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Los cañoneros del fin del mundo, I
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Cervera
Almirante General
Registrado: 02 Dic 2007 13:18 Mensajes: 5226 Ubicación: Gerona. Cataluña. ESPAÑA
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
En este año 1861 serian botadas al agua el resto de unidades, esto es, los cañoneros número 17 (posteriormente, número 17 o Mactan), número 11 (posteriormente, número 11 o Mariveles), número 12 (posteriormente, número 4 o Mindoro), número 13 (posteriormente, número 13 o Pampanga), número 14 (posteriormente número 14 o Bojeador) y número 18 (posteriormente, número 18 o Taal). De estas nombradas 6 unidades, solo tenemos constancia de la fecha exacta de la botadura del cañonero número 17 (posteriormente, número 17 o Mactan), de las 5 restantes, esto es, los futuros Mariveles, Mindoro, Pampanga, Bojeador y Taal, desconocemos este extremo, y de la lectura del comunicado de la Comandancia General del Apostadero de fecha 1 de enero (ver inicio año 1861), se puede suponer que el cañonero número 14 (futuro número 14 o Bojeador) sería el último en ser botado, dado que, a fecha 1 de enero, todavía no había llegado al Apostadero.
Cañonero Nº 17 (después Número 17 o Mactan).
"COMANDANCIA GENERAL DE MARINA DEL APOSTADERO DE FILIPINAS. N. 348. Participa haberse botado al agua la Cañonera no. 17 de 20 Caballos y se continúa en ella las demás obras con la posible actividad. Esmo. Sor. A las 5/4 de la tarde del día 22 del mes último ha sido botada al agua la cañonera de acero no. 17 de 20 Caballos y continua en ella las demás obras con la posible actividad. Tengo el honor de participarlo a V.E. para su superior conocimiento. Dios gue. a V.E. ms. as. Manila 4 de febrero de 1861. Esmo. Sor. Firmado: Eusebio Salcedo. Esmo. Sor. Ministro de Marina.
Con fecha 2 de marzo de 1861 el Comandante General del Apostadero de Filipinas, D. Eusebio Salcedo y Reguera, dictaba las siguientes instrucciones para el Comandante de las Fuerzas Sutiles del Sur de las Visayas:
"COMANDANCIA GENERAL DE MARINA DEL APOSTADERO DE FILIPINAS. Ynstrucciones á que deberá sugetarse el Comandante de las Fuerzas Sutiles del Sur de Visayas. 1o. Las Fuerzas Sutiles destinadas á las órdenes de V. tienen por objeto la vigilancia y custodia con constantes cruzeros (sic; cruceros) de las Yslas y esteros que le estén encomendadas en toda la comprension que le corresponde. 2o. Dividirá las fuerzas de la Division de la manera mas conveniente y segun las noticias que adquiera sobre piratas, con cuyo objeto procurará ponerse en comunicacion frecuente con los Gobernadores de las Provincias de las Yslas encomendadas á su custodia con quienes conservará la mayor armonia para que el servicio, objeto frecuente de su deber corresponda al resultado propuesto. 3o. Durante los cruzeros (sic) reconocerá con escrupulosidad todas las embarcaciones que le merezcan por falta de los documentos de ordenanza ú otras causas que con algun fundamento puedan inspirarle sospechas dandome cuenta para la resolucion que corresponda reconociendo tambien todas las que le sea posible segun las circunstancias. 4o. En sus encuentros con embarcaciones piratas las atacará con resolucion, echandolas á pique y si en ellas hubiese individuos cautivados por aquellos los recogerá conduciendolos al punto mas proximo y poniendolos á disposicion de la Autoridad Militar y Politica; pero á los piratas sean de la condicion que fuesen les impondrá las penas de Ordenanza dandome cuenta de todo despues de efectuarlo. 5o. Prestará á las autoridades y habitantes de todos los puntos, cuya custodia se le recomienda cuantos auxilios necesiten y estén á su disposicion, tratando á las primeras con la consideracion y deferencia que se merecen y á los segundos con el agrado y urbanidad que corresponde y es de esperar de un Oficial que sabe comprender su importante mision y buen resultado que debe producir á la misma el mejor comportamiento en todos conceptos tanto de su parte como de todos sus subordinados. 6o. Siendo la conservacion de la Disciplina y policia de los buques de guerra, el deber mas importante de los Comandantes, procurará dando el primero el ejemplo el que no se relajen en lo una, mismo celando constantemente á sus subordinados para evitar castigos que son indispensables cuando se falta á tan sagrados preceptos. 7o. Con el mismo celo vigilará que cuando tengan que bajar á tierra los individuos de las dotaciones de la Division traten á los naturales de los puntos donde bajen con la mejor armonia evitando disgustos y cuestiones que por lo general dan mala idea de la disciplina y redundan en perjucio del servicio vigilando tambien no tengan lugar vejaciones odiosas y que cuanto adquieran sea satisfecho en el acto á los precios convenidos. 8o. Observará fielmente cuanto ordena el cuaderno de Organizacion interior de los buques de guerra, en todo lo que sea aplicable á los buques de su Division procurando instruir las dotaciones de la misma en los ejercicios doctrinales y en el menor tiempo posible verificando los ejercicios de fuego en las epocas señaladas en la referida instruccion. 9o. Tanto en su parte como en la de los Comandantes que le estén subordinados, observarán la vigilancia mas esquisxita, tanto en la mar como cuando estén fondeados, pa. que no pueda llegar el caso de ser sorprendidos por los Moros piratas, que estarán en constante asecho (sic; acecho) para intentarlo; y para que esto nunca suceder, prohibo absolutamente el que pernocten en tierra, tanto los Oficiales como los demas individuos de las dotaciones, en la inteligencia que exijiré la mas estrecha responsabilidad por la mas pequeña falta el cumplimiento de esa disposicion. 10. Establecerá depósitos de leña de quinientos quintales cada uno en los puntos que considere convenientes, á mas de los señalados en la nota que le remitió por esta Comandancia General con comunicacion de 4 de Junio del año proximo pasado cuya leña deberá ser de la calidad y dimensiones que en la misma se previene, procurando la mayor economia en el consumo del combustible, en la inteligencia de que no por ello debe dejar de sostenerse los cruzeros (sic) con constancia, permaneciendo fondeados solo el tiempo preciso para proveerse de viveres y cuanto necesiten y adquirir noticias para no emprender derrotas sin objeto. 11. Me dará cuenta mensualmente de los cruzeros (sic) y operaciones verificados en dicho mes, tanto por el buque de su mando como los demas que le estén subordinados espresando en estos diarios cuanto ocurra y los dias y horas que hubiesen permanecido fondeados sin perjuicio de darme cuenta inmediatamente de cuanto considere digno de poner en mi conocimiento. 12. Estas instrucciones las trasladará á los Comandantes que le estén subordinados y siempre que alguno tenga que verificar su cruzero (sic) separadamente, le añadirña aquellas que corresponda añadir y tengan analogia con la comision que desempeñan, en cuya redaccion será claro y terminante en terminos que no admitan interpretaciones en los casos que las operaciones no estuviesen arregladas á las mismas. 13. recomendará tambien la mayor economia en los consumos de los buques, que deberá ser autorizados con arreglo á ordenanza y segun lo tengo ordenado en diferentes disposiciones, bajo el bien entendido que se le hará cargo y lo mismo á sus subordinados y solo serán de abono lo que estén suficientemente justificados. 14. Siempre que los buques salgan aá la mar procurará vayan provistos de viveres suficientes con arreglo al números de dias que deba durar la Comision y Cruzero (sic) evitando de este modo arribadas indebidas por falta de esta precaucion. 15. Cuando las circunstancias lo permitan, se pondrá á sus ordenes una Goleta de Helice ó Vapor de ruedas y llegado este caso se embarcará en el mismo y recorrerá con frecuencia los diferentes puntos donde esten estaciunadas las Divisiones y Fuerzas de su mando, acudiendo con urgencia al punto ´puntos donde sea necesaria su presencia, siendo su residencia ordinaria en el punto del litoral donde se situe el Comandante General sin entender por esto, deba pernoctar en tierra por ser absolutamente prohibido, segun se determina en las presentes instrucciones. 16. Quedan en su fuerza y vigor las instrucciones de mis anteriores en cuanto no se opongan á las presentes. Manila 2 de Marzo de 1861. = Eusebio Salcedo. Firmado: [Comandante General, Jefe de Escuadra (20-VI-1860)] Eusebio Salcedo [y Reguera]". AA/AMGE. Expediciones. Legajo 305.
_________________ Comandante escuadra Apostadero de Filipinas. Insignia en el crucero Reina Cristina R. O. del 20 de abril de 2011
¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.
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14 Jun 2012 08:06 |
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Cervera
Almirante General
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Marzo de 1861. Cañoneros Mindanao y Calamianes. Primeras operaciones. En los primeros días del mes de Marzo, los cañoneros Mindanao y Calamianes, mandados por los Tenientes de Navío Madrazo (D. Francisco de Paula Madrazo) y Muñoz, llevando de remolque tres falúas, pasaron á la rada de Joló donde el primero, como Jefe de la escuadrilla, se quejó al Sultán de las piraterías que venían cometiendo los habitantes de varias islas; reclamando al mismo tiempo alguna tropa mora, que les ayudase en las operaciones que pensaban llevar a cabo para castigar á los piratas, y que facilitó el Sultán, ordenando lo conveniente para su incorporación en la bahía de Maibun. Con esta promesa dejaron la rada de Joló los cañoneros y falúas, y sobre la costa de la isla de Tapul divisaron un gran salisipan con mucha gente que trató de reconocer una de las falúas, mientras los cañoneros lo hacían por los canales y arrecifes; pero tan pronto vieron los moros que solo la primera hacía rumbo á ellos, decidieron esperarla recibiéndola con fuego de lantaca y fusilería al que aquélla contestó con el cañón de proa, con tan buena suerte que haciéndoles grandes destrozos, huyeron á ocultarse á un estero próximo, llenándose las playas de grupos numerosos que barrió la metralla obligándoles á internarse en el bosque.
En la tarde del día 15 recaló la escuadrilla en la bahía de Maibun y á media noche llegaron seis pancos tripulados por 400 moros mandados por el Datto Daculá enviado del Sultán, y el indígena español D. Narciso López, secretario de éste.
Con estas fuerzas reunidas se presentó Madrazo en la tarde del 16 frente al pueblo pirata de Pumugan y después de cañonearlo, desembarcaron dos columnas, la primera formada con gente de los cañoneros y falúas, se empleó en la destrucción de treinta embarcaciones varadas en la playa, mientras la segunda compuesta de moros auxiliares se dedicó al saqueo é incendio del pueblo, operaciones llevadas á cabo sin tener que lamentar desgracia alguna por nuestra parte.
En la madrugada del 18 el Subteniente de la Marina sutil D. Luis Remolina con dos botes de las falúas, el Secretario del Sultán y el Datto Daculá con tres vintas de joloanos auxiliares se internaron por un estero en el que se suponía había dos grandes embarcaciones listas para el pirateo y que no habían salido por la presencia de la expedición, guardando tanto sigilo en la marcha de los botes y vintas por el estero, que la primera noticia que tuvieron los piratas, fué el ruido producido por los nuestros al pasar por las batangas á los buques enemigos que después de una débil resistencia, fueron abandonados por sus tripulantes, regresando los nuestros con escasos heridos al fondeadero y conduciendo los dos salisipanes con sus lantacas, municiones, armas y provisiones.
El siguiente día 19 pasó la escuadrilla á los pueblos de Patán y Caneanga en la costa meridional de la isla de Joló, cuyos moradores que se componían en su mayor parte de piratas emigrados de Tawi-Tawi y Balanguingui, desde que vieron los buques españoles empezaron un vivo fuego de lantaca, al que contestaron los nuestros muy poco tiempo, pues pasando seguidamente la fuerza á tierra, rechazan al enemigo de la playa y pueblo que entregan é las llamas, reembarcando seguidamente.
No se crea que estos frecuentes encuentros en que los moros llevaban siempre la peor parte, era suficiente castigo para que dejaran su vida de pirateo, y en los primeros días del mes de Abril fue invadido el estrecho de Basilan formado por la isla de este nombre y la de Mindanao, por varias escuadrillas de samales, haciendo cautivos en la misma costa de Zamboanga y en los pueblos de aquellas playas.
Tales atentados obligaron á salir de crucero por el estrecho al pailebot Nuestra Señora del Carmen, mandado por el Teniente de Navío D. Vicente Carlos Roca y encontrándose á la altura de la pequeña isla de Cocos, divisó un gran panco que desde luego se hizo sospechoso por el empeño que mostraba de conservar el barlovento, por lo que determinó reconocerlo y ayudado de un viento fresco, muy pronto se encontró próximo á la nave sospechosa á quien llamó a reconocimiento, pero no haciendo la embarcación aprecio alguno, le hizo un disparo de cañón con tal acierto que enfilándolo de popa á proa lo desarboló de los dos palos, continuando luego el fuego de cañón hasta que al encontrarse el panco libre de las jarcias y palos rendidos, levantó sus remos poniendo proa al pailebot con lo que creyendo éste que se entregaba, cesó el fuego y avanzó para su captura; pero tan luego se vieron los piratas próximos al buque español, forzaron de remos cortándole la proa y descargando al pasar por su frente todas sus lantacas, fusilería y armas arrojadizas que causaron algunos heridos, y conservando en su ligera marcha la proa al viento se separaban con tan hábil maniobra del pailebot al que dejaban por la popa considerándose ya libres por su mayor andar en esta disposición; el pailebot sin embargo continuó la caza aunque con mucha lentitud por tenerlo que hacer de vuelta y vuelta, disparándole cañonazos siempre que lograba ponerse á tiro, y como empezase el viento á refrescar y favorecerle se fué estrechando la distancia hasta llegar á tener seguridad de alcanzarle en la bordada siguiente, en cuyo momento echó al agua un bote bien tripulado para que con sus fuegos lo contuviese y sobre el que se fué varias veces el panco con objeto de echarlo á pique, maniobra que siempre lograron burlar los hábiles tripulantes del pequeño esquife.
Al cortar el pailebot la retirada del panco puso la popa al viento y á todo trapo cayó sobre la nave pirata cuyos tripulantes al ver inevitable el abordaje, dejaron los remos y se prepararon para tan crítico lance que no se hizo esperar, pues pocos momentos después la proa del pailebot chocó contra el costado del panco que empezó á irse á pique no sin hacer un vivo fuego sobre los que trataban de abordarle hasta que un disparo de metralla de la colisa de proa barrió la cubierta del buque enemigo y los valientes soldados de Infantería de Marina que servían aquella pieza entran los primeros al abordaje seguidos poco después por algunos de marinería, empeñándose un encarnizado combate, no logrando hacerse dueños de la embarcación hasta arrancar la vida del último pirata, y yéndose poco después á pique con tanta rapidez que no solo no pudieron sacar nada de él, sino que tuvieron que abandonarlo con la mayor precipitación.( Apuntes Históricos referentes al cuerpo de Infantería de Marina en el Archipiélago de Filipinas (pág. 51). Coronel D. Cristóbal Muñoz y Fernández). Estas primeras operaciones son, también, narradas por D. José Montero y Vidal en su obra Historia de la piratería Malayo-Mahometana en Mindanao, Joló y Borneo (Vol. II, pág. 477). Sin embrago, D. José sitúa las mismas en el mes de junio de ese mismo año: El 4 de Junio salieron de Cavite, donde habían sido armados, los cañoneros Mindanao y Calamianes, de cuyo mando se hicieron cargo en Zamboanga los tenientes de navío Madrazo y D. Ángel Muñoz, comandante de la Isabela.
