil con sus dos barcos se separó del resto, empezando las zozobras y los desengaños y descorriéndose la cortina del inmenso escenario sobre el cual empezaba a representarse la gran tragedia que tuvo por epílogo el desastre.
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18 Dic 2007 00:00 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Disculpad, pero que hizo Cervera, sino quejarse continuamente de esto o aquello. Paginas enteras de quejas han sido escritas.
Que medidas ofensivas, tomo?
Que disposiciones para intentar, y digo intentar, minimizar la victoria enemiga?
Os devuelvo la pregunta: que hizo para aliviar su sitiuacion, o para reducir el alcance de la derrota que el preveia?
Pues si tan buen conocedor era de al situacion, deberia de haber tomado las medidas adecuadas para que su derrota fuera por lo menos de algun provecho, para los del ejercito, o para demostrar a lenemigo que la victoria no seria un camino de rosas.
Pues si el sabia lo que estaba en juego, lo que se perderia, como que no obro para minimizar los daños?
Que fuera valiente, aqui me repito, no se lo niego.
Pero de que sirvio su valentia, si no supo sacar algun provecho?
Pues su salida aparte de demostrar su coraje, no tuvo mas merito que el que le dio a la US Navy, el de poder destruir su flota, como en un tiro al plato.
No pudo colocar a algun buque cerca de la bocana y disparar a los que se acercaban?
Si ya se que me saldeis con lo de la estrechura, las municiones, los alcances...
Pero repito, no veis la pasividad de su estrategia?
Si de joven fue una cosa, con la edad se convirtio en otra. No creo que fuera el mas apropiado para resolver los problemas de la situacion.
Recuerdo la sensacion que saque de la lectura de su alocucion: sacrificio, muerte... sin esperanza de vencer o de salir con alguna ventaja...Aqui se necesitaria la opinion de un entendido en temas mentales.
Leo que conocia al enemigo como la palma de su mano. Aqui se me permitira dudar de ello, pues las "no acciones" de Cervera hablan solas.
Sobre el tan repetido caso del Restormel, no lo vieron llegar, no habia vigilancia en la costa? No pudo situar algun buque en la bocana y disparar al enemigo, aunque sea para dar una oportunidad al carbonero?, no ni eso.
Cierto que la guerra en tierra y en el mar son diferentes, pero hay algo que los combatientes comparten, o deberian: el espiritu de lucha, encaminado hacia un objetivo, una victoria, o una derrota lo menos dolorosa posible.
Cervera no tuvo esa conducta, estaba cegado en la derrota, es mas parece que la buscaba para asi confirmar sus avisos. Malo, muy malo para España esa mentalidad.
Mirad, si Cervera no hubiera sido español,( asi le quitamos algo de hierro al tema), que valoracion sale a relucir de su actuacion?.
Entiendo lo visceral que el tema puede llegar a ser.
Entiendo que actuo con honor, cierto, pero fue esteril su gesto.
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18 Dic 2007 00:16 |
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Mariolugo
Grumete
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¿Qué medidas ofensivas podía tomar? Ninguna.
Repaso tus opciones tácticas:
¿Atacar el comercio USA cuando apenas contó con carbón para llegar a Cuba, mendigándolo en puertos extranjeros?
¿Hacer una salida nocturna que ocasionaria muchas más bajas a los españoles, y no tendría ninguina garantía del más mínimo éxito, pues los destroyers tendrían que acercarse a unos 200-150 metros para hacer un blanco seguro?
¿Dirigirse desde Martinica (12 de mayo) a Cienfuegos, donde debía carbonear, y frente a la cual Schley le esperó al 29 de mayo con 2 acorazados y 1 crucero acorazado y con algún auxiliar?
¿Marchar directamente desde Curaçao a La Habana, cuando el Oquendo y el Vizcaya gastaban más carbón del teórico y podían quedarse sin él, con 2 monitores, varios cruceros menores bloqueando La Habana, varios buques vigilando el canal de Yucatán y Sampson ya vuelto de su incursión sobre San Juan, listo para salir hacia allí?
Esta última no sé si es tuya o de Cervera (nuestro compañero no el almirante): ¿atacar un puerto yanki, cuando el bombardeo de Sampson sobre San Juan gastó 2.000 proyectiles sobre San Juan sin ningún resultado?
¿Que qué hizo Cervera?