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14 Jun 2012 08:15 |
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Cervera
Almirante General
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
<<Fomento de la Marina.- .…..Con respecto a los 20 cañoneros propuestos para Filipinas, como ya tenemos 18, solo debemos desear que se observe si llenan bien el objeto apetecido para irlos aumentando y reemplazando de una manera oportuna y conveniente>> (La Época, viernes 5 de abril de 1861).
Respuesta de la Comandancia General del Apostadero a la carta de la Dirección de Armamentos (Ministerio de Marina) en relación al cambio en la numeración de los buques, y el nombre que se les ha dado (ver Apéndice I).
"COMANDANCIA GENERAL DE MARINA DEL APOSTADERO DE FILIPINAS. Estado que manifiesta los numeros que tenian anteriormente las cañoneras, asi como de los que en lo succesivo han de tener y sus nombres en cumplimiento á la Real orden de 7 de enero del corriente año.
Numeros que tenian las Cañoneras Yd. con ge han deser señalados Nombres 1.................................... ..........................................1 ...........................Mindanao 9.................................... ..........................................2 .........................Calamianes 10.................................. .........................................3 ..............................Paragua 12.................................. .........................................4 .............................Mindoro 16.................................. ..........................................5 .................................Luzon 6.................................... ..........................................6 .................................Panay 7.................................... ..........................................7 .................................Samar 15.................................. ..........................................8 ...................................Zebú 2.................................... ..........................................9 ................Bulusan (volcan) 3.................................... ........................................10 ....................................Joló 11.................................. ........................................11 ............................Mariveles 4.................................... ........................................12 ................................Arayat 13.................................. ........................................13 ..........................Pampanga 14.................................. ........................................14 ............................Bojeador 8.................................... ........................................15 ......................Balanguingui 5.................................... ........................................16 ....................Albay (volcan) 17.................................. ........................................17 ..Mátan (sic; Mactán) (Ysla) 18.................................. ........................................18 ......................Taal (volcan)
Manila 24 de Abril de 1861. PADESCG [Por Autorización del Excelentísimo Señor Comandante General] El 2o. Gefe Firmado: [Capitán de Navío (25-XI-1857)] Vicente Boado [de la Cuadra]". AA/AMGE. Expediciones. Legajo 311.
Ya tenemos a nuestro cañoneros con su numeración y nombres definitivos.
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14 Jun 2012 08:18 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Abril-Mayo de 1861. Cañonero Bulusan. Mostrando el pabellón. Al frente del Comandante General del Apostadero, D. Eusebio Salcedo, el 30 de abril de 1861, una pequeña flotilla salió de Pollock con dirección a la desembocadura del Río Grande de Mindanao. Componían la misma, la goleta Animosa, el cañonero núm.2, 4 falúas, dos botes armados de la corbeta Narváez y dos pequeñas goletas mercantes con dos gubanes y lancanes. De este episodio nos da cuenta el periódico El Clamor Público (domingo 21 de julio de 1861), con el título “ Correo Colonial”, en los siguientes términos: El día 30 de abril entraron en el río grande de Mindanao y tomaron posesión de Cottabato las fuerzas que, según dijimos en nuestra revista anterior, acompañaban al jefe político-militar de aquella isla, señor García Ruíz. A la salida del buque que ha llevado a Manila esta noticia, quedaban en Cottabato tres compañías de infantería y dos piezas de montaña con su dotación correspondiente; y en el río se hallaban a disposición de la misma autoridad, el vapor Animosa, una cañonera de vapor y tres falúas, abundando los víveres frescos.
Como este acontecimiento puede ejercer un grande influjo en el porvenir de la isla de Mindanao, que es la segunda del archipiélago filipino, haremos una reseña, siquiera sea ligera, de la expedición y de sus resultados inmediatos, extractándola de los partes oficiales y de las cartas que recibimos.
En la fecha que acabamos de indicar, entró en el Río Grande el jefe de marina, señor Salcedo con la goleta Animosa, el cañonero núm.2 de 20 caballos, cuatro falúas, dos botes armados de la corbeta Narváez y dos pequeñas goletas mercantes con dos gubanes y lancanes, conduciendo al comandante general de Mindanao, su plana mayor, las compañías de preferencia del regimiento núm.4, la de cazadores del núm.6, una sección de artillería de montaña, compuesta de un oficial, 20 artilleros y dos obuses de a 5, y el material y víveres que fue posible embarcar para los primeros trabajos y manutención de la tropa, que en total componía 500 hombres.
El orden de marcha que llevaba la expedición a la entrada del río, que tuvo lugar a las ocho y media de la mañana del mencionado día, era el siguiente: la goleta Animosa a vanguardia conduciendo al comandante general, la plana mayor y dos compañías de preferencia de los núm. 4 y 6 y remolcando las cuatro falúas que igualmente transportaban la de cazadores del núm.4, a proporcionada distancia seguía el cañonero núm.2 remolcando una de las goletas de transporte, los gubanes y lancanes y los dos botes armados de la Narváez por las aguas de aquel, remolcando a su vez la otra goleta. A las diez y media, después de largar los remolques, se dio fondo, conservando el mismo orden de marcha, frente al fuerte y pueblo de Cottabato, punto importante del río y residencia del sultán de Mindanao, rey feudatario de Tamontaca. A poco rato y observando que este no saludaba al cañón como provienen los tratados, si bien tenía arbolada en el fuerte la bandera de guerra española, se le hizo entender la extrañeza por medio de los intérpretes don Pedro Ortuoste y don Alejo Álvarez, añadiéndole pasase a bordo; ambas cosas cumplió, saludando con 25 cañonazos.
Después de la conferencia se practicó un escrupuloso reconocimiento del terreno de ambas orillas con el objeto de elegir el más conveniente para desembarcar y campar la tropa, bien de una manera estable o provisionalmente, según las operaciones que sucesivamente debían practicarse. Verificado aquel y no encontrando otro terreno más a propósito que uno lindando con el mismo pueblo de Cottabato, se eligió este que el sultán cedió con aparente buena fe, así como algunas casas en él situadas, abonándole por estas una cantidad insignificante, pero con la advertencia de que si en lo sucesivo no conviniese dicho terreno por carecer de las condiciones indispensables de salubridad o por otras causas, se trasladaría la tropa a la colina que domina el pueblo, y que es el paraje más favorable en todos los conceptos, pero que fue respetado por de pronto atendida la repugnancia que manifestaron el sultán y dattos a entregar un terreno en el que dicen tener depositados los restos de sus antepasados; pero se comprende muy bien que tal repugnancia la motivaba el temor natural de que establecida la tropa en la colina pudiera hacer mal uso de tan ventajosa posición. Resuelto definitivamente el punto de desembarco, se procedió a su ejecución en el día 1 de mayo con el mejor orden, ocupándose después la tropa y marinería de los buques en los primeros trabajos de nivelar el terreno, cortar la maleza, reparar las casas adquiridas, etc., por manera que en la noche del referido día quedo perfectamente alojada la tropa y a cubierto por consiguiente de la intemperie, objeto principal y más urgente. El día 2 a las ocho de la mañana se arboló en el campamento la bandera española, saludándola con 21 cañonazos disparados por los buques y las dos piezas de montaña, convenientemente situadas en el centro de aquel. Seguidamente se celebró el Santo Sacrificio de la Misa en un altar improvisado y pintoresco, colocado en una pequeña colina a orilla del río.
El recibimiento que los jefes de aquel país hicieron a nuestras tropas, fue afectuoso y sincero al parecer.
Veremos si se saca de esta expedición el partido que es de esperar.http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002938894&page=2&search=Mindanao&lang=esComo podrán haberse dado cuenta los lectores, el título de esta operación es " Cañonero Bulusan. Mostrando el Pabellón.", y si se han fijado con atención, uno de los protagonistas de la historia es el cañonero número 2 de 20 CV. (el artículo no da el nombre del mismo), pues bien, es muy posible que muchos lectores, si no han seguido la historia con atención, se pregunten, ¿el cañonero número 2 no era el Calamianes? Recordemos, el 7 de enero la Dirección de Armamentos solicitaba a la Comandancia del Apostadero el cambio en la numeración de los buques, y que a estos se les diera un nombre, y como acabamos de comprobar un poco más arriba, la Comandancia del Apostadero, con fecha 24 de abril, responde con un comunicado en el que ya figura la nueva numeración y el nombre que se ha dado a los buques. La operación " Mostrando el Pabellón" se inicia el 30 de abril, apenas 5 días después del comunicado de la Comandancia, es más que posible pues, que este comunicado no se hubiera recibido todavía en la isla de Mindanao, y que, por tanto, el cañonero al que se refiere El Clamor Público sea el antiguo número 2 o Bulusan, posteriormente conocido como número 9 o Bulusan. Otra "pista" que nos indica que se trata del Bulusan es que el artículo habla de un cañonero de 20 CV., el cañonero número 9 o Calamianes (posteriormente conocido como número 2 o Calamianes) montaba una máquina de 30 CV.
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14 Jun 2012 08:25 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Mayo de 1861. Cañonero Joló. Desembarco en Tagubanhan. En este punto tuvo conocimiento (se refiere al Teniente de Navío, D. José Malcampo) por el Comandante de fuerzas sutiles de Visayas de la presencia en aquellas islas de varias embarcaciones piratas y se hizo á la mar (en el cañonero Panay) acompañado del cañonero Joló mandado por el Alférez de Navío D. Juan Rodríguez Machado, llegando á la media noche al pueblo de Antique costa occidental de la Isla de Panay, donde no pudieron adquirir nuevas noticias de la expedición que buscaban y debiendo Malcampo hacer algunas reparaciones en la máquina de su cañonero, salió el de Machado en la madrugada del 21 á reconocer la costa de Ilo-Ilo y encontrándose á la caída de la tarde de este día navegando muy próximo á la costa, entre esta y los bajos de Patay-ica y Patay-cohay, divisó tres velas que poco después resultaron ser tres grandes gubanes moros de Tawi-Tawi, que venían á piratear y poniéndose en su demanda, cuando los tuvo al alcance de su colisa, los cañoneó ocasionándoles bastantes desperfectos sin determinarse á abordarlos por el considerable número de enemigos que llevaban á su bordo.
Teniendo conocimiento que la goleta Santa Filomena se encontraba fondeada en el río de Ilo-Ilo, aprovechó un buque del comercio que se dirigía á este puerto, para avisarle, y continuó en persecución de los gubanes hasta que con la obscuridad de la noche los perdió de vista, volviéndoles á encontrar al amanecer del siguiente día en el seno de Caños, los que tan pronto vieron al cañonero huyeron hacia el N. habiendo repartido la gente de uno que se vieron precisados á abandonar la noche anterior por las muchas averías que le había causado el cañonero con sus fuegos.
Desalentados los moros piratas con el desastre que les ocasionaba el Joló y sin fuerzas para aguantar por más tiempo la marcha al remo, encallaron en los arrecifes de la pequeña isla Tagubanhan. El cañonero echó al agua los botes y tripulados con el mayor número de hombres que le permitía la escasez de la dotación, pensó hacer un desembarco en los arrecifes y apoderarse de los gubanes, auxiliados por las dotaciones de algunos vilos de los pueblos de la costa que habiendo visto la operación acudieron en su auxilio. También llegó á este tiempo la goleta Santa Filomena y su Comandante D. Vicente Carlos Roca mandó para reforzar la expedición dos botes con tropa y marinería mandados por los Alféreces de Navío D. Eduardo Rosna y D. Francisco Ramos Izquierdo: parapetados los moros tras las embarcaciones hicieron un vivo fuego de lantaca y fusilería, de los que algunos llegaron á la goleta y cañonero contestando éstos con tan buen acierto que poco después les incendió un repuesto de pólvora pereciendo bastantes piratas y huyendo los otros perseguidos por los botes de la goleta y vilos que llegaron á los gubanes, incendiándolos y apoderándose de tres cañones, fusiles y un crecido número de armas blancas, municiones y otros efectos y recogiendo además algunos cautivos casi todos heridos, por los que se supo se habían llevado por la fuerza á 4 0 compañeros de infortunio.
Encerrados los fugitivos en la pequeña isla de Tagubanhan, que carecía por completo de frutas y aguas potables, era seguro su exterminio si se vigilaban sus contornos, para lo cual ordenó el Comandante de la goleta vinieran en su auxilio los moradores de los inmediatos pueblos de Calase, Pili, Apisé y otros que en unión de la tropa y marinería de la goleta y cañonero hicieron un desembarco en el que solo lograron matar un pirata y rescatar ocho cautivos que con los otros ya capturados fueron al siguiente día conducidos á Ilo-Ilo por el cañonero.
En la noche del 24, uno de los vilos que cruzaban por los alrededores de la isla encontró algunos troncos de árboles con cadáveres de moros, lo que hizo sospechar al Comandante de la goleta á quien dieron conocimiento del suceso, que eran de los piratas cercados, que faltos de todo alimento habían emprendido de esta manera la huida; sospecha que se confirmó cuando haciendo el mismo rumbo que el que debían llevar los troncos arrastrados por la corriente, encontraron sobre uno un moro desfallecido que se dio á conocer por el Datto Salupacana, capitán de uno de los gubanes destrozados el día anterior, por el que se supo también que todos habían abandonado la isla con la esperanza de acogerse á otra, pero que el hambre, la sed y el cansancio habían rendido á la mayor parte y sin fuerzas para sostenerse, habían sido pasto de los muchos tiburones que les perseguían. Poco después una goleta mercante salvó otros tres moros que entregó al Comandante de la Filomena, añadiendo su arráez que en la noche anterior habían oído grandes gritos que suponía fuesen de los piratas fugitivos.( Apuntes Históricos referentes al cuerpo de Infantería de Marina en el Archipiélago de Filipinas. Coronel D. Cristóbal Muñoz y Fernández).
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14 Jun 2012 08:29 |
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Cervera
Almirante General
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Con fecha 18 de mayo de 1861, el Comandante General del Apostadero enviaba la siguiente carta al Ministro de Marina:
Excmo. Sr. tengo el honor de remitir á V.E. la unida relacion que comprende la distribucion que he dado á las fuerzas sutiles de este apostadero, y organizacion de las divisiones estacionadas en los diferentes puntos que aquella expresa; debiendo hacer presente á V.E., que tanto la distribucion como la organizacion debe considerarse como provisional y sujeta á las alteraciones que aconsejan las circunstancias, ó las que S.M. estime por mas conveniente. Yo me prometo, Excmo. Sr., que situadas las divisiones como están en la actualidad, y correspondiendo los cañoneros al servicio á que han sido destinados, el resultado no puede menos de ser satisfactorio, pues que para la distribucion de estas fuerzas he tenido en cuenta las islas y estrechos que frecuentan las embarcaciones de los moros piratas, y los puntos por donde atraviesan al N. del Archipiélago, y los de retirada cuando entre el monzon del N.E.
La division de Joló, que se denominaba antes segunda de reserva, y cuya denominacion he variado, porque es la que debe operar en aquel Archipiélago, queda por ahora estacionada en el puerto de Polloc, y en tanto no acuerdo con el Gobernador, Capitan General de estas islas, el punto de aquel mas favorable donde estacionarla, entre tanto pasará a Joló la goleta Valiente, con el objeto que he propuesto á la referida autoridad, y de que doy cuenta á V.E. en comunicación separada.
La division de Cagayan se situará tan pronto se hallen listos los cañoneros que se están habilitando en este arsenal, habiendo preferido dicho puerto por ser el mas importante de todos los de las costas N. de la isla de Mindanao, que al presente se encuentra sin ningun buque que las resguarden y vigilen, particularmente el estrecho de Surigao, paso frecuente de los piratas en las estaciones de sus correrías al N. del Archipiélago.
Los destacamentos de Infantería de Marina que he señalado á las estaciones de la Isabela y Polloc, tienen por objeto la custodia de los camarines de los depósitos de carbón y efectos, pues al ausentarse las embarcaciones respectivas, quedarian á merced de los moros de la costa de enfrente, distante media milla dentro del puerto donde aquellos están situados.
Con los oficiales de la Armada destinados últimamente á este apostadero, queda por ahora cubierto el servicio que estos deben prestar; pero me faltan de los cuerpos administrativo y sanidad, necesitando cuando menos doce oficiales segundos y terceros del primero, y ocho del segundo; pues que la cuenta y razon de las divisiones está entregada á oficiales de la Marina sutil ó pilotos particulares, incompetentes y nada entendidos, con lo que el servicio y los intereses de la Hacienda se perjudican de un modo visible y de difícil remedio sino son reemplazados. Escuso encarecer á V.E. la necesidad de los profesores de Sanidad, pues lo enfermizo de estos climas y los ningunos recursos con que cuentan los miserables pueblos donde están estacionadas las divisiones, demuestran la necesidad y urgencia de tales profesores, debiendo añadir á V.E., por último, que en la distribucion de fuerzas sutiles que espresa la citada relacion, no están comprendidos el pailebote Trueno y dos falúas asignadas á la Comisión Hidrográfica, por manera que el total de estas fuerzas sutiles se compone: de una goleta de hélice, dos de vela, diez y siete cañoneros, veinte y cuatro falúas, un barangayan, dos botes y cuatro lanchas de auxilio sin dotación. Todo lo que tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V.E. para las resoluciones que fueren del Real agrado. Dios guarde á V.E. muchos años. Manila 18 de mayo de 1861.- Excmo. Sr.- Eusebio Salcedo.- Excmo. Sr. Ministro de Marina.
La unida relación que se cita:
Comandancia general de marina del apostadero de Filipinas.- Organizacion dada á las divisiones de fuerzas sutiles del Archipiélago, y dispuesta por el Excmo. Sr. Comandante general en la revista de Inspeccion pasada á las mismas.
DIVISION DE CORREGIDOR.
Plana mayor. Comandante, el teniente de navío D. José Martínez Illescas; Contador, el teniente de la Marina sutil D. Manuel Luis Garcia; vacante, un médico-cirujano.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirugía, un carpintero calafate; un herrero; un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Falúa núm. 9 de primera clase, Ntra. Sra. de Loreto, Id. núm. 22 de segunda, Sta. Agueda; Id. núm. 42; Id. núm. 15; un bote con un marinero patron y doce grumetes; una lancha de auxilio, Sta. Julia, con un marinero y doce grumetes.
Nota. las falúas núm. 42 y núm. 15 asignadas al crucero de la Bahía, dependerán inmediatamente del Capitan del puerto de Manila para cuanto tenga relacion con el servicio á que están destinadas, dependiendo para todo lo demás del Comandante de la division.
_________________ Comandante escuadra Apostadero de Filipinas. Insignia en el crucero Reina Cristina R. O. del 20 de abril de 2011
¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.
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14 Jun 2012 08:33 |
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Cervera
Almirante General
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
DIVISION DE SORSOGON.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Braulio Montojo; Contador, subteniente de la Marina sutil, D. Baltasar Laya; vacante, un médico-cirujano.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirujía, un carpintero calafate; Id. un herrero; un armero, vacante, un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Cañonero núm. 7, de 30 caballos; id. núm.8, de á 20; falúa núm. 9, de primera clase.
DIVISION DE ILOILO.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Juan Gonzalez, Contador, capitan de la Marina sutil, D. José Emilio Salcedo; segundo médico cirujano, D. Quintin Maynet.
Oficiales de cargo. vacante, un practicante de cirujía; idem un carpintero calafate; idem un herrero; idem un armero, un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Cañonero núm. 6, de 30 caballos; idem número 3, de á 20. Falúa núm. 14 de primera clase, Nuestra Señora de la Paz; un panco de auxilio sin dotación.
Nota. Falta la caja del telégrafo, correspondiente al cañonero núm. 6, y el botiquin.
DIVISION DE CEBÚ.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Carlos Garcia de la Torre y del Tejo; Contador, subteniente de la Marina sutil, don Joaquín de Medina; primer médico cirujano, D. Manuel Rodriguez Palma.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirujía. Vacante, un carpintero calafate; idem un herrero; un armero; un proel ó patron almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Cañonero núm.15, de 30 caballos; idem número 11, de 20. falúa núm. 31, Santa Constancia, lancha de auxilio núm. 19, Nuestra Señora de la Salud, sin dotación.
Nota. El almacenero será al propio tiempo el patron de la lancha de auxilio.
DIVISION DE ISABELA.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Bonifacio Roselló; teniente de la Marina sutil, D. luis remolina; vacante, un contador, médico-cirujano, D. Celedonio Carrasco.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirujía, un carpintero, un calafate; un herrero; vacante, un armero; un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Destacamento de infantería. Un sargento segundo; dos cabos; vacante, un tambor; doce soldados.
Embarcaciones. Un cañonero de á 30 caballos; uno idem de á 20 idem. Falúa núm. 6, Consolacion, idem núm. 10, Monserrate; idem núm. 12, Nieves; idem núm. 18, Socorro; una lancha de auxilio, sin dotacion.
Depósito. veinte grumetes para reemplazar las bajas sucesivas.
DIVISION DE POLLOC.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Juan Sueyras; alférez de navío, D. José Diaz; subteniente de la Marina sutil, D. Enrique de Roda; contador, oficial tercero, D. Antonio Carrera y Perez; vacante, un médico-cirujano.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirujía; un carpintero; un calafate; un herrero, un armero, un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Destacamento de infantería de Marina. Un teniente; vacante, un sargento segundo; idem dos cabos, un corneta; doce soldados.
Embarcaciones. Un cañonero de 30 caballos; uno idem de á 20 idem. Falúa de primera clase, núm. 1, Asuncion; idem de idem, núm. 13, Pilar; idem de sgunda, núm. 36, Santa Engracia, sin dotacion; un bote para el Comandante de las fuerzas, con un marinero y cuatro grumetes.
Depósito. Treinta grumetes para reemplazar las bajas sucesivas de las divisiones de Polloc y Joló.
DIVISION DE JOLÓ.
Plana mayor. Teniente de navío, D. José Rudecindo Malcampo; un alférez de navío ó oficial de la Marina sutil; Contador, el de la goleta; médico-cirujano, el de la misma.
Oficiales de cargo. Un practicante, un carpintero calafate, un herrero; un armero; un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Una goleta de hélice; un cañonero de 30 caballos; uno idem de 20; lancha de segunda clase, núm. 14, Santa beatriz; falua de primera clase, núm.11, Mercedes.
DIVISION DE CALAMIANES.
Plana mayor. Comandante, teniente de navío, D. Demetrio Perez de Lago; Contador, sunteniente de la marina sutil, D. José Montero de Espinosa; vacante, un médico.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirugía, un carpintero calafate, vacante, un herrero; idem un armero, un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Cañonero núm. 9, de 30 caballos; idem núm. 4, de 20 idem; falúa núm. 21, Nuestra Señora de los Angeles; un barangayan, con un marinero y ocho grumetes.
DIVISION DE BALABAC.
Palna mayor. Comandante, teniente de navío, D. Félix Gayoso; vacante, un alférez de navío ú oficial de la Marina sutil; Contador, teniente de la Marina sutil, D. Justo Salafranca; vacante, un médico-cirujano.
Oficiales de cargo. Un practicante de cirugía; un carpintero calafate; un herrero; un armero; un patron ó proel almacenero, con un grumete pañolero.
Embarcaciones. Goleta Cármen; cañonero núm. 5, de á 20 caballos; falúa núm. ..... falúa núm. .....; una lancha de auxilio, sin dotacion.
Nota. Se ignoran las faltas y sobras que hay en esta division respecto a los oficiales de cargo, dependiendo de informes del Comandante de esta division el señalamiento de las falúas que deben quedar asignadas á la misma.
El patron ó proel almacenero tendrá á su cargo la lancha de auxilio.
DIVISION DE CAGAYÁN DE MISAMIS.
Esta division debe componerse del número de embarcaciones igual á las de Sorsogon, Iloilo y Cebú, con el personal correspondiente. A bordo de la corbeta Narvaez de mi insignia en la mar á 16 de Mayo de 1861.- Eusebio Salcedo.- El bote del capitan del puerto de Zamboanga, tripulado por un marinero y seis grumetes, queda asignado á la division de la Isabela.- Es copia.- Eusebio Salcedo."
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14 Jun 2012 08:37 |
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Cervera
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Registrado: 02 Dic 2007 13:18 Mensajes: 5226 Ubicación: Gerona. Cataluña. ESPAÑA
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
El 21 de mayo el periódico La España publicaba este interesante artículo: Como continuación de lo que hace días, y con referencia a carta de uno de los comandantes; dijimos respecto a las cuatro goletas de hélice, construidas en Londres en 1859-1860, y enviadas a Filipinas, copiamos lo que sobre esos mismos buques escribe el jefe de uno de los dos últimos llegados a aquel apostadero:
<<También he experimentado vientos atemporalados con los cuales tuve ocasión de probar la goleta, con la hélice suspendida; y puedo asegurar que recibe perfectamente la mar de todos modos, como el mejor buque de las mejores propiedades marineras. De bolina lo hace muy bien; vira por avante con viento muy flojo, y aguanta más aparejo que el que tiene; no trabajando nada por la arboladura>>.
Resulta, pues, por confesión propia de los oficiales que las mandan, que las cuatro goletas de hélice, y fuerza de 100 caballos, construidas en Inglaterra bajo la inspección del capitán de fragata don Miguel Lobo y del alférez de navío de ingenieros don Joaquín Fernández de Haro, y que forman ya parte de las fuerzas del apostadero de Filipinas, son buques de excelentes propiedades. Agréguese a esto, que sus pertrechos, tanto marineros como militares, son de primera calidad; y que tanto en ellos como en las máquinas, y en lo demás de los cuatro buques se notan todos los adelantos del día, siendo para más de quince días el carbón que pueden llevar en sus carboneras.
También se construyeron en la misma época, orillas del Támesis, y bajo la dirección de las dos citadas personas, las diez y ocho cañoneras de fuerza de 30 y 20 caballos , que se hallan en el apostadero de Filipinas; las cuales calando cuatro pies escasos de agua, llevan combustible para cuatro días las primeras y para tres las segundas, a fin de que en cualquier expedición contra los moros del sur del archipiélago puedan cooperar sin interrupción; con cuyo objeto, tanto estas cañoneras, como las cuatro goletas de 100 caballos, tienen destiladores para agua; pudiendo cada una de estas últimas destilarla para 300 hombres. De modo que los buques podrán, no solo abastecerse a sí propios, sino también a las tropas de la expedición; circunstancia muy importante, pues en las islitas de los moros no se encuentra agua ninguna potable.
Las diez y ocho cañoneras son muy capaces para la tripulación india que tienen, y llevan bien acondicionado, esto es, sin embarazar nada, un buen repuesto de pertrechos de guerra. Su andar llegó a 8 y 9 millas en las pruebas; siendo bastante su estabilidad. Tienen, como barcos de muy corto calado, dos hélices; y en algunas de ellas, cuando una de las hélices va hacia adelante la otra lo verifica para atrás; lo cual facilita y abrevia mucho sus evoluciones. En las pruebas hechas en Manila dieron muy buen resultado. Después, según tenemos entendido, olvidando la clase de buques que son, esto es, falúas con una maquinita, se les está dando cierta clase de comisiones, y se les ha puesto en tal estado de actividad, que de seguro no responderán ni pueden responder a lo que de ellas se quiere exigir, pues se les pone fuera de su objeto verdadero.
Al igual de las cuatro goletas de 100 caballos, sus pertrechos marineros y militares y todo lo demás de los buques está en completa consonancia con los adelantos modernos.
Una circunstancia haremos notar, y es, que a pesar de ser 22 los buques que para las Filipinas se construyeron a un tiempo bajo la inspección de Lobo y Fernández de Haro, y a pesar también de que a la par de esos buques se empezaron a construir cuatro dragas y cinco remolcadores, “no ha resultado más dificultad ni equivocación que la de demasiado viento en los proyectiles sólidos del calibre de a 9 de las cañoneras pequeñas”, o lo que es lo mismo, un perjuicio de “unos cuantos miles de reales vellón”, debiendo advertirse, que según nuestros informes, el jefe de la comisión en Inglaterra, que en aquella sazón lo era el señor Lobo, pidió al gobierno que fuese a Londres “un oficial de estado mayor de artillería de marina”, para que inspeccionase la construcción del gran material de guerra de las 22 cañoneras; y en vez de un oficial mandaron dos sargentos condestables.
Sin embargo de que la circunstancia expresada revela, cuanto menos, gran celo y actividad por parte de los que inspeccionaron la construcción de esos 22 buques y la de sus grandísimos repuestos de pertrechos, tenemos entendido que no ha faltado quien haya querido hacer mucho ruido por el ”terrible escándalo” de haber perjudicado al erario “en unos cuantos miles de reales” en cosa que subió a bastantes millones.
Concluiremos diciendo, que a los diez y siete meses de puestas las quillas de esas 22 embarcaciones, se hallaban ya, o en Filipinas, o en viaje para aquel archipiélago.
Las 18 cañoneras pequeñas han costado muy caras, porque ha sido preciso enviarlas en secciones (La España, 21 de mayo de 1861).http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002837603&page=3&search=Goletas&lang=esMuy interesante el siguiente párrafo: ...... Después, según tenemos entendido, olvidando la clase de buques que son, esto es, falúas con una maquinita, se les está dando cierta clase de comisiones, y se les ha puesto en tal estado de actividad, que de seguro no responderán ni pueden responder a lo que de ellas se quiere exigir, pues se les pone fuera de su objeto verdadero. Se trata sin duda ninguna de un "aviso a navegantes". En el Apostadero de Filipinas se "barrunta" ya que nuestros pequeños cañoneros comenzaran a tener problemas muy pronto.