¿Intentar llegar a La Habana a pesar de todas las dificultades que ya se han citado hasta la saciedad?:
Necesidad de reparación de los buques.
Dificultad de abastecerse de carbón en Cabo Verde, envío detrás de la Escuadra de los carboneros, en lugar de acompañarle, ausencia de bases intermedias bien pertrechadas y defendidas para llegar a La Habana...
Cervera no se arredó, a pesar de todo ello siguió adelante, pero siempre advirtió de que todo ello era una locura, y que poco podrían hacer. Eso lo tenían claro todos los jefes, en mensajes anteriores has hablado de que Concas o Villaamil (capitanes de navío por cierto) eran más agresivos que Cervera, pero los documentos demuestran que no, que la moral alta no crece en los árboles, y de que todos eran conscientes del desastre. Si no lo advirtieran hasta la saciedad, serían culpables por necedad y falta de previsión, y porque en España era fácil echarle la culpa a la Armada, como se hizo, por la cerrazón de la clase política, la prensa y la opinión pública al ver la realidad.
Lo que se le exigía desde Madrid a Cervera no era resistir nada, sino vencer al enemigo. Destruir todos los acorazados, monitores y cruceros en una gran batalla, "vencer como en Lepanto o morir como en Trafalgar", según palabras de la época, y quien sabe si exigir compensaciones territoriales a EEUU.
¿Obligar a los americanos a hacer un desembarco para bloquear Santiago de Cuba (Guantánamo y Daiquirí), desgastando sus tropas en una operación terrestre que les costó vidas y enormes costes de logística y abastecimiento para bloquear a 4 cruceros y 2 cazatorpederos?. ¿Eso es nada?
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19 Dic 2007 13:10 |
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Mariolugo
Grumete
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Con el Restormel a vueltas, adiestramiento español en artillería = 0, resultado posible impacto español sobre el Restormel, muerte de civiles británicos posible, algo muy agresivo, sin duda, pero nada prudente, querer provocar a Gran Bretaña, ya favorable a una victoria yanki.
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19 Dic 2007 13:14 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Como se puede saber si una salida nocturna sera o no factible, si no se molestan en comprobarlo?
Como se sabe si se fallara el disparo si no se molestan en probarlo?
En cada ocasion, se la pueden jugar a cara o cruz, pero seguro que si se quedan esperando, siempre sera el si...
Lema de una unidad: Who dares wins. o "Qui audet adipiscitur"
_________________ ¡Izad la señal nº5!: "A los que por su actual posición no combate, tomar una que los lleve rápidamente al fuego"
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19 Dic 2007 13:49 |
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Ensenada
Intendente General
Registrado: 26 Jul 2006 18:05 Mensajes: 33555 Ubicación: A la vista del Mar Mediterráneo. De guardia en el Alcázar y vigilando la escala Real.
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Estimado eusebio
Y si se molestan en averiguarlo, pero el resultado es el mismo, resultando, que ya no es posible la salida, ni de día.
¿Que se consigue con eso?
Más de lo mismo. Conclusión, hiciera lo que hiciera criticado, para eso somos españoles, para criticar y no construir.
Un cordial saludo.
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_________________
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño. Marco Tulio Cicerón.
Hay criterios cerrados, de ásperas molleras, con los cuales es inútil argumentar. Miguel de Cervantes Saavedra.
Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros, otros, molinos.
Sorpresa y Concentración.
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19 Dic 2007 13:55 |
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Somormujador
Grumete
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El siguiente capítulo de "La Escuadra Española en Santiago de Cuba". Diario de un Testigo por Francisco Arderius, ayudante de órdenes de don Fernando Villaamil a bordo del <<furor>> con un prólogo de Jacinto Octavio Picón.
Barcelona. Tipografía de la casa editorial Maucci, Mallorca,166 y 168. 1903
se titula Ansiedad y zozobra y queda así:
Desde el día por la mañana, en que se destacaron los destroyers Furor y Terror y se largó el remolque del Plutón, que empezó a navegar por cuenta propia, hasta el día 11 nada ocurrió que particular en la marcha de la escuadra que pudo ser acelerado algo, al encontrarse los buques grandes libres del arrastre de los pequeños, continuando en demanda de aquellas noticias, de las que dependían las operaciones que habían de emprenderse.
La ansiedad que reinaba en todos los espíritus por el conocimiento de éstas era grande, estado de ánimo bien comprensible si se tiene en cuenta la situación crítica en que nuestras fuerzas navales encontraban.
Con carbón escaso para llegar a Cuba o Puerto Rico, era indudable que de no hallar en Martinica o en otro punto donde la necesidad de la guerra hubiera obligado a arribar alguno de los buques carboneros, el que nos había sido prometido, la escuadra quedaba forzada a tomar el primer puerto que se ofreciese, y no aquel que obedeciera a un plan que, por no haber sido concebido y bien meditado, tenía que trazarse de momento, sobre el mar de operaciones, y que desde el instante en que faltaban los elementos de movilización, se hacía imposible.
La imprudencia cometida con el envío de nuestros barcos a las Antillas en tales condiciones que nos colocaban en tan desventurado trance, tenía necesariamente que hacernos tocar amarguísimas consecuencias, cuyos resultados experimentaríamos, primero, los que nos cupo la honra de tripular aquellos desgraciados buques, y más tarde, el país entero.
Compuesta nuestra escuadra de elementos tan heterogéneos que los unos entorpecían la marcha de los otros, habíase sacrificado todo durante la travesía del atlántico -como ya he dicho,- a que los destroyers llegarán en perfecto estado de prestar servicio, pero estas ilusiones empezaron a desvanecerse en la amanecida del día 11, en la cual encontramos al Terror completamente inutilizado y al Furor custodiándole -para no dejarle abandonado de la mar,- hasta adquirir el convencimiento de que había sido visto por la escuadra.
Recogido a remolque por el Teresa, continúo el Furor para su comisión y vuelta al andar lento, que durante algunas horas habíamos dejado.
Las averías del Terror dan una idea de la fragilidad de esta clase de barcos y muestran hasta qué punto debe sometérseles al prudente servicio para el que fueron construidos, porque no bien se les exigió sostener los dos tercios del andar máximo que pueden desarrollar durante 24 horas -contando con un maquinista de envidiable reputación y un personal de máquinas y calderas escogido,- puso al general Cervera en el grave aprieto de tener que abandonar en puerto neutral este elemento, para no exponerlo a las contingencias de un encuentro ni entorpecer, con su remolque, los movimientos del resto de nuestros barcos, que imprescindiblemente habían de ser rápidos en los parajes donde operábamos.
No era el separar de nuestras débiles fuerzas una de sus unidades el único doloroso detalle que habíamos de presenciar en nuestra recalada a Martinica, ni tampoco la única de las muchísimas amarguras que habíamos de experimentar, y particularmente nuestro almirante, a quien en todo caso correspondía la solución de las múltiples y difíciles situaciones que empezaron a presentarse, y sobre el cual cargaría el país toda la responsabilidad del resultado de las contingencias de la campaña; aquéllas se sucedieron cuando en la medianoche del 11 al 12 se incorporó el Furor a la escuadra, después de burlar la caza que un auxiliar americano intentó darle, demostrando una vez más mi inolvidable jefe don Fernando Villaamil, las excepcionales dotes de iniciativa, valor y sangre fría que en todos sus actos le caracterizaron.
Llegó con las deseadas noticias, pero sin que una sola fuera buena; éstas quedaban reducidas a lo siguiente:
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20 Dic 2007 00:44 |
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Somormujador
Grumete
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Que los buques americanos bloqueaban la parte Oeste de la isla de Cuba desde Cárdenas a Cienfuegos, con el grueso de su escuadra; que, según noticias reservadas pero seguras, se hallaban en aquel día sobre Puerto Rico con su almirante a la cabeza, debiendo bombardear la capital; que Puerto Rico sería bloqueado y Santiago de Cuba libre; que había dos cruceros auxiliares enemigos, el Harvard y el San Luis, uno en Guadalupe y el otro en Martinica; que los americanos estuvieron posesionados de Puerto Plata y se creía que también de Samaná, que la guerra de Cuba seguía lo mismo, que en España había crisis ministerial, y para nosotros la más trascendental y grave la de que en Martinica no existía el carbón anunciado y no se nos permitía hacerlo del que hubiere en el puerto, por ser éste el criterio de neutralidad de su gobierno para ambos beligerantes.