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14 Jun 2012 08:41 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
A medida que nuestros cañoneros fueron entrando en servicio, los mismos comenzaron a ser distribuidos en las Fuerzas Sutiles del Apostadero, a este respecto, el periódico El Contemporáneo, con fecha, sábado, 1 de junio de 1861, nos daba la siguiente noticia: <<Con fecha 25 de mayo se ha dispuesto por el ministerio de Marina que las cañoneras de hélice de 20 y 30 caballos, destinadas al servicio del archipiélago filipino, se doten con el número y clases de plazas siguientes:
Cañoneras con máquina de fuerza de 30 caballos.- Comandante, teniente de navío 1; tercer contramaestre o patrón, 1; carpintero calafate, 1; maquinista segundo, 1; ayudante de máquina, 1; fogoneros, 3; paleadores, 1; condestable de tercera clase, 1; artillero de mar pañolero, 1; soldados de infantería de marina, 4; marineros preferentes, 2; marineros ordinarios, 3; grumetes, 14; total, 34.
Cañoneras con maquina de fuerza de 20 caballos.- Comandante, alférez de navío 1; tercer contramaestre o patrón, 1; carpintero calafate, 1; maquinista segundo, 1; ayudante de máquina, 1; fogoneros, 3; paleadores, 1; condestable de tercera clase, 1; artillero de mar pañolero, 1; soldados de infantería de marina, 4; marineros preferentes, 2; marineros ordinarios, 3; grumetes, 10; total, 30.
También se ha mandado que ínterin no se dé nueva forma a la marinería de las fuerzas sutiles, se embarcarán con el cargo de pertrechos y de bitácora un patrón en lugar de un tercer contramaestre, y cinco marineros en vez de los dos preferentes y tres ordinarios.
Como cada división ha de componerse de una cañonera de 30 caballos y otra de 20 caballos, estará asignadas a ellas un practicante de primera clase, que residirá en tierra con el botiquín>>.Mayo-Junio de 1861. Cañonero Panay. Una campaña devastadora. El 16 de Mayo, el teniente de navío Malcampo, con el cañonero Panay, echó á pique en la parte S. de las islas de Guimaras á dos salisipanes y dos vintas tripuladas por 40 piratas, de los que murieron 10, llevando prisioneros los restantes á Iloilo.... Historia de la piratería Malayo-Mahometana en Mindanao, Joló y Borneo (Vol. II, pág. 479).Este episodio que acabamos de ver sería el inicio de una impresionante y devastadora campaña realizada por el Teniente de navío, D. José Malcampo al mando del cañonero Panay. El 4 de julio Malcampo y su cañonero Panay se enfrentan, sobre los islotes de Unisan, con dos gubanes y un garay piratas en un reñido combate que duro cerca de cinco horas. El miércoles 21 de agosto de 1861 la Gaceta de Madrid lleva a sus páginas este episodio. Veamos como lo narra: MINISTERIO DE LA GUERRA Y DE ULTRAMAR.
El Gobernador Capitán general de las islas Filipinas ha dirigido á este departamento la siguiente comunicación:
<<Excmo. Sr.: El adjunto despacho en copia núm. 1 es un corolario del que tuve el honor de incluirle en carta número 164 de 5 del actual.
La copia núm. 2 lo es de la contestación laudatoria que he creído conveniente dar á la Comandancia general del apostadero; y la núm. 3, de la comunicación que he dirigido al Gobernador de Antique, que acompañado del particular D. Antoni Keyser tomó voluntariamente activa participación en el combate de que se trata.
Lo digo á V.E. para su conocimiento y á fin de que se sirva elevarlo al de S.M. (Q.D.G.)
Dios guarde á V.E. muchos años. Manila 19 de Junio de 1861.= Excmo. Sr.= José Lemery.= Excmo. Sr. Ministro de la Guerra y de Ultramar.
SECRETARÍA DEL GOBIERNO SUPERIOR CIVIL DE LAS ISLAS FILIPINAS.= Núm. 1.= Comandancia general de marina del apostadero de Filipinas.= Excmo. Sr.: El Teniente de navío D. José Malcampo, Comandante de la división de Iloilo, me dice desde este punto, con fecha 5 del actual, lo que sigue:
Excmo. señor: Un reñido combate de cerca de cinco horas contra dos gubanes y un garay piratas, tripulados con cerca de 300 hombres; su destrucción completa y la presa de sus embarcaciones y armas, ha sido el resultado del último crucero que con este buque de mi mando acabo de verificar.
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14 Jun 2012 08:44 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Habiendo salido de Antique a la media noche del 3, con la máquina reparada, en parte, de grandes averías que había experimentado, recalé sobre Cabalacnán a mediodía del 4 para practicar un reconocimiento; y cuando recibía noticias de que se avistaban tres grandes pancos moros, veo a estos descabezar la isla Navay corriendo en popa al sur con viento fresco.
Emprendo inmediatamente la caza, tratando de proyectarme con la tierra, para retardar el ser visto, temeroso de que abordaran dicha isla, de la que se hallaban muy próximos; y cuando adquirí la seguridad de poderles dar alcance antes de que pudieran tomar tierra, doy toda fuerza de máquinas sobre ellos, que al vernos la hacen con vela y remo en dirección a los islotes Unisan.
Cuando entramos en tiro, les dirigí los disparos de colisa con objeto de desconcertarlos y aprovecharnos de su confusión para acercarnos más pronto, y habiendo tenido la suerte de hacer caer las velas del garay del Datto principal al segundo disparo, hubo en ellos un momento de suspensión que aproveché para acercarnos a menos de un cuarto de cable, a cuya distancia me propuse sostener la acción.
Hacía ya un cuarto de hora que el enemigo había roto el fuego sobre nosotros sin ser contestado, cuando logrando ponernos a esta distancia, en que era imposible perder ni un solo grano de metralla, di principio al combate, haciendo uso del cañón y de toda clase de armas portátiles con un éxito tan admirable que podía calificarse de horroroso. No era sólo la metralla la que los barría, era la fuerza expansiva de la pólvora, efecto de la cortísima distancia a que disparábamos, la que los arrebataba de sus buques; así es que cada disparo se veían volar masas de hombres que caían al agua destrozados a gran distancia de sus embarcaciones.
No obstante se defendían con una tenacidad y un arrojo salvajes, y los claros que la metralla hacía eran pronto cubiertos por nuevos combatientes que sostenían un nutrido fuego de lantaca y fusil, tratando al mismo tiempo de entrar en las bajuras de la isla Mayor, a que nos hallábamos muy próximos y donde la corriente nos impelía.
A las cinco de la tarde nos hallábamos entre los bajos; uno de los pancos se había ido a pique, quedando anegado sobre las bajuras, y los restos de su tripulación se dirigían a nado, unos a tierra y otros para los otros pancos, éstos en situación más ventajosa, pues habían logrado poner entre ellos y nosotros una cadena de arrecifes que no podíamos salvar, habiendo tocado con la proa tres veces que lo intentamos, continuaron defendiéndose y contestando a nuestro fuego, pero ya muy mermados de tripulaciones.
Entonces hice embarcar en un bote de mi propiedad, que a prevención llevaba al remolque, la mitad de la tripulación con el patrón Antonio del Rosario, y cogiéndolos entre dos fuegos, en media hora les hicimos tantas bajas que su defensa se hacía cada vez más débil, aunque tenazmente sostenida.
En este momento logro tomar un pequeño canal que me permite estrechar más la distancia, aunque no pude llegar hasta ellos lo que era mi objeto; un nuevo metrallazo hace más reducido el número de los enemigos, un certero fuego de carabinas y revólveres los diezma y tiene a raya arremolinados hacia la proa, noto indecisión y veo al datto circular furioso entre los suyos, cris en mano, haciéndolos volver a las lantacas que habían abandonado, asesto mi revólver contra él, que cae atravesado por la bala, los pocos moros que quedaban vuelven a desordenarse, y aprovechando este momento, mando al bote dar el abordaje, algunos que avanzan cris en mano a rechazarlo caen muertos o heridos por nuestros tiros, y el resto, sobrecogidos de terror, se arrojan al agua o corren sobre las bajuras que la baja mar ha descubierto, dándoles caza la fusilería o los barre la metralla antes de coger tierra.
El mismo ataque se dirige sobre el otro panco, que sólo tiene ya una veintena de defensores, éstos no esperan el abordaje y se dirigen a tierra sufriendo la misma suerte de sus compañeros. Cuatro de los individuos de los que se arrojaron al agua se dirigieron al bote gritando: ¡cristianos¡ eran cautivos de años anteriores.
A la puesta de sol quedó terminado el combate por la más completa y decisiva destrucción del enemigo, con la admirable y puede decirse milagrosa particularidad que de tantas balas como en más de cuatro horas de un vivo fuego sostenido a quemarropa han cruzado en todos los sentidos sobre nuestras cabezas, sólo hayamos tenido un herido y un contuso de corta consideración.
En los costados del buque, durante todo el combate, ha sido un repiqueteo constante de balas de fusil, interrumpido a intervalos por lo más sonoros golpes de las lantacas, que chocando en direcciones oblicuas, pues tuve el cuidado de tenerlos siempre por la mura, sólo han hecho ligeras impresiones en las planchas.
Presentes en este combate se han hallado el Sr. gobernador de Antique, capitán de artillería don Enrique Barbaza, que para asuntos del servicio solicitó pasaje para Iloilo, y el particular Sr. D. Antonio Keiser, que le acompañaba, de los que me es un deber de justicia hacer a V.E. singular recomendación por su distinguido comportamiento y servicios en este día, pues no bien se avistó al enemigo, estos señores, llenos del más delicado pundonor y animoso entusiasmo, se pusieron a mis órdenes, pidiéndome les asignara armas y puestos, habiendo tomado durante el fuego una activa parte en el combate, contribuyendo con ardor a la destrucción del enemigo con el certero y nutrido fuego de sus carabinas-revólveres.
El comportamiento de la tripulación no me ha dejado nada que desear: el silencio más profundo, el orden de la más estricta disciplina han reinado desde el principio hasta el fin del combate, y como previne antes de entrar el fuego, durante él no se ha oído más voz que la mía o la del que, falto ya de municiones, pedía cartuchos; pero es de mi deber hacer particular mención del patrón antonino del rosario y grumetes Agapito Taquinol y Pedro Eleuterio, que fueron los primeros en saltar al abordaje, siendo este último el que había recibido la contusión en el estómago por una bala que chocó antes en el cañón, rebotando al palo trinquete; del condestable José Solís Martínez, que ha dado muestras de gran serenidad y pericia en el manejo de la artillería, y del grumete Gregorio Molina, que fue herido de bala en el brazo izquierdo.
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15 Jun 2012 08:58 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Los muertos que el enemigo ha tenido en esta lucha puedo asegurar a V.E. no bajan de 200, pues recorrido por un bote el sitio del combate, el capitán de artillería don Enrique Barbaza, que iba en él, volvió a bordo horrorizado de tanto estrago, asegurándome no había dado una palada sin chocar con la proa o con los remos en algún cuerpo que flotaba entre dos aguas.
Las armas cogidas al enemigo son seis lantacas, de ellas cuatro de gran tamaño, veinticinco fusiles, incluso algunos rifles ingleses, un barril y varios frascos de pólvora inglesa y algunas armas arrojadizas y blancas, quedando gran cantidad de ellas a pique en el lugar del combate.
Interrogados los cautivos, manifestaron que la expedición, compuesta de pancos de distintos puntos, se reunió y armó en Cabumol, en la isla de Joló, llegaron a Sipalay el 2 en número de nueve pancos y doce salicipanes, cuatro de los primeros con seis de éstos, se dirigieron a cebú, y ellos, con los cinco pancos y seis salicipanes restantes, se dirigían a las costas de Iloilo, donde habían recalado la noche antes y sin haber podido hacer ningún cautivo, hallándose por la mañana sobre Sietepecados, fueron perseguidos por una lancha de vapor que empezó a hacer fuego de cañón sobre ellos, y habiendo entre los pancos dos más chinos de muy poco andar, el dato principal, para poder huir, mandó trasbordar las armas y gente a los tres grandes, lo mismo que la de los salicipanes, que tampoco podían seguirle, y abandonando aquellas embarcaciones, forzó de vela y remo para el sur, y el vapor, después de hacerles como unos treinta disparos, uno de los cuales mató a tres hombres, dejó de perseguirlos y se dirigió al norte.
Efecto de este trasbordo, las tripulaciones de los tres pancos eran tan numerosas, hallándose entre ellas, según dicho de los cautivos, seis Dattos y seis Pandinas, con lo que se explica la tenaz resistencia que han hecho y el salvaje arrojo con que han arrostrado la muerte.
Los nombres de estos datos y principales y el número de tripulantes de cada embarcación lo expreso a V.E. en relación adjunta.
De las embarcaciones apresadas fue necesario incendiar una de ellas por no ser posible utilizarla, destruyendo con hachas la parte de ella que no pudo arder por hallarse sumergida, en cuya operación nos detuvimos hasta las nueve de la noche, y no contando más que con ocho horas de carbón, decidí venir a este apostadero, remolcando los otros dos pancos, para proveerme de combustible y reunir la gente necesaria para un desembarco.
Lo que tengo el honor de participar a V.E., debiendo manifestarle que habiendo sido testigos imparciales del combate dos naturales, que accidentalmente se hallaban a bordo para servir de prácticos y el teniente de justicia de Cabalacnan, este escarmiento dado a los piratas ha tenido tal popularidad en todos sus pormenores, y excitado tal entusiasmo entre los naturales, que hasta personas de las más acomodadas y principales entre ellos se han presentado solicitando con empeño les permita embarcarse como aventureros para seguir en los cruceros de este buque>>.
Y con inclusión de copia de la relación a que se refiere y la expresiva de las armas aprehendidas, tengo el honor de trasladarlo a V. E. para su debido superior conocimiento.
Dios guarde a V. E. muchos años. Manila 19 de junio de 1861.= Excmo. Sr.= Eusebio Salcedo.= Excmo. Sr. Gobernador Capitán general de estas islas.= Es copia.= J. Luis de Baura.
COMANDANCIA GENERAL DE MARINA DEL APOSTADERO DE FILIPINAS.= Relación de los dattos y paulimas que se hallaban en los tres pancos batidos en Unisan y total de la gente reunida en ellos segun dicho de los moros y cautivos.
Datto Dajim, del pueblo de Cabuncol (isla de Joló) Jefe de la expedición. Idem Damdialane, hijo del anterior, mandaba un garay con 60 hombres. Idem Ganrudin, del mismo pueblo, un guban con 40 hombres. Idem Gandin, de id., un guban con 40 hombres. Idem gania, de id. un garay con 37 hombres. Idem Dalna, de Corondon, un garay con 37 hombres. Paulima, Punló, de Pata. Idem Diameri, de Corondon. Idem Sianan, de Pata. Idem Candialan, de Pata. Idem Guldan, de cabuncol. Idem Mostafal, de id.
Estos mandaban los salicipanes con 10 hombres cada uno, siendo el total de esta gente, que asciende á 186 hombres, los que se hallaban reunidos entre garay de Dandialane y los gubanes de Gaunidin y Gandin, batidos en Unisan.