Estos informes, que colocaban a la escuadra en situación gravísima, obligaron a su almirante, ya a la vista de Fort de France, a reunir la junta de sus comandantes y segundo jefe a fin de acordar lo que fuera más acertado, y en vista de que la permanencia en Martinica a nada práctico conducía, pues se hacía un consumo de carbón que no había de reponerse; de que era una imprudencia ir sobre Puerto Rico, puesto que sería para entablar un combate a todas luces desventajoso para nosotros y que proporcionaría al enemigo un fácil triunfo, y de que apenas quedaba el carbón necesario para llegar a Santiago de Cuba con la velocidad que se imponía en el mar de operaciones, por unanimidad, se determinó ir a Curaçao en busca del combustible cuyo envío había anunciado el gobierno en 26 de abril.
Dura fue la impresión recibida por no hallar los elementos prometidos, que nos colocaba en la angustiosa situación que todos habíamos presentido a nuestra salida de Cabo Verde, pero mucho más lo fue la que en todos produjo, la lectura de periódicos en que se relataba la destrucción de nuestra escuadra de Filipinas.
La lucha había sido grande, el esfuerzo hecho por nuestros compañeros titánico, pero el resultado práctico contraproducente. Tal había de ser la consecuencia de oponer buques como el Castilla y Cristina, viejos y medio inútiles, a los poderosos que, so pretexto de la cuestión de Oriente, acumularon allí los americanos.
Pagamos el primer tributo de nuestra imprevisión y penuria, y por dónde fue la Marina la encargada de recoger fruto tan amargo, dando su sangre en holocausto de la patria sin elementos con que poder defenderla con toda la energía deseada, peleando hasta sucumbir sus buques, completamente destrozados, y entregando en tan sublime momento un jirón de su honra esclarecida a la fiera opinión, para ser con verdadera ansia devorada; que hambre de pequeñas victorias tienen los pueblos y no de grandes desastres que a nada práctico conducen.
El ataque a las Filipinas, no debió ser sorpresa para el Gobierno; había sido anunciado con anterioridad bastante por el agregado naval a la delegación de España en Washington, el distinguido e ilustrado teniente de navío señor Gutiérrez Sobral, de cuyas advertencias no se hizo caso alguno, creyendo sin duda que los americanos circunscribirían su campaña a Cuba y Puerto Rico, error gravísimo, pues el ataque a nuestras fuerzas navales de Filipinas, como episodio de guerra, era de esperar y como artículo de estrategia naval, rudimentario.
Por otra parte, aunque el Gobierno se hubiera empeñado en mandar a aquel archipiélago buques que lo pusieran al abrigo de los acumulados por el adversario en el mar de la China, la empresa era difícil por la carencia absoluta de aquellos.
No se podía improvisar lo no improvisable y la escasez de recursos navales nos colocó en el duro trance de ver atacadas nuestras colonias, sin poder acudir en auxilio más que de una de ellas y eso, con fuerzas muy inferiores a las que con tiempo y dinero reunieron los enemigos que sus puertos.
La misma desidia que hizo no allegar a Cuba y Puerto Rico todos aquellos pertrechos de guerra que tan necesarios eran para nuestra empresa, fue lo que hizo sorprender a Filipinas en estado de completa indefensión, y cuando, en vista de la catástrofe de Cavite, se pensó en remitir a aquellas Islas lo poco y último que en España nos quedaba, se encontró la escuadra del general Cámara con la negativa del Gobierno egipcio para poder transbordar en sus puertos el carbón de los transportes a los buques de guerra así como la intimación para abandonar aquellos inmediatamente.
La esperanza de una intervención europea en el asunto que provocó nuestra guerra con los Estados Unidos y que hizo adormecerse a nuestro gobierno, no creyendo en ella hasta que finalmente se nos vino encima, se trocaba en el comienzo de nuestra campaña en indiferencia absoluta para contemplar nuestra ruina; los ingleses especialmente ayudaron y ayudarán siempre a sus hermanos de raza y el dios Éxito sonreía a nuestros enemigos que levantaban su enorme garra sobre aquellas colonias de la que nos despojaron.
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20 Dic 2007 00:49 |
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Somormujador
Grumete
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El efecto producido en el Gobierno por el conocimiento de la grave situación de nuestra escuadra de las Antillas y sobre todo la horrible enseñanza de lo ocurrido con la de Filipinas debió de ser tal que por aquella fecha -12 de mayo- telegrafió el ministro de Marina -excelentísimo señor general Bermejo- al almirante Cervera lo siguiente:
"Desde su salida han variado las circunstancias. Se amplían sus instrucciones para que, si no cree que esa escuadra opere ahí con éxito, pueda regresar, Península, reservando su derrota y punto de recalada, con preferencia Cádiz. Acuse de recibo y exprese su determinación.".
Este telegrama no llegó a manos de nuestro almirante ni fue conocido por el hasta después de su vuelta a España, pero en cambio sí recibió -del ministro general Auñón- el que lo anulaba, dictado sin duda por la influencia de aquellos que expidieron al Gobierno, los Gobernadores generales de Cuba y Puerto Rico, conocedores de la orden referida y ante el temor de que fuera ejecutada: decían ambos:
"Gobernador general de Cuba a ministro de Ultramar.
Habana 17 Mayo 98.
Interrogado por mi general Marina, si había recibido noticias sobre situación nuestra escuadra, me dice recibido de Puerto Rico, telegrama cifrado y reservado, manifestando se dirigió telegrama a Fort de France, diciendo al general de nuestra escuadra se amplían sus instrucciones para sí no puede operar aquí con éxito pueda regresar Península, y como de acontecer esto, la situación aquí sería de todo punto insostenible y no me sería posible evitar una revolución sangrienta en esta capital y en toda la isla, donde están ya los ánimos extraordinariamente excitados con la tardanza de la escuadra nuestra, ruego a V.E. me diga si es cierta la citada orden de retirada a la Península y caso de serlo medite el Gobierno la gravísima trascendencia de ese acuerdo, que podía ser causa de una página de sangre y de baldón, derrumbándose nuestra historia, y de la perdición definitiva de esta isla y de la honra de España. Si nuestra escuadra es batida, aumentaría aquí la decisión para vencer o morir; pero si huye, el pánico y la revolución son seguros".
"Gobernador general de puerto rico a ministro de Ultramar.
Puerto Rico 18 Mayo 98.
Orden vuelta escuadra a Península hará caer por tierra entusiasmo isla y su espíritu levantado, después primer combate. Dirán habitantes, España les abandona y situación puede ser gravísima. Cumplo deber sagrado manifestandolo.".
Como se ve por estos telegramas la libertad de acción dada al almirante en el primero se le retiraba después en vista de los temores de revoluciones sangrientas y sucesos gravísimos con que amenazaban aquellos países, que sembraron el luto por toda España y que se creían abandonados por ella si no se les mandaba, sobre lo que allí existía, hasta las últimas rebañaduras del puchero que habían consumido.
Faltaron entonces las energías, la vacilación y el desconcierto empezaron a reinar y la escuadra perdida en principio desde su salida de Cabo Verde lo estaba ya definitivamente.
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20 Dic 2007 00:52 |
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Somormujador
Grumete
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He abandonado la marcha de la escuadra que dejamos al frente de Fort de France para dar a conocer algunas impresiones y sucesos que he creído de imprescindible necesidad para justificar anteriores vaticinios y a crecimientos posteriores: volvamos, pues, a la escuadra.
Determinada nuestra arribada a Curaçao, abandonamos las aguas de Martinica haciendo falso rumbo a Santo Domingo hasta estar a unas 30 millas de aquella isla, dirigiendo los después sobre Curaçao-Chico a cuyo puerto de Santa Ana llegamos el 14 a las siete de la mañana.
Dio orden el almirante de tomar el puerto a los destroyers, y esto se adelantaron pidiendo práctico, el cual no tardó en presentarse, diciéndonos como primer saludo que era preciso esperar autorización del Gobernador.
Partió a tierra, paró la escuadra en vista de esta orden que fue comunicada a la capitana por el Plutón y por medio de señales, y al poco tiempo, volvió el práctico para decirnos que no se permitía la entrada en puerto mas que a dos de los buques, noticia que se comunicó al almirante y que le fue ratificada más tarde por el cónsul de España que pasó a visitarle, añadiendo que se exigía, además, nota previa de sus nombres, tripulación y armamento, así como carbón que necesitaban, limitándose en todo caso la permanencia en el puerto, a 48 horas.
Los barcos elegidos fueron el Teresa y el Vizcaya por ser los más necesitados de combustible, logrando embarcar durante su permanencia en el puerto 300 toneladas de éste, del total de 600 que pudieron hallarse en plaza, no haciéndolo con el resto, primero, porque faltó tiempo y medios de embarque, y segundo y quizás, por consecuencia de un detalle que conviene consignar para dar una idea de lo que es muchas veces el patriotismo en las guerras.