Iloilo 5 de Junio de 1861.= José Malcampo.= es copia.= Eusebio Salcedo.- Es copia.= J. Luis de Baura.
DIVISION DE ILOILO.- Inventario de las armas aprehendidas en los pancos piratas el 5 de los corrientes.
Seis lantacas de cinco á siete pies de largo y C.ª de vario. Veinte fusiles. Dos rifles. Cinco lanzas. Una aguja de marear.
Iloilo 11 de Junio de 1861.= José E. Salcedo.= V.º B.º.= José Malcampo.= Es copia.= euseio Salcedo.= es copia.= J. Luis de Baura.
_________________ Comandante escuadra Apostadero de Filipinas. Insignia en el crucero Reina Cristina R. O. del 20 de abril de 2011
¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.
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15 Jun 2012 09:02 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Núm. 2.- Gobierno superior civil de las islas Filipinas.= Excmo. Sr.: He recibido con especial satisfacción el atento oficio de V.E., de hoy, insertándome el parte dado con fecha 5 por el Comandante de la división de Iloilo, del combate que tuvo lugar el 4 á la inmediación de los islotes Unisan entre las fuerzas de su mando y dos gubanes y un garay, capitaneados por el datto Dajim.
Este nuevo hecho de armas sobre otros muy recientes coronados del más feliz éxito es una prueba evidente de las acertadas disposiciones de V.E. y del valor, inteligencia y celo del cuerpo de su mando.
Así me complazco en significarlo á V.E., rogándole se sirva dar las gracias en mi nombre al referido Comandante y demás que han contribuido á un resultado tan satisfactorio y ejemplar para el porvenir. Con esta fecha doy conocimiento de todo al Gobierno de S.M.
Lo digo á V.E. en contestación á su precitado atento oficio de hoy. Dios guarde á V.E. muchos años. Manila 19 de Junio de 1861.= Excmo. Sr. Comandante general de Marina.= Es copia.= J. Luis Baura.
Núm. 3.= Gobierno superior civil de las islas Filipinas.= En comunicación que he recibido con esta fecha de la Comandancia general de marina participándome el combate habido entre las fuerzas de la división de Iloilo y varias embarcaciones piratas á las inmediaciones de los islotes Unisan el día 4 del que rige, figuran honrosamente el nombre de V. y el del español residente en esa provincia D. Antonio Keiser por haber contribuido ambos activamente al resultado de aquel.
Doy á V. las gracias, y espero se las dé al último en mi nombre, siéndome muy satisfactorio significarles que he visto con especial satisfacción su espontáneo cuanto patriótico comportamiento.
Dios guarde á V. muchos años. Manila 19 de Junio de 1861.= Lemery.= Sr. Gobernador, P.M. de Antique, Don Enrique Barbaza.= Es copia.= Luis de Baura. https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1861/233/A00001-00001.pdfInscripción en la franja inferior: <<El cañonero Panay de fuerza de 30 caballos y una coliza (literal) de a 12, con 25 hombres de tripulación bajo el mando del Ten. de Navío D. José Malcampo, combate sobre los islotes Unisan, en Filipinas, con dos Guvanes (sic. Gubanes) y un Garay de piratas Joloanos en núm.º de 284, capitaneados por los Dattos Dajun, Damdialane, Lamudin, Gaudín, Samá y Batuá, logrando en 5 horas de lucha incendiar uno y apresar los otros con muerte de los Gefes (literal) y gran parte del Equipaje, el 4 de junio de 1861 / (letra pequeña:) Fue premiado con la Cruz de la Marina>>.
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15 Jun 2012 09:09 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Adjunto: Cañonero Panay 2.jpg El Mundo Militar (El Panorama Universal). Domingo, 15 de septiembre de 1861. Filipinas: Combate sostenido por la cañonera española Panay al mando de su comandante D. José Malcampo, contra un garay y dos gubanes tripulados por 300 piratas en las islas de Unisan.
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15 Jun 2012 09:14 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Pocos días después de los hechos narrados, el 16 de junio, el cañonero Panay se enfrenta nuevamente con el enemigo, este hecho de armas es llevado a sus páginas por el periódico La España con fecha 31 de agosto de 1861.
El Excmo. Señor comandante general de Marina del apostadero, dice con esta fecha al Excmo. Señor gobernador capitán general lo siguiente:
El teniente de navío don José Malcampo, comandante del cañonero núm.6 (Panay) estacionado en Iloilo me dice con fecha 24 de junio lo siguiente:
Excmo. Señor.- Tengo el honor de poner en su superior conocimiento de V. E. el satisfactorio resultado de un encuentro que con este buque de mi mando he tenido en la tarde del 16 sobre los islotes Unisan, con dos salicipanes y dos vintas de piratas samales tripulados por cuarenta hombres.
Las cuatro embarcaciones, dos lantacas, seis fusiles, varias armas arrojadizas y treinta prisioneros, contándose entre ellos un “Pandita”, han caído en nuestro poder, habiendo muerto diez en el combate que fue corto y decisivo, sin que por nuestra parte hayamos tenido ninguna baja.- Habiendo salido a cruzar el 13 con los cañoneros de esta división recorrí las costas de Panay y Negros hasta el Norte, cruzando alternativamente de una a otra, y convencido por las noticias de los pueblos de que se hallaban tranquilas, me dirigí para el Sur en la noche del 15 recalando sobre (¿Inampolugan?), a medio día del 16.- El bantay de esta isla manifestó no haber novedad, y dando orden a la cañonera Joló, num.10, que se dirigiera sobre Valladolid, en la costa de Negros para inquirir noticias, arrumbé yo a Cabalacnan con el mismo objeto. También este bantay me aseguró no haber moros en las inmediaciones, y ya me dirigía para la costa de Negros cuando por una de esas inspiraciones que no se explican, varié el rumbo con dirección Unisan.
El cariz estaba tomado por el Norte, y al estar sobre los islotes desfogó un chubasco de agua y viento que nos ocultó a la vista, obligándonos a navegar con precaución.- Pasada la fuerza del chubasco aclaró un poco y se vieron las cuatro embarcaciones que, no creyéndose descubiertas, iban a toda fuerza de remos a doblar la punta S. E. del islote mayor para ocultarse; más al ver que nos dirigíamos a ellas retrocedieron, y poniendo las bajuras que circunvalan la isla entre ellos y nosotros, se agruparon a la entrada de una especie de estero que forma el mangle, y rompieron fuego contra nosotros.- La posición era en extremo ventajosa para ellos , pues ocultos por un frontón de mangle solo quedaban descubiertas las popas de los dos salicipanes, único blanco para nuestros tiros.- Nosotros nos hallábamos en seis pies de agua, fondo desigual de piedra, sin poder tomar una posición que los enfilará por impedirlo la bajura, ni poderles causar daño por hallarse a cubierto de nuestra metralla.
En este estado, comprendiendo que se iban a gastar municiones inútilmente sin conseguir un resultado, que la tarde estaba ya avanzada y si la noche nos cogía en aquella posición era fácil que se escaparán, mandé suspender el fuego de cañón, y resuelto a jugar el todo por el todo, embarqué seis hombres en el bote de a bordo, y doce en el de mi propiedad que llevó armado con un falconete de a uno, y avance con ellos sobre el enemigo que dirigía su fuego sobre nosotros.- Desde que estuvimos a distancia en que la metralla del falconete fuera aprovechada mandé romper el fuego de este y el de carabina con objeto de ocasionarles algunas bajas, cuyo tiroteo sostuve sobre un cuarto de hora, más no causándoles este gran efecto porque el enemigo había puesto sus parapetos y viendo que era necesario terminar de una vez porque nos amenazaba otro chubasco que ya empezaba a desfogar; aunque el enemigo era más del doble en número, con conocimiento del carácter del moro y sus condiciones en el combate, que carecen del valor sereno y reflexivo que necesita para esperar a pie firme una acometida enérgica, resolví dar el abordaje, y arengando a la gente me lancé sobre ellos a todo el andar de los botes haciendo una descarga general en el momento de embestir; y al grito de viva la Reina saltamos a bordo de los salisipanes envueltos por el humo.
Cuando este se disipó solo vimos diez moros tendidos sin vida, todavía palpitantes, los demás corrían por el mangle dejándonos dueños de las embarcaciones. A nuestra vez saltamos también al mangle en su persecución, pero ya completamente vencidos se internaron dispersos.- Entonces procedimos a marinar las embarcaciones y sacarlas de las bajuras. El patrón Antonio del Rosario, más ágil que yo en esta ocasión, fue el primero en saltar al abordaje, cuya circunstancia que acredita su valor me impone el deber de recomendarlo a V.E. Ya tenía las embarcaciones amarradas por la popa cuando se incorporó a nosotros la Joló, y dos (¿vintas?) Que acudieron de Cabalacnan.- Hacía dos días me hallaba atacado de fuertes dolores reumáticos que me invadían el brazo izquierdo y toda la región del pecho, enfermedad que se me ha quedado periódica desde que la adquirí en los manglares de Simisa y Balanguingui; y si la vista del enemigo me hizo olvidar mi situación y dominar la agudeza de los dolores, cuando ya no tuve que combatir, empecé a sentirlos con más vehemencia, habiendo agravado mi estado la lluvia a que durante una hora había estado expuesto en términos de postrarme completamente.
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15 Jun 2012 09:16 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
En este estado resolví trasladarme a IloIlo; más antes de emprenderlo mandé un bote a tierra con el patrón Antonio del Rosario, que habla bien el moro, al que, según las instrucciones que de mí recibió, se acercó a tierra sin mostrar las armas, y seguro de que aun cuando no aparecieran, no estarían fuera de la voz, les intimó que se rindieran a discreción, bajo el concepto de que si en el término de doce horas no se presentaban todos y me obligaban a desembarcar, no quedaría uno con vida; pues los había de desollar vivos. Conociendo las costumbres inhumanas de esta raza, entre las que es muy común ejecutar con sus enemigos este género de suplicio cuando se les resisten, me prometía ser más creído y conseguir mejor resultado con esta bárbara amenaza, que de ofrecerles el perdón; porque incapaces ellos de esta generosidad, no pueden creer que exista en los otros.Como si está estrategia no ofrecía resultado, siempre era tiempo de atacarlos en tierra, dejé instrucciones al comandante de la Joló para que estuviera toda la noche sobre la máquina rodeando la isla sin hostilizarles aunque los vieran en la playa, y los botes que a su efecto le dejé permanecieran de guardia en los canales que le separan de los otros islotes para que no pudieran diseminarse (¿………………….?) a nado, y me dirigí a este apostadero para dejar las embarcaciones y volver con algunas fuerzas para dar una batida si era necesario; más la amenaza hecha produjo su resultado, pues habiendo visto la imposibilidad de escape, a la media noche empezaron a presentarse en grupos por las playas gritando que se rendían, habiéndoles recogidos los botes fueron asegurados en la cañonera que entro con ellos en este puerto en el siguiente día. Cuando se desembarcaron los prisioneros el entusiasmo de los naturales, era extraordinario y mil apasionados vivas a la Reina, a la marina y a los españoles salían espontáneamente de las masas. Circunstancias de que creo deber hacer mención a V. E. pues estas espontáneas aclamaciones por parte de un pueblo ponen de manifiesto que comprenden perfectamente son deudores de las ventajas que hoy ven conseguir sobre sus enemigos, a la solicitud del gobierno de S. M.
Y con copia de la relación a que se refiere tengo el honor de trasladarlo a V. E. para su debido superior conocimiento. Dios guarde a V. E. muchos años. Manila 2 de julio de 1861.- Excmo. Señor.- Eusebio Salcedo.
Y de orden de S. E. se da publicidad al preinserto despacho para general conocimiento y satisfacción de las fuerzas que han prestado el importante servicio a que el mismo se refiere.- Manila 2 de julio de 1861.- José Luís de Baura.
Relación nominal de los prisioneros hechos en Unisan en el combate de 16 del presente.
MOROS.
Pandita Panungagan, de descendecia Arabe, natural de lonquit; jefe del Pang-ayon: Bajo, dueño y jefe de Salisipan, natural de id.; Diajole, natural de Tonquit; Modacel, id. de id.; Tapuan, id. de id.; Gahop. id. de id.; Tica, id. de id.; Jadali, id. de id.; Tarani, id. de id.; Dianam, id. de id.; Guimo, id. de id.; Basali, id. de id.; Daongdongan, id. de id.; Simanong, idem de id.; Sicanding, id. de id.; Simanguda, id. de idem; Tamomo, id. de id.; Sainodin, id. de id.; Diclani, idem de id.; Siami, id. de id.; Camantigui, id. de id.; Sijaui, id. de id.; Casaling, id. de id.
RENEGADOS.
NOMBRE DE MORO. IDEM DE CRISTIANO. Dal-am......................... Fernando Bargas. Sibata........................... Sixto Alejandro. Tinoy............................ Rufino Bayona. ..................................... Francisco de Asís. ..................................... Mateo Santiago. P................................... Agustín Bautista. Sumandiman............... Regino Mababao.- Este individuo es menor de edad cautivo del año próximo pasado.
Iloilo 24 de junio de 1861.- José Malcampo.- Es copia, Eusebio Salcedo.- Es copia, J. Luís de Baura.http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002842596&search=&lang=es
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15 Jun 2012 09:22 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
A principios de julio de 1861 la prensa española se hacía eco del cambio en la numeración de los buques y el nombre dado a los mismos. Recordemos, la Real Orden disponiendo el cambio en la numeración y el nombre de los buques es de fecha 7 de enero de 1861, y el comunicado de la Comandancia General del Apostadero dando cuenta de estas variaciones es de 24 de abril de 1861.
<<Guerra y Marina.- Por el ministerio de Marina se han dictado las siguientes resoluciones:
Junio 25.- Señalando a las cañoneras de vapor que componen las fuerzas sutiles del apostadero de Filipinas, los números y nombres que se expresan a continuación, en el concepto de que las comprendidas desde el uno al ocho sean las de 30 caballos, y las restantes las de 20:
1, Mindanao; 2, Calamianes; 3, Paragua; 4, Mindoro; 5, Luzón; 6, Panay; 7, Samar; 8, Cebú; 9, Bulusán; 10, Joló; 11, Mariveles; 12, Arayat; 13, Pampanga; 14, Bojeador; 15, Balanguingui; 16, Albay; 17, Mactán; 18, Taal>> (La España, miércoles 3 de julio de 1861).
<<Se ha mandado que las cañoneras números 4 (Mindoro) y 13 (Pampanga) formen parte de la división de la Isabela, en Filipinas>> (La Correspondencia de España, viernes 26 de julio de 1861).
Contestación del Ministerio de Marina a la carta del Comandante general del Apostadero de Filipinas, Eusebio Salcedo, de fecha 18 de Mayo:
"31 Julio 1861. ESPEDICIONES. Aprobando la nueva distribucion de las fuerzas navales del apostadero de Filipinas. Excmo. Sr. : La Reina (q.D.g.) se ha servido aprobar la distribucion que V.E. ha hecho de las fuerzas sutiles del apostadero de su mando, con presencia de las necesidades del servicio y de las observaciones que V.E. mismo ha hecho en la revista de inspeccion que acaba de pasar, de todo lo que da cuenta en su carta número 630, á la que de Real órden doy contestacion. Dios guarde á V.E. muchos años. Madrid 31 de Julio de 1861.- O'Donnell.- Sr. Comandante general del apostadero de Filipinas".