El que facilitó el carbón a nuestros buques, fue el capitán Smith, cónsul de los Estados Unidos en Curaçao, por cuyo acto fue severamente reprendido por su gobierno, replicando entonces -o dando como disculpa- que el carbón era de un amigo del cual había conseguido por patriotismo que no vendería más del que hasta entonces llevaba entregado, de manera que aunque nuestro almirante deseara, ante la necesidad de combustible, seguir almacenando el que quedaba, es casi seguro que se hubiera encontrado con la negativa del propietario para realizar sus propósitos sin obstáculos.
Se compraron allí también los víveres necesarios para completar 30 días de cada buque, y durante la permanencia en puerto de nuestros cruceros dio el Colón carbón al Furor cuyas carboneras estaban a plan barrido, faena que se hizo pesada por tener que verificarlo en botes y en plena mar.
Los demás barcos de nuestra escuadra permanecieron sobre la máquina en espera del Teresa y el Vizcaya, quedando así dividida la misma durante algún tiempo, y creando la consiguiente situación obligó al almirante Cervera a activar todo lo posible el embarque de carbón y víveres y abandonar el puerto antes de las 48 horas ofrecidas por el Gobierno de aquella isla.
Como se ve, nuestra arribada a Curaçao no había sido tan deplorable como la de aquella otra isla cuyas tierras tan sólo percibimos de lejos, pero al conflicto creado y nuestra gravísima situación continuaba, desde el momento en que allí no existían tampoco los recursos anunciados por el Gobierno de la Península.
Seguíamos abandonados a nuestras propias fuerzas, ya bastante debilitadas, y al factor importantísimo pero deficiente de la casualidad.
Los tristes presentimientos que a todos embargaron al salir de Cabo Verde para las Antillas, sin más convoy que la hueca frase de "encontrarán ustedes aquí o allá lo que sea necesario", pasaban a ser hechos palpables, pues ni aquí ni allá encontrábamos nada.
Se redoblaron las precauciones a bordo de nuestros buques, y dispuestos para todo evento y en formación de combate, emprendimos la marcha desde Curaçao a Santiago de Cuba, a cuyo puerto llegamos con toda felicidad el 19 de mayo, a las nueve de la mañana.
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20 Dic 2007 00:55 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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_________________ ¡Izad la señal nº5!: "A los que por su actual posición no combate, tomar una que los lleve rápidamente al fuego"
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20 Dic 2007 10:11 |
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Somormujador
Grumete
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Leí una vez, en un libro de Rudyard Kipling, que un árabe contestaba a un inglés que tenía toda la razón en lo que le contaba, pero que "sin dinero no podemos fabricar máquinas hidrálicas". En lo que llevo trascrito de Arderius, veo por el momento, que no había carbón...y me viene esa frase a la cabeza.
No recuerdo donde leí que los aficionados juegan a la táctica y los profesionales lo hacen a la logística..y no veo que podamos analizar las posibles "que habría pasado si..." sin ponernos en el lugar de los que allí navegaron, conocer las tácticas que estudiaban, el modo de empleo de sus armas y sus sistemas de aprovisionamiento...pues, insisto, el problema español parece ser, sobre todo, un problema logístico.
Siento no poder publicar más rápido el libro entero. Trataré de terminarlo para Navidad, pero la labor es ciertamente pesada para ser preciso en la copia. A continuación, trataré de copiar también otro libro titulado "de mis recuerdos", también de este autor, con más historias de lo sucedido. Pero, con independencia de lo que tarde, insisto en que no me vale que me cuenten lo modernos que eran nuestros buques ni la comparación entre sus artillerías. Veo (leo), que los barcos no andaban por no tener combustible, y que sus condiciones de mantenimiento no eran las más lucidas..y mira por donde, entiendo que ese suele ser el problema nacional.
Y si alguno de vosotros ha realizado el Servicio Militar, o ha pertenecido a las FFAA, tal vez está en condiciones de explicar los verdaderos milagros que se hacen para mantener en funcionamiento (y que parezca de trinca) el material.
Como dice ARG, la Armada española presentaba TEÓRICAMENTE un cuadro muy tranquilizador; pues eso, teóricamente.
No he tenido tiempo de investigarlo, pero aunque se puso dinero para tratar de arreglar la situación, si como dice Arderius, Inglaterra no prestó colaboración....no se, me suena a problema conocido..¿no?.
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20 Dic 2007 20:36 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Buenas.
De problemas, los enemigos tambien los tuvieron.
Sus buques no eran de lo mejor, ni estaban en las mas optimas condiciones.
Poner como excusa para no actuar los problemas, no es serio.
Y muchos de los que escribieron lo hicieron para mitigar su parte de responsabilidad.
Que las memorias que uno escribe, sobre los hechos que le ha tocado vivir, suelen estar mas lejos de la realidad que lo que aparentan.
Que algunos, los que hemos servido ya que lo nombras, hemos en mayor o menor grado sufrido la falta de efectivos, equipo, entrenamiento, pero eso no nos dio pie a la inaccion, ni a eludir el fin del soldado: la lucha, y si se puede la victoria, intentando sacar la mejor tajada posible frente a las adversidades.
Las carencias pueden explicar el resultado final de una accion, pero lo que no han de poder es excusar la falta del espiritu guerrero, la falta de accion, el derrotismo.
El "problema español" es comun a todos los ejercitos, no se libran ni los mas ricos.
Puede que la diferencia este en que aqui, se publiquen, que todos hablan de ello, mientras que en otros lugares se lleva mas en privado, lo cual hacer parecer lo que no es, que no tienen ptroblemas.
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21 Dic 2007 00:12 |
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Somormujador
Grumete
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Bueno, veamos el problema del carbón. ¿Lo tenía Sampson?.
A continuación, analicemos las posibilidades de reponer un buque que tenían ambos almirantes...¿Influyó eso en las decisiones de Cervera?.
Quiero suponer que, aunque la última decisión corresponde al mando de Cervera, este tenía superiores que le limitaban en las que podía tomar. Quiero suponer también que estas limitaciones se transmitían a su Estado Mayor, y que éste era oído por el Almirante antes de tomar la decisión.
Acepto, también, que muchos de los que escribieron sus memorias lo hicieron para mitigar su responsabilidad. Vale. ¿Por qué todos coinciden en sus argumentos?. ¿Quién, en sus memorias acepta las que sugieres?.
Quiero recordar, además, que Cervera esperaba en cualquier momento ser llamado con sus buques de vuelta a la Península para defender a esta del probable ataque americano. Creo que teniendo en cuenta eso, es difícil aceptar lo de inactividad y derrotismo.
El deber del soldado es luchar, estoy de acuerdo, pero no llevar a sus hombres al matadero mientras existan otras soluciones ¿No?.
Como verás, solo he opinado de logística y ahora, lo intento de estrategia, aunque reconozco que es una materia muy subjetiva. ¿Puede alguien indicarme donde encontrar información sobre la doctrina de empleo de nuestros medios navales en aquellos años?. ¿Qué tácticas se empleaban?. ¿Qué papel se esperaba de los cruceros?. ¿Cómo se transmitían las órdenes (entre unidades, entre exploradores y escuadra, dentro del propio buque, del Gobierno)?.
Creo que en vez de discutir y dejarnos llevar por nuestro entusiasmo, podríamos servir mejor a este foro clarificando todos los aspectos que pudieran influir sobre las decisiones de ambos almirantes y dejando, al fin, que cada cual concluya lo que quiera, pero que lo haga con exquisito conocimiento del entorno.
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21 Dic 2007 22:50 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Buenas.
De las 16 paginas, unas 12 o 13 estan llenas de informacion sobre tal o cual aspecto de la contienda.
Que fue lo que hizo Cervera sino llevar al matadero a una parte de sus hombres al salir de Santiago a la luz del dia? Dejo pasar otras opciones.
_________________ ¡Izad la señal nº5!: "A los que por su actual posición no combate, tomar una que los lleve rápidamente al fuego"
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21 Dic 2007 23:28 |
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Mariolugo
Grumete
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Cuando las órdenes le obligaron a ello (¿no quedabamos en que se deben cumplir las órdenes sin discutirlas?), salió de día para evitar menos bajas. En un combate naval, se piensa primero en vencer a los buques enemigos, después en socorrer a los náufragos. Por ej. en el Teresa no había bote ( se había arrojado al agua para evitar incendios junto con un sinfín de muebles), con lo cual las bajas aquí habrían sido mayores. Además, de que los americanos podrían justificarse en la oscuridad para no socorrerlos. Sin olvidarse que los propios botes, en la oscuridad, podrían ser arrollados o incluso dispararse contra ellos (como se hizo en Filipinas).