Atención a este documento y a su posterior contestación (ver más abajo). Al igual que el artículo del periódico La España, de fecha 21 de mayo (ver más arriba), los dos documentos dejan entrever que algo está pasando con los cañoneros del Apostadero.
"DIRECCION DE ARMAMENTOS. Al Sor. Ministro de Marina dice el Comandante general del apostadero de Filipinas en carta no. 734 fecha 18 de Junio procsimo pasado lo siguiente: <<Escmo. Sor. = Con fecha 18 de Mayo último dirijí al Capitan de fragata del cuerpo de Yngenieros de la Armada (25-VI-1860) y Comandante de dicho ramo en el arsenal de Cavite D. Guillermo Wagon (sic; Guillermo Ugagon y Aldecoa) la comunicacion siguiente. = para poder informar al gobierno de S.M. cuanto corresponde respecto á las condiciones militares y marineras de los cañoneros de hélice llegados dé Ynglaterra, tanto de los de hierro como los de acero; espero me manifieste V. cuanto se le ofrezca y parezca, puesto que ha tenido ocasion de observarlas en las diferentes navegaciones que V. hizo en algunas de ellas, siendo ademas por su empleo perito competente en el asunto, oyendo si le pareciese la opinion que hubiese formado los maquinistas armadores de los mismos. = Dígolo á V. para los efectos de su cumplimiento. = Y como el citado gefe se ha ausentado de esta Capital para la Peninsula el 5 del actual como tuve el honor de participar á V.E. en carta nº. 671 de lo del mismo, sin evacuar el informe de referencia y necesitandolo indispensablemente para emitir mi opinion sobre este importante asunto, ruego á V.E. se sirva resolver que el espresado gefe evacue dicho informe solicitado, puesto que ha tenido repetidas ocasiones de conocer las condiciones militares y maritimas de dichos cañoneros y las ventajas ó inconvenientes de sus máquinas.>> Lo que de Real órden comunicada por el Sor. Ministro de Marina digo á V.S. para que se evacue el informe a que hace referencia la anterior comunicacion. Dios gue. á V.S. ms. as. Madrid 20 de Agosto de 1861 El Director Firmado: [Dirección de Armamentos, Expediciones y Pertrechos, Brigadier (25-XII-1852)] Fco. de P Pavia [Francisco de Paula Pavía y Pavía] Sor. Director de Yngenieros." AA/AMGE. Expediciones. Legajo 313.
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15 Jun 2012 09:25 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Agosto de 1861. Cañoneros Samar y Balanguingui. Persecución y desembarco. Al 5 de septiembre alcanzan las noticias que hemos recibido hoy del archipiélago filipino:
En el mes de agosto había salido el comandante de la división de Sorsogon, con las cañoneras 7 (Samar) y 15 (Balanguingui) y dos falúas más, a perseguir unos pancos moros que merodeaban en los Naranjos.
Sorprendidos estos cuanto menos lo esperaban, empezó el fuego por ambas partes, causándoles dos o tres bajas con los disparos de carabina, pues los de colisa fueron muy inciertos por el continuo movimiento de la cañonera. El resultado entonces fue el apoderarse de algunos cautivos y de las embarcaciones, quedándose por consiguiente los enemigos internados en las islas.
Perseguidos en ellas se vio que habían pasado a otra inmediata llamada Destacadas, a la cual se dirigió la expedición, cercándola, distribuidos por pelotones para hacer el desembarco y practicar el reconocimiento. Aquí fueron más fáciles, pues tras una pequeña resistencia de la que resultaron tres moros muertos, lograron la captura de 17, y el resto de los cautivos. Los ocho moros restantes que faltaban para el total número de ellos, no fueron habidos y se cree que se arrojarían al agua y habrán perecido.
La ferocidad de los moros fue tal, que al ser sorprendidos por las cañoneras, asesinaron bárbaramente a ocho o diez cautivos que dijeron no haber visto buque alguno.(Publicado por el periódico La Iberia el domingo 3 de noviembre de 1861, con el título Ultramar. Filipinas). Septiembre de 1861. Cañonero Calamianes. Combatiendo en el manglar. Comandancia General de Marina del apostadero de Filipinas.= Núm. 1.305.= Excmo. Sr: Por el vapor Reina de Castilla, que fondeó en esta bahía en la mañana de ayer, y de cuya salida di cuenta a V.E, en mi carta número 1.298 de 22 de Noviembre último, he recibido por duplicado del Teniente de navío D. Demetrio Pérez Lago, Comandante de la subdivisión de Calamianes y cañonera núm. 2 del mismo nombre, un oficio fecha 25 del actual, en el que me participa lo siguiente:
<<Excmo. Sr.: Después de 121 días de mar, desde Febrero del presente a la fecha, me hallaba el 18 de Septiembre último en el río Babuyan, a donde llegué la noche del 17 con objeto de comunicar con la población de aquel nombre, situada en la margen izquierda del referido río, a una y media milla de distancia de su embocadura. Al amanecer del 19 se hizo a la vela un panco de cabotaje que se hallaba cargando efectos de aquel punto, y como a las nueve de la mañana sentí fuego de cañón a alguna distancia, al instante me puse en movimiento, y a poco rato avisté al referido panco como a unas cuatro millas, batiéndose con tres embarcaciones piratas, una de ellas de gran porte, las que ya se disponían a abordarlo, a juzgar por lo próximas que de él se hallaban. Apercibidos los piratas de la aparición del buque de mi mando, desistieron del ataque, y a fuerza de remos se pusieron en desordenada y precipitada fuga, haciendo rumbo a la isla Tadis, de la que se encontraban separados como media milla. Comprendí el objeto del enemigo por su maniobra, y a toda máquina me dirigí a Tadis a fin de interponerme entre este punto y las embarcaciones que huían, para privarles de este refugio, obligándoles a cambiar de rumbo y destruirlas en la mar, rompiendo el fuego sobre ellas desde el momento que estuve a tiro; pero comprendiendo los piratas que su única esperanza de salvación consistía en tomar Tadis, bogaron en su demanda con tan desesperada fuerza, que al fin lograron abordarla momentos antes que atracará el cañonero, cuya marcha me fue preciso moderar a causa del sin número de bajos que rodeaban aquella isla, y entre los cuales me encontraba.
Aterrado el enemigo con mi resolución, abandonó sus embarcaciones y se internó en el mangle que cubre a Tadis, llevándose solo las armas, muertos y heridos hechos por el nutrido y certero fuego que sufrió en su huida; en tanto consideré les alcanzaba la metralla. Al mismo tiempo dispuse el desembarco de ocho hombres al mando del tercer condestable Francisco Noé, y armados de carabinas y pistolas revolwers (literal), con el doble objeto de concluir de destruir las embarcaciones, y reconocer el terreno por si era posible atacar en él a los enemigos. Ocultos estos en la espesura del mangle, observaban nuestros movimientos; y habiendo visto la corta fuerza desembarcada, pues que el pequeño bote de este cañonero no permitía por el pronto mayor número, se formó en dos grupos, colocando los pequeños cañones en el centro de una improvisada barricada hecha con troncos de árboles, y esperé en esta posición que el desembarco tuviera lugar. Apenas se efectuó este, salieron de su emboscada, cargando sobre los ocho valientes que lo componían con una decisión y arrojo difícil de explicar, despreciando el nutrido fuego de granadas que desde a bordo se les dirigía, disparando sus fusiles, los que con ellos se hallaban armados, que serian unos 40, y esgrimiendo sus armas blancas los que no las poseían de fuego, componiendo un total de 100 hombres; pero todo fue en vano para alterar el valor sereno de los ocho valientes que recibieron al enemigo a pie firme y con tan certero y nutrido fuego, que no solo consiguieron detenerles en su desesperada carga, sino que les causaron una veintena de muertos, obligándoles a replegarse a la barricada.
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18 Jun 2012 07:59 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Sus embarcaciones fueron completamente destruidas, y en ellas se encontraron gran número de flechas o cerbatanas, sumbilines (¿?), unos 15 cabanes de palay (¿?), raíces alimenticias, una bugma de balete (¿?), petates, ropas y demás objetos que constituían el equipo y provisiones de los piratas.
Explorado el terreno y concluido el principal objeto, volvieron a reembarcarse estos ocho valientes, que contra un enemigo ocho veces mayor en número ejecutaron mis instrucciones sin dejarme nada que desear, retirándose a bordo a la una y media del día. Animado yo por el brillante comportamiento de tan pequeña fuerza y por la posibilidad de atacar al enemigo en su mismo atrincheramiento, según me informó el condestable, continué los disparos de granada, bala y metralla contra aquel, con objeto de destruirlos si me fuera posible, ocasionándoles alguna pérdidas más. A las tres horas menos cuarto dejó el enemigo de contestar a nuestros fuegos, y juzgando era el momento oportuno de volverlos a atacar para acabar con todos, dispuse desembarcase toda la gente disponible en número de 16 hombres, que fueron transportados por mitad a tierra en el pequeño bote de dotación, y mandados por mí y el referido condestable.
Llegados a tierra, desplegué mi pequeña fuerza en guerrilla, rompiendo acto continuo un nutrido fuego con las carabinas a la Minié y rewolvers (literal), avanzando hacia el atrincheramiento enemigo con toda la resolución que permitía el mal terreno obstruido por los manglares. Viéndose atacado de cerca el enemigo, salió de su atrincheramiento, lanzándose sobre nosotros con una fiereza hija de la desesperación a que su triste situación los conducía; más esta vez, como la primera, fueron los piratas rechazados y perseguidos hasta donde lo permitió lo más pantanoso del terreno, llegando casi a enterrarse en lodo nuestra gente, sufriendo por esta causa más bajas que por el poco certero fuego del enemigo. Ya de noche di la órden de retirarse, resultando de nuestra parte dos heridos, cinco contusos y varios lastimados, efecto de la causa expresada; el reembarco fue efectuado sin que solo uno de los piratas ocultos en la espesura del mangle y que sobreviviera a sus miserables compañeros, se atreviesen ni tuviesen ánimo para presentarse, continuó un fuego lento de cañón durante la noche, y en la misma destaqué al panco mercante, salvado del furor musulmán, para que fuese al pueblo de Babuyan llevando órdenes al Gobernadorcillo de este punto, en las que prevenía vigilase toda la parte de costa que fuese posible, que mantuviese una fuerte guardia en el fuerte del pueblo a fin de precaver que favorecidos los pocos piratas que aun quedaban en Tadis por la oscuridad de la noche, no ganasen la costa de la Paragua, de la que solo les separaba un estrecho canal y este vadeable en bajamar y que me enviase los barotos de que pudiera disponer armados, proponiéndome hacer a la mañana siguiente un escrupuloso reconocimiento, tanto de Tadis como en todas las islas y costa inmediata de la Paragua.
Mis prevenciones a aquella Autoridad fueron perfectamente ejecutadas, y al romper el día 19 se hallaban a mi costado dos barotos armados con pedreros y tripulados de buena gente. En el momento dispuse el reconocimiento, haciéndolo yo con todos aquellos que el mayor fondo me lo permitía, no pudiendo emplear mi bote por hallarse inútil de un metrallazo que recibió del enemigo. Del reconocimiento, que duró hasta las dos de la tarde, resultó hallar en tierra tres cadáveres, al parecer cristianos, y un niño de menor edad, gran número de rodelas, lanzas y armas blancas esparcidas por todas partes y boyando por los esteros unos 50 cadáveres moros. A la hora citada dejé el reconocimiento y me situé a alguna distancia de Tadis, donde fondeé y permanecí hasta las dos de la noche del 20, en que levé ancla u me puse en movimiento a Tulariquin, donde hice combustible y seguí mi crucero.
Cumple a mi deber recomendar a V.E., para que si lo considera justo lo haga a S.M., el buen comportamiento observado por mis subordinados en los hechos de armas enunciados, y con especialidad el brillante del tercer condestable de primera clase Francisco Noé, así como la inteligencia con que ha secundado mis órdenes al grumete Valentín Perales y al fogonero Gregorio Zapanta, que con su sangre han añadido un laurel más a la honrosa armada que pertenecen.
Todo lo que tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V.E. en cumplimiento de mi deber, acompañando a V.E. relación de los individuos de tropa y marinería que resultaron heridos y contusos en dicho combate>>
Al tener el honor de trasladar al superior conocimiento de V.E. este nuevo y glorioso hecho de armas, que ha dado por resultado el completo exterminio de la piratería por algún tiempo, y que tantas víctimas y cautivos ha ocasionado en años anteriores, cumple mi deber recomendar muy particularmente a V.E. el distinguido comportamiento del Teniente de navío D. Demetrio Pérez de Lago, que en los 10 años que cuenta de servicio en este apostadero ha contraído méritos recomendables en diferentes encuentros con los moros, en los cuales ha demostrado ser un Oficial de valor sereno, actividad constante y suma modestia en participar sus operaciones, que, como la presente, ha llevado con sujeción estricta a mis instrucciones.
_________________ Comandante escuadra Apostadero de Filipinas. Insignia en el crucero Reina Cristina R. O. del 20 de abril de 2011
¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.
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18 Jun 2012 08:04 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Igualmente considero un deber de justicia recomendar a V.E. el brillante proceder del tercer condestable de primera clase Francisco Noé, que como la generalidad de sus compañeros, corresponden satisfactoriamente a la instrucción que han recibido en la Escuela de su profesión, recomendando también a los 16 marineros y soldados que desembarcaron en la isla de Tadis, y muy particularmente a los ocho primeros que lo verificaron a las órdenes del mencionado condestable, y los heridos y contusos a que se refiere Lago en su parte cuya relación remitiré a V.E. tan pronto la reciba del citado Oficial, a quien se la reclamo con esta misma fecha, haciéndolo solo ahora de la que comprende los últimos; rogando por último, a V.E. que al dar cuenta a S.M. la Reina (Q.D.G.) del combate de referencia, se digne inclinar su Real ánimo para las recompensas a que se hubiesen hecho merecedores por si distinguido comportamiento el Comandante y demás individuos de la dotación del cañonero Calamianes.
Dios guarde a V.E. muchos años. Manila 28 de Noviembre de 1861.= Excmo. Sr.= Eusebio Salcedo.= Excelentísimo Sr. Ministro de Marina.
CAÑONERO NÚM. 2.
Relación de los individuos que fueron heridos por los moros piratas en el encuentro tenido el día 18 de Setiembre (literal) del presente año.
HERIDOS.
Fogonero Gregorio Zapanta. Grumete Valentín Perales.
CONTUSOS.
Marinero Gaspar de la Cruz; recibió una contusión en la región hipogástrica, y a los pocos días falleció a causa de una fiebre pútrida que contrajo. Marinero Francisco de la Cruz. Grumete Juan Quintanilla. Soldado Balbino Zapanta. Ídem, Gabino Felizarde.