En cuanto a las tácticas o lo que se esperaba de ellos, estaba muy claro. Según Real Decreto eran acorazados de 2ª clase los "Vizcaya" y el "Colón", al tener blindaje y pesar más de 6.000 toneladas. El "Carlos V" y el "Pelayo" eran acorazados de 1ª clase también por estar protegidos y por su tonelaje. Lo que esperaba el gobierno es que estos acorazados vencieran a los acorazados americanos.
En cuanto a lo que pensaban los mandos, siendo conocedores de la falta de bases bien abastecidas en las colonias, unido a que sabían perfectamente el tipo de barcos que eran y a qué enemigos podían enfrentarse, era pura y simplemente que dicha escuadra no podía vencer a los acorazados americanos.
Ahora bien. Estos acorazados a los que se referían no eran al "Texas", similar al "Maine", y que podía ser vencido por los cruceros "Vizcaya", ni a los monitores, que podían ser dejados atrás con total facilidad, o incluso ser torpedeados por sus destructores, sin casi amenaza por los escasos o inexistentes cañones ligeros de dichos monitores. Los acorazados a los que se temía era a la clase "Indiana" y al "Iowa". ¡Dichos barcos no podían llegar a Canarias ni a la Península! ¿Era tan poco racional la negativa de salir para Cuba?
Quedándose allí, podría resistir a los cruceros protegidos y a los cruceros acorazados, apoyandose en la División de Torpederos, pues los cruceros acorazados americanos "Brooklyn" y "New York" eran superiores a los españoles. En lo primero que debe pensar soldado es en vencer. No son los enemigos quienes le impiden tener algna garantía de hacer daño al enemigo, sino el gobierno. Tiene que ir a Cuba, a vencer con acorazados de mentira acorazados de verdad.
Dicho esto, no cabía esperar más que un trafalgar. La oficialidad española de la Armada estaba harta de exigencias de este tipo, que eran continuas, de frases como "España prefiere honra sin barcos, que barcos sin honra", cacareada por la prensa, o "los barcos están para hundirse", de Cánovas del Castillo y de esas tonterías que no llevaban a nada útil.
NOTA:
Los cruceros "Vizcaya", el "Colón" o el "Carlos V", y también los "Cisneros", podían, en condiciones operativas óptimas, enfrentarse a los cruceros protegidos americanos, incluso a los acorazados "Texas" o "Maine". También entonces podrían haberse enfrentado a la escuadra japonesa, que todavía no poseía los 4 grandes acorazados de 14.000 ó 15.000 tm que se construían en Inglaterra. Así pues, el plan establecido no era tan descabellado, el problema está en que cuando pudieron alistarse los "Vizcaya", la superioridad de dichos 4 acorazados americanos era indiscutible diga lo que se diga.
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22 Dic 2007 13:17 |
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Rosilly
Teniente de Navío
Registrado: 28 Dic 2006 13:42 Mensajes: 4764
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Leo que el soldado debe pensar en vencer!
Pero, era ese lo que pensaba Cervera?
No, su correspondencia, sus escritos, no dan pistas que ese era su actitud.
Su falta de acometida, su pasividad, malograron las opciones que podia haber iniciado. Dejo pasar las oportunidades, siempre a la espera de una mejor! Pero cuando se le aparecia, no sabia verla.
Que el hombre siguiera al pie de la letra las ordenes emitidas a distancia, sin querer introducir las modicaciones que la situacion requeria, demuestra su falta de voluntad combativa, de liderazgo.
Salio de dia para evitar menos bajas?
Como se puede asegurar eso?
Es solo una posibilidad, que no una certeza.
_________________ ¡Izad la señal nº5!: "A los que por su actual posición no combate, tomar una que los lleve rápidamente al fuego"
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22 Dic 2007 19:15 |
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Mariolugo
Grumete
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Las oportunidades de las que has hablado las he rebatido con los hechos, y me hablas de espíritu del guerrero y de otras historias. Abandono la discusión.
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22 Dic 2007 19:42 |
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