Culion a 25 de Noviembre de 1861.= Demetrio Pérez de Lago.= Es copia.= Eusebio Salcedo.( Gaceta de Madrid, 31 de enero de 1862). https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1862/031/A00002-00003.pdf <<Islas Filipinas.- Ayer recibimos el correo de Manila, y tenemos el placer de anunciar a nuestros lectores, que hasta la fecha del 24 de julio, a que alcanzan las noticias que nos comunica, no ocurría novedad en nuestras ricas posesiones de Asia, y el estado sanitario seguía siendo satisfactorio. …………Han ascendido igualmente a tenientes de navío, los alféreces de navío, Don Santiago Palero, comandante del cañonero de 20 caballos núm.12 (Arayat), y Don Manuel de Bustillos, comandante del cañonero de 20 caballos núm.13 (Pampanga)>> ( La España, jueves 19 de septiembre de 1861). <<….. También se ha determinado que los mandos de las cañoneras de hélice del apostadero de Filipinas sean fijos y provistos de real orden, y que las de 30 caballos se confieran a los oficiales de la clase de tenientes de navío, y las de 20 a la de alféreces de navío, atendida la escasez de la clase superior, y como medida de excepción a la regla general que prohíbe que los alféreces de navío obtengan mando>> ( La Época, viernes 4 de octubre de 1861).
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18 Jun 2012 08:07 |
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Cervera
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
El 19 de octubre de 1861 el Capitán de Fragata de Ingenieros de la Armada, D. Guillermo Uhagon y Aldecoa, realizaba el informe que le solicitaba la Dirección de Armamentos a solicitud del Comandante General del Apostadero de Filipinas (ver más arriba). para una mejor comprensión de lo que vamos a leer es necesario tener en cuenta los que, D. José Ramón García nos dice al respecto en el Apéndice IV. El Equipo propulsor de los buques, apéndice en el que se cita el informe de D. Guillermo Uhagon.
"COMANDANCIA DE INGENIEROS DE MARINA DEL DEPARTAMENTO DE FERROL. Para evacuar el informe que me pide V.S. con fecha 28 de Setiembre diré sucintamente, primero: Que las condiciones militares de los cañoneros de Filipinas me parecen buenas si se atiende al servicio que están llamados á prestar, pr, el momento al menos, es decir á la persecucion de moros segun allí comunmente dice, pr, que si bien es claro que las balas de cañon harán sobre sus ligeros cascos averías incalculables tambien lo es que la gente á que deben batir ó mejor dicho perseguir no sabe servirse de los malos cañones y lantacas que usan [.] Segundo: Las condiciones marineras son buenas tambien si se atiende á que en la persecucion de que se trata no tienen que hacerse mucho á la mar á menos que no sea en estacion de calmas, Tercero. Las maquinas son las que yo creo que deben ser, es decir, de alta presion puesto que lo de lo que aqui parece que se ha tratado de hacer son buques de muy poco calado, muy ligeros y facilmente manejables, y es claro que estas maquinas son las mas sencillas posibles y tambien como se sabe las mas ligeras que hasta hoy se hayan hecho, Cuarto: Por esta misma razon no me parecen buenas las maquinas de baja presion, ni tan marineros en lo qe. cabe, las cañoneras de acero que llevan estas maquinas. Quinto: Aunque el problema está bien resuelto dados los anteriores datos que parece son los que se han tenido en cuenta pa, resolverlo, me parecería mas conveniente que los cascos nuevos que se hicieran fueran de madera pr, que alli serian mas baratos y mas militares pr, lo antes dicho. Sesto: Tambien creo que no es indispensable que tengan tan poco calado, pues como se concibe facilmte., aun cuando este fuera de 5 [1,393 m.] á 5 1/2 pies [1,532 m.] cuando mas, no pr. eso se encontrarian con mas bajos que ahora en aquellos mares y se ganaría mucho marineramente hablando, pues podrian entonces llevar un pequeño aparejo de pailebot que las haciera mucho mas resistentes contra la mar que hoy no pueden tomar al trabes, pr. que no aguantan la vela que tendrían que regir pa. recibirla de este modo. Ademas, este aumento de calado permitiria el que solo llevaran una hélice, lo que es sumamente ventajoso bajo el punto de vista economico y marinero. Setimo y ultimo: Reasumiendo diré, que el problema que parece se propusieron resolver cuando construyeron estas Cañoneras ha estado bien resuelto pero que los datos de que se partió fueron erroneos y que todo hubiera sido ganancia si al hacerlas calar algo mas las hubieran hecho ser igualmte. andadoras, pues es calro que con la misma fuerza en una sola maquina se obtendrá mucho mayor efecto que no repartiendola en dos que ninguna conexion tienen entre si [aparte en las cañoneras de acero deben de estar conectadas pr. una rueda de engranages] y que es muy dificil ó mejor dicho imposible, regularlas de modo que hagan una misma fuerza en un mismo tiempo, y que no haya de ir casi siempre con la caña del timon á la banda ó lo que es lo mismo, perdiendo una buena parte del efecto util. Yo creo segun esto, que las nuevas maquinas deben ser todas de 30 caballos, de alta presion, y de un solo cilindro, y que entonces las Cañoneras podran tambien ser mucho mas marineras y llenando perfectmte. el cometido pa. que se hicieron servir ademas pa. otras nuevas comisiones en que racionalmte. hablando no pueden emplearse hoy Creo que esto es cuanto puedo y debo decir acerca del particular de que se trata y contestando al oficio de V.S. de 28 de Setiembre. Dios gue á V.S. ms. as. Arsenal de ferrol 19. de Octubre de 1861. Firmado: [Capitán de Fragata de Ingenieros de la Armada (25-VI-1860)] Guillermo de Uhagon [y Aldecoa] Sor Director de Yngenieros de la Armada". AA/AMGE. Expediciones. Legajo 313.
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18 Jun 2012 08:13 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
<<Además de otras menos importantes se han adoptado por el ministerio de Marina las siguientes resoluciones, con las fechas al margen indicadas:
Octubre 22.- Confirmando en los mandos de las cañoneras de hélice Mindoro, Luzón, Panay y Samar a los tenientes de navío don Benigno Acebal y Cifuentes, don José Osteret y Godos, don Mariano Balbiani y Tribes y don Braulio Montojo; y confiriendo los mandos de los buques de igual clase Mindanao, Paragua, Cebú y Calamianes a los oficiales de la misma graduación don Manuel de Bustillo y Perey, don Santiago Patero y Micón, don José Roca y Parra y don Manuel Sierra y Castro.
Octubre 22.- Confirmando en los mandos de las cañoneras de hélice de 20 caballos Joló, Bulusán, Pampanga, Balanguingui y Mactán a los alféreces de navío don José Rodríguez Machado y Muñoz, don Fernando Benjumea y Gilbaja, don Francisco Patero y Chacón, don Ricardo Fernández y Gutiérrez de Celis y don Francisco Carrasco y Guisasola; y confiriendo los mandos de los buque de igual clase Mariveles, Arayat, Bojeador, Albay y Taal a los oficiales de la misma graduación don Luís Borja y Salamanca, don Basilio Lineres y Peñalver, don Patricio Montojo y Pasaron (futuro comandante general del apostadero de Filipinas, y comandante de la derrotada Escuadra española el 1 de mayo de 1898 en aguas de Cavite), don Álvaro de Silva, marqués del Viso y don Pascual Cervera y Topete (futuro comandante de la Escuadra de Operaciones de las Antillas, derrotada en aguas de Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898) >>. (La España, sábado 26 de octubre de 1861).
<<Por el ministerio de Marina se han adoptado, entre otras, las siguientes resoluciones con las fechas que al margen van indicadas: Noviembre 7.- Aprobando las disposiciones de orden interior propuestas por el comandante general del apostadero de Filipinas para la conservación, salida y entrada de los pertrechos en los almacenes de Cebú y boca del río Mindanao; pero en el concepto que los patrones y marineros destinados en las cañoneras son los que han de servir los destinos de guarda almacén y mozos, sin aumento de gasto de ninguna especie>> (La España, 8 de noviembre de 1861).
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18 Jun 2012 08:18 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
Noviembre de 1861. Cañoneros Luzón, Arayat, Pampanga y Taal. La toma de Pagalugán....., y un marino inolvidable, D. Casto Méndez Núñez. Comandancia general de Marina del apostadero de Filipinas.= Núm. 1.322.= Excmo. Sr.: El Capitán de fragata D. Casto Méndez Núñez, Comandante de la división de fuerzas sutiles del Sur del Archipiélago, me dice con fecha 17 del pasado mes desde el río de Mindanao lo siguiente.= Excmo. Sr.: Reunida en Cottabato la expedición destinada a operar en el Río Grande de Mindanao, se procedió en la tarde del día 15 del actual al embarco de las tropas que en número de seis compañías mandaba el señor Coronel Jefe de Estado Mayor D. José Ferrater. En el mismo día hice salir en dirección de Tumbao los transportes de vela San Vicente, Soledad y Scipion, escoltados por las falúas 13, 36 y 37 de la subdivisión de Pollock, bajo el mando y dirección del Alférez de navío D. Juan Moreno Guerra, y en la noche del mismo día salió el cañonero núm. 5 (Luzón), con el objeto de protegerlos contra cualquier ataque del enemigo. En la amanecida del día 16 se puso en movimiento toda la división de buques de hélice en el órden siguiente: cañoneros 12 Arayat y 13 Pampanga; goleta Constancia, remolcando a la falúa 14, goleta Valiente con la falúa 11, y cañonero 18 Taal con la falúa 1. A distancia de tres millas de Cottabato encontramos a los transportes, y tomando la goleta Constancia la cabeza de la línea dispuse que la Valiente dejase con ellos a la falúa 11, y que los cañoneros 12 y 13 tomasen el remolque de la 37 y 36 respectivamente, y pasasen a retaguardia, incorporándose también al grueso de la división el cañonero núm. 5 (Luzón). A las nueve de la mañana llegábamos al recodo que forma el río, un poco más debajo de la Cota (sic; Cotta) de Pagalugán, perteneciente a la sultanía de Tumbao, y estando como a tres o cuatro cables de ella, rompió el fuego sobre nosotros, aunque sin efecto; a esta hora hice la señal de fondear conservando la línea, lo que se verificó con el mayor órden, a pesar de las dificultades que ofrece el río por su estrecho y tortuoso cauce.El Sr. Coronel Jefe de Estado Mayor me manifestó entonces que quería desembarcar dos compañías de infantería para hacer un reconocimiento por tierra, lo que se verificó, aunque sin resultado ulterior, pues las tropas solo encontraron terreno cenagoso, y llegaron a un punto en que los grandes pantanos interpuestos entre la Cota (sic) y el sitio donde habíamos fondeado le cerraban completamente el paso. En su consecuencia, y vista la imposibilidad de un ataque por esta parte, de acuerdo con el Sr. Coronel Jefe de Estado Mayor, salí con tres botes armados de las goletas Constancia y Valiente, y acompañado del Teniente de navío D. José Malcampo, Comandante de infantería D. Enrique García Carrillo, practiqué un reconocimiento por la parte del río, llegando hasta unos 50 metros de distancia de la Cota (sic) situada en la ribera izquierda, sin que los moros que la guarnecían, y que al parecer nos creyeron parlamentarios, nos hostilizasen; esto hizo que el reconocimiento pudiese verificarse detenidamente y con escrupulosidad.El paso del río estaba cerrado con una cadena formada de una multitud de gruesos troncos entrelazados entre si y amarrados con bejuco. La Cota (sic), situada en la misma orilla del río, estaba defendida por una estacada y un terraplén de siete metros de elevación y seis de espesor, y su ancho foso de 15 metros estaba perfectamente defendido por la artillería que el enemigo tenia montada en los baluartes acasamatados de los ángulos; sin embargo, el terreno que por la orilla del río cerraba el foso nos ocultaba este, haciéndonos creer que sería fácil asaltarla por la parte de tierra atacándola al mismo tiempo con los cañoneros y falúas. Habiendo salido dos moros con objeto de hablarnos, les intimé que si no se retiraban inmediatamente los que se hallaban dentro de la Cota (sic) se daría el asalto y serian pasados todos a cuchillo.Regresé a bordo a las dos y media y dispuse la formación de un trozo de asalto, compuesto de las falúas 11, 36 y 37, los cañoneros 12 y 13 destinados a batir con la artillería la cresta del parapeto, y proteger con sus fuegos de fusilería a los que debían escalar el muro; los cañoneros 5 y 18, que después de desembarcar las tropas y una parte de su gente debían reforzar al 12 y 13, y seis botes de la Constancia y Valiente, cuyas tripulaciones debían desembarcar también.Confié el mando de este trozo al Teniente de navío D. José Malcampo, y el Sr. Coronel Jefe de Estado Mayor dispuso que las topas embarcadas en él quedasen a las órdenes del Comandante de infantería D. Enrique García Carrillo; esta fuerza se compañía de dos compañías de cazadores y una de granaderos de los regimientos 4º y 6º, de una parte de la segunda del 4º y de las dos piezas de montaña con su correspondiente dotación. La tropa embarcada en los cañoneros 12 y 13 dispuse permaneciese a bordo, y que el resto desembarcase en la orilla izquierda.En la tarde del mismo día vino a bordo una visita con cinco moros, y uno que se dijo comisionado por el Dato (sic; Datto) Maghuda, que mandaba la fuerza enemiga, dijo al señor Coronel Jefe de E.M. que si queríamos hacer tratados tenía que consultar primero con el Sultán de Buayán; se les contestó que nosotros no veníamos a hacer tratados, sino a castigar si osadía, puesto que habían hecho fuego a los buques de S.M., y se les intimó nuevamente que desalojasen la Cota (sic), a lo cual no contestaron.
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18 Jun 2012 08:23 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
A las tres de la mañana del día 17 empezaron a embarcarse las tropas de los botes y demás buques que componían el trozo de asalto, llevando escalas de 15 pies de largo. A las cuatro y media se pusieron todos en movimiento, formando la delantera los cañoneros 12 y 13, y las goletas Constancia y Valiente rompieron el fuego con granadas sobre la fortaleza enemiga, continuándolo activamente hasta que, según había convenido con el Teniente de navío Malcampo, disparó este dos cohetes que me indicaban que la fuerza estaba en tierra y que el fuego de las goletas podía serles perjudicial. Los cañoneros 12 y 13 se acercaron a batir la Cota (sic) a una distancia de 30 metros, seguidos inmediatamente por el 18, y poco después por el 5. Las topas y marinería desembarcada tomaron posición en la orilla izquierda a una distancia de 20 metros del foso, y empezaron a hostilizar al enemigo con objeto de apagar sus fuegos; pero este con cuatro cañones y gran número de lantacas de bronce de distintos calibres, y protegido por un terraplén de seis metros de espesor, desafiaba impunemente los fuegos de fusilería y artillería de los cañoneros, tropas desembarcadas y de dos cañones de montaña situados a medio tiro de pistola.Los cañoneros 12, 13 y 18, cuya posición era de las más difíciles, llegaron varias veces hasta tocar las troneras del enemigo; y detenidas allí por el remolino que en aquel punto forma la rápida corriente del río, continuaron sin embargo bizarramente el fuego sin retirarse, hasta que habiendo conseguido cortar la cadena que cerraba el recodo quedó el paso expedito y pudieron maniobrar con más desahogo.Continuaba el fuego muy nutrido de cañón y fusil, cuando a las siete y media de la mañana llegaron a bordo dos botes con varios heridos, y entre ellos el Comandante García Carrillo, y recibí aviso del Jefe del trozo de asalto D. José Malcampo de que la escalada era imposible, que sufríamos muchas bajas, y que se había logrado cortar la cadena dejando expedito el paso del río. Inmediatamente ordené al Comandante de la Constancia que levase y se dirigiese sobre la Cota (sic), y a las siete y tres cuartos, estando como a unos 50 metros de distancia de ella, se atravesaron por la proa los cañoneros 13 y 5, el último de los cuales tenía una avería en la caldera que le imposibilitaba de hacer uso de la máquina, lo que nos obligó a dejar caer el ancla.Inmediatamente me embarqué en un bote y pasé a los puestos avanzados, en donde encontré al Teniente de navío Malcampo, y me convencí por mí mismo de la imposibilidad del asalto por tierra sin una enorme pérdida; y estando ya de acuerdo con el Sr. Coronel Jefe de E.M., ordené a aquel y al Comandante de infantería que mandaba la fuerza de tierra después de la herida del Comandante García Carrillo, estuviesen listos para escalar el muro, y regresando a bordo de la Constancia, dispuse se colocase en las crucetas, vergas y bauprés toda la fusilería disponible, y di a su Comandante la órden de levar y embestir la Cota (sic) con la proa, a toda máquina, lo que verificó con la mayor inteligencia; y a las ocho y cuarto, con el mayor entusiasmo y al grito de viva la Reina, se dio el abordaje a la fortaleza enemiga, asaltando simultáneamente sus muros la marinería y tropa que se hallaba a bordo de la Constancia, y las que se hallaban en tierra. Entonces se trabó una lucha cuerpo a cuerpo que duró por espacio de un cuarto de hora, durante la cual fue atravesado de parte a parte por un balazo encima de la tetilla derecha, el Teniente de navío Jefe del trozo de asalto, y tomó el mando de la marinería el Alférez de navío D. Pascual Cerbera (sic, Cervera). Ap-Pag-Pagalugán. H. Gautier (Espoz y Mina, nº 5, pral. derecha). Galeria de retratos MP-MN. Cortesía de D. José Ramón García.
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18 Jun 2012 08:29 |
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
A las ocho y media el enemigo empezó a emprender la huida por la espalda de la Cota (sic), pero dominado este espacio por la colisa de proa de la Constancia, se le hizo un nutrido fuego de metralla y fusilería que le causó un gran número de bajas. Poco después éramos completamente dueños de la fortaleza, y el pabellón español victorioso flotaba sobre sus muros, siendo saludado con el mayor entusiasmo por las tropas de mar y tierra. Ciento diez cadáveres del enemigo yacían tendidos en su recinto, encontrándose además un gran número de muertos en las inmediaciones, que hacen subir el total de los que han recogido a 136; pero atendiendo a que el terreno está todo cubierto de cogon (sic, cogón) y carrizales , creo no exagerar nada al calcular su pérdida en 200 muertos, no se han encontrado heridos, pero habiendo recibido casi a quemarropa el fuego de metralla de la Constancia, y en vista de los innumerables rastros de sangre, es de presumir que su número fuese de mucha consideración. Entre los muertos se reconocieron los cadáveres del Dato (sic, Datto) Maghuda y del hijo mayor del Maramaya de Tumbao.
El enemigo combatió con valor y tenacidad. Cálculo en 500 el número de hombres que defendían la Cota (sic; Cotta), y además había a sus inmediaciones una inmensa multitud armada y dividida en grandes grupos en unos cocales situados a su espalda, y que huyeron en todas direcciones pocos momentos después del abordaje.
Si bien el resultado de esta operación ha sido altamente honroso y satisfactorio para nuestras armas, nos ha costado pérdidas muy sensibles, y que acreditan lo duro del combate, si se tienen en cuenta la fuerza que ha entrado en fuego, que no llegaría a 500 hombres. Los cañoneros 12 y 13 han tenido ocho muertos y 25 heridos, entre los últimos el Comandante del 12, Alférez de navío, D. Basilio Torres Linero, que ha recibido cuatro heridas, aunque de poca consideración. El cañonero 18 un muerto y cinco heridos. La goleta Valiente ha tenido gravemente herido a su Comandante, Teniente de navío Don José Malcampo, seis individuos más y dos contusos. La Constancia seis heridos y muerto el Teniente de infantería del ejército D. Manuel Orive, que a la cabeza de los dispuestos para dar el abordaje se hallaba sobre el botalón de foque en el momento de embestir. El cañonero número 5 cuatro heridos; la falúa 14 dos heridos, y la 36 únicamente un herido. El total de la pérdida de la fuerza del ejército, comprendiendo a los que han sido muertos y heridos a bordo de los buques, se eleva a un Oficial, dos sargentos y cinco soldados muertos, ¿48? heridos y siete contusos.
Las heridas en su mayor parte son muy graves, y fueron causadas por metralla y arma blanca, y muy pocas de bala de fusil. Durante el combate, e inmediatamente después, hice trasladar a la Constancia todos los heridos, que allí recibieron los primeros auxilios, siendo después transbordados a los cañoneros 5 y 18 y Falúa 1, que los condujeron a Cottabato.
El fuego del enemigo ha causado varias averías a los buques, cuyos detalles daré a V.E. tan luego reciba los partes de sus Comandantes; pero todas podrán remediarse en Pollock con los recursos del establecimiento, excepto el cañonero núm. 5, en el cual dos balas de cañón destrozaron la caja de la válvula de seguridad y el tubo de alimentación.
Todos los individuos de las fuerzas que tengo la honra de mandar han rivalizado en valor, disciplina y entusiasmo. Nada me han dejado que desear en ningún concepto. El Comandante de la goleta Valiente, Teniente de navío D. José Malcampo, con el valor sereno que le caracteriza, ha sido uno de los primeros que han subido sobre el parapeto de la fortaleza enemiga al frente de la marinería de desembarco, casi al mismo tiempo que la Constancia la abordó por la parte del río; y ya encima de él recibió una grave herida que le atravesó de pecho a espalda; sus conocimientos y su experiencia me han sido de la mayor utilidad, así antes del combate como durante él. Los Alféreces de navío D. Basilio Torres Linero, D. Francisco Palero y D. José Joaquín Díaz, Comandantes de los cañoneros 12 Arayat, 13 Pampanga y 18 Taal, han mantenido siempre sus buques a medio tiro de pistola de los cañones del enemigo, manejándolos con una habilidad que los acredita como Oficiales sobresalientes, y demostrando un valor y arrojo superior a todo elogio, consiguieron cortar por varios puntos la cadena de troncos que cerraba el río, dejando expedito el paso a la Constancia; el gran número de bajas que han tenido aquellos, y el estado de sus cascos, demostrará a V.E., más que mis palabras, lo acreedores que se han hecho a una especial recomendación. El Comandante del cañonero número 5 (Luzón), Teniente de navío D. José Osteret, ha cumplido con exactitud sus instrucciones; y si bien las averías que ha sufrido en su máquina no le han permitido estar en primera línea, no por eso ha desmerecido de su buen concepto. El Teniente de navío D. Zoilo Sánchez Ocaña, Comandante de la goleta Constancia, ha recogido en esta ocasión el fruto de sus asiduos afanes para la instrucción de su tripulación, y verificó el abordaje de la Cota (sic; Cotta) con el mayor entusiasmo e inteligencia. El Alférez de navío de la dotación de este buque, D. Patricio Montojo, solicitó y obtuvo el mando de los botes destinados al asalto; y habiendo regresado a bordo, se halló en el abordaje al fuerte. El Alférez de navío D. Pascual Cervera, sostuvo dentro de la Cota (sic) una lucha cuerpo a cuerpo con varios moros que le tenían ya derribado en tierra; y solo debió la vida al arrojo del marinero de la goleta Valiente Sebastián Llanos, que lanzándose en su defensa tendió de un bayonetazo al que tenía ya suspendido el campilan sobre su cabeza para rematarle. El Contador de la subdivisión de Pollock, D. Antonio Carreras, a quien confié el mando de la falúa 14, subió con su gente al asalto a las órdenes del Jefe del trozo; el Contador de la Valiente, D. Alfredo Roca, estuvo también en tierra desempeñando las funciones de Ayudante, y arrostrando en un bote el fuego de artillería del fuerte. El Contador de la Constancia D. Ramón Aguirre, y el segundo Piloto Don Miguel Quevedo, solicitaron de su Comandante ser de los primeros destinados al asalto. Son también dignos de la mayor recomendación el Alférez de navío segundo Comandante de la Valiente, D. José Izquierdo, el Guardia marina de primera clase D. Manuel Aguilar, de la dotación del Elcano, a quien encargué de las falúas 36 y 37, el Alférez de la marina sutil, D. Enrique de Roda, y los subtenientes de infantería del ejército D. Valero Arpal y D. Augusto Urreta, embarcados en los cañoneros 13 y 12; los condestables José Prins Ruíz y Manuel Caleno, de los mismos, y los de este buque y cañonero 18, José María Granados y Manuel de Campo; los patrones D. Antonio del Rosario y Juan de los Reyes, Pedro Panguimán, Mariano Villareal y Gregorio Guiao; los contramaestres y maestranza de la goleta Constancia, así como también el cabo de mar Francisco José Mijon, marinero carpintero José Rodríguez, los ordinarios Manuel Figueroa, Alejo Olazarri, Máximo Santo Domingo, Gregorio Raimundo, Sixto Acosta y Mónico de Luna; los fogoneros Martín garrido y Urbano Alonso y José Punzalán; el soldado de infantería de marina Baldomero Boscaller y los maquinistas Mr. Charles Hodge, Mr. Andrés Shell, Mr. Robert Phips y Mr. William Dohe.
_________________ Comandante escuadra Apostadero de Filipinas. Insignia en el crucero Reina Cristina R. O. del 20 de abril de 2011
¡Yo no di más que un brazo a la Patria, si lo volviese a necesitar no le negaría vuestras vidas!. Cabo de cañón del Crucero Acorazado Vizcaya, Damián Niebla, a sus hijos, poco antes de morir.
Tu Regere Imperio Fluctus Hispane Memento
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18 Jun 2012 08:35 |
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Cervera
Almirante General
Registrado: 02 Dic 2007 13:18 Mensajes: 5226 Ubicación: Gerona. Cataluña. ESPAÑA
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 Re: Los cañoneros del fin del mundo, I
El comportamiento de los Profesores de Sanidad de la Armada D. Quintín Meynet, D. Antonio Jiménez y D. Juan Mola (¿Mela?), y el del ejército D. Luis Eizaguirre (¿Izaguirre?) y su (¿…….?) en la curación de los heridos, es digno también de especial mención; pues a pesar del gran número de aquellos, cuatro horas después de terminado el combate habían concluido de hacer las primeras curas, dejándolos en estado de ser transportados a Cottabato. El Alférez de navío D. Juan Moreno Guerra, encargado de los transportes, llenó su cometido con inteligencia. Todo lo que tengo el honor de poner en el conocimiento de V.E. para su noticia y satisfacción, remitiéndole al mismo tiempo una de las banderas que arbolaba la Cota (sic) y que me ha sido presentada por el Alférez de navío D. Pascual Cervera inmediatamente después del ataque, y la relación nominal de los muertos y heridos de los diferentes buques; de las averías sufridas por los mismos, debiendo añadir a V.E, que las tropas del ejército han rivalizado en valor y disciplina con las tripulaciones de los buques, no dejando nada que desear en su comportamiento>>.
Al tener el honor de trasladar al superior conocimiento de V.E. un hecho tan distinguido y glorioso en todos los conceptos para el ejército y armada de estas lejanas posesiones, y con cuyo objeto mande a Pollock las goletas Constancia y Valiente, cumple a mi deber recomendar muy particularmente a V.E. el valor sereno, inteligencia y acertadas disposiciones (párrafo ilegible por corrimiento de la tinta) lo que sin duda él que con la modestia que le es natural produce el parte y dispuso con mucha oportunidad abordar el fuerte. No es menos acreedor a especial recomendación el valiente Malcampo, que en combates muy recientes tiene acreditado que lo es con toda la extensión de la palabra, y fue uno de los primeros en asaltar la Cota (sic), en cuyo momento recibió la herida que afortunadamente no presenta síntomas de peligro, según me ha manifestado el segundo Profesor de Sanidad D. Quintín Meynet, que ha regresado en el vapor Elcano, y fue el que asistió en la primera cura al citado Jefe. El Teniente de navío Don Zoilo Sánchez Ocaña, Comandante de la goleta Constancia, y los Alféreces de navío D. Basilio Torres Linero, que recibió cuatro heridas, D. Francisco Patero y D. José Joaquín Díaz, que lo son de los cañoneros 12, 13 y 18, son dignos también de especial recomendación, y lo mismo el de igual clase D. Pascual Cervera, que debió la vida al arrojo del marinero de la goleta Valiente Sebastián Llanos, muy digno de recompensa por hecho tan distinguido; el Contador de la subdivisión de Pollock D. Antonio Carreras, que mandando la falúa núm. 11 subió con su gente al asalto, y por último todos los demás Oficiales e individuos de las dotaciones de los buques que concurrieron en la acción, pues que todos han rivalizado en valor, según lo manifiesta el Comandante de las fuerzas sutiles en el referido parte, y que no expreso separadamente por no hacer demasiado extensa esta comunicación y por estar citados en aquel.
Este reñido combate, que tanto honra al ejército y armada por los obstáculos que hubo que vencer, efecto de la localidad, de la construcción especial del fuerte, del valor fanático de sus defensores, en un río estrecho y de grandes corrientes, tiene, Excmo. Sr., tal importancia, que a más de asegurar nuestra posición en el Río Grande, ha hecho conocer a los moros su impotencia para resistir a los que en combates anteriores les han demostrado las dotes que se requieren para pelear y vencer.
La premura de tiempo no permite proponer a V.E. las recompensas a que considero acreedores a los Oficiales y demás individuos que se recomiendan; pero reuniré la Junta de asistencia con tal objeto, y en el próximo correo tendré el honor de remitir a V.E. las propuestas en los términos que aquella lo acordase, reservándome también en él efectuarlo con las banderas cogidas al enemigo por si S.M. las considera dignas de figurar en el Museo Naval. Todo lo que tengo el honor de participar a V.E. para su superior conocimiento y por si se digna ponerlo en el de S.M. la Reina (Q.D.G.), acompañando al propio tiempo la relación de los muertos, heridos y contusos, la de las averías que sufrieron los buques, y dos croquis del río y terreno en donde tuvo lugar el combate.
Dios guarde a V.E. muchos años. Manila 8 de Diciembre de 1861.= Excmo. Sr.= Eusebio Salcedo.= Excelentísimo Sr. Ministro de Marina.
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18 Jun 2012 08:42 |
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